lunes, 6 de abril de 2015

Las islas móviles de Coron y el General MacArthur


       Japón es un país que tiene recursos naturales muy limitados. Hasta 1939, EEUU le suministraba relevantes minerales y petróleo para el desarrollo de su industria. Por orden del Presidente Roosevelt, a través del Secretario de Estado Cordel Hull, se realizó un bloqueo de los suministros para obligar a Japón a terminar los ataques contra China. Esto hizo que para buscar provisiones se mirara hacia las colonias británicas y estadounidenses del Sur, conscientes de que los Estados Unidos no iban a permitir que atacaran a las islas sureñas, sabiendo del peligro potencial de la flota americana del Pacífico en Pearl Harbor (que ya tratamos aquí).

      Por otro lado, en la comunicación con las Indias occidentales, estaban amenazadas  bases norteamericanas de las Filipinas, ya que el paso de los petroleros por Luzón era obligado y las Filipinas estaban en manos de los estadounidenses. Eso hizo que se planificara al unísono el repentino ataque contra la flota en Pearl Harbor y la invasión de las Filipinas a continuación, conquistando las bases norteamericanas en las islas de Guam y Wake, lo que ocurrió en 1944 tras la batalla naval de las Filipinas el 19 y 20 de junio y, meses después, tras la batalla del Golfo de Leyte.

       Tras la victoria en Midway (en la imagen), la flota norteamericana se lanzó a la reconquista de las Filipinas. Tras durísimas e incruentas batallas, como la de Manila, los estadounidenses empiezan a ocupar algunas islas del archipiélago. 
     Ante la ofensiva americana, en la que veinte barcos japoneses fueron hundidos en las cercanías de Manila por las fuerzas navales del almirante William Halsey, la Armada Imperial japonesa decide trasladar a parte de la flota (casi una treintena de barcos), al norte de Palawan, en la bahía de Corom (al sur de la isla de Busuanga, entre las islas de Coron y Culiom, a 400 kilómetros de Manila), convencidos de su seguridad, ya que era una distancia enorme para que la pudiera cruzar un avión de guerra americano. Aún así los japoneses tomaron otras medidas de seguridad, como cubrir los barcos de forma que parecieran islas.
       Gracias al empecinamiento del analista de las fotografían que hacían los aviones de reconocimiento americanos, que creyó detectar que algunas “islas” se movían, el alto mando de la flota decidió enviar durante varios días aviones de reconocimiento a esa zona para “estudiar el movimiento de las islas” que finalmente fue confirmado, además, al interceptar comunicaciones japonesas por radio.
       El Almirante William F. 'Toro' Halsey era el comandante de la Tercera Flota de los Estados Unidos. No pudo participar en la batalla de Midway al estar internado en el Hospital Naval de Pearl Habor por padecer una erupción cutánea severa. Se rehizo de su ausencia al hundir a la flota japonesa en Coron. Para ello contó con el vicealmirante Marc A. Mitscher, que era el  comandante de la Fuerza de Ataque 38 a bordo del portaaviones USS Lexington de donde partió el ataque aéreo.  En la madrugada del 24 de septiembre de 1944, 96 cazas Gruman F6F Hellcat y 24 bombarderos Curtiss SB2C Helldiver despegaron del portaaviones  'USS Lexington' para atacar por sorpresa a la flota japonesa atracada en la Bahía de Coron, cogiéndola totalmente desprevenida. En quince minutos hundieron quince barcos japoneses y otros diez quedaron dañados irreparablemente, lo que permitió que una nueva oleada de bombardeos rematara la faena, de manera que solamente el petrolero Kamoi pudo salvarse del ataque y llegar al  Puerto de Hong Kong sin daños considerables.
      Esta  operación fue clave para que el 2 de septiembre de 1945, un año después de la salida,  desembarcaran en Leyte las tropas aliadas lideradas por el general Douglas MacArthur, y que culminó con la conquista de Filipinas a los japoneses. En ese periodo de tiempo, cerca de un millón de filipinos perdieron la vida.

     En la imagen se detalla la posición de los diversos buques japoneses hundidos.

     La operación militar en la Bahía de Coron fue muy brillante y de una gran eficacia, dado el control del tiempo de vuelo, del combustible consumido por los aviones norteamericanos y el tiempo tan breve en que éstos podían volar sobre los buques japoneses (10 a 15 minutos) antes de volver al portaaviones con el combustible necesario para llegar. Eficacia que sufrieron los buques japoneses.  El acorazado Akitsushima, de 118 m de eslora, y el petrolero Okikawa Maru, de 200 m de eslora, fueron los primeros. El Akitsushima se defendió agresivamente con su completo armamento pero pronto fue tocado por los múltiples ataques, hundiéndose en 15 minutos entre el paso de Lajo y la isla de Manglet. Tardó más en hundirse el Okikawa Maru. A pesar de que muy pronto se incendió, se mantuvo combatiendo hasta la llegada de la nueva bandada de bombarderos días después.

En la imagen, el elegante acorazado japonés Akitsushima, fondeado en Kobe. A la derecha, imagen del "hellcat" F6F-3 despegando del portaaviones norteamericano USS Lexington.

    El carguero Olympia Maru, de 112 m de eslora, fue hundido en el cuarto bombardeo llevándose a 19 marineros japoneses. El Irako peleó hasta el final con la gran variedad de armas antiaéreas de las que disponía. El hundimiento del Kogyo Maru junto a la isla de Lusong se llevó a 39 marineros. Este carguero llevaba importantes piezas de recambio de aviones  para el carguero Olympia Maru, dañado ya en la batalla de Manila. El poderoso Kyokuzan Maru fue convertido en un casco ardiente al otro lado de la isla Busuanga. Continuó luchando hasta el final. Fue hundido por los propios marinos japoneses. El Nanshin Maru se hundió en la punta oeste. El Skeleton Wrek al oeste de la isla de Corom. Después el Taiei Maru, el Kyokuan Maru, Lasang Gunboat, Lusong Gunboat,….Sólo el petrolero Kamoi pudo escapar milagrosamente de los bombardeos.
    Esta batalla fue clave para el control del Océano Pacífico.


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