Ahora que las fiestas de Navidad
están como quién dice, a la vuelta de la esquina, me ha parecido bastante
sugerente hacer algunos comentarios sobre diversas tradiciones que tiene nuestro rico
patrimonio y folclore español.
Montar el Belén de Navidad
En
los países católicos es costumbre representar con figuritas el pesebre donde
según las Escrituras nació Jesucristo (también el rey David). Se han
encontrado figuritas de arcilla representando este nacimiento, en diversas
catacumbas romanas si bien en la Edad Media
parece ser que la costumbre se debió a san Francisco de Asís, que en 1223
sorprendió a sus vecinos de Greccio (Italia) en la misa nocturna que ofició en
Nochebuena al encontrarse en ella un pesebre con la figura de un niño Jesús
hecha en barro por el propio religioso, reuniéndose alrededor cantando
canciones en su honor (villancicos). Según algunas fuentes, la figura de barro
cobró vida por un tiempo, riendo y extendiendo sus bracitos hacia san Francisco.
Tras esto, se repitió todos los años, convirtiéndose en costumbre que fue
imitada por otras poblaciones (s. XIV). Es de suponer que algunos mercaderes italianos
llevaran consigo la tradición a otros países donde les sorprendiera la Navidad y viajeros
europeos que visitaran la península italiana por esas fechas también la incorporarían a sus fiesta navideñas.
Parece
ser que en España introdujo esta costumbre el rey borbón Carlos III, quién
gustaba de montar su portal de belén, transmitiendo esta costumbre a la
aristocracia tanto de España como de Latinoamérica.
Como
curiosidad, quiero decir que el pasado octubre se daba a conocer una patena encontrada
en la ciudad ibero-romana de Cástulo (Jaén) con la representación más antigua
de Jesucristo. Ha sido datada en el siglo IV d.C., y muestra a Cristo en
majestad flanqueado por dos santos, se cree que san Pedro y san Pablo. En la
figura se observa la patena de cristal. Otras piezas similares en cuanto a su
decoración y edad se han encontrado en las ruinas de Complutum (Alcalá de
Henares, Madrid) y de L’Almoina (Valencia). Todas ellas se cree que fueron
realizadas en algún taller italiano próximo a Roma.
El roscón de Reyes
Este
característico rosco de bizcocho relleno de nata (tradicionalmente, si bien ha
ido derivando en un relleno de distintos sabores tales como chocolate, crema
pastelera, etc) con algo de esencia de azahar y decorado con frutas confitadas,
suele llevar en su interior una pequeña figurita así como un haba. De acuerdo
con la costumbre, a la persona que le toque el haba paga el rosco o roscón de
Reyes.
Pues
bien, de acuerdo con las indagaciones efectuadas por Julio Caro Baroja y
puestas de manifiesto en su libro “El Carnaval”, ya existen referencias a la
tradición de comer este dulce el día de Reyes (Magos), 6 de enero en la España ¡del siglo XII!. Una
de estas referencias aludía al Roscón de Reyes consumido en el medieval Reino
de Navarra, entre cuyos consumidores se repartía un haba seca en el interior. El niño que
la encontrara sería nombrado “rey de la faba” ese año. Pero no es la única
tradición, ya que en otro documento contemporáneo andalusí, el poeta Ben Quzman
(Córdoba, 1078-1160) mencionaba en su “Cancionero” un dulce parecido que
denominaba hallullo o hallón (vocablo que en andalusí o árabe
hispánico significaba bollo o “panecillo de fiestas”), consistente en una torta
con una moneda en su interior, que se consumía para celebrar el Año Nuevo
árabe.
De
estas tradiciones obtengo dos observaciones curiosas: la primera, que ya fuera
en un reino cristiano o en uno árabe, existía una costumbre muy parecida; y la
segunda, que tuvo tal arraigo la tradición andalusí que aún hoy día se sigue
usando el vocablo en la ciudad de Granada (último bastión musulmán en
Occidente). Un pan muy parecido y típico de Chile es el llamado “hallullas”,
nombre derivado del término andalusí (y posiblemente también el panecillo en
sí, que recuerda al pan árabe). También es cierto que igual arraigo tuvo en el
mundo cristiano pues continúa estando vigente en los hogares españoles.
En
la imagen se observa un tradicional roscón de Reyes característico, una cesta
con hallullas y una edición del cancionero de Ibn Ben Quzman.
De
acuerdo con historiadores, la tradición puede derivar de las fiestas celebradas
en el Imperio Romano en similares fechas (el solsticio de invierno), en honor
al dios Saturno (por ello llamadas “Saturnales”), para festejar el triunfo de
la luz sobre la oscuridad ya que a partir de esa fecha (el día con la noche más
larga), las horas de luz solar se incrementan en detrimento de las nocturnas.
Se realizaban unos bizcochos redondos con miel, higos y dátiles que se
repartían entre la población, sin distinción de clases, y que a partir del siglo
III d.C., uno de ellos llevaba en su interior un haba seca. Aquel que lo
encontraba (siempre hombre) era coronado “rey de reyes” durante un tiempo
estipulado (es por eso que muchos roscones de reyes suelen venderse con una corona
de juguete).
Para
no alargar mucho esta entrada, seguiré con comentarios similares, en la siguiente.
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