Muchos historiadores americanos y europeos
reconocen actualmente que la intervención española, con cuantiosas ayudas en
recursos económicos y militares, fue decisiva para el resultado final de la
guerra de las Trece Colonias contra el dominio inglés para la independencia de
los futuros EEUU de América. Así lo reconocieron los dirigentes norteamericanos
que participaron en la guerra, abiertamente y con agradecimiento. El mismo George Washington afirmó:
“sin
la ayuda de España no hubiera sido posible el triunfo”. Pero, injustamente, son muy pocos los norteamericanos que a día
de hoy conocen esta parte decisiva de su historia y sin embargo saben de la
intervención francesa, cuando desde Nueva España se derrotó a Inglaterra nada
menos que en Luisiana, en Florida, en el Caribe y a lo largo de todo el Río
Mississippi. La gran figura del malagueño Bernardo Gálvez debería estar
justamente al lado de los grandes héroes de la Independencia de
EEUU.
En las imágenes,
las Trece Colonias (izda) y los territorios españoles (dcha) en la guerra de
Independencia de EEUU.
En la década de 1770 los EEUU estaban
integrados por 13 colonias en el océano atlántico, bajo dominio inglés, y a
España le pertenecían los vecinos territorios del este y el sur, siendo
Bernardo de Gálvez y Madrid gobernador de Louisiana. Aunque España estaba en
paz con Inglaterra, este país era una potencia emergente con una armada potente
y moderna y gran ansia de expansión, lo que lo convertía en un potencial
enemigo. De hecho aún se recordaba la “guerra de los siete años” en la que una
confederación de países, en los que se incluía Inglaterra, había derrotado a otra
coalición de países, en los que estaban Francia y España, cuando en juego estaba
el control sobre Silesia
y la supremacía colonial en América del Norte e India.
Cuando los
rebeldes patriotas americanos piden ayuda a España, Francia lleva ya un año en
ella y está totalmente exhausta, económica y moralmente, siendo su armada naval
muy inferior a la inglesa, de manera que en tierra y mar los soldados –que no
cobraban paga hacía tiempo- empezaban a desertar. La ayuda económica y material
de Francia al ejército colonial americano, muy mal aprovisionado y en franca
inferioridad, era ya imposible. En vísperas de la decisiva Batalla de Yorktown
las sensaciones que había eran muy negativas, se creía que esa batalla era el
fin de los rebeldes, cuyos soldados no tenían ni siquiera uniformes. Se puede
afirmar con rotundidad que en ese crucial momento España cambió el curso de la
guerra. Pagó a los marinos y soldados franceses, abasteció sus barcos, pagó los
sueldos de los soldados americanos rebeldes y proporcionó suministros,
armamentos y vestuario. Finalmente, con su
intervención directa, al romper y frenar el cerco inglés a George Washington, se ganó la batalla
decisiva para la
Independencia de Estados Unidos.
El dinero aportado a los
patriotas rebeldes tuvo distinto origen. Desde una recolecta hecha por “Las
Damas de la Habana”
- así lo reconoce el historiador norteamericano Stephen Bonsal cuando señala: "El 1.000.000 de libras que Las
Damas de La Habana
entregaron a los franceses para pagar a las tropas, puede ser considerada la Fundación sobre la que
se edificó la
Independencia de los Estados Unidos" – hasta
los fondos existentes para acabar la Catedral de Málaga, hoy incompleta (le falta por
construir la segunda torre, de manera que los malagueños la apodan
cariñosamente “la manquita”). Se mantuvo esa enorme ayuda, durante cuatro años
y fue canalizada por el diplomático y financiero español Diego María de Gardoqui y Arriquibar,
primer Embajador de España en los Estados
Unidos (1784-1789), que desfiló junto a Washington en la celebración de
la victoria (en la imagen, placa de reconocimiento a Gardoqui en Filadelfia).
Sin ella, es muy probable que la escuadra francesa no hubiera salido hacia
Cheasepeak, ni que las tropas de Rochembeau hubieran atacado sin haber cobrado
su sueldo, ni que George Washington hubiese contado con tantos soldados.
Hasta ahora muy
pocos conocían la historia real. Ni siquiera se sabía que España estuvo allí,
cuando lo cierto es que proporcionó 10.000 uniformes y otros tantos
mosquetes (españoles) en un momento en que George Washington sólo disponía en
su ejército de 5.000 hombres. Además la ayuda española se extendió a los
deprimidos ciudadanos de las trece colonias, con provisiones, mantas y materias primas. Al
entrar España victoriosamente en la guerra bajo la dirección del militar
español Bernardo de Gálvez, todo el Río Missisipi y toda la costa del Golfo de
México cayó bajo control español, lo que frenó la posibilidad de que los
ingleses enviaran suministros y refuerzos a través del Rio Mississippi o del
Golfo. Sólo barcos españoles y norteamericanos podían hacerlo, y habitualmente
lo hacían, desde la española Nueva Orleáns. De ahí que el resultado de la
batalla de Yorktown podría haber sido otro sin la intervención de España.
Presagio que tuvo el mismo general George Washington antes de esta batalla
decisiva cuando afirmó: “Espero que esta formidable España no falle
en establecer la
Independencia de Norteamérica en corto tiempo”. Sacrificio éste que los patriotas norteamericanos
agradecieron, pero que sus hijos injustamente ignoraron, posiblemente porque
tras la victoria su posible expansión convertía a la aliada España en el
enemigo a batir.
Baste decir que, finalizada la guerra, Bernardo de Gálvez fue
nombrado Virrey de “Nueva España” con capital en México. A este territorio
pertenecía gran parte de los actuales Estados Unidos: los estados de Texas,
Arizona, Nuevo México, California, Nevada, Utah, Colorado, Oregón, Washington, y gran
parte de los estados de Idaho, Kansas, Louisiana,
Montana, Wyoming y Oklahoma.
desconocía el papel que hizo España en la independencia de los actuales EEUU, tampoco conocía la magnitud del imperio español en Norteamérica, pensaba que las colonias inglesas llegaban de un océano a otro. Mis felicitaciones por su trabajo y mi rechazo a la política americana del silencio a esa ayuda. No estar agradecido de lo que recibieron no es obra de un buen nacido. Excelente artículo
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Damian. Efectivamente como menciono en el texto, las colonias inglesas no llegaban a un quinto de las colonias que el Imperio Español tenía por entonces en territorios de la actual Norteamérica.
ResponderEliminarLo realmente reprochable es que tras la ingente ayuda española a la causa de independencia norteamericana, tardaran tan poquísimo tiempo en olvidarlo ya que tardó muy pocos años en arrebatar al Imperio Español sus territorios allí a cualquier precio (recordemos Cuba), como más tarde haría con México. No obstante, es de agradecer que en el mandato de Obama se haya reconocido la gesta que el Imperio Español hizo en la consecución de su independencia. ¡Más vale tarde que nunca!. Un saludo.