viernes, 11 de noviembre de 2016

Origen de la expresión Dar Abasto


        Hace ya un tiempo inicié una nueva sección analizando diferentes frases hechas que solemos usar en el castellano, sin plantearnos bien a razón de qué fueron creadas. Hoy analizaremos otra curiosa expresión, “dar abasto”, muy empleada en Castilla y León y frecuentemente mal empleada por distintas personas, incluso en la prensa o en la televisión, apareciendo erróneamente escrita como “dar a basto”, expresión que no existe y que significaría algo así como ir dando mamporros por doquier, hasta al que pasara a pedir la hora.

            Y es que la expresión original, la real y verdadera, “dar abasto”, usada por ejemplo para decir: ufff, tengo tantas tareas pendientes que no doy abasto con las nuevas que me llegan, significa que estamos superados por la situación, al borde del colapso.
            Lo más peculiar de este dicho popular es que utiliza un vocablo, “abasto” de origen bastante antiguo, ya que se refiere a “provisión de víveres”. Y curiosamente hasta aún hoy día, existe en la ciudad de Soria el llamado Mercado de Abastos. Pr desgracia, el Ayuntamiento decidió demoler el centenario edificio para construir en su lugar otro mucho más moderno que a mi parecer encaja mal con las milenarias piedras y edificios que lo rodean.

Fotografía de 1919 mostrando un día de mercado (izda). En el centro, detalle del centenario Mercado de Abastos de Soria, hasta hace pocos años. Dcha, aspecto actual del nuevo mercado.
  
No es el único. Existen otros “mercados de abastos” en distintas localidades españolas. Su origen y usos están claros ¿no?. Más aún cuando recordemos que la ciudad, que llegó a ser Corte Real con el monarca Alfonso X el Sabio, tuvo una importancia vital en la Edad Media como capital de la Mesta o más propiamente dicho, de El Honrado Concejo de la Mesta de Pastores trashumantes, creado por el mencionad rey castellano en el año 1273 para abarcar y amparar a todos los pastores del reino de Castilla y León.
De acuerdo con varios historiadores, los pastores eran toda una institución existente ya desde tiempos prerromanos, que continuaron con sus costumbres trashumantes, sin apenas variaciones hasta la Edad Media. Debido a las hambrunas y temporadas de fríos inviernos que propiciaron aún más miseria, combinado con el hecho de estar en épocas de “luchas contra el infiel sarraceno”, que por esas fechas aún controlaba buena parte de la Península Ibérica, hacían que los pastores sufrieran en numerosas ocasiones robos e incluso asesinatos. De esta manera las distintas asociaciones de pastores se fueron agrupando para prestarse ayuda y acabaron presionando al rey que finalmente institucionalizó el colectivo de asociaciones de pastores, dándole una serie de privilegios entre los que se encontraba el no tener que prestar servicio militar en las numerosas campañas de la Reconquista, o estar exentos del pago de los derechos de tránsito por diversas vías (cañadas), que transcurrían por buena parte de territorios propiedad de las órdenes del Temple, de Calatrava, de los Hospitalarios o de Santiago, entre otras.
Incluso hay quién se inclina a pensar que el término de “la Mesta” procedía del vocablo “mechta”, que en lengua bereber se refería a las majadas utilizadas en invierno para que el ganado lanar no pasara frío. Recordemos que con la invasión árabe, distintos grupos de pastores bereberes se instalaron en las dos castillas y parte de Aragón. Otros, en cambio, defienden que “Mesta” pudo ser un vocablo del castellano antiguo que aludiera a la mezcla de ovejas de diversas especies y dueños, que efectivamente ocurrió durante los traslados.

Mapa mostrando las principales Cañadas Reales utilizadas por los pastores de la Mesta. Imagen medieval mostrando un pastor que pide cobijo o permiso de tránsito a un señor feudal e imagen de uno de los momentos en que los actuales pastores trashumantes pasan por Madrid siguiendo las milenarias cañadas para el tránsito de ganado.

            Durante muchos años este respetado concejo monopolizó buena parte del ganado lanar y su producción, de gran calidad a nivel internacional, rivalizando con la producción de los Países Bajos, manejando bastante dinero y disponiendo de antiguas vías que surcaban toda la Península Ibérica, antiguas vías de comunicaciones usadas por los pueblos prerromanos y posteriormente convertidas en calzadas por los ingenieros del Imperio Romano, que pasaron a designarse como Cañadas Reales (si se visita el museo de la trashumancia, en Oncala, ya tratado aquí se verán con todo detalle las distintas denominaciones que recibían las vías pecuarias en función de la anchura de éstas; es una visita que recomiendo realmente pues resulta entrañable). Debió ser todo un espectáculo ver transitar a los ingentes rebaños de ovejas conformados por miles de cabezas de ganado al agrupar los animales de numerosos pastores deseosos de dar los mejores pastos a sus ovejas, en las diversas estaciones del año.
            Como es de esperar, las fortunas que movía el negocio lanar pronto atraería a grandes comerciantes del Medievo, como eran los banqueros y comerciantes judíos procedentes de toda Europa (no en vano, en aquella época en la ciudad existió la segunda judería más grande, tras Toledo, considerando el número de hebreos que había con respecto al total de la población) y los oportunistas caballeros templarios, que recordemos que gran parte de su fortuna la construyeron por préstamos financieros ya que fueron los auténticos inventores de “las letras de cambio”. Esto es, un peregrino se acercaba al inicio de su viaje con su suma de dinero a cualquier encomienda de la Orden del Temple y entregaba su dinero, recibiendo un papel sellado indicando la cantidad entregada; a partir de entonces podía viajar por donde quisiera, acercándose a cualquier encomienda templaria cercana y en ellas podía ir “sacando dinero”, cual cajero automático actual, hasta agotar la cantidad que había entregado al principio de su viaje. Como es de suponer que el documento requería cierta identificación del dueño del dinero, podía viajar sin miedo a ser robado ya que aunque se llevaran este documento nada podrían hacer con él si no era el verdadero dueño. Por otro lado, hay autores que creen que los templarios hicieron uso de un sencillo código basado en triángulos y figuras geométricas que codificaban los documentos importantes, entre ellos estas letras de cambio de forma que tampoco había manera de entender qué ponía en ese pergamino, si se desconocía el código, garantizando que nadie le robaría ese dinero confiado a la orden del Temple.
            A los integrantes del Concejo de la Mesta se le conocía por el nombre de “hermanos” y además de gozar de una serie de privilegios por pertenecer a esta asociación tutelada por el mismísimo rey, tenían la obligación de respetar todos los acuerdos que se aprobaran en las reuniones anuales, donde en el tribunal que presidía estas asambleas había representantes de los pastores elegidos por los propios ganaderos, así como personal designado por el monarca en persona, para representar los intereses de la corona.

Izquierda: sellos de la Mesta junto a una fotografía de parte del Palacio de los Condes de Gómara (Soria). Como reza la heráldica de la ciudad: “Soria pura, cabeza de Extremadura” refiriéndose a la frontera con los territorios ocupados por los árabes. Derecha: dibujo medieval del rey Alfonso X el Sabio, al que ya vimos aquí  que la NASA le ha dado su nombre a un cráter de la Luna.

            Pues bien, hemos visto cómo un dicho popular -que posiblemente se remonte a la Edad Media o tal vez a los tiempos en los que el Imperio Español controlaba tal extensión de tierras y ejércitos terrestres y marinos… que no daba abasto para abastecer o suministrar alimentos y avituallamiento a todos ellos- nos ha terminado llevando a tratar muy brevemente a una de las grandes instituciones medievales españolas: El Honrado Concejo de la Mesta de Pastores.




            Me gustaría terminar esta entrada haciendo un pequeño homenaje a Leonard Cohen, un gran cantante (y trovador) que ha fallecido hoy y a cuya pérdida debo sumar la también reciente de otro gran cantante, famoso por ser “el blanco con voz de negro”, Joe Cocker. Sin duda se nos han ido grandes músicos últimamente (David Bowie, Prince, …), una lástima.

Leonard Cohen, “aleluya”, en directo:

Joe Cocker, “night calls” (Llamadas nocturnas):

David Bowie, “wild is the wind” (el viento es salvaje), en directo:

Prince, “God was one of us” (Dios era uno de nosotros, de los nuestros), en directo:




2 comentarios:

  1. Otro artículo curioso y un mágico homenaje a duendes que se fueron dejandonos su música y su belleza.

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  2. Gracias por su comentario, Sr.Bau. Me alegra que le haya gustado el artículo y que tengamos los mismos curiosos gustos musicales. Un saludo.

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