El falso mito de que la naturaleza no hace líneas rectas

    Comienzo a estar cansada de ver documentales que tratan de revestirse de seriedad y buen juicio cometiendo errores colosales que por ellos mismos echan por tierra toda la posible rigurosidad que tuviera el programa.

Supuesto asentamiento vikingo en el norte de Canadá encontrado en el verano de 1960 por un aventurero noruego y su esposa arqueóloga (y su reconstrucción). Hoy es Patrimonio de la Humanidad, como las Pirámides de Egipto o los dólmenes de Antequera, a pesar de no haberse encontrado en más de 5 décadas de estudio, un solo elemento indudablemente vikingo. No obstante, el matrimonio noruego ha pasado a la historia: hoy en escuelas de los Estados Unidos se enseña que los vikingos llegaron a América 500 años antes que los españoles. Una pequeña pista: los lugareños llamaban a la zona “el campo indio” pues había tradición de que nativos norteamericanos se trasladaban allí en ciertos meses del año, ¿pudo ser ésta la verdadera realidad del asentamiento?.

                Pongamos por caso la cantidad de documentales que están proliferando con el afán de dar por válida la creencia de que los vikingos llegaron a América 500 años antes que Cristóbal Colón. Pasemos por alto que deciden ignorar cómo el supuesto mapa de Vinlandia que muestra el viaje de los vikingos se ha demostrado no solo ser un absoluto fraude (pues la tinta usada contiene una composición química similar a las empleadas solo a partir de comienzos del siglo XX) sino un elemento obtenido de forma delictiva (robándolo de un archivo histórico de España, para luego escribir sobre él, redibujando contornos y rutas que no existían en el original), e ignoremos igualmente que se ha declarado Patrimonio de la Humanidad el supuesto asentamiento vikingo de “la Ensenada de las Medusas” (L’Anse aux Meadows), que a partir de contornos en el suelo que fácilmente pudieron corresponder a lugares donde los nativos norteamericanos construyeron sus cabañas temporales, en la época estival, para cazar y pescar allí, se ha reconstruido como un poblado típicamente vikingo aunque no exista un solo elemento excavado que no pudiera corresponder a los amerindios; y centrémonos en el “penique” vikingo que se ha tomado como la primera clara evidencia de que efectivamente hubo vikingos en la costa este de Canadá y Estados Unidos ¿por qué? Pues porque es una moneda vikinga auténtica, con evidencias de haber estado enterrada mucho tiempo. Vale, ¿el hecho de que el hombre que lo encontrara fuera un aficionado a la historia, coleccionista de monedas antiguas y de ascendencia danesa (donde hubo vikingos), lo ignoramos también? Por otro lado, unos 4 años antes del hallazgo de tal “penique”, se encontró en el norte de Europa un tesoro compuesto por más de 1200 monedas vikingas idénticas a la desenterrada en Norteamérica, muchas de las cuales, las más dañadas, se vendieron a cualquier persona interesada que quisiera adquirir uno de ellos (el “penique vikingo” está roto en una parte y no preserva muy bien sus dibujos). Añadiremos también que todas las supuestas inscripciones rúnicas de Norteamérica se han demostrado ser claramente falsas, por errores lingüísticos cometidos, entre otros motivos.

“Penique” de Goddard o “Penique de Maine”

Las monedas vikingas halladas –y parte vendidas- datan del siglo XI, así que pasaron cerca de nueve siglos enterradas, antes de ser encontradas. Por tanto, considero sumamente probable que este buscador de tesoros sacara la moneda de su colección y la enterrara precariamente para fingir luego su descubrimiento y saltar a la historia por su colosal hallazgo. Más aún cuando en el supuesto yacimiento donde se encontró la moneda vikinga no ha vuelto a hallarse resto alguno atribuible a los vikingos y mucho menos ninguna otra moneda, ni en el resto del continente. Pero lo mismo da, que siga el juego, ya tenemos un yacimiento Patrimonio de la Humanidad sacado de la chistera y ahora un espabilado negociante se ha apresurado a sacar al mercado el primer vino “al estilo vinlandia” producido como los vikingos, con uvas silvestres de la zona del Labrador (aunque nunca han existido allí viñas pero ¿qué más da? ¿a quién interesa esas minucias? Para eso la gente tendría que tener cultura, cuestionarse todas las trolas que escucha y no creer todas las teorías alucinatorias que tanto proliferan últimamente sobre antiguos extraterrestres que nos visitaron, gobiernos en la sombra y demás tonterías que tan ricos están haciendo a youtubers en las redes).

                Pues bien, documentales actuales supuestamente rigurosos  e históricos no dejan de repetir una idea de algún iluminado que dijo una vez que algo era “indudablemente” realizado por las manos del hombre porque la naturaleza nunca hace ángulos rectos o superficies totalmente rectas. Con frecuencia esta maravillosa idea tan absoluta como falsa, suele argumentarse en referencia a construcciones supuestamente milenarias realizadas por una cultura olvidada, en los lugares más dispares del mundo (las supuestas pirámides bosnias que solo parecen tal si se las mira desde una dirección concreta, la imaginaria calzada de Bimini o la supuesta ciudad hundida de Japón, con dimensiones colosales, en uno de los puntos más inestables de la superficie terrestre; entre otras).

                Siento fastidiar ilusiones pero, palabra de geóloga, tanto las líneas rectas, ángulos de 90 grados, como las formas esféricas son elementos perfectamente naturales que sí ocurren en ciertos materiales rocosos –y mineralógicos, a menor escala- de nuestro planeta sin necesidad de tener que atribuirlos a una civilización desconocida. ¡Nuestro planeta es fabuloso y capaz de todo! Sirvan de ejemplo diversas fotografías, a fin de desterrar de una vez por todas esa absurda frase e idea. Por lo general todas las imágenes muestran distintas familias de fracturas, llamadas “diaclasas” en el argot geológico, o fracturas individuales con desplazamiento, denominadas “fallas”.

Como se observan, son similares en aspecto. 

A mayor tamaño:

Y en un mismo plano:

De hecho, un detalle que pone en alerta es que los supuestos adoquines de las imaginarias estructuras humanas no son rectángulos perfectos ni sus líneas, si las seguimos, son totalmente paralelas. Es porque en realidad se trata de un estrato diaclasado con dos familias de fracturas perpendiculares entre sí. En verdad el hombre que está desenterrando todos los restos realizados por el ser humano en la zona de las "pirámides" bosnias que dice haber descubierto, se ha limitado a limpiar (retirando todos los sedimentos que tenía por encima) un estrato geológico diaclasado.

De igual manera:

                Y es que decir que la naturaleza nunca crea líneas rectas ni planos rectos es tanto como reconocer su más amplia ignorancia de la Geología, tanto en lo relativo a la Estratigrafía y Geología Estructural, como en el ámbito de la Mineralogía (el bello mundo de los minerales y las rocas). A continuación, algunas estructuras de origen natural: