En otra entrada ya comentábamos
la leyenda de la reina con pata de oca, Pédauque , asociada a los visigodos, en la zona pirenaica francesa. También veíamos
que había deidades con pata de ave en tiempos muy anteriores, tanto en Egipto
como en Oriente Próximo. Curiosamente todas ellas están
asociadas a una alta alcurnia, siendo consideradas reinas o diosas.
Lo
curioso es comprobar que en la zona de las vascongadas españolas parecen
existir leyendas similares. Veámoslas.
Aunque
en las vascongadas francesas las leyendas sobre esta mujer con un pie tan
peculiar ganara fuerza en época goda, en el País Vasco español aparecen muchos milenios
antes, asociadas a monumentos megalíticos y cuevas con pinturas rupestres
paleolíticas, siendo por tanto muy anteriores a las leyendas que había en el Oriente
Próximo sobre estas mujeres con pies de ánade.
En
Vizcaya están las cuevas de Santimamiñe (en un paraje cercano al caserío de
Kortezubi), con pinturas de la edad magdaleniense. No lejos de ellas se
encuentran en el macizo de Urkiola las cuevas de Anboto. Precisamente, la
tradición popular hace de estas grutas el hogar de las bellas Lamiak, féminas
con pies de ave, como la reina de Saba, la reina Pédauque o las deidades del
Oriente Próximo. Pues bien, las lamiak vascas además
peinan sus cabellos con peines de oro (este metal desde siempre se ha asociado
con los dioses), mientras se reflejan en los cristalinos arroyos (el agua como
idea de fertilidad). Y mi dato preferido: temen a la luz del sol. Recordemos
al respecto que todas las tradiciones de las primeras etapas evolutivas de la historia de
la humanidad eran matriarcales pero, cuando la sociedad se volvió sedentaria y el
hombre pasó a ostentar el mando, los cultos se volvieron patriarcales y el sol
pasó a ser el principal símbolo del poder masculino.
En la imagen se observan dos bellos bisontes dibujados en Santimamiñe, así como una bonita perspectiva del valle de Andoto, en Vizcaya.
En la imagen se observan dos bellos bisontes dibujados en Santimamiñe, así como una bonita perspectiva del valle de Andoto, en Vizcaya.
Pero
no es la única provincia donde persisten extraños mitos asociados a un pasado
megalítico y creencias matriarcales. En Álava, por ejemplo, cerca de
Salvatierra se localizan los dólmenes de Aizkomendi y Sorginetxe. Lo más
relevante es que este último, en castellano significa “levantado
(erigido) por las brujas”, a las que el euskera llama Sorgiñak. Ricardo Becerro de Bengoa escribió hacia
1880 la presencia de otros dos dólmenes más, derruidos, cerca del anterior. De
Barandiaran publicó en 1972 un libro sobre tradiciones de la zona, mencionando
la creencia persistente en casi todo el País Vasco que considera estos
megalitos construidos por brujas (cuyo nombre era Sorguin) que
clavaban piedras verticales en los agujeros que hacían sus ruecas en el suelo
por las noches, que era cuando trabajaban. Así que nuevamente vemos asociada la
idea de los inicios de la ganadería, mujeres constructoras que huyen de la luz
solar. Ideas similares se encuentran en Aragón para explicar, por ejemplo, el
origen del dolmen de la Losa Mora (Sierra de Guara, Huesca).
De
vuelta en Álava, esta vez en las cercanías de Elvillar, existe un dolmen ubicado
en un bellísimo paraje y conocido como “la txabola de la hechicera” (a la dcha,
en la imagen, a la izda el de Sorginetxe) pues las tradiciones locales hablan
de que esta mujer lo construyó y habitó.
Por
su parte, en Guipúzcoa, cerca de Errenteria, se encuentra el dolmen de Aitxetako
Txabola, con un túmulo circular. No lejos de allí, cerca de Oiartzun, se
localizan las cuevas de Landarbaso. Y hablando de cuevas, allá por el año 1969
se dió a conocer un increíble conjunto de pinturas rupestres del Paleolítico
superior en la cueva de Ekain, próxima a Zestoa, con caballos, osos y ciervos
dibujados con gran maestría y realismo.
Una vez más encontramos curiosas tradiciones, en este caso asimiladas y
filtradas por la iglesia católica. Acudamos a Zumárraga. Allí se encuentra el
santuario de Nuestra Señora de la Antigua (ya de por sí, revelador nombre, si
bien los ritos más antiguos la conmemoran a Santa Isabel). Pues bien, se dice
que fue construida usando las piedras arrojadas por los gentiles, que es como
en las antiguas tradiciones locales se referían a ciertos seres megalíticos
mitológicos. Por tanto, ¿es de suponer que la iglesia se edificó con las losas
de algunos megalitos de la zona? O dicho de otra forma, ¿estamos, posiblemente,
ante una ermita templaria edificada sobre un dolmen sagrado continuando la
sacralización del lugar?. Sorprende en este caso que no haya ningún San Miguel por
las cercanías...
Podríamos
seguir así con el Macizo de Aizkorri, donde se da una alta concentración de
túmulos (dólmenes soterrados), dólmenes de superficie, tradición de cuevas
habitadas por brujas, restos de una calzada romana... Para concluir esta
entrada llamaremos la atención del lector hacia el escudo de Guipúzcoa, en el que
aparecen a cada lado dos hombres garrote en mano y cubiertos únicamente por un
taparrabos que, según los entendidos, son dos autóctonos de la región en tiempos
prerromanos y que a mi me recuerdan -no sé por qué y a pesar de la ausencia de
barbas- a las estatuas de Hércules y Teseo en el palacio de los condes de
Morata, en Zaragoza.
Cuentan con zonas magníficas para la reintroducción del Bisonte europeo, el Reno y la cabra montés que poblaban el país Vasco.-
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