jueves, 18 de diciembre de 2014

Algunas aclaraciones del origen de nuestras tradiciones navideñas


    Ahora que las fiestas de Navidad están como quién dice, a la vuelta de la esquina, me ha parecido bastante sugerente hacer algunos comentarios sobre diversas tradiciones que tiene nuestro rico patrimonio y folclore español.


Montar el Belén de Navidad
            En los países católicos es costumbre representar con figuritas el pesebre donde según las Escrituras nació Jesucristo (también el rey David). Se han encontrado figuritas de arcilla representando este nacimiento, en diversas catacumbas romanas si bien en la Edad Media parece ser que la costumbre se debió a san Francisco de Asís, que en 1223 sorprendió a sus vecinos de Greccio (Italia) en la misa nocturna que ofició en Nochebuena al encontrarse en ella un pesebre con la figura de un niño Jesús hecha en barro por el propio religioso, reuniéndose alrededor cantando canciones en su honor (villancicos). Según algunas fuentes, la figura de barro cobró vida por un tiempo, riendo y extendiendo sus bracitos hacia san Francisco. Tras esto, se repitió todos los años, convirtiéndose en costumbre que fue imitada por otras poblaciones (s. XIV). Es de suponer que algunos mercaderes italianos llevaran consigo la tradición a otros países donde les sorprendiera la Navidad y viajeros europeos que visitaran la península italiana por esas fechas también la incorporarían a sus fiesta navideñas.
            Parece ser que en España introdujo esta costumbre el rey borbón Carlos III, quién gustaba de montar su portal de belén, transmitiendo esta costumbre a la aristocracia tanto de España como de Latinoamérica.

            Como curiosidad, quiero decir que el pasado octubre se daba a conocer una patena encontrada en la ciudad ibero-romana de Cástulo (Jaén) con la representación más antigua de Jesucristo. Ha sido datada en el siglo IV d.C., y muestra a Cristo en majestad flanqueado por dos santos, se cree que san Pedro y san Pablo. En la figura se observa la patena de cristal. Otras piezas similares en cuanto a su decoración y edad se han encontrado en las ruinas de Complutum (Alcalá de Henares, Madrid) y de L’Almoina (Valencia). Todas ellas se cree que fueron realizadas en algún taller italiano próximo a Roma.

El roscón de Reyes
            Este característico rosco de bizcocho relleno de nata (tradicionalmente, si bien ha ido derivando en un relleno de distintos sabores tales como chocolate, crema pastelera, etc) con algo de esencia de azahar y decorado con frutas confitadas, suele llevar en su interior una pequeña figurita así como un haba. De acuerdo con la costumbre, a la persona que le toque el haba paga el rosco o roscón de Reyes.
            Pues bien, de acuerdo con las indagaciones efectuadas por Julio Caro Baroja y puestas de manifiesto en su libro “El Carnaval”, ya existen referencias a la tradición de comer este dulce el día de Reyes (Magos), 6 de enero en la España ¡del siglo XII!. Una de estas referencias aludía al Roscón de Reyes consumido en el medieval Reino de Navarra, entre cuyos consumidores se repartía un haba seca en el interior. El niño que la encontrara sería nombrado “rey de la faba” ese año. Pero no es la única tradición, ya que en otro documento contemporáneo andalusí, el poeta Ben Quzman (Córdoba, 1078-1160) mencionaba en su “Cancionero” un dulce parecido que denominaba hallullo o hallón (vocablo que en andalusí o árabe hispánico significaba bollo o “panecillo de fiestas”), consistente en una torta con una moneda en su interior, que se consumía para celebrar el Año Nuevo árabe.
            De estas tradiciones obtengo dos observaciones curiosas: la primera, que ya fuera en un reino cristiano o en uno árabe, existía una costumbre muy parecida; y la segunda, que tuvo tal arraigo la tradición andalusí que aún hoy día se sigue usando el vocablo en la ciudad de Granada (último bastión musulmán en Occidente). Un pan muy parecido y típico de Chile es el llamado “hallullas”, nombre derivado del término andalusí (y posiblemente también el panecillo en sí, que recuerda al pan árabe). También es cierto que igual arraigo tuvo en el mundo cristiano pues continúa estando vigente en los hogares españoles.  
            En la imagen se observa un tradicional roscón de Reyes característico, una cesta con hallullas y una edición del cancionero de Ibn Ben Quzman.
            De acuerdo con historiadores, la tradición puede derivar de las fiestas celebradas en el Imperio Romano en similares fechas (el solsticio de invierno), en honor al dios Saturno (por ello llamadas “Saturnales”), para festejar el triunfo de la luz sobre la oscuridad ya que a partir de esa fecha (el día con la noche más larga), las horas de luz solar se incrementan en detrimento de las nocturnas. Se realizaban unos bizcochos redondos con miel, higos y dátiles que se repartían entre la población, sin distinción de clases, y que a partir del siglo III d.C., uno de ellos llevaba en su interior un haba seca. Aquel que lo encontraba (siempre hombre) era coronado “rey de reyes” durante un tiempo estipulado (es por eso que muchos roscones de reyes suelen venderse con una corona de juguete).
            Para no alargar mucho esta entrada, seguiré con comentarios similares, en la siguiente.


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