El tratado de Fontainebleu de 27
de octubre de 1807, en que Napoleón y el primer Ministro español Manuel Godoy
sellaron la alianza para atacar a Portugal, aliado de Inglaterra, dio el
pretexto al emperador francés para que más de 100.000 soldados franceses
cruzaran la frontera española, de acuerdo con los oscuros y reales planes de
Napoleón de invadir España y poner en el trono español a su hermano José
Bonaparte. Se produjo el levantamiento del pueblo de Madrid el 2 de mayo de
1808, por el comportamiento de las tropas francesas y para frenar la salida
hacia Bayona, a donde habían llevado a la familia real, del Infante Francisco
de Paula. El general Murat reprimió cruelmente la rebelión, basándose en que ejército, nobleza y
clero estaban del lado francés. Sólo los capitanes artilleros Daoiz y Velarde
apoyaron el levantamiento y murieron luchando contra los franceses.
En los días siguientes al 2 de
mayo se extendió la rebelión por todo el país, apareciendo núcleos de
resistencia popular que dificultaron el plan francés de control y ocupación de
España. Hasta el punto de que Napoleón desplazó al General Dupont a Andalucía
para liberar la flota francesa de Rossilly, acorralada en Cádiz por los
españoles. Partió a principio de junio y su desplazamiento a Andalucía no fue
nada fácil ya que durante todo el trayecto fue asediado por bandoleros y
rebeldes. Al cruzar Valdepeñas fue
atacado por sus habitantes, lo que hizo retroceder a buena parte de sus tropas
hasta Toledo. Llega finalmente a Andalucía con 20.500 soldados del Segundo
Cuerpo de la Gironda, formada por tres divisiones al mando de los
generales Barbou, Veldel y Gobert, junto con una división de caballería y otra
división suiza. El 8 de junio vence a Pedro Echevarri en Alcolea de
Córdoba y a continuación conquista y saquea cruelmente Córdoba pasando a
conocerse desde entonces como “El Saqueo
de Córdoba”, con abundancia de asesinatos de hombres, curas, ancianos y
niños, así como habituales violaciones de mujeres, monjas y niñas. Esta bárbara
actuación se mantuvo hasta el final
de la guerra.
Mientras tanto, el General
Castaños, jefe del ejército español de Andalucía, al mando de tropas regulares
del Campo de Gibraltar integradas por 16 regimientos de infantería y tres de
caballería, con un total de casi 12.000 hombres, trazaba en Porcuna un plan de
ataque con el mariscal de Campo Teodoro Reding, que aportaba un segundo
ejercito de casi 10.000 hombres integrado mayoritariamente por reclutas
junto con su regimiento suizo, Reding nº 3 de la provincia de Granada, y con el
mariscal de campo Marqués de Coupigny que aportaba algo más de 6.000
voluntarios. El ejército español superaba los 29.000 hombres pero más de la
mitad de ellos no tenían experiencia de combate.
Cabe señalar que en el ejército de
Reding había siete regimientos de caballería, entre los que estaban los de
Farnesio y Borbón y dos de “garrochistas”, de Jerez – Utrera y de Carmona. Los
“garrochistas” eran trabajadores ganaderos del campo andaluz que transportaban
toros y vacas montados a caballo y empuñaban una larga y gruesa vara (garrocha)
acabada en una puya con la que dirigir el ganado. En esta ocasión la puya la
habían cambiado por una punta de lanza y mantenían su peculiar vestimenta
ganadera, si bien pelearon como auténticos lanceros, sustituyendo su poca
experiencia guerrera por una enorme valentía que les llevó a penetrar
suicidamente en el interior de las líneas enemigas. De algo más de 900 garrochistas que
participaron en Bailén sobrevivieron una treintena, pero el daño y el impacto
realizado a los franceses fue enorme.
En la imagen
se puede observar a los garrochistas que participaron contra las tropas
francesas.
El ejercito de Castaños pretendía
asediar a Dupont que se había retirado a Andujar, tras conocer la
rendición de la flota francesa de Cádiz y la llegada de un ejército español
que, mandado por Coupigny, le atacaría tras cruzar el Guadalquivir por
Villanueva de la Reina. Reding cruzaría por Mengibar, haciendo huir a la
caballería francesa al otro lado del río Guadiel. Pero Coupingny es rechazado
por Dupont en Villanueva de la Reina y cuando el día 13 Reding cruza el
río Guadiel y ataca a los coraceros franceses, en la batalla muere su general
Gobert.
Ante el avance español Dupont
cometió su máximo error: ordena a Dufour que abandone Bailén y que acuda a
controlar el paso de Despeñaperros ante el temor de que Castaño corte la
conexión con Madrid. La misma orden llega a Vedel, que estaba en Andújar.
Reding, con Coupigny, toma Bailén
y despliega los 20.000 hombres a la salida de la localidad, en forma de media
luna y ocupando las alturas para controlar todo el terreno, con especial
cuidado de los flancos, para lo que toman todos los cerros aledaños.
En medio de una fuerte ola de
calor el ejército de Vedel llega a Bailén el 18 de julio, agotado y sediento, y
ataca a los españoles a las 3 de la madrugada del 19 de julio, siendo rechazado
por Reding. Con la llegada del grueso del ejército de Dupont se realiza a las 6
un segundo ataque, siendo rechazado y contrarrestado por Reding que efectuó una
magistral maniobra militar. Tras este ataque se da la anécdota de que en el
repliegue de la caballería francesa, en la loma de Haza Walona se
encuentran los soldados franceses suizos con los soldados españoles suizos y
confraternizan, pasando la mayoría de ellos al bando español del que
inicialmente formaron parte.
En medio de un terrible calor se
repitieron los ataques de Dupont, siendo continuamente rechazados por la
artillería española seguidos de contraataques legendarios de la caballería de
Farnesio y Borbón junto con los heroicos garrochistas andaluces, que perdieron
la vida casi todos.
Rendición del
mariscal Dupont ante el general Castaños. Obra de Casado Alisal
Un elemento clave en la batalla
fue el agua y la precisa artillería española. A 42 ºC a la sombra los
cañones no podían mantener una cadencia de disparo sin ser refrigerados. Los
españoles podían hacerlo, pero no los franceses. Al tener la retaguardia
española en las inmediaciones de Bailén, las mujeres de esa población se
organizaron para llevar continuamente agua en cántaros a las tropas y
refrigerar la artillería española. Esa procesión fue capitaneada por la heroína
María Bellido. Hay un relato popular que cuenta que cuando María ofrecía agua
al mariscal Reding, una bala francesa agujereó el cántaro. Ella, sin
perturbarse, cogió la parte del cántaro que aún tenía agua y se la ofreció a
Reding. Desde entonces en el escudo de Bailén hay un cántaro agujereado (en la
imagen).
Durante todo el 19 de julio, con
un calor extremo, Dupont intentó hasta cuatro ataques, cada uno de ellos más
desesperado, con soldados más cansados y sedientos y con mayores pérdidas. En
el último, el mismo Dupont iba al frente de la unidad de élite de
Marinos de la Guardia Imperial, responsable de los fusilamientos de los
compatriotas madrileños durante el levantamiento del 2 de
mayo que Goya pintó magistralmente en el cuadro de “los fusilamientos de la montaña de
Príncipe Pío”.
También fue muy bien
contrarrestada por Reding, siendo herido el mismo general Dupont. Después de
esto, sin esperar los refuerzos de Dufour que volvía de Despeñaperros se rindió
a Castaños, dejando 2200 franceses muertos y 400 heridos. Los españoles
perdieron 243 soldados y 735 heridos.
Escudo de Bailén con el cántaro agujereado. Estatua de María Bellido, en Bailén.
En las capitulaciones de Andújar
se acordó que el ejercito francés entregara las armas y volviera en barco
a Francia, pero ni españoles ni ingleses lo permitieron. La mayoría de los
soldados franceses fueron confinados en barcos y llevados a la isla de Cabrera,
donde la mayoría murió de inanición y enfermedades. Sólo quedaba un millar de
ellos cuando volvieron a Francia en 1814 tras la caída de Napoleón. Los mandos
del ejército francés fueron devueltos a Francia, donde fueron castigados
por Napoleón.
Esta victoria evitó la ocupación
de Andalucía y obligó al repliegue francés. Animados por ella, los ingleses,
con ayuda española, derrotaban un mes después en Vimeiro a un ejército francés.
Tuvo que acudir el mismo Napoleón a España, con tropas que se necesitaban en
otros lugares. La repercusión en Europa de esta batalla hizo que se levantaran
otros países al comprobar que Napoleón y sus ejércitos no eran imbatibles.
Aquí ocurrió lo de siempre. Toda la gloria se la llevó el Jefe
supremo Castaños, que sólo estuvo en Bailén para negociar la rendición. Marginó
al verdadero héroe de Bailén, el suizo Teodoro Reding y a su ejército, incluso
inició una campaña contra él que hizo que abandonara su querida Málaga para
evitar el enfrentamiento, aceptando el cargo de capitán general de
Cataluña. Murió al año siguiente en la batalla de Valls, en Tarragona.
Cartel relativo al VIII homenaje de la ciudad de
Málaga a Reding. Junto a éste, arriba, homenaje de Bailén (2014) al general
Reding. Bajo éste, retrato del general Castaños, expuesto en el Museo del Prado
(Madrid).
Otra anécdota de la batalla de
Bailén era la presencia de José de San Martín, futuro libertador de Argentina y
líder en la independencia de Chile y Perú. Participó como ayudante de campo de
Coupigny. Su cargo le permitió estudiar los movimientos de las tropas y a la
moderna artillería española, quedando sorprendido por las acciones de los
garrochistas. Por su valiente actuación ascendió a teniente coronel y
obtuvo la Medalla de Oro de Bailén.
Me ha alegrado que alguien reclame honor para Reding. Soy malagueño y conocía su hazaña. Sabia que Castaños no estuvo ni un segundo en Bailén durante la batalla. ¡Honor a Reding¿
ResponderEliminarNo sabia que José San Martin había luchado y aprendido las tácticas españolas en Bailén, incluso veo que fue premiado y ascendido. Es decepcionante que aplicara lo aprendido contra los españoles en América ¿traidor?
ResponderEliminarMe ha gustado conocer la historia de Reding, ya que no sabia porque una de las principales avenidas de Málaga capital tenía su nombre.
ResponderEliminarMuchas gracias por los comentarios. La verdad es que era necesario que se hiciera justicia con el mariscal Reding. Por fortuna el tiempo ha hecho justicia con él, considerando los numerosos homenajes que se le hacen.
ResponderEliminarRespecto a San Martín... sí es cierto que aplicó lo aprendido en el Ejército Español contra los españoles en América. No obstante hay que considerar que cuando se escribe la historia no siempre se recogen todos los acontecimientos que se dieron. Por eso prefiero ser cauta a la hora de definirlo.
Un cordial saludo,
Muy bien explicado lo ocurrido en Bailén y le felicito por sacar el nombre de Teodoro Reding del anonimato mundano. ¿Era normal que los garrochistas, trabajadores ganaderos, fueran llamados a la batalla en Bailén?
ResponderEliminarAntes de nada, agradecerte tu intervención. Respecto a los garrochistas, fueron trabajadores del campo andaluz que, como tantos, se ofrecieron voluntarios al ver peligrar la libertad de la patria frente a los franceses. Esta actuación fue normal durante los largos siglos que se mantuvo el Imperio Español ya que sería difícil de explicar que un país "con tan poca población" como España entonces, consiguiera un imperio tan enorme como fue (no se ponía el sol). De hecho, volviendo a la batalla de Bailén, la mitad del ejército que peleó eran voluntarios sin experiencia militar en combate. Un saludo.
ResponderEliminarSoy un militar jubilado y aunque me ha gustado la nitidez con la que describe la batalla de Bailén no estoy de acuerdo en que tome partido por el Mariscal Reding, ya que era el General Castaños el que tenía el mando supremo y por lo tanto es razonable pensar que la táctica y estrategia empleada por Reding vino ordenada de Castaños, por lo que es justo que el honor de la victoria le corresponda. Acepto como razonable su postura pero en el ejército existe una cadena de mando que un no militar no tiene porqué comprender.
ResponderEliminarMe ha gustado la exposición sobre la batalla de Bailén que expone, pero creo que ha sido subjetiva al apostar por la carga de los garrochistas en lugar de la de la caballería de Farnesio y la de Borbón que eran soldados profesionales y que fueron mucho más operativos en el resultado de la batalla. No obstante le felicito porque ha hecho una buena exposición de la contienda,
ResponderEliminarHa sido interesante el resumen que hace del sitio de Bailén pero creo que ha sido un tanto imparcial al alabar el ataque de los garrochistas frente a la caballería de Farnesio y de Borbón. Estos dos últimos ejércitos estaban formados por militares profesionales y fueron más operativos y tuvieron más incidencia en el resultado final de la contienda. No obstante acepto que ha hecho un buen trabajo. Mi enhorabuena con ese matiz.
ResponderEliminarBien explicado la Batalla de Bailén y la previa, pero tengo una duda cuando habla de los soldados franceses que participaron en el fusilamiento que plasmo Goya en el cuadro -los fusilamientos de la montaña de Príncipe Pío- ¿no eran los mamelucos?
ResponderEliminarGracias por escribir. En ningún momento es mi intención quitarle mérito al General Castaños por su jefatura, lo que trato de señalar es que se dio el polo opuesto, esto es, olvidar completamente la actuación de Reding. No pongo en duda esa cadena de mando pero en aquellos tiempos no era tan específica como ahora. De hecho, la batalla de Bailén no iba a ocurrir allí, sino más hacia Despeñaperros. El que se ocupara esa posición y la estrategia seguida fue iniciativa de Reding. No reconocida hasta ahora, cuando la sociedad civil y militar lleva varios años homenajeando su actuación. Un cordial saludo.
ResponderEliminarHola, creo que está mezclando dos cuadros de Goya, "la lucha de los mamelucos" (1814) y el más famoso, "los fusilamientos" del 2 de mayo de 1808 (https://www.museodelprado.es/coleccion/galeria-on-line/galeria-on-line/obra/el-2-de-mayo-de-1808-en-madrid-la-lucha-con-los-mamelucos/). Si compara uniformes y aspectos, apreciará sus diferencias. Mientras que en el primer cuadro se representa el clásico uniforme argelino francés (mamelucos), en el segundo se ven los uniformes clásicos de la guardia personal (regimiento de élite). Un saludo.
ResponderEliminar(Respuesta a los comentarios de 12.53 y 13.00) Gracias por sus opiniones, pero no he pretendido ser subjetiva ya que si lee mi párrafo: "En medio de un terrible calor se repitieron los ataques de Dupont, siendo continuamente rechazados por la artillería española seguidos de contraataques legendarios de la caballería de Farnesio y Borbón junto con los heroicos garrochistas andaluces, que perdieron la vida casi todos." no podrá tacharlo de subjetividad. Lo que sí hice es llamar la atención sobre una tropa voluntaria formada por trabajadores ganaderos que carecían de experiencia militar alguna y que creo, fue un acto heroico. Un saludo.
ResponderEliminarNo soy militar pero entiendo que la gesta de Reding se debió a una iniciativa personal de ese gran militar. Por mucha ordenes que recibiera de su jefe superior, que por cierto estaba a más de 60 kilómetros de la contienda la realidad fue que quien frenó y venció a los garbachos fue el propio Reding y como tal debería haberse llevado ese honor. Me ha gustado su exposición.
ResponderEliminarGracias por tu opinión, comparto tu idea. Un saludo.
ResponderEliminarAnte todo, gracias por el artículo, que contribuye a rescatar la memoria de Reding, el general que al mando de la 1ª y 2ª División del Ejército de Andalucía causó la primera derrota de las tropas de Napoleón en campo abierto en toda Europa. Desde la Asociación Histórico - Cultural "Teodoro Reding" de Málaga nos encontramos promoviendo un proyecto de monumento para Málaga por suscripción popular, para lo que necesitamos la colaboración de todos. Esta es la web para ayudar a que sea realidad: http://monumentoreding.es/
ResponderEliminarGracias por compartir la información. Desde aquí apoyo su propuesta y deseo que llegue a ser un éxito. Un saludo.
ResponderEliminarAcabo de visualizar un documental francés sobre la Batalla de Bailén y me he quedado algo desconcertada. En el documental, realizado para Scam (Société civile des auteurs multimédia), señala que dicha batalla tuvo un desenlace inapropiado debido a la cobardia del mariscal Dupont, que entregó las armas antes de que llegara los refuerzos del mariscal Dufour, que hubiera cambiado el signo de la batalla. ¿Qué piensa de esa información?
ResponderEliminarGracias, Candice, por su comentario. Es verdad que en la batalla de Bailén se levantaron algunas voces críticas contra el Mariscal Jefe Dupond acusándolo de excesivamente prudente o incluso de cobarde cuando rindió las armas al Mariscal de Campo Teodoro Reding, cuando venían en camino refuerzos franceses al mando del General Dufour, pero tras analizar los detalles de la batalla y de la situación escritas por imparciales historiadores pienso que el resultado hubiera sido el mismo, aunque con muchas más bajas. El ejercito inicial francés, mandado por Dupont constaba de 20.500 soldados del Segundo Cuerpo de la Gironda (formada por tres divisiones al mando de los generales Barbou, Veldel y Gobert), junto con una división de caballería y otra división suiza. Una de las divisiones con Gobert al frente fue derrotada por Reding en el río Guadiel, donde muere Gobert. En Bailén había una fracción (1/5 del ejército francés) defendiendo ese cruce al mando del General Dufour, que Dupont envía a cubrir el paso de Despeñaperros para que el Marical-Jefe español Castaños no cortara la comunicación francesa con Madrid. Algo más de la mitad del ejército español tomó Bailén y contra ellos fue todo el grueso del ejército francés mandado por Dupond, menos la fracción que llevaba Dufour. Reding derrota al grueso del ejército francés y es cuando Dupond entrega las armas, sin esperar a la llegada de Dufour. ¿Qué hubiera ocurrido si hubiera llegado Dufour?. Hay que tener en cuenta que el ejercito de Dufour no era muy numeroso, que en su desplazamiento desde Despeñaperros hacia Bailén había sufrido varios ataques de guerrillas españolas que, aunque habían sido rechazadas, habían supuesto bajas y desgaste, y que detrás de él venía Castaños con casi medio ejército español, de manera que habrían pillado a los franceses entre dos fuegos: el de Reding al este y Castaños al oeste, este último más descansado y numeroso. Por eso me arriesgo a decir que el resultado final de la batalla hubiera sido el mismo. Sobre la decisión de Dupond, pienso que se precipitó al tomarla posiblemente por la masacre sufrida de su ejército. De todas maneras, como ve, es mera especulación lo que pudiera haber ocurrido. Un saludo.
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