miércoles, 24 de octubre de 2018

Novedades de la Historia

     Como hacía un tiempo que no comentábamos ningún nuevo hallazgo que se ha producido en relación con la Historia, hoy vamos a comentar una pequeña recopilación de diversas noticias que se han producido en los últimos días o semanas, a fin de seguir un poco “al día” de los descubrimientos que se van produciendo.

     Los tiempos en que vivimos son absolutamente insustanciales, con casi todo el mundo jugando a tener su momento de gloria ya sea gastándose una gran cantidad de dinero en peluquería, maquillaje o moda, creyéndose las nuevas top models, ya sea conectadas al móvil en todo momento para comentar lo más nimio que se les pasa por la cabeza; o luciendo coches caros para hacer auténticas salvajadas al volante, conscientes de que a muy pocos esa maniobra que pudiera costar una vida, les cuesta una multa. Programas en los que se pasa el día viendo a famosillos como si fueran hámster en una jaula, ahora encamándose con quién sea para permanecer más en audiencia, o cocinando un huevo frito con aires de gran chef, dan récord de audiencia, mientras los telediarios se llenan de noticias cada vez más morbosas, sin respetar secretos de sumario y con nuestros políticos –que el que no se ha contradicho veinte veces está salpicado por asuntos de corrupción, plagios o directamente por falsificar su curriculum vitae- no se cansan de repetir que vivimos en uno de los países más democráticos del mundo….tan democrático que tenemos un presidente que nadie ha votado, que expulsó al que sí había sido elegido por el pueblo, comprando los favores de los diputados sin molestarse en ver qué convenía al pueblo sino lo que conviene a sus bolsillos, siendo el presidente que más repite en una conversación que él es el presidente, acudiendo a las Naciones Unidas a ponerse sin vergüenza alguna de ejemplo de tenacidad y resistencia y siendo el vivo ejemplo (él y su Gobierno) de la frase mítica que dijera Groucho Marx: “estos son mis principios… si no le gusta, tengo otros”. Pero que nadie se lleve a vergüenzas del país que tenemos porque, lamentablemente, estos males comienzan a ser endémicos de todas las sociedades, me temo.
Prueba de ello son las dos primeras noticias que hoy voy a comentar,  en las que queda de manifiesto cómo la sociedad ha perdido ese afán de querer saber de verdad, sin embustes, contrastando las informaciones. Así pues, pasemos a la primera noticia, que es todo un bombazo:

1. Los Manuscritos del Mar Muerto…¡¡son falsificaciones!!
       En efecto, tal cual (o eso es al menos lo que afirman ciertos prestigiosos investigadores). Y es algo que cuesta creer si tenemos en cuenta la gran cantidad de libros que se han escrito sobre ellos y basados en ellos, por no citar los cientos de documentales en los que se hablaba del Templo de Salomón, de su afán por volver a reconstruirlo y del “mapa del tesoro” del Mar Muerto que incluso el National Geographic o el Canal Historia y Odisea no dudaron en considerar que incluso los mismísimos templarios se hicieron con él, recuperando parte de las codiciadas piezas que fueron las que les dieron su fama y poder y que, como no podía ser de otra forma terminaron llevando a Escocia o a Inglaterra (¡¡cómo no!!) para hacer de ellos los dignos descendientes del Temple a través de los Masones… y usted que se lo crea.
     Para el que ande algo perdido, les informaré con más datos. Los pergaminos del Mar Muerto fueron hallados en 1946 por un pastor en una cueva cercana al susodicho mar salino, en Qumrán, mientras buscaba una cabra que había perdido. Encontró, según la tradición repetida, varios pergaminos dentro de unas vasijas de cerámica que resultaron ser la versión más antigua que se había encontrado, de los primeros grupos cristianos –posiblemente esenios- en la zona bíblica. Entre estos pergaminos se encontraba uno de metal con una caligrafía muy precaria-e incluso con faltas ortográficas- que “los entendidos” se apresuraron a justificar como una consecuencia de tener que labrar los textos en metal, obligando a hacer algunos fallos más fáciles de “imprimir” mediante punzón y martillo. Este pergamino de metal contenía una referencia de lugares en los alrededores, que contenían parte del tesoro del Templo de Salomón que se apresuraron a esconder antes de que las tropas de Tito (Imperio Romano) saqueara el Templo y Jerusalén, en un afán de volver a alzar el Templo de Salomón tras los romanos, alimentando así la tradición que habla de que el nuevo Mesías llegará cuando el pueblo de Israel vuelva a hacerse con el control de Jerusalén y construya el nuevo templo, el tercero, echando de allí a Palestinos y demás musulmanes (recordemos que actualmente se alza la Mezquita de la Roca en el solar ocupado en su día por el Templo dado que en una de las piedras de su subsuelo Jacob soñó cómo descendían en una escalera varios ángeles, pero en esa misma roca Mahoma subió a los cielos).
De nuevo sonaron voces de alarma dado que si uno acude al Arco del Triunfo de Tito, en el foro de Roma, puede observarse labrado en relieve parte de la procesión de las tropas romanas con muchos de estos tesoros (tal como muestro en mi obra Hitler quiere el grial) que desfilaron por la capital del Imperio, lo que hace pensar que las piezas que sobrevivieron –las escondidas- fueron insignificantes, ni mucho menos las más destacadas. Por otro lado, al aroma de las joyas y del oro escondido, varios aventureros (ahora se llaman así) británicos acudieron a este paisaje desolado cerca del mar Muerto a hacerse con las piezas escondidas según las señas del pergamino metálico. Sobra decir que no encontraron nada. ¿La solución?, los sufridos templarios. Fueron ellos los que dieron con esos objetos, entre los que se encontraba, cómo no, el Grial e incluso el Arca de la Alianza, dado que como prueba de esta versión estaban las palabras de uno de esos buscadores británicos que dijo haber encontrado “cruces templarias, herramientas metálicas y algún trozo de espada”, todo ello indudablemente templario, en alguna de las localizaciones del pergamino metálico. Ah, claro, entonces todo resuelto (me pregunto qué tendrá una cruz para que sea “inequívocamente templaria”, al estar aislada, en una zona donde proliferaron las sectas cristianas….). Eso sin entrar a cuestionarnos si cuando en febrero de 2017, un equipo de arqueólogos de la Universidad Hebrea de Jerusalén anunció haber encontrado la cueva de los manuscritos, sin ninguno de ellos pero sí con recipientes cerámicos vacíos y rotos y hachas de hierro de 1950, posiblemente de saqueadores, podríamos estar ante “las herramientas indudablemente templarias” citadas.
   Pero todos estos pequeños detalles contradictorios eran minucias, lo que llevó a construirse un costoso museo en Jerusalén para albergar y exponer estos pergaminos, saliendo en numerosos documentales y alguna que otra película, aumentando la fama de estos manuscritos. Pero lo cierto es que el cabrero que los encontró comentó su hallazgo con otros vecinos, de manera que pronto se vendieron varios de ellos (de restos de pergaminos, no de vecinos, se entiende) al mejor postor. Y de esta forma es cómo fueron a parar a Berlín parte de estos manuscritos, expuestos en una sala contigua al elegante y bellísimo busto de Nefertiti. Y aquí va concluyendo nuestro recorrido, dado que precisamente son algunos de estos investigadores alemanes los que se percatan de ciertas incoherencias lingüísticas en algunos restos. Estos fallos cada vez fueron adquiriendo mayor solidez hasta que se decidieron a pedir al museo de los manuscritos de Jerusalén parte de algunos originales que ellos albergan (o facsímiles, copias exactas de ellos) y tras serias investigaciones, no han dudado en publicar en un serio análisis de los textos evidenciando que al menos cinco de los rollos de “los manuscritos del Mar Muerto” son falsos. Lógicamente, la polémica ha corrido como la pólvora, llegando incluso hasta el prestigioso Museo de la Biblia de la capital norteamericana y que, tras analizar su propio material, no ha dudado en afirmar que también su manuscrito-polémico, por otra parte, ya que fue obtenido en Iraq, tras quedar este país desolado por la intervención militar norteamericana y haber sido saqueado su magnífico museo de arte babilonio- es falso (picar aquí para más información) .


Detalle del paraje donde se encontraron estos manuscritos, imagen de alguno de ellos y fotografía del Museo de Israel donde se exponen parte de estos rollos del Mar Muerto, imitando uno de dichos recipientes cerámicos.

       Para el que desee leer más datos sobre estos manuscritos, puede descargarse un documento en pdf que la web Verbodivino.es gentilmente ha facilitado, picando aquí. El propio museo israelí, en un trabajo conjunto con Google y tras invertir más de 3 millones de dólares en su digitalización, permite acceder a parte de estos manuscritos desde nuestro ordenador (picar aquí) .
     Llegados a este punto debemos considerar la afirmación de la falsificación en su conjunto. ¿Son falsos todos estos pergaminos?, lo son al menos cinco de ellos. Ahora bien, ¿de cuántos?, y aquí aparece otro problema puesto que mientras que para algunos el conjunto ascendería a unos 12 pergaminos, para otros para a ser cientos. ¿Cómo es posible tal diferencia?, la explicación radica en lo que se entienda por pergamino (¿una hoja?, ¿un rollo?.... ¿o incluso cada fragmento?). Por tanto, mucho me temo que la polémica está más que servida en este asunto.


Los rollos del Mar Muerto han sido -y son- recompuestos a partir de numerosas piezas. En el centro, el controvertido rollo falso del Museo de la Biblia, USA.

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2. “La Manhattan maya”…. “tampoco es para tanto”, según arqueólogos que están trabajando en el lugar.
                Ya desde el año pasado numerosas publicaciones de todo el mundo no dudaron en hacerse eco de un gran descubrimiento realizado desde el aire, a imagen de satélite primero y de dron después, de lo que se estimaba era la mayor ciudad maya conocida hasta la fecha.
              Lo más destacable es que conforme se iban haciendo eco del hallazgo, la ciudad parecía crecer en esplendor y extensión, y por descontado, hubo quién aprovechó la noticia para volver a hacer esa tendencia tan saludable en el mundo anglosajón de atacar al Imperio Español, volviendo “a recordar” (como si fuera cierto) cómo los malos y sanguinarios codiciosos españoles no dudaron en masacrar a unos pueblos que rozaban el conocimiento de Leonardo Da Vinci, o incluso lo superaban, olvidando reparar en que ese superavanzando pueblo maya hizo predicciones del fin del mundo en el 2012 tan desafortunadas como las del farsante Nostradamus (por no hablar de los académicos cansados de repetir que el cacareado calendario azteca y maya no son tales, sino meras piezas decorativas), que su admirado grado de desarrollo los hizo incapaces de pensar que echar víctimas humanas a las dolinas con agua natural de las que se abastecían podría provocar epidemias y plagas, que su promedio de vida era bajo… o que el pueblo maya había abandonado sus ciudades y se habían perdido en la selva varios siglos antes, para cuando llegaron los españoles.
           De nuevo estas minucias insignificantes no fueron freno para seguir anunciando a bombo y platillo las maravillas que se esperaban encontrar de la ciudad más grande de América en su tiempo, superando en extensión a muchas urbes contemporáneas europeas. Pues bien, ahora son los propios científicos que están trabajando en tales ruinas los que se han encargado de desmontar esa ilusión dado que se trata de otra urbe maya más, de las que se conocen (para más información, picar aquí) .


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3. Encontrada la carta de Galileo en la que muestra cómo trató de engañar a la Iglesia para que la Santa Inquisición de Roma no lo condenara por hereje.
                La noticia saltó a los medios de información a finales del mes de enero de este año y desde entonces son muchos los académicos que la han analizado con el fin de lograr entender lo que aconteció en esa conocida historia de Galileo Galilei, cuando fue llamado a comparecer ante la Santa Inquisición romana para retractarse de sus afirmaciones sobre el Sistema Solar que lo consideraba girando en torno al Sol, en lugar de defender que todo el universo giraba alrededor de nosotros y nuestro planeta. Dicen que cuando salió de la sala, y antes de cerrar la puerta, musitó su famosa frase “y sin embargo se mueve”. Pues bien, puede que este pasaje de la historia no fuera exactamente como nos lo relataron, si consideramos esta carta, encontrada por el investigador Salvatore Ricciardo en los fondos de la Royal Society de Londres.
        Y mientras los estudiosos siguen tratando de concretar qué versiones de la carta son realmente autoría de Galileo (pues circulan varias versiones, una más radical que otra y considerada como una burda manipulación de los opositores de Galileo precisamente para hacer que la Inquisición reparara en él y le hiciera pagar caro su osadía; más datos aquí), yo me planteo qué hace una carta que Galilei escribió en 1613, de la que se sabía de su existencia y que sin embargo había sido dada por desaparecida, al no poder dar con ella nuevamente (se creía que debía estar en los Archivos del Vaticano), en los fondos de la Real Sociedad de Londres. Y es que si algo ha destacado siempre el mundo anglosajón es por llevarse prestado lo que le viene en gana de diversos museos y archivos patrimoniales de diversos países. Consideremos cómo en el famoso libro “Ángeles y Demonios” precisamente el protagonista roba una de las hojas de Galileo de los Archivos Vaticanos, rompiendo el manuscrito original en el que se encontraba, e importándole poco. También, ya en el mundo real, en la polémica del Odissey, la empresa robó un mapa del Archivo de Indias de Sevilla con el fin de dar con las monedas de oro del barco español hundido que se encontraba en aguas españolas. Del mismo modo, en el asunto del polémico mapa de la América vikinga, falso, se supo que la falsificación se basó en un mapa robado de un museo zaragozano. Por no hablar de la eterna reclamación de la Piedra Rosetta de Egipto al British Museum o de las piezas del Parthenon que reclama Grecia al British Museum que devuelva. Ya puestos, ese mismo museo cuenta con varias valiosas piezas iberas, celtiberas y visigodas procedentes de España y compradas por ingleses durante la dura etapa de la Guerra Civil española (y postguerra).

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4. Hallado el barco más antiguo, hasta la fecha
                O eso es al menos lo que dicen los arqueólogos anglo-búlgaros que lo han hallado, tras tres años de duro trabajo de sondeo, dentro del denominado “Proyecto Arqueológico Marino del Mar Negro”. Se trata de una embarcación griega de unos 23 metros, que yace prácticamente intacto a unos dos kilómetros de profundidad, preservado precisamente por la escasez de oxígeno presente en esas aguas y lecho marino. Para datarlo, los arqueólogos hicieron uso de un pequeño submarino automático, movido mediante control remoto, que tomó una muestra de la madera, la cual fue analizada mediante la técnica del carbono 14, en la Universidad inglesa de Southampton, estimando que debió fabricarse hacia el 400 a.C.
 
                Hasta aquí la noticia. De nuevo metedura de pata hasta la rodilla por los medios que no paran de hacer eco del mejor descubrimiento, el más de los más, sin tomarse un tiempo en contrastar datos. Porque vale que esté bien conservada pero, ¿de verdad es el más antiguo encontrado, como no dudan en calificarlo en todos los idiomas?, dicho de otra manera, ¿qué es más antiguo, el 400 a.C. o … pongamos el 2.500 a.C.?, coincidiremos que la segunda cifra ¿no?. Pues entonces mucho me temo que este hallazgo es majo, curioso, interesante….pero que ni se trata de la embarcación mejor conservada ni es la embarcación más antigua hallada. Ambos calificativos, por el momento y desde su hallazgo en 1954 los seguirá luciendo con orgullo la espléndida barca solar de Keops.

                 Y en lo referente a embarcaciones de la época cercana a la del Mar Negro, España goza de una embarcación aún más completa y aún más antigua (tanto como del siglo VII a.C.), e incluso de dos de ellas, encontradas en las costas de la actual región de Murcia y preservadas por científicos del ARQVA, el Museo de Arqueología Subacuática de Cartagena. Estas embarcaciones ostentan del mérito de ser las embarcaciones mejor preservadas y más antiguas de todo el Mediterráneo. Para más información al respecto, haz clic aquí.
 
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5. Una ciudad romana bajo el mar,  hundida por un tsunami
                ¿Quién no fantaseó con la idea de bucear en toda una ciudad romana sumergida?. Esta fantasía es tan general que incluso llegó a incluirse en una de las películas de la serie del espía británico James Bond, “Solo para tus ojos” (un juego de palabras, ya que en inglés “alto secreto” suele señalarse mediante “for your eyes only”, como se llama esta película y su pegadiza canción).


Detalle de la película de James Bond, “For your eyes only” en la que también aparecen los fabulosos monasterios medievales de Meteora, en Grecia. El actor Roger Moore, fallecido el 23 de mayo de 2017, daba vida al espía británico.

                Pues bien, en este caso la ciudad sumergida no es parte de la Alejandría egipcia (que por otra parte tiene su espectacular avenida de esfinges bajo el agua). La ciudad encontrada bajo las aguas mediterráneas y dada a conocer hace poco se encuentra en la costa de Túnez (en uno de cuyos antiteatros se rodó una de las escenas estrella de la película Gladiator). En este caso se trata de la ciudad de Neápolis (Nabeul), sumergida por un tsunami ocurrido el 21 de julio del año 365, como consecuencia de un terremoto ocurrido en el contacto de placas bajo el mar. La onda que desencadenó el sismo fue de tal magnitud que una enorme ola gigante devastó numerosas poblaciones costeras (llegándose a sentir incluso en la ciudad de Alejandría), hundiendo parte de la costa y mandando a la urbe de Neápolis –de unas 20 hectáreas- a doscientos metros bajo el mar.


Ahora, arqueólogos de Túnez y Cerdeña se afanan por sacarla a la luz, o al menos los restos que puedan rescatarse de ella para ayudarnos a conocer algo más las costumbres de aquella época.

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6. La edad de las pirámides
                Y ya que hemos mencionado a Alejandría -la ciudad egipcia fundada por Alejandro Magno y donde se dice que estuvieron sus restos expuestos, en un féretro transparente, para que propios y extraños le rindieran honores-, paremos a abordar una eterna duda de todas las épocas y que no es otra que la edad de las pirámides. Aunque “oficialmente” la Arqueología tiene resuelta la cuestión al atribuirlas a los faraones Keops, Kefren y Micerinos, hace unas semanas estaba una noche haciendo zapping cuando me topé con un documental sobre Egipto y me quedé a verlo. Curiosamente contaba una historia que desconocía y que compartiré con mis lectores. Es bien sabido que las pirámides carecen de decoración mural interior. A pesar de existir escritos de cuestionada veracidad, árabes, sobre el interior de las pirámides cubiertas con jeroglíficos, lo cierto es que no solo no se ha encontrado uno solo de ellos sino que no existen tampoco evidencias en sus paredes de haber tenido alguna capa de estuco que presentara esos jeroglifos y fuera arrancada. Y esto lo afirmo con rotundidad pues cuando estuve en la Gran Pirámide presté especial atención a sus paredes.
                Las imágenes más famosas de estas maravillas del pasado, únicas supervivientes de las 7 maravillas del mundo antiguo, muestra un enorme socavón realizado para entrar en el interior de ellas “por saqueadores de tumbas” que eran según las versiones, bien árabes, bien franceses. Pues bien, tal como nos dijo el guía al pie de la Gran Pirámide, y como también este documental señalaba, esta historia es cierta pero el personaje que tiene el maravilloso mérito de haber dinamitado la pirámide para entrar a saquearla era ni más ni menos que un oficial británico, llamado Richard William Howard Vyse. Este “explorador”, reconocido por sus compatriotas como antropólogo y egiptólogo, se afanó por estudiar las pirámides y desvelar sus misterios, contando con el beneplácito del cónsul inglés para tan insigne misión. El problema es que el tiempo avanzaba y los hallazgos que aportaran luz a estos misterios brillaban por su ausencia, así que resulta ciertamente sorprendente el hecho enfatizado por el documental y que no es otro que la anotación “del explorador” en su diario, de lo mucho que ansiaba encontrar en la pirámide algún jeroglífico que le permitiera al fin conocer cuándo se construyó la gran pirámide y por qué. “Sorprendentemente” al día siguiente este apasionado de la egiptología (léase con todo el cinismo del mundo) le da por recurrir a la dinamita y oh maravillas, encuentra en uno de los bloques removidos por la explosión un chapucero cartucho hecho con pintura roja leyéndose en él Keops. Y voilà, todo resuelto: el único jeroglífico que se conoce de las pirámides fue hallado “fortuitamente”, con la única pintura roja usada en un jeroglífico de todo Egipto y que permitía datar la construcción al atribuirla al faraón Keops, además de darle una explicación: ser su tumba. Cónsul e Imperio Británico satisfecho de la envergadura de sus científicos, que igual te servían para pelear en una guerra como para lograr dar con el único jeroglífico de todas las pirámides y desvelar además de un plumazo la edad y el uso de estas milenarias construcciones. Sí, la verdad es que algo rarita resulta esta historia.


Grabado mostrando las labores del general inglés Vyse en la Gran Pirámide. A su lado, detalle de la catedral de Lichfield con distintas placas en memoria de personajes ilustres (en el centro la de Vyse). Debajo, el jeroglífico hallado por Vyse en la Gran Pirámide, encontrado a golpe de dinamita.

                Lo peor es que hay autores, como Nacho Ares, que la defienden a capa y espada como real y cierta, diciendo que incluso aunque el cartucho del faraón encontrado por Vyse parece ser algo extraño (otros egiptólogos han ido más allá diciendo que tenía errores similares a los que se tenía en la época del oficial inglés en lo referente a la escritura egipcia mostrando claramente que fue de su propia autoría, esto es, hecho por el inglés para contentar a su cónsul), otro similar fue hallado en una de las piedras externas de la gran pirámide, visible hasta 1940 –luego borrado por el continuo azote del viento cargado de arena de la llanura de Guiza, no dejando ni rastro de él… como si nunca hubiera existido- y de nuevo “casualmente” hallado por otro investigador inglés, el egiptólogo L.V. Grinsell, que no dudó en atribuir la labra de este nuevo cartucho a trabajadores egipcios durante la construcción de la pirámide. Ya. Nacho Ares llega incluso a plantearse como excusa si debemos pensar que también este otro británico falsificó ese jeroglífico. Y yo me lo planteo, ¿que si creo que un investigador británico, L.V. Grinsell, un siglo después que su colega Vyse que tiene el gran mérito de encontrar el jeroglífico de marras que data y explica las pirámides pudiera falsificar tal jeroglífico con el fin de lograr así que Vyse deje de estar cuestionado como el falsificador de dicho jeroglífico? Pues bien, mi respuesta es rotundamente afirmativa. No será la primera vez que estemos ante una manipulación histórica realizada por británicos. Llueve sobre mojado. Es más, respaldo mi respuesta con una lógica aplastante: y es que no se sostiene que consideremos que tal jeroglífico labrado en una de las caras de una piedra exterior de las pirámides aguantara cerca de dos mil años de constante azote de esos abrasivos vientos desérticos cargados de arena, hasta que en 1940 lo encontrase L.V. Grinsell y luego, en apenas veinte años, desapareciera. Es más, si estaba ahí, tan a la vista, en la primera fila de piedras de la pirámide, ¿cómo es que el propio general Vyse no reparó en él, cuando estuvo buscando jeroglíficos como un poseso, un siglo antes que su compatriota?. No, es absurdo.
                Para rematar toda la historia está el análisis que de esta pintura roja realizaron dos mosqueados estudiantes de arqueología de la Universidad de Dresde, los cuales no dudaron en tomar una pequeña muestra de este pigmento que mandaron a analizar, así como realizaron observaciones que mostraban que había sido añadida sobre la superficie tiempo después. Efectivamente, aunque no se pudo datar con exactitud el pigmento, sí permitió comprobarse que presentaba componentes desconocidos en el Egipto faraónico (para más información, picar aquí). Así las cosas, si este jeroglífico es lo único que permite atribuir las pirámides a la época de Keops y posteriores, y dado que las rocas no permiten datar la época en que fueron labradas, y no poseemos materia orgánica no expuesta a la atmósfera actual (y por tanto contaminada, no apta para datación por carbono-14) de la edad de la construcción de las pirámides, la pregunta sigue sin respuesta: ¿cuándo se construyeron las pirámides?.

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                No quisiera concluir esta entrada sin recordar a dos grandes cantantes que nos dejaron recientemente. Uno de ellos es Charles Aznavour, el otro es la gran Montserrat Caballé, cuya voz era tan gloriosa como su talante humano. Para recordarla no pondré ese “Barcelona” que creo que fue desacertado para ambos monstruos que la cantaron, Freddy Mercury y Montserrat Caballé, pues en mi opinión a ninguno de los dos dejó lucirse plenamente. Sí pondré, en cambio, su bella versión de “O mio babbino caro” de Puccini:




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