Japón
es un país que tiene recursos naturales muy limitados. Hasta 1939, EEUU le suministraba
relevantes minerales y petróleo para el desarrollo de su industria. Por orden del
Presidente Roosevelt, a través del Secretario de Estado Cordel Hull, se realizó
un bloqueo de los suministros para obligar a Japón a terminar los ataques
contra China. Esto hizo que para buscar provisiones se mirara hacia las
colonias británicas y estadounidenses del Sur, conscientes de que los Estados
Unidos no iban a permitir que atacaran a las islas sureñas, sabiendo del
peligro potencial de la flota americana del Pacífico en Pearl Harbor (que ya
tratamos aquí).
Por
otro lado, en la comunicación con las Indias occidentales, estaban
amenazadas bases norteamericanas de las
Filipinas, ya que el paso de los petroleros por Luzón era obligado y las
Filipinas estaban en manos de los estadounidenses. Eso hizo que se planificara
al unísono el repentino ataque contra la flota en Pearl Harbor y la invasión de
las Filipinas a continuación, conquistando las bases norteamericanas en las islas de
Guam y Wake, lo que ocurrió en 1944 tras la batalla naval de las Filipinas el
19 y 20 de junio y, meses después, tras la batalla del Golfo de Leyte.
Tras
la victoria en Midway (en la imagen), la flota
norteamericana se lanzó a la reconquista de las Filipinas. Tras durísimas e
incruentas batallas, como la de Manila, los estadounidenses empiezan a ocupar
algunas islas del archipiélago.
Ante la ofensiva americana, en la que veinte
barcos japoneses fueron hundidos en las cercanías de Manila por las fuerzas
navales del almirante William Halsey, la Armada Imperial japonesa decide trasladar a
parte de la flota (casi una treintena de barcos), al norte de Palawan, en la
bahía de Corom (al sur de la isla de Busuanga, entre las islas de Coron y
Culiom, a 400
kilómetros de Manila), convencidos de su seguridad,
ya que era una distancia enorme para que la pudiera cruzar un avión de guerra
americano. Aún así los japoneses tomaron otras medidas de seguridad, como
cubrir los barcos de forma que parecieran islas.
Gracias al
empecinamiento del analista de las fotografían que hacían los aviones de
reconocimiento americanos, que creyó detectar que algunas “islas” se movían, el alto
mando de la flota decidió enviar durante varios días aviones de reconocimiento
a esa zona para “estudiar el movimiento
de las islas” que finalmente fue confirmado, además, al interceptar
comunicaciones japonesas por radio.
El
Almirante William F. 'Toro' Halsey era el comandante de la Tercera Flota de los
Estados Unidos. No pudo participar en la batalla de Midway al estar internado
en el Hospital Naval de Pearl Habor por padecer una erupción cutánea severa. Se
rehizo de su ausencia al hundir a la flota japonesa en Coron. Para ello contó
con el vicealmirante Marc A. Mitscher, que era el comandante de la Fuerza de Ataque 38 a bordo del portaaviones
USS Lexington de donde partió el ataque aéreo. En la madrugada del 24 de septiembre de 1944, 96
cazas Gruman F6F Hellcat y 24 bombarderos Curtiss SB2C Helldiver despegaron del
portaaviones 'USS Lexington' para atacar
por sorpresa a la flota japonesa atracada en la Bahía de Coron, cogiéndola totalmente
desprevenida. En quince minutos hundieron quince barcos japoneses y otros diez
quedaron dañados irreparablemente, lo que permitió que una nueva oleada de
bombardeos rematara la faena, de manera que solamente el petrolero Kamoi pudo salvarse
del ataque y llegar al Puerto de Hong
Kong sin daños considerables.
Esta operación fue
clave para que el 2 de septiembre de 1945, un año después de la salida, desembarcaran en Leyte las tropas aliadas
lideradas por el general Douglas MacArthur, y que culminó con la conquista de Filipinas
a los japoneses. En ese periodo de tiempo, cerca de un millón de filipinos
perdieron la vida.
En la imagen se detalla la posición de los diversos buques japoneses hundidos.
La
operación militar en la Bahía
de Coron fue muy brillante y de una gran eficacia, dado el control del tiempo de
vuelo, del combustible consumido por los aviones norteamericanos y el tiempo tan
breve en que éstos podían volar sobre los buques japoneses (10 a 15 minutos) antes de
volver al portaaviones con el combustible necesario para llegar. Eficacia que
sufrieron los buques japoneses. El
acorazado Akitsushima, de 118
m de eslora, y el petrolero Okikawa Maru, de 200 m de eslora, fueron los
primeros. El Akitsushima se defendió agresivamente con su completo armamento
pero pronto fue tocado por los múltiples ataques, hundiéndose en 15 minutos
entre el paso de Lajo y la isla de Manglet. Tardó más en hundirse el Okikawa
Maru. A pesar de que muy pronto se incendió, se mantuvo combatiendo hasta la
llegada de la nueva bandada de bombarderos días después.
En la imagen, el elegante acorazado japonés Akitsushima, fondeado en Kobe. A la derecha, imagen del "hellcat" F6F-3 despegando del portaaviones norteamericano USS Lexington.
El
carguero Olympia Maru, de 112
m de eslora, fue hundido en el cuarto bombardeo
llevándose a 19 marineros japoneses. El Irako peleó hasta el final con la gran
variedad de armas antiaéreas de las que disponía. El hundimiento del Kogyo Maru
junto a la isla de Lusong se llevó a 39 marineros. Este carguero llevaba
importantes piezas de recambio de aviones para el carguero Olympia Maru,
dañado ya en la batalla de Manila. El poderoso Kyokuzan Maru fue convertido en
un casco ardiente al otro lado de la isla Busuanga. Continuó luchando hasta el final.
Fue hundido por los propios marinos japoneses. El Nanshin Maru se hundió en la
punta oeste. El Skeleton Wrek al oeste de la isla de Corom. Después el Taiei
Maru, el Kyokuan Maru, Lasang Gunboat, Lusong Gunboat,….Sólo el petrolero Kamoi
pudo escapar milagrosamente de los bombardeos.
Esta batalla fue clave para el control del Océano Pacífico.
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