martes, 7 de junio de 2016

Aspectos curiosos sobre Don Quijote de la Mancha

            Hace ya unas entradas, comentábamos algunos aspectos poco conocidos sobre don Miguel de Cervantes Saavedra, dado que estamos en la celebración del 400 aniversario de la publicación de la segunda parte de la novela, que no de la muerte de Cervantes (nunca he comprendido por qué celebrar aniversarios de la muerte de un personaje, es como gozar de que nos haya dejado, ¿no deberían celebrarse los aniversarios del momento en que nació?). Pues bien, hoy voy a centrarme en el personaje más destacado de su obra, “el caballero de la triste figura”, don Alonso Quijano, más conocido como El Quijote, si bien me reí bastante (y también sufrí, lo confieso) con el Licenciado Vidriera.


            Del posible trasfondo real que pudiera haber en los personajes de la obra más popular del castellano, ya hablamos aquí en otro momento, así que evitaremos repetirnos al respecto.



1. ¿Por qué se le conocía como “el caballero de la triste figura”? En la propia obra es el fiel escudero Sancho Panza quién así lo nombra y también quién se apresura a aclararlo, siendo corregido por el Quijote, para rematar la charla de nuevo Sancho, con toda la sorna del mundo diciendo: “Yo os lo diré –respondió Sancho-, porque le he estado mirando un rato a la luz de aquella hacha que lleva aquel malandante, y verdaderamente tiene vuestra merced la más mala figura, de poco acá, que jamás he visto; y débelo de haber acusado, o ya el cansancio deste combate, o ya la falta de las muelas y dientes.
            - No es eso –respondió don Quijote-, sino que el sabio a cuyo cargo debe de estar el escribir la historia de mis hazañas le habrá parecido que será bien que yo tome algún nombre apelativo como lo tomaban todos los caballeros pasados: cuál se llamaba el de la Ardiente Espada; cuál, el del Unicornio; (…) y por estos nombres e insignias eran conocidos por toda la redondez de la tierra. Y así, digo que el sabio ya dicho te habrá puesto en la lengua y en el pensamiento ahora que me llamases el Caballero de la Triste Figura, como pienso llamarme desde hoy en adelante; y para que mejor me cuadre tal nombre, determino de hacer pintar, cuando haya lugar, en mi escudo una muy triste figura.
- No hay para qué gastar tiempo y dineros en hacer esa figura –dijo Sancho-, sino lo que se ha de hacer es que vuestra merced descubra la suya y dé rostro a los que le miraren, que sin más ni más, y sin otra imagen ni escudo, le llamarán el de la Triste Figura; y créame que le digo verdad (…).” (si se desea, ver aquí el diálogo completo).

2. En la obra de Cervantes se da tan mala impresión de la Iglesia Católica (intransigente, con curas dados a todo tipo de vicios e indiferentes a la miseria que rodeaba a sus feligreses), que Miguel de Cervantes fue excomulgado varias veces. ¿La razón oficial? Que pretendía cobrarle (en su etapa de recaudador de impuestos para avituallamiento de la Armada Invencible) a la Iglesia los mismos impuestos que al resto del pueblo y gente con riqueza y posesiones.

3. Precisamente esa recaudación de impuestos le llevó en varias ocasiones a terminar en la cárcel por un tiempo, acusado de quedarse con el dinero que supuestamente le habían dado algunos comerciantes (que en realidad nunca pagaron, pero tenían “contactos”). Gracias a este infortunio, Cervantes concibió y escribió el grueso de “su Quijote” en una mazmorra sevillana (si bien otros autores consideran que fue en la cordobesa Castro del Río o en Argamasilla de Alba, e incluso hay quien considera que la frase del prólogo de la obra que dice que se generó en una cárcel “donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación” es en sentido metafórico), como se muestra en la imagen (a la izda, placa muy borrada, en Sevilla; a la derecha, placa en Casa de Medrano, en Ciudad Real, donde se preserva la supuesta cárcel-cueva donde se creó la célebre obra).


Cuando se publicó la primera parte de la obra, su autor contaba con 58 años de edad. El propio Cervantes tenía algo de Quijote, ávido lector, como él mismo ironizó en su obra: “Yo soy aficionado a leer, aunque sean los papeles rotos de las calles”.

4. La obra es tan rica en todo tipo de cuestiones que incluso desde el punto de vista gastronómico ha enriquecido el patrimonio (inmaterial) español. En este sentido, se encuentran en sus líneas hasta 150 recetas para elaborar el plato más común de España en esa época del siglo XVII, “la olla”. Irónicamente puede verse cómo ambos personajes comen dicho plato, pero también queso y pan, tocino y vino (comida típica de los cristianos viejos o de los españoles de linaje que se remontaba hasta los hispano-godos, sin mezcla de sangre con moriscos o judíos, cuyas religiones les prohibían tomar alcohol o cerdo) e incluso “duelos y quebrantos” como alimento.

5. Cervantes ofrece, indirectamente, su desacuerdo con la expulsión de los moriscos (1609), de manos del amigo de Sancho Panza, Ricote, un morisco amable y simpático que no duda en decir: “doquiera que estamos, lloramos por España”. Cervantes vivirá una España extraña, que se aferra al pasado impoluto de grandes guerreros de la Reconquista, a la vez que se alza como la primera gran potencia occidental, con una garra en frenar el avance otomano (Lepanto) y otra en hacer el mundo más pequeño, gracias a sus grandes exploradores que traen a España todo tipo de plantas, animales y culturas exóticas, rivalizando la pureza de sangre de los cristianos viejos, con un mundo multicultural y de fronteras inmensas
         El escritor mexicano Carlos Fuentes afirmó en cierta ocasión: “Cervantes, como don Quijote, es un hombre capturado entre dos mundos, el viejo y el nuevo.” Posteriormente afirmaría que la obra “es la primera novela de la desilusión, la aventura de un loco maravilloso que recobra una triste razón.”

6. Don Quijote, un personaje curioso. El protagonista de la novela se dice loco, pero en verdad, conforme se le va tratando, se le van adivinando cualidades dignas de elogio y, siempre que no se toque el tema de los caballeros andantes, llega a hacer uso de una lógica y cordura ciertamente admirable. En lo referente a su locura, en cierto momento llega a cuestionar si la tendencia de la gente sirve para que las personas lo tomen como un referente al asegurar: “los locos somos locos, porque somos pocos”, sentenciando así los riesgos de ir contracorriente, en la sociedad. En lo relativo a su heroicidad, será realmente grande, incluso a pesar de él mismo, ya que nunca rehuirá ningún ataque que considere injusto, ya sean colosales gigantes (molinos), asaltantes de caminos contra indefensas doncellas (realmente desarmados monjes a los que propina una tunda de palos) o fieros leones (ante los que afirmará socarrón “¿leoncitos a mi?”). Respecto a su compañero de aventuras, Sancho Panza, ocurrirá como en toda convivencia y que ya expresara el cantante vasco Mikel Erentxun en su canción “mañana”, al decir: “hay mucho más de mi en ti, que lo que queda dentro de mi”. Así, aunque inicialmente parece que ambos personajes son puntos opuestos, como Madariaga reparará, a lo largo de las andanzas, Sancho se quijotizará, mientras que el Quijote se sanchificará. En la segunda parte de la obra, finalmente el Quijote llega a causar dolor al ver su desconcierto al perder su más ansiada posesión y mundo, su biblioteca y no comprender el motivo por el que todos le tratan mal, con burla e injustamente.



7. El Quijote de Cervantes es la obra cumbre del castellano, del idioma español. Y no sólo por ser, tras la Biblia, el libro que se ha traducido a más idiomas, sino por la riqueza semántica, sus diálogos, sus giros y frases, todos los aspectos de la sociedad del siglo XVII que ha recogido (incluso gastronómicamente, como se ha visto) y por motivar a muchas personas a desear aprender el idioma para leer la obra en su versión original. Ese fue el caso del antiguo primer ministro israelí, David Ben-Gurión, así como del presidente norteamericano J.F. Kennedy.
            El poeta Antonio Machado afirmó que “leyendo a Cervantes, me parece comprenderlo todo”, mientras que Dámaso Alonso dirá: “Él es España”. Carpentier sentenciará: “No tuvo España mejor embajador, a lo largo de los siglos, que Don Quijote”.
De hecho, es de las escasas novelas universales que ha llegado a editarse en versión Manga (los célebres cómic asiáticos) e incluso Spanglish (o el “idioma” nacido de la unión del Español y el Inglés norteamericano), comenzando el célebre libro: “En un placete de la Mancha of which nombre no quiero remembrearme, vivía, not so long agot, uno de esos gentleman who always tienen una lanza in the rack”.
La propia obra Cyrano de Bergerac marcará un claro homenaje a esta novela, como ya vimos anteriormente en este blog, aquí.

8. Tal es la ética de la que llega a hacer gala el protagonista de la obra, que en el código policial de Nezahualcoyotl, una localidad mexicana, hay partes de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha para ser estudiados por los policías que allí se forman.

Dos láminas realizadas por el pintor catalán Salvador Dalí para una de las ediciones de la obra de El Quijote cervantino.

9. Como suele decirse con resignación e ironía, hay gente pa tó. Así, hay quién ha contado el número de palabras que componen la obra íntegra cervantina (casi 400.000, concretamente, 381.104), de las cuales 23.000 no se repiten.

10. Cifras de infarto. Posee más de cinco partes, firmadas por otros escritores distintos de Miguel de Cervantes, en distintas épocas, desde que El Quijote se diera a conocer. Ha vendido, desde su aparición por primera vez en el mercado, más de 500 millones de ejemplares (de los que se tenga constancia, claro), en todo el mundo.

11. El Quijote se publicó por primera vez en 1604. Un año después, se publicaban en español seis ediciones más. En 1607-1608, el irlandés Thomas Shelton publicaba la primera versión inglesa de la obra, traducida casi literalmente, palabra por palabra, quedando como resultado una versión algo forzada y en ocasiones, difícil de entender por un inglés al encontrar frases hechas extrañas para ellos. En 1614, aparecería en los mercados franceses en dicho idioma, en 1622, en italiano y posteriormente, en alemán.

12. De acuerdo con distintos académicos, la obra inicialmente iba a ser un relato corto, al que Cervantes fue incorporando parte de sus vivencias, por lo cual en ocasiones llega a parecer autobiográfica, y en otras parece mostrar distintas tendencias literarias. Cuando fue escrita, el autor llevaba 20 años sin haber vuelto a escribir, así que son muchos los que consideran que de las distintas anotaciones que Cervantes fue haciendo en esos años, nació esta gran obra de la literatura universal.



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