sábado, 4 de junio de 2022

Tras los cantos de sirena

Ya en una ocasión me animé a mostrar el verdadero contenido que subyace tras la canción de la banda británica Queen, Bohemian Rhapsody (remito al lector interesado a leerla haciendo clic aquí)

En esta ocasión me gustaría hacer lo mismo con una canción emblemática, de uno de mis grupos musicales favoritos de mi pubertad, Héroes del Silencio (especialmente desde su álbum “Entre dos tierras”, hasta su disolución), la canción titulada “Sirena varada”. Son muchas las amistades que, bien porque me la oyeron en el coche, o bien porque les pasé el cd, han admitido que no entienden cómo puede gustarme si ciertamente la música es buena y potente, pero la letra no hay quién la entienda.


             Como personalmente me siento identificada con la letra de tal canción (que firma toda la banda), aprovecharé la ocasión para mostrar qué es lo que yo interpreto en dicha canción. Antes de nada, pondremos la letra que verdaderamente tiene:


            Encuentro que la letra significa precisamente el echar a andar en la vida, para alguien que deja atrás las comodidades del hogar e inicia su andadura, con sus ilusiones, tropiezos, desengaños y sueños.

            Así, la canción comienza diciendo: “Me he enredado siempre entre algas /maraña contra los dedos/ (esto es, me he dispersado con cuestiones insignificantes de las que hacía una montaña de un grano de arena que era en realidad) cierras la madeja /con el fastidio del destino (es decir, te montas tu película, mientras la vida transcurre por sus cauces pero que tú, siendo adolescente, lo interpretas a lo personal, como “el mundo contra ti”; o como cantaba John Lennon en una de sus canciones “la vida es aquello que sucede mientras tú haces tus planes)”

Y el mordisco lo dan otros/ encías ensangrentadas/ y miradas de criminales / a grandes rasgos, podrías ser tú” (comienzan a lloverte las primeras tortas y desengaños, cuando ves que incluso quienes considerabas amigos, van a lo suyo).

Echar el ancla a babor/ Y de un extremo la argolla/ y del otro tu corazón/ y mientras tanto no te sangra/(vamos allá, comienzas tu andadura para la que te recomiendan no dejar los sentimientos a flor de piel, si no quieres que te hieran; es decir, que te vayas blindando un poco al andar por el mundo)

Y el mendigo siempre a tu lado, tu compañero de viaje (esto viene a ser como cuando los vencedores triunfales de grandes batallas entraban en Roma y todos le agasajaban, pero llevaba detrás a su espalda un esclavo que le iba diciendo “recuerda que eres humano”; la humildad es buena consejera porque por cualquier giro del destino puedes encontrarte en situaciones de carencias) / cuando las estrellas se apaguen tarde o temprano también vendrás tú” (es decir, el que la sigue la consigue, con persistencia se logra todo; como alguien dijo una vez: “si no logras tus objetivos, no reajustes tus propósitos sino tus medios”).

            Y llega el estribillo:

Y duerme un poco más, los párpados no aguantan más/ luego están las decepciones/ cuando el cierzo no parece perdonar; (el cierzo es un tipo de fuerte viento que sopla en Zaragoza y Soria, procedente del Moncayo)sirena vuelve al mar, varada por la realidad/ sufrir de alucinaciones/ cuando el cielo no parece escuchar” (es decir, que aunque haya momentos de bajón en que todo parece ir mal o en tu contra, sigue con tus propósitos, pues como dirán los mismos Héroes del Silencio en su canción “Días de borrasca”, “días de borrasca, víspera de resplandores”).

            “Dedicarte un sueño/ cerrar los ojos y sentir oscuridad inmensa/ entregado a una luz (llegan los primeros amores, generalmente platónicos porque no nos atrevemos a hablar con esa persona, así que en verdad es totalmente desconocida enamorándonos de lo que creemos ver en ella)/ como un laberinto de incertidumbre/ esquivas la pesadilla y sobrevolar el cansancio/ y en un instante, en tierra otra vez” (la adolescencia es una explosión de hormonas que nos hace sentir a veces incluso cosas contrapuestas, como placer y dolor, llorar de alegría, etc, pero también hay esos momentos de lucidez, de vuelta a la realidad).

El miedo a traspasar la frontera de los nombres/ como un extraño (uno decide dejar de lado sus idealizaciones o amores platónicos, “cogiendo el toro por los cuernos”, como decimos en España) dibuja la espiral de la derrota/ (siempre nos ponemos en lo peor, “ahora me rechazará”, “si digo tal, pensará cual cosa de mí”…) y oscurecen /tantos halagos/ solo en la memoria que se va” (se tiende a magnificar los hechos, a posteriori, aunque en el momento de realizarlas tuviéramos muchos factores o incluso personas en contra; o, como escribiera el palentino Jorge Manrique, en el siglo XV: "recuerde el alma dormida, /avive el seso y despierte/ contemplando/ cómo se pasa la vida/cómo se viene la muerte/ tan callando; /cúan presto se va el placer, /cómo después de acordado/ da dolor; /cómo a nuestro parecer/ cualquiera tiempo pasado fue mejor").

            Y de nuevo el estribillo, alentando a seguir con nuestros objetivos propuestos, contra viento y marea si hace falta; pero siempre con la constancia aunque sin desfallecer (como decía Scarlet O’Hara en “Lo que el viento se llevó”, “mañana será otro día”…).

            En este sentido hay otra letra de otra canción que también me gusta bastante y que pertenece al desaparecido grupo cordobés “El Hombre Gancho”. Se llama “tenerte o no tenerte” y la encuentro verdaderamente simpática.


            Pongamos la letra completa:


            Y veremos que dice cosas tan simples como ciertas: “(…) luego llorar, si me hace falta llorar”, “no llevaré ni lágrimas ni penas/ para volar tan libre como quiera”. Eso, cuando no decide “ponerse el mundo por montera”, como dice el refrán español (significando que le da igual lo que opinen los demás) y seguir sus sueños: “la realidad nunca estuvo a mi altura”, “siempre dirán que estoy perdiendo el tiempo, bueno ¿y qué?, ya sabes que lo intento” pero entonces llega el momento de aconsejar, en petit comité (cesando la música fuerte de las guitarras eléctricas), algo que me encanta:

Te guardaré el polvo de mis alas (pues Peter Pan solo podía volar con el polvo mágico, como las mariposas y de ahí que sea tan dañino tocarlas, porque quitamos el polvo con los dedos y ya no pueden volar, muriendo) por si alguna vez te sientes cansada/ pero nunca te olvides de seguir (como dice el refrán asiático, “caer está permitido, levantarse es obligatorio”).

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