Reconozco que este libro, que me
regaló una buena amiga en mi adolescencia, y su versión cinematográfica (1990)
con un genial Gérard Depardieu dando vida al protagonista,
se encuentran entre mis obras y películas favoritas. Quien haya leído el libro
o visto la película, habrá reparado en las continuas referencias que se hacen a
la obra cumbre de Miguel de Cervantes, Don
Quijote de la Mancha. Pero, ¿llegó a plagiar el autor de Cyrano de Bergerac, el escritor
francés Edmond Rostand, a Cervantes?.
Como curiosidad debo decir que el
genial libro Cyrano de Bergerac que
hizo famoso a su escritor y autor, Edmond Rostand, acabó siendo odiado por él
mismo al convertirse en su condena ya que al hacerse muy conocido con esta su primera obra,
todos sus lectores esperaron que el resto de sus trabajos estuvieran “a su
nivel” por lo que cayó en desgracia al no lograrlo, en opinión de críticos y
lectores en general.
Ahora bien, centrándonos en Cyrano de Bergerac, en cierto momento de
la obra, cuando el espadachín está intercambiando reproches con un poderoso
aristócrata apellidado De Guiche, éste le pregunta: “¿Conocido os es el Don Quijote?” a lo que responde el protagonista:
“lo he leído y ante ese loco insigne me
descubro”.
De Guiche: Recordad, señor
mío, si cual bravo discreto sois…/ …el capítulo aquel de los molinos.
Cyrano (saludando): El capítulo octavo.
De Guiche: Pensad que, del
ataque en el momento…
Cyrano: ¿Según eso acometo
yo a personas que acostumbran a girar a todo viento?
De Guiche: ¡Que con un
movimiento, de sus brazos, si osáis acometellas, al fango os lanzarán!...
Cyrano (haciendo una reverencia con el sombrero): ¡O a las estrellas!.
Cyrano (haciendo una reverencia con el sombrero): ¡O a las estrellas!.
Igualmente
en otro momento de la obra vuelve a mencionar la obra de Cervantes y de nuevo
el protagonista muestra sus simpatías por el genial loco cervantino. No
obstante, en cierto momento en que se muestra el Cyrano más frágil, uno de sus
amigos le dice: “filosófico estáis”,
a lo cual responde Cyrano: “es que no
como”. Y es aquí donde precisamente encuentro cierto posible plagio por
parte de Edmond Rostand, ya que semejante diálogo lo tiene
precisamente Alonso Quijano (“el
ingenioso hidalgo don Quijote de la
Mancha”) con su fiel escudero Sancho Panza.
No
quisiera concluir esta entrada sin dejar aquí señaladas algunas bonitas frases
que figuran en la obra más famosa de la lengua castellana:
- Don Quijote soy, y mi profesión la de andante caballería. Son mis
leyes, el deshacer entuertos, prodigar el bien y evitar el mal. Huyo de la vida
regalada, de la ambición y la hipocresía, y busco para mi propia gloria la
senda más angosta y difícil. ¿Es eso, de tonto y mentecato?.
- Al bien hacer jamás le falta premio.
- No ames lo que eres, sino lo que puedes llegar a ser.
- Cada uno es artífice de su propia ventura.
- Confía en el tiempo que suele dar dulces salidas a muchas amargas
dificultades.
- Un hombre vale lo que su palabra.
- Dad crédito a las obras y no a las palabras.
- Después de las tinieblas espero la luz.
- El amor antojadizo no busca cualidades, sino hermosuras.
- Amor y deseo son dos cosas diferentes; que no todo lo que se ama se
desea, ni todo lo que se desea se ama.
- El año que es abundante de poesía, suele serlo de hambre.
- Como no estás experimentado en las cosas del mundo, todas las cosas que
tienen algo de dificultad te parecen imposibles.
- El valor reside en el término medio entre la cobardía y la temeridad.
- La honra del amo engendra la del criado; según esto, mira a quién
sirves y verás cuán honrado eres.
- Las armas requieren espíritu como las letras.
- Para todo hay remedio, si no es para la muerte.
- Si los perros ladran, Sancho, es
señal que cabalgamos.
Y
para no hacer de menos a la obra de Edmond Rostand, añadiré
algunas bonitas frases con las que nos deleitó en Cyrano de Bergerac:
- Todas nuestras almas están escritas en
nuestros ojos.
- Tengo una idea diferente de elegancia. No me
visto como un petimetre, pero mi moral es impecable. Nunca aparezco en público
con la consciencia sucia, el honor manchado, escrúpulos raídos o sin lavarme.
Siempre estoy inmaculadamente limpio, adornado con franqueza e independencia.
Puede que no tenga una figura elegante, pero mantengo mi alma erecta.
- Tómalas y convierte en hechos mis fantasías.
- Quizá no escale a grandes alturas, pero
escalo solo.
- Mi corazón se
esconde siempre tímidamente tras mi mente. Me pongo a hacer caer estrellas del
cielo, luego por miedo al ridículo, paro y recojo pequeñas flores de elocuencia.
- Cantar, soñar, en cambio. Estar solo, ser
libre. Que mis ojos destellen y mi garganta vibre. Ponerme, si me
place, el sombrero al revés, batirme por capricho o hacer un
entremés. Trabajar sin afán de gloria o de fortuna. Imaginar que
marcho a conquistar la Luna. No
escribir nunca nada que no rime conmigo y decirme, modesto: ah, mi pequeño
amigo, que te basten las hojas, las flores y las frutas, siempre que
en tu jardín sea donde las recojas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario