lunes, 28 de abril de 2014

Errores de Oliver Stone en su film Alejandro Magno


            Fue una película que partía como favorita, debido a que contaba con prestigiosos actores en el reparto: un muy oxigenado Colin Farrell como actor principal, Angelina Jolie en el papel de Olimpia, madre del conquistador; Van Kilmer haciendo de Filipo de Macedonia y padre del protagonista, Christopher Plummer convertido en un casi ausente filósofo Aristóteles, y el gran Anthony Hopkins, que daba vida a un anciano general Ptolomeo, amigo de Alejandro y fundador de la dinastía ptolemaica en Egipto.
           Participaban también como guionistas renombrados historiadores, se estaba negociando con Vangelis que creara la banda sonora del film y contaba con Oliver Stone en la dirección.
            Y sin embargo, fue un completo fracaso. Lo peor de todo, a mi parecer, es que la película queda empañada por detalles que podían haber sido perfectamente prescindibles.
     Para empezar, la elección del protagonista irlandés como prototipo de MacGyver norteamericano.
   Se sabe que existió una tentativa de película de Alejandro Magno con Leonardo DiCaprio como personaje principal. Personalmente, considero que habría dado más el perfil, considerando sus rasgos latinos. Además, ¿a quién se le ocurrió teñir a Alejandro de un rubio tan claro y artificial?; basta echar una ojeada al famoso mosaico pompeyano en el que aparece representado el conquistador (en la imagen) para observar que luce un pelo castaño oscuro muy alejado del rubio oxigenado de serie B que luce Farrell en toda la película. Lo más gracioso es que ambos padres son totalmente morenos (no de pelo castaño oscuro, no, sino negro) así que, ¿de dónde sale esa mata de pelo tan nórdica? Para evitar reparar en este hecho, al comienzo de la película, con los títulos, aparece el mosaico de Pompeya que lo representa (y que aparece en la imagen) pero lo han puesto en filtro azul para evitar reparar en su color de pelo. Y Jolie, fiel a su imagen de sex-symbol llega a parecer en cierto momento casi de la misma edad, si no más joven, que su supuesto hijo (en la vida real únicamente posee un año más que Farrell).
      Tampoco los celebérrimos arranques iracundos del conquistador consiguen recogerse en la película como algo más que incomprensibles pataletas de niño consentido, cuando los cronistas han tratado de justificar esos colosales cabreos como consecuencia de la ética y valores del macedonio. Tal es el caso de tomarse de manera personal el asesinato de su rival, el rey Darío, al que admiraba como enemigo. Esa misma ética justifica, por ejemplo, que en Persia –una vez conquistada– no depusiera a los reyezuelos gobernantes de las diversas regiones, respetando la labor que estaban realizando.
            De la mala interpretación de casi prácticamente todos los actores, ni entro a comentar. Tampoco de lo pesadito que llega a ponerse el tema de la supuesta bisexualidad de Alejandro Magno, algo común entonces, ya comentado al tratar la película de Troya.
            Un error que me extraña, debido al buen asesoramiento histórico que poseía el director del film, es que en cierto momento en que un joven Alejandro es instruido por su padre en las desgracias que sufren los dioses y semidioses, dice el rey Filipo que incluso después de que Heracles realizara sus doce magníficas pruebas, fue castigado con la locura que le llevó a asesinar a su familia, algo incierto ya que cualquier aficionado a la mitología griega sabrá que precisamente su ataque de locura fue la responsable de que Heracles realizara sus doce pruebas, como explico en otra entrada.
            Otro tipo de error desproporcionado es que los mapas que se muestran figuran escritos ¡en inglés!, en lugar de hacerlo en griego (del que no se entendería mucho) o en latín (si suponemos que estamos en la época ptolemaica, pues es este personaje el que narra la historia). Igualmente, antes de entrar a pelear contra Darío, Alejandro les anima a que lo hagan "por su país", "por Grecia". Grave error ya que ni los griegos se consideraban un país, ni Alejandro se consideraba griego sino macedonio.

  Todos estos errores prescindibles, como digo, restan valor a los verdaderos aciertos de la película que, a mi entender, son los relativos a ciertos aspectos históricos que se desea transmitir. Así, sorprende la pesadez en la relación homosexual de Alejandro con Hefestión y se echa en falta, sin embargo, la admiración que el macedonio tuvo por su educador, el gran filósofo Aristóteles, cuyos conocimientos moldearon al conquistador; o el relato de los primeros años del joven como uno de los guerreros de su padre, comenzando a destacar por su habilidad en la batalla.
  Estos errores empañan la apreciación de los verdaderos aciertos del film.  Por ejemplo, fieles al mosaico pompeyano aludido, a Alejandro Magno se le representará con la cabeza de medusa a la altura de su pecho. De esta simbología ya hablamos al tratar de los trabajos de Hércules, así que remito al lector a su visita para entender el valor que daban a la simbología los grandes guerreros de la antigüedad. 
Y a diferencia de otras muchas películas como Gladiator, aquí no se comete el error de usar estribos, pues ciertamente aún no se habían inventado. Eso sí, nuevamente los guerreros usan unas botitas con tacón incluido, monísimas, pero que nada tienen que ver con los calzados de la época, que consistían en sandalias anudadas al gemelo, sobre las que colocaban espinilleras y otros elementos de protección. Sin embargo, muestran perfectamente las largas lanzas (sarisas) de 6 metros de longitud, usadas por los ejércitos del macedonio o la cortita "falda" usada, que ya comenté al tocar el ejército ibero.
            Otro gran acierto es mostrar, por primera vez en la historia del cine, una denominada “falange macedonia”, de acuerdo con los escritos y vestigios que nos han llegado, tanto en formación de ataque como a lo largo del desarrollo de la batalla de Gaugamela. No obstante, Stone se equivocó al pretender acercar la lucha a nivel de soldado a pie al espectador, de tal forma que lo único que se acierta a ver es un enorme galimatías, mucho polvo y escasa visión general del transcurrir de la batalla y de la estrategia aplicada por el conquistador macedonio, admirado aún hoy día en las diversas academias militares de todo el mundo por su estrategia y capacidad de adaptación al terreno y al transcurrir de las luchas. Se habría agradecido que se hubieran tratado las batallas del conquistador como Peter Jackson expone por ejemplo las ocurridas en “Las dos Torres”, segunda película de la saga “El Señor de los Anillos”.
            Igualmente fascinante me resulta la recreación que se hace de la fabulosa Babilonia, con sus celebérrimos mosaicos azules vidriados, sus relieves de animales alados y los Jardines Colgantes, una de las maravillas del mundo antiguo y hoy tristemente perdidos. Por no hablar de la continua destrucción de las ruinas babilónicas que subsisten en la actual Irak.
     Sin embargo, echo en falta la recreación de Egipto, cuando es coronado como emperador y en donde finalmente será enterrado, según los cronistas de la antigüedad, precisamente en la ciudad que tomará de él su nombre: Alejandría.
    Y curiosamente este episodio es totalmente ignorado por Stone en la película, suponemos que por falta de presupuesto.
            También la batalla del Hidaspes, en la India aparece relativamente bien contada, con la participación de numerosos elefantes, si bien en la película ocurre en un día soleado, cuando realmente sucedió al caer la noche de un llovioso día.
    Ahora bien, incluso aquí se aprecia un grave error, al hacer que en cierto momento de la lucha los elefantes ¡caminen hacia atrás!, cuando en realidad lo que ocurrió es que asustados por la lluvia de jabalinas macedonias, los animales giraron su rumbo volviendo sobre sus pasos, en desbandada, arrasando cuanto encontraron en su huída. Esto, junto con el hecho de ser rodeados por las tropas de Alejandro el Grande, provocó que el ejército indio optara por la rendición.
    Las crónicas cuentan que, aunque el macedonio no sufrió ninguna herida, su amado caballo Bucéfalo sí fue incapaz de reponerse de las suyas, muriendo días más tarde, lo que causó gran pena en el ánimo del macedonio.
    Los textos que nos han llegado nuevamente nos relataron una muestra más de la ética de Alejandro ya que una vez hubo derrotado al rey indio Poros, al preguntarle el ganador cómo deseaba ser tratado, el indio le respondió que como un monarca. Y, para sorpresa de sus tropas, Alejandro lo mantuvo en su cargo. Recomiendo al espectador el siguiente documental sobre la batalla de Hidaspes, en el que se detalla cómo transcurrió.
    
   En resumidas cuentas, aparte de los aspectos históricos que he comentado, lo que más me ha gustado de esta película ha sido curiosamente un personaje que aparece poco pero que, a mi parecer, empequeñece a todos los demás actores por su caracterización. No es otro que el personaje de Darío III, el rey aqueménida persa con cuyo linaje, nos cuentan los escritos, que Alejandro Magno se obsesionó tanto por emparentar como Napoleón Bonaparte hizo con los merovingios; si bien éste es otro tema.
    Nuevamente, los historiadores contratados para la película realizaron una soberbia reconstrucción del ejército persa, del que también hablé en su día.
   Por todo ello, considero a "Alejandro Magno" (2004) una buena película, analizándola desde la perspectiva histórica, prescindiendo de actores e interpretaciones muy por debajo del nivel puesto por los historiadores en las recreaciones hechas para el film. La falta de presupuesto quedó patente, no sólo en ciertos pasajes de la vida de Alejandro que se ignoran, sino en los continuos fallos que se aprecian en diversas tomas en las que aparecen cámaras, personal ataviado con gafas de sol y vaqueros, o vehículos en la distancia y que no contaron con dinero suficiente para volver a grabar estas escenas.

10 comentarios:

  1. Falta de presupuesto cuanto se gastaron 150 millones de dólares. Sí.

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    1. Buenas tardes,
      en el texto no me quejo de que hayan gastado 150 millones o 5, sino que no hayan querido invertirlos para hacer una película más seria, rigurosa y acorde con los verdaderos hechos. Esa es, en mi opinión la verdadera pena. Y si esos 150 millones de dólares que comentas fueron insuficientes para plasmar pasajes vitales de la vida de Alejandro magno como los que comento que ignoraron pues... ¡habrá que concluir que se quedaron cortos de presupuesto! ¿no crees?.
      Gracias por compartir tu opinión, siempre es enriquecedor. Un saludo.

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  2. Hola, también cuando Alejandro ingresa al harén persa y presentan a la hija de Darío Estatira y ella se equivoca pensando que Hefestión era Alejandro. En realidad la equivocación es de Sisigambis madre de Estatira esposa de Darío. La que presentan como hija debiera haberse llamado Barsine-Estatira, que también fue mujer de Alejandro. Y ella no fue la que cometió la equivocación.

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  3. Muchas gracias, Verónica, por tu aporte. Un saludo.

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  4. Si existiera un lugar después de la muerte, Alejandro ya lo habrá conquistado.

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  5. Ciertamente, aunque si tenía algo que lo hacía aún más grande es que su "conquista" no acarreaba muerte y destrucción pues fueron muchos los gobiernos y funcionarios que se encontró en las distintas tierras que recorrió y que consideró efectivos, manteniéndolos en sus cargos. Igualmente persiguió sin descanso a los que asesinaron a traición a su principal rival, el rey Darío. Tenía una moral muy curiosa y honorable (quiero ver en ella una influencia del gran Aristóteles, uno de sus mentores). Un saludo.

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    1. Salvando todas las distancias, su idea de Imperio me recuerda a Carlos I, en una Europa que es como una Grecia gigante, permanentemente enfrentada entre sus miembros a través de los siglos.

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  6. Cierto, pero me atrevería a decir que esa descripción se ajusta a todos los imperios que han existido y existirán. Como en toda relación sentimental, son esas diferencias las que unen territorios (tal vez por el atractivo de esas distintas posturas e ideas)y las que finalmente terminarán motivando la disgregación de los imperios, con territorios enfrentados tirándose los trastos (o lo que se tercie) a la cabeza. "Human nature", "naturaleza humana" que diría Friedrich Nietzche... Un saludo.

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  7. Yo añadiría una de los errores para mí, más imperdonables del film y que demuestran una ignorancia supina y es cuando al principio de la película Anthony Hopkins utiliza el término "cultura helenística", ya que este término lo acuño un historiador alemán del siglo XIX cuyo nombre no recuerdo ahora.
    ¡Imperdonable!

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    1. Gracias por su opinión, lleva razón (lo creó Johann Gustav Droysen) pero lo cierto es que ya casi nos hemos acostumbrado a errores de ese tipo, como incluir mapas en inglés, poner a los griegos hablando de "país", o a españoles anteriores a los Reyes Católicos mencionando a "España".
      Lo cierto es que la película llevaba muy bien asesoramiento histórico, con académicos de renombre (claro que habría que ver con detalle la lista pues comienza a incomodarme bastante cuando en los documentales históricos, sean sobre el Antiguo Egipto, la Roma Imperial, Babilonia, los Aqueos o los Aztecas, ... que siempre salgan historiadores ingleses dando su opinión más experta sobre esta cultura, como si los nacionales no tuvieran nada que decir; más tontos nosotros y el resto del mundo por consumir sus documentales). Un saludo.

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