De acuerdo con la Historia del Arte, el “Modernismo” alude a un movimiento artístico, cultural y arquitectónico que se desarrolló entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, fundamentalmente por Europa.
Así, en Francia y en Bélgica se le conocía como “Art Nouveau”, en Alemania “Jugendstil”, en Italia “Liberty” y en España “Modernismo”. La clave era su rotura de estilos con respecto a lo decimonónico.
En nuestro país no se entendería este movimiento sin la figura de Antonio Gaudí, si bien en mi libro “Descifrando a Antonio Gaudí” (2024) muestro cómo al contrario de lo que se viene sosteniendo, este arquitecto bebió muchísimo del simbolismo y arquitectura románica y gótica de España.
En esencia, el Modernismo español se caracteriza por el empleo de elementos decorativos de la naturaleza (flores, hojas, pequeños vertebrados, etc) y materiales (hierro, cristal, cerámica,…) que intenten replicar las líneas orgánicas de plantas y macizos rocosos.
Galería comercial y residencial cubierta modernista, con aportes neobarrocos. Izquierda, Pasaje del ciclón en Zaragoza (plaza del Pilar, nº10, 1883, por Fernando de Yarza). Centro, Pasaje Gutiérrez de Valladolid (1886, por Jerónimo Ortiz de Urbina). Derecha, Pasaje de Lodares, en Albacete (calle Mayor con calle Tinte, 1925, del valenciano Buenaventura Ferrando Castells).
La sombra de Gaudí es tan enorme (aunque resulta algo vergonzoso que los republicanos que quemaron gran parte de los documentos y maquetas del arquitecto, y no llegaron a profanar sus restos por la intervención de un muchacho al que Gaudí ayudó –remito a mi libro citado para no extenderme en la historia-, ahora lo usen como elemento separatista y quiten su “o” final del nombre cuando él nunca lo hizo, entre otros “detalles” que narro) que ha llegado a eclipsar a otros autores modernistas patrios, como los catalanes Domènech i Montaner, o los alicantinos Vicente Pascual o Timoteo Briet Montaud, por citar algunos de ellos.
Efectivamente, por el empuje comercial de la provincia de Alicante a principios de siglo, encontramos elementos modernistas muy tempranos, entre 1900 y 1920 aproximadamente, en el detalle de los adornos ornamentales de las fachadas de edificios importantes. Ejemplos de ello es la Delegación del Gobierno, en Alicante ciudad, edificio conocido popularmente como la “Casa de las Brujas”, que presenta una mezcla de estilos, con detalles modernistas; o la Casa Carbonell, con una curiosa combinación de estilos neobarroco y modernista. El Edificio del Cine Ideal fue una obra destacada de este movimiento artístico, si bien las distintas reformas sufridas lo han desvirtuado en parte.
La
población de Alcoy/Alcoi tuvo tanta predilección por el Modernismo que aún hoy
pueden verse bellos ejemplos en sus calles, aparte de la Feria Modernista anual
que se celebra cada año.
Más
hacia la costa y todavía en la provincia de Alicante, encontramos otros
ejemplos de este estilo en la población de Novelda.
Conforme se llega a Novelda
(España), destaca la silueta recortada en el horizonte de El santuario de Santa
María Magdalena, ubicado en las afueras del pueblo, junto a las ruinas del
castillo, mirando hacia el río Vinalopó.
Fue realizado por un discípulo
de Antonio Gaudí, en su pueblo natal, D. José Sala Sala, en homenaje a su
maestro y bastante patente en cada centímetro del templo, con los detalles y
motivos decorativos propios de Gaudí, elaborados -también como hiciera el
catalán- con materiales del lugar (fundamentalmente guijarros del río que
discurre a sus pies).
La obra, iniciada en 1918, tras
tres fases constructivas y la Guerra Civil española, finalizó en 1946. Destaca
el órgano de mármol de la iglesia, el mayor de todo el mundo (40 toneladas de
mármol), construido enteramente en dicha roca metamórfica calcárea y sufragado
por donaciones.
A ambos lados de la fachada se encuentran sendas torres de 26 metros de altura, coronadas por cruces. El interior -una nave rectangular con ábside dónde se ubica el camarín de María Magdalena, patrona de Novelda, y dos salas más pequeñas, una a cada lado de la nave principal- se hace pequeño tras recorrer la vistosa fachada y muros del edificio pero sin duda merece la visita, dado que no deja indiferente a nadie.
Se dice que el ingeniero textil
Sala quiso dotar a su obra de forma de cántaro, por el pasaje bíblico del
ungüento para los pies de Jesús que le dio la santa.
Se dice que la intención del arquitecto fue darle al edificio forma de lacrimal o pequeño recipiente de perfumes. Lo cierto es que visto desde el aire, ciertamente lo recuerda.
Junto al santuario perviven las
ruinas del castillo de la Mola, del siglo XII y elaboración almohade. Se alza
sobre las ruinas de otro anterior romano que seguramente se asiente sobre un
castro más antiguo, íbero. Esta fortaleza medieval posee a su vez otra
peculiaridad: "la torre (del homenaje) de las tres esquinas", algo único en Europa.
El castillo de Novelda, con su torre del homenaje de planta triangular.
Y es que todo el valle del río Vinalopó es rico en yacimientos arqueológicos milenarios. No lejos de aquí se localiza otro pueblo de importante pasado, Montforte del Cid, donde se encontraron los primeros toros íberos de esta cultura, cuando todavía apenas se sabía mucho de ésta. Enlazando con el tema del modernismo, se cuenta que precisamente estos toros inspiraron al artista malagueño Pablo Ruíz Picasso para hacer sus esculturas de estos animales, y sus pinturas cubistas del astado.
En uno de las montañas que rodean a dicha localidad de Montforte, se alza el santuario troglodita de San Pascual Bailón, en Orito, así llamado porque se dice que este santo aragonés que vino a habitar en una cueva con manantial y llevar una vida eremítica por estos lares, solía bailar al entrar en sus trances místicos allá por el siglo XVI o XVII. Confieso que siempre que oigo ésto no puedo evitar pensar en los sufíes derviches…
Pero
regresando de nuevo a Novelda y para finalizar nuestra incursión modernista, no
podemos dejar de mencionar la Casa-Museo Modernista de Novelda, en la calle
Major (mayor), nº 24. Su arquitecto fue Pedro Cerdán Martínez y su año de
construcción, 1903, siendo por tanto su obra anterior a la de Gaudí.
Detalle de la escalera de la Casa-Museo Modernista de Novelda, 1903.
La dueña de esta joya arquitectónica, quién la hizo posible, fue Antonia Navarro Mira, popularmente conocida como “La Pinocha”, es de suponer que por su prominente nariz. Lo cierto es que no escatimó en gastos pues hizo uso de los mejores materiales (rejas y balcones de hierro forjado, de estilo ecléctico-modernista; mármoles y roca local para consolidar estructuras como las columnatas del patio central) y adornos (vistosas y coloridas vidrieras, techos decorados con estucos y pinturas,…).
Por
si esto no fuese suficiente, además de conservar gran parte del mobiliario
original, cuenta con documentos originales del marino y científico-explorador,
Jorge Juan y Santacilia.
En otras palabras, una visita obligada para conocer estas joyas patrimoniales que esconde Novelda.
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