Así, a priori, estoy segura que los lectores considerarán que las casacas rojas y el gran escritor de origen escocés e inventor del más famoso detective ficticio, Sherlock Holmes, poco tendrían en común. ¿No es cierto?. Y sin embargo…
Me encontraba yo leyendo la introducción de las obras completas de sir Arthur Ignatius Conan Doyle, uno de mis autores favoritos, cuando de pronto topé con una revelación sumamente interesante y es que el hecho de que el Ejército de su graciosa majestad, el Ejército Británico, abandonara definitivamente el uso de su característica casaca roja se debía precisamente a sir Arthur Conan Doyle. Pero vayamos por partes, como Jack el Destripador, otro popular inglés.
Durante el siglo XVIII, a los soldados británicos se les conoció por el sobrenombre de “los casacas rojas”, justamente por la chaqueta de dicho color que llevaban como componente esencial de su uniforme. Precisamente se eligió ese color porque disimulaba las manchas de sangre de los combatientes heridos, de manera que en la distancia parecía que los soldados británicos nunca sangraban y, que por tanto, eran intocables e invulnerables.
Este traje se hizo tan popular que ha aparecido en un sinfín de películas, desde Los Piratas del Caribe, hasta El Último Mohicano o El Patriota, por ejemplo. Y es que, efectivamente, con este traje el ejército británico participó en numerosas batallas, contra Francia en América del Norte (dando lugar a la formación de Canadá), contra rebeldes colonos ingleses de la Nueva Inglaterra (dando lugar a la creación de los Estados Unidos de América), contra colonos holandeses (en la actual Sudáfrica), así como en las actuales India y Paquistán.
Por su parte, Arthur Conan Doyle nacía el 22 de mayo de 1859 en Edimburgo, en el seno de una familia católica irlandesa, con un padre funcionario alcohólico y depresivo que requirió en varias ocasiones de ingreso hospitalario. Fueron numerosos hermanos, muriendo tres durante la infancia. Por suerte, en 1868 y gracias a la fortuna de unos tíos, Arthur es matriculado en un colegio de la Compañía de Jesús, en Lancashire, donde por sus méritos logró incluso poder estudiar un par de años más en otro colegio que la Compañía tenía en Austria, regresando en 1876 a su ciudad natal, donde iniciaría la carrera de Medicina, conociendo al médico forense Joseph Bell, quién le sirvió de inspiración para el meticuloso Sherlock Holmes (tal como el propio Doyle admitiría al doctor en una de sus cartas). En 1880 se enroló en el ballenero The Hope con destino al Ártico, como médico de a bordo y un año después, en 1881, obtuvo su graduación en medicina con 22 años, si bien no le dieron el título hasta cuatro años más tarde. Mientras, ese mismo año de 1881 se volvería a enrolar en otro barco, el SS Mayumba, para servir como médico visitando las costas occidentales de África. Ya por entonces llevaba tres años escribiendo.
Son varios los autores que ven en John H. Watson, el médico militar y ayudante cojo de Sherlock Holmes, cierta influencia autobiográfica del escritor y es que Doyle participó como médico militar en la Guerra de los Bóers (contra los colonos holandeses), de la que escribió un artículo defendiendo la participación del ejército británico que, en opinión de muchos, le supuso el reconocimiento como “Sir” (Caballero del Imperio Británico otorgado por la corona), en 1902.
Pues bien, según Estudio en Escarlata (primera novela en la que aparecerá Holmes), Watson relata cómo su cojera se debe a heridas de guerra sufridas en combates en la India. El hecho es que ante la conmoción que las elevadas bajas de soldados británicos causaban en Reino Unido, sin saber bien por qué, parece ser que Doyle escribió a numerosos organismos tanto militares como de la corona argumentando que muy posiblemente la razón estuviera en lo sumamente visibles que ese uniforme rojo característico hacía a los soldados británicos en plena selva India, en Pakistán y en Sudáfrica. Tras sopesarlo, el ejército del Reino Unido dejó de usar tal uniforme. La última batalla en la que fue usado fue en la de Colenso (15 de diciembre de 1899) una de las tantas libradas en la Guerra de los Bóers, donde precisamente Doyle participó como médico.
Mucha leyenda y poca historia. Ni el rojo se adoptó para que pareciera que los "soldados británicos nunca sangraban y, que por tanto, eran intocables e invulnerables", ni fue Conan Doyle el que se dio cuenta que eran sumamente visibles (el resto debían ser tontos). El khaki ya se utilizaba en el ejército británico en la India desde mediados del siglo XIX, una vez que la táctica militar dependiera menos de formaciones rígidas y se emplearan rifles más precisos y pólvora blanca.
ResponderEliminarEstimado lector anónimo:
ResponderEliminarno he tratado de hacer un tratado bibliográfico concienzudo de la vida de Sir Arthur Conan Doyle; únicamente recogí un hecho curioso mencionado en las introducciones de al menos dos de sus obras, por lo que le otorgué consideración de veracidad suficiente. Discrepo de sus observaciones, pero igualmente, gracias por comentar (la próxima vez sería de agradecer que no lo hiciera de manera anónima).