Son varios los lectores que se han puesto en contacto conmigo para interesarse por el rito del Rey Sagrado al que aludía cuando hablábamos de los trabajos
que Hércules realizó en el sur de la Península Ibérica.
Debido a la relevancia que tuvo y al interés mostrado, hoy vamos a centrarnos en este asunto.
Pues bien, en las primeras etapas de la humanidad el ser humano vivía de
recolectar bayas, comidas en su ausencia por insectos y y pájaros, y cazar los grandes herbívoros a los que seguía en sus rutas
migratorias. A su vez, otros grandes predadores cazaban al ser humano como una
presa más. Por eso las mujeres fértiles eran muy valoradas por los cazadores, ya
que proporcionaban a la comunidad más posibles cazadores o más recolectoras de bayas
y tubérculos que a su vez serían madres de nuevos miembros de la tribu.

Así, mientras que las mujeres se apoyaban entre
sí y se ayudaban a dar a luz y a curar las heridas, los hombres eran
meros complementos. Todo ello degeneró en una sangrienta tradición, la del Rey
Sagrado. Y es que al llegar determinada fecha, presumiblemente a mitad o
finales de junio, coincidiendo con el solsticio de verano, la comunidad elegía a
un rey sagrado, al hombre más viril y mejor cazador, que conviviría todo un año
con la monarca de la sociedad tan sólo con la misión de dejarla embarazada. Al terminar
este año era sacrificado y su sangre era vertida por los campos con el fin de
fecundar también los campos para que los frutos y la caza continuasen
abundando en la zona. Al poco después, se elegiría un nuevo Rey Sagrado. Esta
mentalidad se recoge bien en la película protagonizada por Nicolas Cage,
llamada “el hombre de paja”, (the wicker man).
La fecha del
sacrificio la conocían por distintos acontecimientos, entre otros los efectos
luminosos de determinadas construcciones megalíticas. En la imagen se muestra
el momento concreto del primer rayo de sol del solsticio, en el malagueño
dolmen de Menga (centro) y en el dolmen alavés de Sorginetxe
(derecha) mencionado ya en otra entrada .
No obstante,
debido a que estos reyes sagrados eran frecuentemente los hombres más fornidos
y mejores cazadores (por tanto, valerosos estrategas), pronto las comunidades
comenzaron a acusar lo que suponía prescindir de ellos, por lo que con el tiempo se fue sustituyendo
su sacrificio por el de otro fiero semental del reino animal, tal como león,
machos cabrío o toro.

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