lunes, 10 de marzo de 2014

Errores históricos de Gladiator

    Pasando por alto fallos de producción, como extras haciendo de legionarios con relojes de pulsera o vistiendo blue jeans ("vaqueros", como les decimos en España), gafas de sol e incluso una botella de agua de plástico azul, por no hablar de las famosas bombonas de propulsión que aparecen cuando vuelca un carro y que se comentan aquí, nos centraremos en los hechos históricos que trata de narrar la película.
    El film comienza con una batalla en Germania, actual Alemania; concretamente en la de Vindobona (180 d.C.). Los jinetes romanos usan una equipación similar a la que cabría esperar en épocas muy posteriores al desarrollo de los hechos de la película ya que habrá que esperar hacia el final del Imperio romano y la llegada de los Godos para observar un uso generalizado de sillas de montar como las que usa el protagonista, o de los estribos. Eso por no hablar de la infantería de a pie, famosa por atacar en bloque con su conocida formación “en tortuga” y que en la película se echa por tierra al mostrar a cada soldado desperdigado por el campo de batalla, luchando de manera independiente. Sin embargo, es de destacar que se muestre al ejército romano como un ejército profesional, bien entrenado y jerarquizado pero cuya mente estaba en el enriquecimiento personal a través de su servicio y de los tesoros de las conquistas, no en su visión del “todo por la patria” que Hollywood le ha otorgado siempre, careciendo de base histórica. 
    
    El propio nombre del protagonista, Máximo Décimo Meridio está fuera de lugar ya que únicamente uno de estos términos solía usarse en el nombre, como complemento de éste. Me explico, así como actualmente suelen usarse adjetivos para identificar a una persona concreta de sus familiares –por ejemplo, se dice “Perico el de los Palotes”, “Antonio el rubio” o George Bush Jr (Junior), para distinguirlo de su padre, de igual nombre– los romanos solían añadir un adjetivo identificativo similar, llamado cognomina. Y los tres mencionados son eso: Máximo es un calificativo (supremo), Décimo señala que hace el número diez en su linaje que lleva tal nombre (como por ejemplo Felipe II) y Meridio también es un adjetivo (“después de mediodía”). Así pues, tan pomposo nombre sería muy mal sonante, si no absurdo, en su tiempo, y desde luego nada apropiado para un general romano de buena cuna. Ni los emperadores usaban nombres tan exageradamente pomposos. 

     El protagonista, por diversos infortunios, cae en desgracia y todas sus posesiones son arrasadas. Cuando logra llegar a su villa en Emerita Augusta (actual Mérida, España) encuentra los cadáveres de su esposa e hijo, a los que entierra depositando unas flores de buganvilla, muy frecuentes en la actualidad en la zona pero que, por desgracia para el guionista, llegaron a la Península Ibérica posteriormente. 

    El protagonista termina convertido en gladiador. Y aquí aparecen nuevos fallos pues el calzado típico de éstos eran unas sandalias de varias vueltas de cuero en torno al pie y tobillo conocidas hoy día precisamente como “romanas”. Pero nuestro gladiador, más chulo que un ocho, usa unas botitas tipo Robin Hood, de suela de goma la mar de monas ellas que claro está, le ayudan a arrear mamporros hasta al que pasa a pedir la hora. Es lo que tiene...
  Pero precisamente en el Coliseo de Roma se da otro error garrafal pues se ve a diferentes personajes con octavillas sobre los próximos espectáculos, que evidencian claramente el uso de la imprenta. Ahí es nada. Se sabe (se hallaron en Pompeya y Herculano, preservadas por la ceniza acumulada) que se usaban carteles en las fachadas...pero de ahí a la imprenta.... 

    Tampoco aparecen las gradas realizadas en madera tallada que se considera que existían en el gran circo romano y que desaparecieron con el tiempo. Incluso en los caminos y el acceso a la gran capital del imperio las maravillosas calzadas romanas brillan por su ausencia cuando han sido uno de los mayores logros de esa cultura, tan excelentemente bien realizadas que fueron usadas a lo largo de los siglos posteriores y aún perduran actualmente. 

   Cuando Cómodo llega como emperador a Roma, es vitoreado en el foro. En este momento hay algunos comentaristas que mencionan edificios renacentistas en la Roma representada, figurando incluso campanarios plenamente cristianos en el horizonte de la ciudad, como se observa en una de las imágenes. Lógicamente están totalmente fuera de lugar ya que ni el Islam ni la iglesia católica romana los habían desarrollado aún. El mismo foro aparece más enorme y desprovisto de columnas, arcos triunfales y otros elementos, de lo que realmente estaba. 

   Ahora centrémonos en el emperador Cómodo, quien asesina a su padre Marco Aurelio para coronarse en el trono. La película da a entender que su reinado se extiende por un par de años a lo sumo, si bien la realidad es que fueron diez años. Por cierto que cuando el emperador fallece, su hermana Lucila ya había muerto antes, algo que no ocurre en la película. El emperador Cómodo supuso el fin del Alto Imperio y su fallecimiento sin herederos directos, el fin de la dinastía Antonina. Ahora bien, ni tras él se volvió a la república ni mató a su padre,  que murió de peste, si nos atenemos a los cronistas de su tiempo.
Cómodo suele usar una capa azul, color que en realidad era considerado entre los romanos como portador de mala suerte. Es un detalle que destaca dado que presentan al personaje como asustadizo, frágil y débil. Dudo mucho que escogiese ese color cuando lo normal era usar el púrpura. Esta coloración rojiza se extraía de un invertebrado, lo que encarecía mucho su valor, pues requería gran cantidad de animales y por eso era el deseado por los nobles, los emperadores y los altos mandatarios religiosos, como indicador de su poder adquisitivo. Sin embargo, es de justicia decir que los escritos de la época no daban una visión de este emperador muy lejos de la manera de ser que el director, Ridley Scott, le otorga. De hecho, gustaba de que lo consideraran la reencarnación de Hércules, siendo frecuente hallarlo en la arena del circo derrotando a grandes guerreros y gladiadores. 

   Ahora bien, siendo la figura de Máximo en efecto inventada, se encuentra cierto parecido con el general y cónsul republicano Lucio Quincio Cincinato (que murió en el 430 a.C. mientras que la película comienza en Germania en el 180 d.C.), que atendiendo una solicitud de ayuda por parte del Senado romano abandonó su villa en el campo para lograr hacerse con el control de la ciudad. Cuando consiguió convertirse en dictador, renunció a todo cediendo el poder al pueblo (al Senado) para regresar a su retiro campestre, con los suyos.
  Por todo lo dicho y pese a los numerosos errores históricos cometidos, me gusta bastante la adaptación, el  vestuario y la recreación de Roma.

4 comentarios:

  1. Me ha encantado tu artículo. Qué manera más amena, simpática e ilustrativa de hacernos ver a los profanos detalles de la Historia.
    En una visita guiada al Coliseo nos explicaron que la vida de los gladiadores no era como nos la pintan en las pelis, ni el emperador levantaba el dedo ni lo bajaba.

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    1. Gracias por su comentario, Lou. Lo cierto es que los gladiadores entonces eran una mezcla de presos de EE.UU. y de cantantes de éxito actuales. Me refiero a que solían tener sus seguidores y las mujeres pagaban por pasar un rato íntimo con ellos y quedarse embarazadas. No solían ser vidas tan al límite, con grandes fieras o luchas a muerte a diario, ni mucho menos. Los romanos crearon el circo que entretenga a las masas y sabían cómo mantenerlo (y era de tontos sacrificar a sus cortinas de humo o engañabobos de turno). Con respecto a lo del dedo, se ha escrito mucho sobre el tema porque hubo épocas en que sí se hacía, otras en que no,otras en que era otro gesto el que decidía e incluso he llegado a leer que era la mujer del César o del dirigente de turno el que hacía el gesto salvador o condenatorio...pero lo cierto es que nadie estuvo allí para comprobarlo así que según qué se lea o qué mosaico, pintura, decoración cerámica,... se observe, se opina una cosa u otra. Esos temas tan concretos son complicados de determinar históricamente. Es como si en un futuro trataran de exponer qué se opinaba en nuestra época de cruzar las piernas. Habrá para todos los gustos y sectores. Y de ahí a extrapolar una opinión a millones de personas...son temas complicados y con miles de detalles por contrastar en cada momento, además de entrar en juego variables culturales; por ejemplo, si tiene un poquito de tiempo libre, mire qué consideraban manjares los romanos (y sus recetas) y verá (al menos en mi caso) lo poco sabroso que se antoja al leerlo. Un saludo.

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    2. respecto a lo del dedo que comenta, le explico como era. El pulgar hacia arriba o simplemente dejarlo horizontal significaba que el gladiador deberia morir, puesto que se asemejaba al acto de desenvainar una espada, en cambio el pulgar hacia abajo no existia. Para representar que un gladiador debía vivir el pulgar se ocultaba dentro del puño (espada envainada). Todo lo que se cree hoy en día sobre el pulgar viene por una incorrecta interpretación del cuadro "Pollice verso" de Jean-Claude Gerome

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    3. Gracias por su comentario. Es cierto que lo del pulgar ha sido un aporte ajeno a la cultura romana. Había escuchado lo que comenta, pero creo que no hay unanimidad al respecto, aún, pues en un reciente documental sobre gladiadoras, mujeres, se comentaban gestos distintos ya que ocultar el pulgar dentro del puño no era muy visible desde la arena del circo, por un gladiador con algo de sudor y sangre en la cara y que mirara hacia la tribuna del emperador, a veces con el sol frente a él (podía interpretar que pedían ajusticiar al derrotado y matarlo, cuando en verdad se le había perdonado la vida) así que se decía que únicamente había un gesto, estirar el brazo, si se quería que se matara al perdedor. También hay que señalar, contra las películas de Hollywood, que los gladiadores eran propiedades materiales de empresarios así que raramente se mataban, por el gasto económico que conllevaba. Eso sí, cuando un gladiador se veía comprometido o "en las últimas", podía solicitar él la ejecución rápida bien quedándose parado mostrando su cuello o bien alzando uno de sus brazos o dedos, como se puede apreciar en algún que otro fresco pompeyano y relieves en cerámicas de época romana. Es un asunto complicado, que creo que tuvo sus variaciones más o menos locales. Un saludo.

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