Antes de entrar a abordar la cuestión, me gustaría reparar en un detalle lingüístico y es que, cuando se habla de los españoles que llegaron a América, siempre se usa el término de “conquistador”. En cambio, al referirnos a los personajes ingleses, belgas, holandeses o franceses siempre se habla de “explorador”, “descubridor” o “aventurero”, aunque se comportaran de igual forma que los españoles o incluso fueran más represivos con los nativos (por ejemplo, con la llegada de los británicos -anglosajones, en general- a Norteamérica se diezmaron las poblaciones indígenas al repartirles mantas contaminadas con distintas enfermedades y llevar a cabo ingentes talas de bosques y cacerías de los animales que les servían de sustento, y sus supervivientes dan el mayor índice de analfabetismo y alcoholismo, subsistiendo en las reservas). Curioso, ¿no?.
Pero
regresando al origen del término “Yucatán”, cuentan las crónicas españolas que
cuando el explorador Francisco Hernández de Córdoba arribó a las costas
mexicanas y encontró que se hallaban habitadas, quiso interesarse por el nombre
que los moradores daban a su tierra para hacer ellos lo propio.
Esta península, parece ser,
recibía el nombre de Mayab, traduciéndose por "unos pocos" ya
que los mayas la encontraron prácticamente desierta de presencia humana. Esta etnia
se asentó en la península y realizó algunas de las construcciones más asombrosas y
bellas que se conservan, como el complejo de Chichén Itzá, Tulum o Tula, entre
otras.
Pues bien, ya en época de los descubrimientos, con
la idea en mente de denominar a esas tierras como lo hacían sus moradores indígenas, Francisco Hernández de Córdoba comenzó a preguntar a diferentes caciques y reyezuelos por
el nombre del lugar en el que se encontraban. Como los interpelados hablaban
maya y era difícil hacerse entender, trató mediante señas y otras astucias de
que aquellas personas entendieran su pregunta, recibiendo en varias ocasiones
la respuesta “Yucatán”.
Como
quiera que no estaba muy seguro de haber sido entendido, volvió a interpelar a
diversos indígenas similar cuestión y, al ser ya más abundante la cantidad de
gente que le respondía “Yucatán”, se dio por satisfecho, pasando a denominar
también él de esa forma a la región y compartiendo la información con otros españoles
que incorporaron el término, que quedó para siempre como denominación de esa gran extensión
mexicana.
Pues bien, la anécdota surge cuando según diversos autores (entre los que figura el escritor Martin Walker) consideran que en idioma maya, "Yucatán" se traduce en español por "no se entiende". Así que cuando Hernández de Córdoba trataba de preguntarles en castellano por el nombre de la región, un gran número de indígenas le respondían en maya que no entendían lo que trataba de decirles. Y con ese apelativo se quedó la península mexicana.
Respecto al explorador español, a francisco Hernández de Córdoba se le suele llamar también Francisco Fernández. Esto puede llevar al error de confundirle con Francisco Fernández de Córdoba y Mendoza, un clérigo español que también estuvo en América.
Si reparamos en el retrato en gris de Hernández de Córdoba que figura en el Museo Histórico Naval de Vera Cruz (México) y que se ha recogido en la imagen, en él aparece con un distintivo medallón de la Orden de Santiago, Este medallón aparece "oculto2 en otros retratos conocidos del descubridor. A esta misma orden perteneció gente destacada de la aristocracia española, abundando en los retartos los distintivos propios de la misma. Tal es el caso, por ejemplo, del satírico escritor Francisco de Quevedo retratado magistralmente por el gran pintor sevillano, Diego de Velázquez. El propio artista se retratará él mismo con similar indumentaria en su famoso cuadro "Las Meninas".
Pues bien, la anécdota surge cuando según diversos autores (entre los que figura el escritor Martin Walker) consideran que en idioma maya, "Yucatán" se traduce en español por "no se entiende". Así que cuando Hernández de Córdoba trataba de preguntarles en castellano por el nombre de la región, un gran número de indígenas le respondían en maya que no entendían lo que trataba de decirles. Y con ese apelativo se quedó la península mexicana.
Respecto al explorador español, a francisco Hernández de Córdoba se le suele llamar también Francisco Fernández. Esto puede llevar al error de confundirle con Francisco Fernández de Córdoba y Mendoza, un clérigo español que también estuvo en América.
Si reparamos en el retrato en gris de Hernández de Córdoba que figura en el Museo Histórico Naval de Vera Cruz (México) y que se ha recogido en la imagen, en él aparece con un distintivo medallón de la Orden de Santiago, Este medallón aparece "oculto2 en otros retratos conocidos del descubridor. A esta misma orden perteneció gente destacada de la aristocracia española, abundando en los retartos los distintivos propios de la misma. Tal es el caso, por ejemplo, del satírico escritor Francisco de Quevedo retratado magistralmente por el gran pintor sevillano, Diego de Velázquez. El propio artista se retratará él mismo con similar indumentaria en su famoso cuadro "Las Meninas".
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