Me gustaría
hablar en esta entrada de la cantidad de leyendas que han existido siempre
teniendo como protagonistas a mujeres enamoradas aguardando a sus maridos o
parejas que han partido en barco, prometiendo regresar.
Posiblemente
la primera de la que se tenga constancia escrita sea Penélope, la desdichada
esposa del guerrero Ulises (en griego, Odiseo). De acuerdo con los relatos del
griego Homero, debido a la ausencia del rey de Ítaca, Odiseo, el consejo de
ancianos acordó que la reina Penélope eligiera un nuevo esposo que rigiera su
reinado. Penélope aceptó prometiéndo casarse una vez que hubiera terminado el
telar que tejía mientras había luz solar, si bien lo deshacía a escondidas por
la noche, durante los cerca de veinte años de ausencia de su esposo. Esta
historia sirvió de inspiración para artistas de todo el mundo y tiempo.
A lo largo de
la historia, muchas fueron las mujeres que sustituyeron sin quererlo a
Penélope. En su honor se fueron creando relatos y canciones tales como Naturaleza
Muerta, del grupo español Mecano o El muelle de San Blas, del grupo mexicano
Maná, entre otras. Y hasta se compuso una ópera con tal argumento: Madame
Butterfly.
Y es que desde
siempre el mar ha creado temor y fascinación a partes iguales en el ser
humano. Dependiendo del carácter particular de cada uno, el océano se ha
antojado como un muro de separación o bien como un motivo de aventura,
acercamiento y de medirse las fuerzas propias.
En la imagen, estatuas de una mujer que aguarda el regreso de su amado, en el paseo marítimo de Torrevieja (Alicante), realizadas en bronce por Carmen Fraire. Se trata de “la bella Lola”, mujer que de acuerdo con los relatos, la mañana del 12 de mayo de 1919 salió en camisón blanco de algodón y su largo cabello azabache recogido en un moño, a despedir al marinero objeto de sus amores. El barco “El Gaviota” partió con su tripulación de diez marineros a bordo … y nunca más regresó. Temiéndose lo peor, fueron varios los compañeros y conocidos que salieron a buscar restos de la embarcación y tripulación, pero el mar no concedió nada que ayudara a enterrarlos. Y desde entonces la joven aguardaba el retorno de su amado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario