domingo, 14 de agosto de 2016

El misterio de las Damas Iberas


            Uno de los enigmas que encuentro en la arqueología y protohistoria de nuestro país está relacionado con las Damas Iberas, esas preciosas estatuas realizadas por los Iberos, como los visitantes del Mediterráneo Central y Oriental denominaron a los habitantes de las zonas costeras peninsulares. De acuerdo con nuestros académicos, tales bustos (y en ocasiones, estatuas) son debidos a la influencia que culturas como la griega, etrusca, fenicia o cartaginesa pudieron tener en el mundo Ibero. Hasta ahí la teoría. Sin embargo, encuentro una terrible paradoja en todo ello, en la que nadie ha parecido reparar. Pero vayamos, como Jack el Destripador, por partes.


            Transcurría 1897 cuando, de manera totalmente fortuita, se encontraba la bellísima Dama de Elche, un busto de una gran señora, barrocamente adornada. En la parte posterior de la pieza presenta una cavidad rectangular posiblemente para fijarla a alguna pared (de un santuario o tumba) o tal vez para introducir una pequeña urna con las cenizas de una persona eminente para la sociedad de aquel yacimiento.


            No transcurrirían muchos años para que pudiéramos contemplar todo un abanico de “damas iberas” que comenzaron a ser encontradas de manera casual o no y que nos hicieron cuestionar si respondían a alguna creencia o rito religioso concreto.

Distintas Damas Iberas: A. Dama de Guardamar (Alicante), B. Dama de Elche (Alicante), C. Damas del santuario del Cerro de los Santos (Albacete), D. Dama de Baza (Granada), E. Dama del Caudete (Albacete), F. Dama de Galera (Granada).

            De hecho, incluso se llegó a plantear el aspecto que habría tenido la Dama de Elche, de corresponder a una estatua de cuerpo entero, reconstruyéndose según el patrón de la elaborada Dama oferente del Cerro de los Santos, de Albacete.



A. Reconstrucción de cómo luciría la Dama de Elche de cuerpo entero (notar que porta una cerámica campaniforme del II-I milenio a.C.), B. La Gran Dama Oferente de Albacete, C. Reconstrucción de la Dama de Elche con los restos de pigmentos que se encontraron en ella, D. Aspecto de falleras actuales (Valencia) y que recuerdan al tocado de la Dama de Elche, E. Ejemplar del periódico que dio cuenta del fallecimiento del descubridor de la estatua.

            Y es que la Dama de Elche está tan finamente elaborada (hay quien la han comparado con la sonrisa enigmática de la Mona Lisa de Da Vinci), que se vio inmersa en una gran polémica sobre su elaboración, pues fueron muchos los que la tildaban de elaboración actual. Con todo el revuelo armado, trascendieron fotografías de la estatua a diversos lugares y en los lentos trámites de adquisición de la estatua por parte del Museo Arqueológico Nacional, se interpusieron funcionarios del Louvre (París, Francia) que rápidamente hicieron entrega de la suma pedida, llevándosela a Francia, hasta que finalmente el Gobierno Español logró recuperarla desembolsando una gran suma. Hoy es una de las piezas clave del Museo Arqueológico Nacional (Madrid, España), junto con la Gran Dama Oferente y otras piezas ibéricas maravillosas.
            Pero, ¿qué representa?, ¿a una gran dama de la sociedad de La Alcudia? ¿a una suma sacerdotisa? ¿o tal vez a una diosa matrona?.
Recuerdan Antonio Blanco de Freijeiro y Jesús Valiente Malla en “Historia De España 1. La España Antigua: De Altamira a Sagunto” <En rigor la cerámica de Elche-Archena es  casi la única manifestación del arte ibérico levantino en donde podemos contemplar directamente a los dioses> hoy, 36 años de investigaciones más tarde, lamentamente podemos decir que es la única cerámica que nos muestra a las deidades iberas. Y por cierto, que bellamente, añadiría yo, pues las cerámicas levantinas de la zona de Liria tienen un diseño hipnotizante.

Detalle de un par de dibujos de cerámicas iberas de Liria (Valencia) donde se observan jinetes junto a frases en lenguaje Ibero y un desfile con guerreros desfilando o combatiendo al son de la música (que toca un personaje vestido de manera muy similar a una de las estatuas oferentes del Cerro de los Santos, Albacete).

Regresando a Antonio Blanco de Freijeiro y Jesús Valiente Malla, informan más adelante < (…) la impresión que recibimos es que la deidad predominante es de género femenino. Nada de dioses blandiendo rayos, ni hachas, ni tridentes. Diosas son, indudablemente, las que vemos, reposadas, en compañía de animales (…) y con flores o palmas en las manos. Todo ello parece propio de una divinidad protectora de la fecundidad y de la vida natural.> Es cierto que esta descripción se ajusta bien a los dibujos iberos. Pero no es menos cierto que nuestras “vírgenes-trono” negras, románicas y góticas que recibían culto en iglesias protegidas por el grueso manto templario, en zonas cercanas a santuarios ancestrales, se ajustan a rajatabla a tal descripción. Es algo que nunca me cansaré de señalar.

De izquierda a derecha: bronce del Carriazo (Camas, Sevilla), la Dama sedente de Galera (Granada, notar cómo recoge en el recipiente, la leche materna) y la virgen de Valvanera (en la sierra riojana plagada de antiguos eremitorios primero godos y posteriormente mozárabes).

            Siempre que oímos hablar de los pueblos Iberos, aparecen en nuestra mente las imágenes de la Dama de Elche o la Dama de Baza. Sin embargo, si acudimos a los escritores de la antigüedad, los cronistas griegos y romanos que visitaron nuestras costas recogieron cómo en la zona de Albacete y parte de Levante se encontraba un pueblo concreto, el de los Contestanos.


            Pues bien, la paradoja la encuentro en que según nuestros académicos, todas estas estatuas son debidas a una notable influencia de fenicios, cartagineses y griegos, llegados del ámbito del Egeo y Próximo Oriente. Sin embargo, las evidencias parecen discrepar con esta idea tan fuertemente arraigada en nuestras universidades de historia pues de ser así, ¿por qué no ha aparecido una sola Dama en la región tartesia, tan intensamente colonizada por estos comerciantes mediterráneos?. Es más, la mítica Gadir, fundada por los fenicios pocos años después de caer Troya (según los cronistas, aunque la arqueología no lo ha confirmado, por el momento) no ha proporcionado una sola de estas estatuas. ¿No es una gran paradoja?. Más aún cuando, de acuerdo con Avieno (461 s., Ora Marítima) escribe sobre posiblemente el cabo de la Nao (Jávea, Valencia): “aquí estuvo antaño el límite de los tartesios”. ¿Cómo es posible que los tartesios ocuparan toda Andalucía, Murcia y parte del levante español y únicamente se diera el fenómeno de las damas iberas en la zona ocupada por los Contestanos?. No, hay algo que se nos escapa. 
           Comenzando por la propia datación y es que para que todo este conjunto estatuario pueda atribuirse a una influencia extranjera, hay que catalogarlo como posterior al siglo V a C., que es el Periodo conocido como Orientalizante y en el que nuestros académicos no dudan en meter prácticamente casi todas las joyas del mundo protohistórico peninsular. Ya se sabe que los peninsulares debían ser algo justitos para que la Península Ibérica se poblara ya en el millón y medio de años antes de nuestra era, pero tuviéramos que ir en plan hombre de las cavernas casi hasta el cambio de era cuando, a Dios gracias, se apiadaron los buenos de los fenicios. Ellos tuvieron que hacer mil preparativos para que desde el actual Líbano llegaran a enseñarnos todo, desde los adornos hasta el alfabeto, estatuaria, deidades, ritos y el carro, claro está. Y cómo no, la navegación, pues aunque la Península Ibérica sea casi una isla y ya en el Antiguo Testamento se ensalzaran las “naves de Tarsis”, es de común consenso considerar que aludían a las embarcaciones usadas por los fenicios instalados en Tartessos, que además poseían los célebres Hippoi, célebres embarcaciones que portaban en sus proas la cabeza de un caballo (animal que curiosamente pasaba por encontrarse los más veloces, en la Península Ibérica). Creo que si los académicos con tales mentalidades insistieran algo más en sus estudios, hasta las chirigotas acabarían siendo fenicias.
Que no se me malinterprete, no tengo nada contra el pueblo Fenicio siempre y cuando se le  dé “al César lo que es del César”. Si para celebrar lo grande que era ese pueblo debo dar la espalda a las evidencias arqueológicas y a la mitad de nuestros museos, considerar que los cronistas de la antigüedad erraban al hablar de los pueblos peninsulares (entiéndase las alusiones a la escritura turdetana, por Estrabón, entre otros escritos) y creer que un hallazgo arqueológico peninsular por ser anterior al de piezas similares encontradas en niveles estratigráficos posteriores en otras partes mediterráneas es porque las nuestras están mal datadas (considérense por ejemplo el caso de los carros de las “estelas de guerrero” sublusianas, andaluzas y extremeñas, o el tesoro de Villena del 1200-1100 a.C., atribuido a influencias orientales que llegarían en el s. VIII a.C.), ese proceder no lo comparto.

Quisiera aprovechar la entrada para agradecer a Alfonso, del Museo Arqueológico Municipal de Alcoi (Alicante) toda su grata explicación de los fondos del museo, de anécdotas sobre ciertos hallazgos y el atractivo debate que surgió con respecto al Campaniforme y cerámica a la Almagra en la Comunidad Valenciana.


4 comentarios:

  1. Apasionante articulo, Valeria. Plantea la gran pregunta que entiendo es muy logica. Como se da por sentada la orientalizacion peninsular (a pesar de las muchas contradicciones) si como parece probado los primeros vestigios de la especie humana se dan en Africa y geologicamente se daban las condiciones para que los flujos migratorios cruzaran a la Peninsula Iberica?. No es más fácil considerar que se dieron grandes y remotas culturas autoctonas en el Sur peninsular, como insinua en su articulo?.

    He releido las entradas antiguas sobre mitologia clásica y cultura tartesica. Hace una lectura valiente de los datos y contradicciones en las posiciones de la arqueologia oficial. Parece que no se tiene demasiado en cuenta que "errar es de sabios" o que la revision y actualizacion de teorias es una de las bases del metodo cientifico.
    La animo a seguir en este camino. A muchos nos resulta muy estimulante

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    1. Buenas tardes, me temo que ha puesto usted el dedo en la herida con su cuestión pues aunque todo indica que efectivamente la Península se pobló antes que otras áreas más alejadas de África como cuna de los homínidos, la lógica así lo respalda y los hechos lo sugieren (proximidad de las costas norteafricana-andaluza, conocimientos de la navegación, etc) lo cierto es que las evidencias por el momento son reacias a despejar esta duda. No he sentido mayor impotencia que en una campaña de excavaciones en las que participé, en el yacimiento de Torralba y Ambrona (cerca de Medinaceli, Soria). Encontramos restos faunísticos fabulosos, hachas líticas que evidenciaban la presencia de homínidos hace más de un millón y medio de años en los entonces pantanos que allí había...y sin embargo no hallamos ni un hueso humano, que hubiera producido toda una conmoción en la Paleontología humana. Hasta entonces, se sabe que los homínidos estuvieron en estas tierras en épocas muy remotas (anteriores a muchísimas otras zonas europeas, evidenciando que el poblamiento del continente muy seguramente fue a la contra de como se piensa), pero hasta no tener un hueso homínido que lo avale...la intuición no basta. Seguramente me argumentará que ya lo hay, en Orce (cuenca de Baza) pero hasta el momento es un hallazgo aislado (¿pudo ser un homínido que se arriesgó a cruzar el Estrecho, muriendo y fosilizando aquí?, nada respalda que se creara un grupo social y progresara). Esa es la impotencia que a veces ocurre en la Ciencia, que avanza muy lentamente, pero segura y firme. Hasta entonces, andaremos pendientes de cada nuevo hallazgo o de reinterpretaciones de los existentes. Muchas gracias por sus palabras. Un saludo.

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  2. Hoy vi dos damas pequeñas parecidas a la de baza en un mercadillo de antiguedades pequeñas. Aqui en Extremadura donde tambien se ha encontrado un templo gigantesco Tartesso.

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    1. Gracias, Manuela, por compartirlo. Esperemos que fueran réplicas o figurillas inspiradas en las íberas, aunque por desgracia el expolio de nuestro Patrimonio es una práctica habitual y frecuente en nuestro país, destrozándose irreparablemente yacimientos para saquear piezas que ni se saben que existían y que podrían cambiar los libros de historia. Lamentable y triste. En otra ocasión no estaría de más que informara de su encuentro y de sus dudas a algún policía que encuentre cerca, porque tal vez sean actuales (y no pasaría nada) pero si son auténticas podrían recuperarse e incluso terminar con alguna red de saqueadores. Un saludo.

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