El mes pasado arqueólogos de la universidad de
Huelva y el alcalde de la localidad de Palos de la Frontera dieron a conocer
las conclusiones de un mes de excavaciones en un área concreta de la comarca. Se había
encontrado, al fin, el puerto histórico desde el que Cristóbal Colón, los
Hermanos Pinzones y Rodrigo de Triana habían embarcado y partido el 3 de agosto de 1492 en la Pinta, la Niña y la Santa María dispuestos a llegar
a las Indias por Occidente y descubriendo todo un Nuevo Mundo de razas, culturas, fauna y flora.
Ya en 1992 se estuvieron
realizando sondeos y prospecciones en las zonas bañadas por el río Tinto, en la
vaguada situada a los pies del cerro donde se encuentra el monasterio de la Rábida, con el fin de dar
con el puerto histórico, aún ignoto, a pesar de tener un vago indicio sobre dónde se
ubicaría, según fuentes escritas, y de haberse construido el Pabellón de las
Carabelas con reconstrucción de las naves, exposición de ropajes y escritos de
la época, así como de un bello vídeo en el que se narra la hazaña a través del
Atlántico, desterrando falsos mitos. No obstante, las evidencias arqueológicas ubican el
puerto histórico más adentrado en la desembocadura del río.
Lo excavado
hasta el momento (en la imagen se muestra la foto aérea del conjunto
arqueológico) permite conocer dos áreas muy destacadas, el alfar (compuesto por
siete hornos, dos de cerámica, uno de comida, otro de cal, un cuarto de teja,
otro de ladrillos y dos pendientes de excavar) y la alota o zona administrativa
del puerto.
El alfar ha
sido datado entre 1350 y 1450. Muchos de estos hornos se han hallado en
condiciones fabulosas de conservación, permitiendo conocer tanto su
funcionamiento habitual como los materiales que producían, que eran cerámicas
y ladrillos de una calidad más que considerable. Los arqueólogos, en función de
las evidencias, estiman que en cada hornada se producirían 3.000 mil ladrillos,
un ritmo de producción muy envidiable. Tal era la calidad y cantidad de los
materiales producidos que estos hornos se estima que proveían tanto a la
próspera localidad de Palos de la
Frontera como a buena parte de la geografía española. De
hecho, los ladrillos usados en las iglesias de la Fontanilla y de San
Jorge, en Palos, son similares a los hallados junto a estos hornos.
Con respecto
al horno destinado a la fabricación de alimentos, tanto su estructura
como el diseño del conjunto se estima que era de tradición morisca (recordemos,
árabes habitando en tierras cristianas).
En lo
referente a la alota o zona administrativa, a pesar de los derrumbes, la
estructura general se ha conservado tan bien que ya se trabaja en la
reconstrucción virtual de ella, recogiendo hasta el más mínimo detalle. Se sabe que
constaba de un enorme recinto que abarcaba un almacén, un mesón y una fonda u
hospedaje, entre otros recintos, llegando a afirmar el director de las
excavaciones que tiene el total convencimiento de que fue precisamente en esta
alota “donde Colón fraguó la Gesta Colombina”.
En la figura se muestra una reconstrucción que el pintor Evaristo
Domínguez realizó del Puerto de Palos basándose en tradiciones orales, donde se
observa el puerto natural con el castillo de San Jorge custodiando la entrada y
el monasterio de la Rábida
a media ladera. La realidad y los escritos muestran que si bien el puerto sí se
ubicó en la zona aprovechando un verdadero puerto natural (por sus condiciones
geográficas particulares), constaba de un ingente astillero (que los
arqueólogos creen que no dejó evidencias arqueológicas pues la madera se
degradó sin dejar rastro alguno), una fuente aprovechando un manantial natural
de agua dulce (la
Fontanilla), un alfar considerable y una alota de buenas
dimensiones. En el centro se muestra una imagen de la zona trasera del
monasterio de la Rábida,
con el aparcamiento para autobuses y vehículos particulares de visitantes. A su
lado, una vista aérea de la zona, con una flecha en rojo apuntando al templete
de la Fontanilla
y al monasterio de la Rábida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario