Hasta hace unas décadas, la Arqueología consideraba la
primera civilización organizada y bien desarrollada, con innovaciones con
respecto a otras comunidades humanas, a la cultura minoica. Los minoicos,
también llamados cretenses, fundaron un imperio marítimo que se extendía por
las islas del Mar Egeo y mantenían contactos comerciales con otras zonas de la
Grecia continental y del Antiguo Egipto.
A la izquierda, una
de las salas decoradas del palacio de Knosos, en Creta, donde su descubridor
consideró que era la residencia del rey Minos, bajo la cual se encontrarían los
laberintos del Minotauro, el hombre-toro que se alimentaba de seres humanos. A
la derecha, fresco decorativo minoico donde se observa una de sus grandes
ciudades. Algunos investigadores, principalmente anglosajones, creen que se
trata de la cultura atlante real, a pesar de que Platón –ateniense que escribió
el relato de la Atlántida- la ubicó más allá de las columnas de Hércules, como
se denominaba al estrecho de Gibraltar.
La
Pompeya minoica es la urbe de Acrotiri, en la isla de Santorini cuyo volcán –al
que los antiguos griegos llamaban Tera-, sería el responsable de la decadencia de la cultura
minoica.
La población
de Acrotiri –inmortalizada por la catástrofe volcánica del Tera acontecida hacia el 1650
a.C.- nos permite comprobar la arquitectura civil minoica, con calles rectas
flanqueadas de edificios de varias plantas, con el cuarto de baño y váteres
similares a los que hoy día poseemos en nuestras casas. Por su parte, el
palacio de Cnosos (en Creta) nos muestran detalles similares, agua corriente en
las habitaciones, eficiente sistema de evacuación de aguas sucias y un conjunto
de columnas que sustentan todo el edificio palacial construido de manera que lo
hace sísmicamente resistente.
Urbanismo de la cultura minoica, tanto a nivel civil (izquierda) como palaciega (derecha). Repárese en las columnas en forma de triángulo invertido, con un tronco de madera interno, recubierto de estuco decorado.
Los adelantos de la cultura minoica se materializó en la metalurgia –aunque parece que desconocían el uso del hierro-, la cerámica, la arquitectura la ingeniería –sus buques permitieron constituir un gran imperio del mar-, poseían al menos dos escrituras distintas (lineal A y lineal B), sin contar la jeroglífica del disco de Festo, etc.
A la izquierda, reconstrucción de la puerta principal de acceso a la urbe de los Millares (Almería). A la derecha reconstrucción de uno de los edificios funerarios (tholos). Debajo, reconstrucción del aspecto de la ciudad de los Millares.
No
obstante, otros países sí han decidido apostar por poner en valor su patrimonio
como elemento que sin duda atrae a un turismo pudiente y de calidad; en este
contexto es encomiable la labor de Bulgaria, que ha logrado imponer una
revisión de los libros de historia de toda Europa. Todo ocurrió en 1972, durante las
operaciones de urbanismo de un polígono industrial cerca la localidad portuaria
de Varna, según informan Petko Stoyanov Dimitrov y Dimitar Petkov Dimitrov en
su libro “The Black Sea, The Flood and
the ancient myths” (2004). Las máquinas se habían topado con casi
trescientas tumbas en las que destacaba una de ellas en particular, la llamada nº 43,
posiblemente de un jefe tribal o sumo sacerdote, en cuyo rico ajuar funerario
habían numerosos elementos realizados en oro. Gran parte de los restos
excavados –entre los que se encontraban restos humanos, piezas de sílex trabajado,
cerámica, joyas de oro, cobre y conchas marinas- se enviaron al Instituto de
Antropología de Bulgaria, en Sofia, procediendo a tomar muestras de los huesos
de la necrópolis que han sido datadas por técnicas de radiocarbono en más de 6.000
años de antigüedad (mediados del quinto milenio antes del cambio de era). Esto
convierte a las más de tres mil piezas de oro extraídas de la necrópolis de
Varna en la evidencia más antigua de metalurgia conocida, dos mil años anterior
a las procedentes de Mesopotamia, de Creta o del Antiguo Egipto.
Detalle del
contenido de la tumba 43 de la necrópolis de Varna (Bulgaria).
Por si
esto no hubiera sido poco, los arqueólogos de la universidad de Varna, al
inventariar el tesoro de esta necrópolis repararon en unas proporciones que
parecían alejarse de la mera casualidad. Por ejemplo, una de las placas de oro
de forma rectangular presenta una proporción entre su diagonal y el lado corto
equivalente al de la proporción entre los dos lados de la Gran Pirámide de Gizah
(la de Keops), construida 2.000 años después. De igual forma, hay dos pequeñas
figuras idénticas de un toro, realizadas en distinto tamaño y la proporción de
las patas de ambas piezas es 5:3, mientras que la proporción entre las alturas
de ambas figuras es 22:14, esto es, pi al cuadrado.
Algo más al norte, en Durankulak, se encontró otro yacimiento todavía más antiguo, del VI milenio a.C. Excavado parcialmente, se hallaron el basamento y muros de casas rectangulares de entre 160-180 metros cuadrados cada una de ellas. Los arqueólogos la llamaron “la Troya búlgara” aunque es dos mil años más antigua que la homónima griega.
Los
autores del libro, científicos búlgaros, creen haber dado con evidencias
geológicas de un repentino ascenso de las aguas del entonces lago de agua dulce
que había en la zona cuando fue inundado por las aguas del Mar Mediterráneo que
entraron cataclísmicamente por el estrecho del Bósforo aumentando
consideramente el tamaño del antiguo lago que, salinificado, pasó a convertirse
en el actual Mar Negro. Los científicos búlgaros estiman que el nivel de las
aguas ascendió 60 metros hacia el 6.500 a.C., frente a los investigadores del
Instituto Oceanográfico de América que consideran un aumento de “tan solo” 10
metros de elevación de sus aguas, hacia el 9.500 a.C.
Sea como fuere, esta zona que sería un
auténtico vergel con abundante fauna, el enorme lago de agua dulce y tierra
fértil pasaría a inundarse en parte mientras que las aguas salinas del nuevo
mar contaminarían los acuíferos y las tierras, haciéndola inhóspita para el
cultivo. Entonces estas gentes emigraron, tal vez hacia Anatolia (en la actual
Turquía), Mesopotamia (Próximo Oriente), Egipto o Grecia. Según los científicos
búlgaros, serían el germen de las nuevas civilizaciones que allá se
desarrollarían.
Dicho esto (con los datos que aparecen
en diversas publicaciones), creo de rigor recoger un párrafo del mencionado
libro que me intriga pues dice lo siguiente: “The data derived by the relative method indicates as age of 4,600-4,200
BC, while the conventional dating refers the finds to 3,500-3,200 BC. The
Durankulak necropolis is dated to 5,270 BC by absolute dating. We think that
the dating of the Varna necrópolis is significantly underestimated. According
to our opinion, the age of the findings in Varna should be dated to 5,000-6,000
BC.” Que traducido al español viene a ser: “Los datos obtenidos por métodos relativos indican una edad de
4.600-4.200 a.C., si bien la datación convencional los ubica en el 3.500-3.200
a.C. La necrópolis de Durankulak está fechada en el 5270 a. C. por datación
absoluta. Creemos que la datación de la necrópolis de Varna está
significativamente subestimada. Según nuestra opinión, la antigüedad de los
hallazgos en Varna debería fecharse entre el 5000 y el 6000 a. C.”
Restos del yacimiento de Provadia (Bulgaria), un asentamiento con 350 habitantes, del 4700-4200 a.C. A la derecha, figurilla procedente de la necrópolis de Varna (Bulgaria).
Estos datos son sumamente relevantes porque la datación relativa es la que se viene usando en gran parte de los yacimientos españoles y es sumamente subjetiva (“a ojo de buen cubero”, podría resumirse; esto es, “como otros restos han resultado tener tal edad –generalmente también datados relativamente- pues éstos que se parecen, serán de la misma edad”; es lo que se viene aplicando en las “estelas de guerrero” halladas fuera de su emplazamiento original y en una gran cantidad de restos metidos dentro del llamado “Periodo Orientalizante” que tanto detesto; es una manera de no hacer un trabajo pulcro por parte de los arqueólogos que optan por dar prioridad a sus prejuicios en lugar de aplicarse a tomar muestras no contaminadas de materia orgánica en los estratos por encima y por debajo de la pieza hallada, también en el suyo, mandarlo a un laboratorio donde se aplican métodos de datación absoluta, se calibra y voilá, tenemos su datación fiable y objetiva; o bien, si esto no es posible por las chapuzas que suelen realizarse -casi siempre campañas rápidas de prospección de si acaso un 2 % del yacimiento antes de volver a taparlo y olvidarlo generalizando que lo escaso excavado es lo que da de sí el asentamiento sin tener ni idea de la verdadera realidad-, al menos reconocer que no pueden datarse fiablemente, en lugar de decir que son del periodo Orientalizante, adjudicándoles automáticamente una datación inventada que va a misa…. Así nos luce el pelo, como evidencio en mi entrada sobre las Damas Iberas).
Así pues, “la datación convencional”
de la necrópolis de Varna “los ubica en
el 3.500-3.200 a.C.”, esto es,
contemporánea a la cultura de los Millares del sur de España (pero como el
yacimiento almeriense ha sido profundamente expoliado a lo largo de los años y
aún hoy, pues los metales han desaparecido, así que no se tiene constancia de
la metalurgia de oro o plata en los Millares). Con respecto al asentamiento de Durankulak “está fechada en el 5270 a. C. por datación
absoluta.” El problema es que las dataciones absolutas son eso, rotundas,
de manera que requieren una adaptación a nuestro calendario, este proceso
recibe el nombre de “calibración” y con frecuencia suele rebajar la edad otorgada,
según el método empleado, así que posiblemente correspondiera al 5.000 a.C., o
5.100 a.C., más o menos.
Pues bien, aún con esta aclaración
efectivamente vienen siendo los restos más antiguos de civilización encontrada
en Europa, que sigan estando visitables para ser estudiados y analizados por cualquier investigador. Esto es
así porque no lejos de Bulgaria se encuentra la zona de extensión de la
enigmática “cultura Vinca”, ubicada en el V-IV milenio a.C. (datación
calibrada), de manera que entre ambas compiten por ser las más antiguas del
continente europeo, que se tenga constancia.
Extensión de esta manifestación cultural y detalle de parte de su cerámica característica (ver aquí para más detalle).
Los
restos hallados de Vinca, al menos sus idolillos, parecen guardan una cierta similitud con los de Varna, por lo que no descartaría que pudieran pertenecer a la misma cultura.
Como puede apreciarse por los
agujeros, sin duda las estatuillas de la cultura Vinca debieron también haberse
adornado con laminillas de metal, tal vez de oro; por tanto también Vinca desarrolló seguramente avanzados conocimientos de metalurgia.
The second image - Great Mother Goddess is from Yunatsite, Bulgaria.
ResponderEliminarVarna culture is at least of 8000 years, the gold treasure is at least of 7000 years... not even close ot 3500 BC... The oldest stone building found in Durankulak is of 7500 years...
ResponderEliminarThank you for your information, but the information I provide is based on scientific publications of calibrated dates, the most current that I have found. All the best.
EliminarGracias por su información pero los datos que proporciono en mi artículo se basan en publicaciones científicas de dataciones calibradas (efectuadas en revistas científicas académicas), las más actuales que he encontrado. Un saludo.
Eliminar