sábado, 3 de enero de 2015

El misterioso hundimiento del Titanic español


     Ya en la entrada anterior (aquí) hablamos del "Príncipe de Asturias", el trasatlántico español conocido coloquialmente como "el Titanic español". Hoy vamos a detallar las distintas hipótesis que se han dado para tratar de explicar el extraño hundimiento y silencio que rodeó a este triste suceso.

         Otra explicación del hundimiento de nuestro Titanic, el trasatlántico Príncipe de Asturias
        La creencia en los tesoros que transportaba el trasatlántico español “Príncipe de Asturias”, señalados en la entrada anterior, disparó el interés por extraer su carga. A pesar de la dificultad de realizar inmersiones en la zona, debido a los fuertes temporales con vientos bravíos casi constantes, la visibilidad del agua que no llega a 3m y a que los restos del naufragio estaban dispersados a profundidades entre 15 y 50 m y parcialmente hundidos en la arena del fondo, con lo que cualquier intento de rescate entraña una gran dificultad y riesgo extremo, en 1950 se realizó el primer intento que resultó fallido. A partir de entonces han sido varias las inmersiones realizadas. Señalan que en ellas se han encontrado restos humanos que ha sido imposible recuperar por las malas condiciones climáticas de la zona, así como parte de la carga, estatuas, maquinarias, vajillas, anclas, calderas y las hélices. Para rescatar las joyas y el oro de sus bodegas (se cree que había más de 10 toneladas de oro además de 4.500 Tm de cobre y 1.200 Tm de estaño, así como 45.000 libras esterlinas entre joyas y monedas) se llegó hasta el uso de dinamita para facilitar la complicada entrada al pecio. Fue una mala solución ya que dañó gravemente el casco y la carga que contenía.
       En 1992 una sociedad de publicistas de Brasil elaboró un plan para recuperar las estatuas de las bodegas del barco y donarlas a la ciudad de Buenos Aires.  Para ello se solicitó la colaboración y ayuda de la Comisión de Arqueología Naval española del V Centenario, que fue denegada. Sin embargo, continuó desarrollándose el proyecto, con nuevas voladuras del casco  sin obtener resultados ya que lo único que se obtuvo fue una estatua partida y muy deteriorada por las diferentes explosiones, que actualmente se exhibe en el Museo Naval de Río de Janeiro. El Príncipe de Asturias se resistía a entregar sus misterios.
En la imagen se puede ver una fotografía de una de las cubiertas y de una habitación del lujoso barco.
      
 Aparecen las teorías conspirativas
     Fue sorprendente el tupido silencio que acompañó al hundimiento del trasatlántico, impropio de una noticia tan mundialmente importante, ya que el “Principe de Asturias” durante sus primeras travesías gozó de todo el reconocimiento mundial, recibiendo elogios de toda la prensa internacional, de ahí que aparecieran rumores, habladurías y leyendas que variaban la versión de los hechos. La más trasladada era la que aseguraba que el Príncipe de Asturias fue bombardeado por un buque británico para matar a importantes personalidades alemanas que viajaban a bordo rumbo a Argentina (estamos en la Primera Guerra Mundial).  Lamentablemente, nada se ha podido demostrar, por el daño que han  sufrido los restos del barco que no admiten interpretación alguna sobre esa teoría acerca del hundimiento. Hay más opiniones que siguen apuntando a la intervención británica. El escritor Prenafeta Siles señala que su abuelo, Gregorio Siles Peña, superviviente del hundimiento, explicó que el Príncipe de Asturias fue hundido por un barco británico que los siguió en su travesía para hacerse con el oro que transportaba en sus bodegas y llegaba aún más lejos cuando afirmaba que en ese  complot había implicados algunos oficiales de a bordo. No obstante, no hay constatación alguna que pueda dar un atisbo de verosimilitud a  estas remotas teorías.
      Por su parte, la Norton-Vega y Co, compañía aseguradora del trasatlántico guardó también un silencio nunca roto, en lo referente a la carga transportada por el navío (en parte, como equipaje de importantes financieros, aristócratas y artistas), lo que acrecentó aún más los rumores de importantes personajes viajando a bordo, así como de suculentos tesoros aguardando dentro del barco.

Junto a estas líneas se muestra una fotografía aparecida en los periódicos brasileños mostrando un grupo de supervivientes del hundimiento del Titanic español que logró llegar a la localidad de Santos. Bajo ella, parte de los oficiales del trasatlántico contemplando una partida de ajedrez entre dos de sus compañeros y una de las estatuas que viajaba en el barco y fue rescatada años después del hundimiento. Pueden apreciarse daños en el rostro, cuello y uno de sus brazos.



      El “gemelo con mejor suerte”
      El Príncipe de Asturias tuvo un gemelo, el trasatlántico “Infanta Isabel”, un hermoso navío de 150 m de eslora que podía transportar a casi dos mil pasajeros. Botado poco antes que su gemelo y perteneciente a la naviera Pinillos, tuvo una vida más larga: 33 años de navegación. En 1926, ya bajo la gerencia de la Compañía Transoceánica, fue vendido a Japón, a la naviera Osaka Shosen Kaisha, que lo llamó “Mizhuo Maru”. En la segunda guerra mundial el buque se acondicionó para transporte de tropas desde 1941 hasta 1944. En septiembre de 1944 el submarino norteamericano USS 395 “Redfish” lo hundió en las aguas de las islas filipinas. Allí acabó la andadura del “viejo marino”.









  Imágenes del buque de vapor "Infanta Isabel de Borbón", gemelo del "Príncipe de Asturias".


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