La historia de
la navegación portuguesa comenzó casi a la par que la española, si bien con
intereses diferentes. Mientras los diferentes reinos peninsulares, que
formarían España tras los Reyes Católicos, se movían por el Mar Mediterráneo,
el reino de Portugal lo hacía por el Océano Atlántico, con más intensidad y con
expediciones más largas.
Tras la
liberación del dominio musulmán en 1249, la Lusitania estaba sujeta en gran
parte a la dependencia del reino de Castilla, hasta que nació como reino
independiente en 1385, tras la victoria del caballero portugués Nuño Álvarez en
la batalla de Aljubarrota contra los castellanos. Ese mismo año, las cortes de
Coimbra confirmaron como primer rey del nuevo país al gran maestre de la Orden
de Avis, que reinó con el nombre de Juan I. En su matrimonio con Felipa tuvo
cuatro hijos: Duarte, Pedro, Enrique y Fernando.
A la derecha, representación de la batalla de Aljubarrota (las tropas
castellanas a la derecha, las portuguesas a la izquierda). Izquierda,
representación de la boda de João I dari Portugal (Juan I de Portugal) con
Phillipa de Lancaster.
Eran tiempos
difíciles ya que las costas estaban continuamente asediadas por piratas
berberiscos, por lo que era prioritario prepararse para la defensa y lucha
contra los africanos; de hecho, el infante Fernando murió en Marruecos, cautivo
de los berberiscos. De ahí que la primera empresa del nuevo reino fuese la
conquista de Ceuta, puerta del Mediterráneo y freno a los ataques berberiscos, adelantándose
así a la iniciativa de los reinos españoles, aún inmersos en la lucha de
reconquista. Así, después de la conquista de la isla de Gran Canaria (archipiélago
canario) conquistaron Ceuta en 1415, consiguiendo un enorme botín. Una vez estabilizada
la situación, los tres príncipes se distribuyeron tareas: Duarte se quedaba controlando
el escenario africano, mientras Pedro viajaba a Europa para completar su
formación para el oficio de rey; Enrique se retiró a una casa en Raposeira, en
el Algarbe, situada hacia el este, en una zona de páramos continuación de las
tierras extremeñas, cerca de Sagrés en un área de abruptos acantilados próxima al
Puerto de Lagos.
El Algarbe ha sido una tierra poblada desde la más remota antigüedad,
observándose menhires y vestigios de ancestrales culturas, posiblemente
atraídas por sus costas tan peligrosas (acantilados) como mágicas (dos bellas
imágenes de “la playa Doña Ana”, Algarve).
Enrique era
gran estudioso y soñador navegante. Allí comenzó a planificar y a saborear su
eterno gusto por viajes y aventuras. Disponiendo de fortuna como gran maestre
portugués de la Orden de Cristo, heredada de los Templarios, empieza a
investigar y a planificar expediciones lejanas. Su sueño le conducía por la
costa africana en busca de las caravanas saharianas que traían oro, pieles,
especias y riqueza de un país lejano, al otro lado de África, donde dicen que
había un rey cristiano (el famoso “Preste Juan”). Era la única ruta posible
entonces, ya que la media luna, en forma de turcos otomanos, controlaba el
Mediterráneo. Conocía diferentes historias de navegantes atlánticos y sabía que
los hermanos genoveses Vivaldi, que partieron en 1291 en busca de Río de Oro,
no habían regresado, ni tampoco los catalanes que navegaron en 1346. Leyendas
árabes narraban la existencia de riquezas y factorías al este del continente
africano y sabía que la travesía por la costa oeste era difícil y peligrosa.
Fue entonces cuando Enrique “el
Navegante” comenzó a diseñar las exploraciones portuguesas, mandando construir
dos navíos para ello. Llegó a sus oídos que en 1418 dos nobles portugueses, Zarco y Teixeira, que viajaban por las
costas de África, fueron arrastrados por una tormenta mar adentro, hacia el
Islote de Porto Santos cerca de la isla de Madera, llamada Isola de Legname por
sus descubridores genoveses. Cuando los dos nobles regresaron, Enrique les
ofreció sus dos navíos de una vela para que continuaran con las exploraciones
por esos lugares, pero estos navíos tenían dificultad a la hora de remontar el
viento. Era necesario crear buenos navegantes, por lo que, con la ayuda del
judío mallorquín Jaime Ribes (alias
Jafuda Cresquez) montó en 1438 la legendaria “Academia de Sagres”. Cinco años antes había muerto el rey Juan I,
ocupando el trono el hermano mayor de Enrique, Duarte, que murió en 1438. Lo
sustituyó su otro hermano, Pedro, que potenció las iniciativas de Enrique - regalándole
el mapamundi de la época y el mapa de Marco Polo que le obsequiaron durante su
estancia en Venecia. Cuando muere su hermano Pedro, diez años después, accede
al trono Enrique.
Enrique el Navegante supo rodearse de todos los artilurgios, punteros
en su época, para facilitar las navegaciones.
Durante su
etapa se impulsaron bastante la navegación y las expediciones, aunque las
características de los barcos añadían dificultad a las empresas. No fue hasta
la construcción de la carabela, con
tres velámenes, en 1529, cuando realmente se dio un salto de calidad en las
expediciones portuguesas. No se conoce el origen de los constructores,
posiblemente fueran italianos, ya que fueron venecianos y genoveses los
primeros que la usaron. Se cree que la transmitieron a los portugueses, que pronto
comenzaron la construcción en los astilleros de Lagos.
Ya
con las carabelas, los marinos portugueses comenzaron a escribir su gloriosa
historia. La primera salida la hizo Gonzalo
Velho Cabral, que descubrió los arrecifes de Formigas y las islas situadas
al oeste: Santa María y San Miguel, que por estar llenas de pájaros llamaron
Las Azores. Se creyó una gesta insuperable, por la distancia a la que se habían
separado de la costa, y que ningún mortal se atrevería a superarla. Hubo que
esperar a Cristóbal Colón para ello.
Antes,
los marinos portugueses ya habían realizado varias gestas importantes. En 1434,
Gil Eannes, desde Sagres dobló el
Cabo Bojador, demostrando que no era el fin de la tierra. Un año después, Alfonso Baldaya avanzó 130 leguas hacia
el Sur, llegando a una Bahía en la que creía desembocaba el Río de Oro. Trazó
ruta para facilitar la navegación de otros marinos portugueses. En 1441 Nuño Tristão y Antón Gonzalvez pasaron Rio de Oro, llegando a lo que llamaron Cabo
Blanco. Atacaron a un campamento berebere y apresaron a uno de ellos llamado
Adahu, que en Sagres contó al rey Enrique las rutas de caravanas por el Sahara
cargadas de sal y de oro, le habló del mercado de Tombuctú y del comercio de
esclavos negros. Había conocido el país de los mandingas y decía haber navegado
por un rio muy largo que cruzaba el continente ¿El Nilo?.
En 1442, Tristão,
llevando a Adahu con él, volvió a pasar el Cabo Blanco, llegando hasta la Isla
Arguín donde apresó a quince negros desnudos que iban en una canoa. Fue para
Portugal la primera intervención, tipo negrero, de comercio de esclavos. Lo que
fue un boom en Lisboa. En 1444 seis carabelas atacaron diferentes lugares
africanos y trajeron a Lisboa alrededor de 240 prisioneros entre hombres,
mujeres y niños, que vendieron como esclavos. El rey Enrique no hizo nada para
frenar esta actividad porque sus arcas estaban cada vez más vacías ante las
muchas expediciones que apadrinaba, por lo que le podría venir bien esa nueva
fuente de riqueza.
En 1445 Dionisio Días llegó hasta Cabo Verde
penetrando por la desembocadura del río Senegal. Otro buen marino fue Juan Fernándes, que aprovecho la
tercera expedición de Gonzalves a la costa de Río de Oro para realizar un
cambio con un jefe local que quería visitar al rey portugués mientras él se
quedaba en aquel país. Aprovechando la hospitalidad de los lugareños viajó por
el interior, cruzó en una caravana de camellos el desierto y llegó hasta Segú,
Tombuctú y Gao (Niger medio). A la vuelta fue recogido en la bahía por
Gonzalves, que lo trasladó a Lisboa, causando tanta sensación la información
que traía como la carga de esclavos que llevaba. En 1446 Álvaro Fernández llegó hasta las montañas de Sierra Leona. Ese
mismo año una expedición de Nuño Tristão,
con una carabela y 27 hombres, acabó en fracaso cuando penetraron por un río al
sur de Cabo Verde y fueron atacados con flechas por los indígenas, matando a 20
soldados.
Ante
tantas expediciones los astilleros se multiplicaban en Lagos, lo que hizo que Enrique
se fuera endeudando fuertemente con los judíos. Cuando la deuda ahogaba tuvo
que ordenar directamente expediciones para apresar esclavos y poder pagar la
gran deuda contraída. En 1455, el italiano Cadamosto
remontó el Senegal y visualizó el Gambia. Un año después Diego Gomes remontaba el Gambia hasta la villa de Cantor donde vio
llegar la caravana de mercancías de Tombuctú.
En 1460 muere
el rey Enrique “el navegante”, con la
decepción de no haber encontrado un camino hacia las Indias, ya que no había
visto el final de la costa africana atlántica.
En
1469, Fernando Gomes descubre
Guinea, quedándose con el monopolio del tráfico de productos. Vende a la corte
todo el marfil que encuentra e impone en la corte ese privilegio para todos los
navegantes. Entre 1470 y 1471 Juan de
Santarem y Pedro Escovar
descubrieron la Costa de Oro, el Delta del Niger y el imperio de Benin tras
franquear el Ecuador. Ese mismo año, Fernando
Poo descubre la isla que lleva su nombre. La riqueza de las tierras
encontradas hace que ya no sea necesario cubrir las deudas con ventas de esclavos.
El rey Juan II solicita al Papa una bula que reconozca los derechos de Portugal
en Africa y la consigue en 1481, al ratificarlo Castilla mediante el Tratado de
Alcacovas. En 1483 Diologogo Cao
llegó hasta la desembocadura del Zaire o Congo y navegó por el río hasta las
cataratas Lelala en 1488.
En
1487 Bartolomé Dias, tras una dura
travesía, atraviesa con mucha dificultad
el cabo de Las Tormentas y llega a Suráfrica, en Flesh-Bay. La bajada de las
temperaturas y los fuertes vientos y oleaje le indican que ha encontrado otro
mar. Retorna a Lisboa en 1488, deshaciendo ruta. Tras leer Juan II su informe con
júbilo, cambia el nombre de Cabo de Las Tormentas por el de Cabo de Buena
Esperanza, pues se había conseguido una ruta hacia las Indias.
Se
habían recorrido hasta entonces 12.000 km de costa, Portugal era una gran
potencia comercial, pero Juan II estaba preocupado con Castilla. Granada estaba
a punto de caer, Isabel y Fernando había unificado España pero, ¿cuál sería el
siguiente paso? ¿Conquistar Marruecos o Portugal?. Su siguiente paso fue
América pero en 1488 nadie se lo imaginaba. Lo cierto fue que ante el temor del
rey de Portugal se dejó de invertir en expediciones y se concentraron para la
posible guerra con España.
Una
vez firmado el Tratado de Tordesillas de 1494 con España, se retomaron las
expediciones portuguesas, destacando la figura de Vasco de Gama. Este gran navegante, sustituyó a su padre, tras su
muerte, en la expedición a las Indias. En julio de 1497, salió del puerto de
Santa María de Belem, en el delta del Tajo, con 4 barcos y 170 hombres, rumbo a las Indias. Acompañado
de Bartolomé Díaz, costeó África bordeando el Cabo de Buena Esperanza. Desde
allí penetró en aguas desconocidas para los europeos. Pasó por Mozambique,
Mombasa, Kenia, Malindi y llegó a Kaliku (junio de 1498), al sur de la India.
Su inteligencia, destreza y navegación le salvaron de emboscadas y peligros. En 1502 repitió el viaje desde Lisboa a la
India con 20 barcos de guerra para asentar el dominio portugués en las tierras
visitadas en la primea expedición. Tras varios incidentes armados (llegó a
bombardear Kaliku) la vuelta a Lisboa la hizo por otra ruta, visitando Cochin,
la isla de Kilwa, las islas Seychelles… y aún realizó un tercer viaje a la
India. En este viaje, después de llegar a Goa contrajo la malaria, que le causó
la muerte en Cochin. Alcanzó de un rey agradecido los máximos honores y títulos
y está enterrado en el Monasterio de los Jerónimos de Belem. Fue el mejor
navegante portugués.
Otro gran
navegante luso fue Pedro Alvares Cabral.
Cuando en 1500 se le ordenó navegar hacia la India siguiendo la ruta marcada
por Vasco de Gama, una tormenta desvió la expedición hacia mar adentro. Siguió penetrando
buscando vientos que lo llevaran hacia el sur cuando se encontró con lo que
creía era la isla de Vera Cruz que, de acuerdo con el tratado de Tordesillas,
correspondía a Portugal. Tras la exploración del litoral, descubrió que no era
una isla y tras reivindicar esa tierra para Portugal volvió para informar a su
rey, Manuel I, del descubrimiento. Había descubierto la parte más oriental de
Brasil. Continuó con las expediciones a la India, iniciadas por Vasco de Gama.
Otros dos marinos que merecen mención son los hermanos Gaspar Corte Real y Miguel
Corte Real que por orden de Manuel I buscaron un paso hacia la India por el
norte de América. Gaspar marchó primero y llegó hasta Terranova, navegando por
Nueva Escocia y Groenlandia. Volvió sin encontrar paso alguno. Inició una
segunda expedición de la que nunca volvió. Le tocó a su hermano Miguel
continuar la búsqueda del paso, saliendo hacia Terranova con 3 barcos para
recorrer las costas. Allí, dos naves exploraron hacia el Norte y Miguel hacia
el Sur (Massachusetts) para volver a encontrarse pasado un tiempo. Miguel no
regresó nunca, por lo que las dos naves restantes fueron a Portugal para
informar de la gran pérdida al rey. Con el tiempo se han encontrado evidencias
de que Miguel sobrevivió entre los indios norteamericanos, pues se encontró en
Massachusetts una roca, en la orilla del Río Taunton cerca de Cabo Cod, con una
inscripción de Miguel que dice "Miguel
Cortereal por la gracia de Dios, aquí con los Indios", lleva un escudo
de armas portugués y está fechada en 1511.
El nombre de la roca es “Dighton Rock”. Esto echa por tierra la idea de
que esta zona fuera descubierta por los británicos.
Otros grandes
marinos, como Fernando de Magallanes, navegaron a la orden del rey de España y
en 1580 el rey español Felipe II anexiona Portugal (gracias a don Álvaro de Bazán) a la Corona Española, con lo
que las expediciones ibéricas se hicieron bajo la insignia española hasta 1640,
año en que se independiza Portugal aprovechando la sublevación de Cataluña
apoyada por Inglaterra, Francia, Holanda y Roma, que hizo que Felipe IV mandara
allí a los mejores soldados españoles. Tras esa fecha ya había terminado el
siglo de las grandes expediciones navales y Portugal tenía que recuperar sus colonias
invadidas por holandeses y franceses.
Muy interesante su trabajo, Valeria. Mereció la pena esperar. Muestra usted una representación correcta de los principales marinos portugueses. Le felicito por su equidad.
ResponderEliminarNos ha gustado su artículo. Comenzaremos el debate en el grupo.
ResponderEliminarHe disfrutado de la lectura de su artículo. Simplifica muy bien la gesta de los hermanos Corte Real. Me ha gustado que reveindique la hazaña de Miguel, ya que aquí siguen defendiendo, equivocadamente como vos también señala, que los británicos llegaron antes que los portugueses a Masachusetts. Me alegra que defienda la verdad. Mi enhorabuena.
ResponderEliminarMe alegra que haya sido de su agrado mi artículo. Sobre lo que señala de Miguel Corte Real es de justicia que prevalezca la verdad, y esta es que ese navegante estuvo por esa zona al menos en 1511, como señala la inscripción de la piedra Dighton Rock, en el río Fall en Massachusetts, y que dice:
EliminarMIGUEL Corte real
V. DUX DEI IND HIC.
1511.
Esta inscripción iba acompañada de varios escudos en V con cruces idénticas a las utilizadas en las velas de las naos y carabelas portuguesas. Los ingleses comenzaron a llegar a la zona de Massachusetts y de la bahía de Cape Cod en 1620, por lo que Corte (portugués) se adelantó en más de 100 años.
Un trabajo completo. Ha datado los mas distinguidos navegantes lusos. Lo que no me ha quedado muy claro es cuando habla de las carabelas. Creo que la construyeron los portugueses, ya que ibamos a la cabeza de la navegación. Felicitaciones.
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sr Calvalho. Sobre el comentario que hace de los constructores de las carabelas, es cierto que hay muchos historiadores que señalan que sus inventores, allá por el siglo XII y XIV, fueron portugueses de la escuela naval de Sagres, fundada por el infante portugués Enrique el navegante. Y que el modelo estaba basado probablemente en las embarcaciones usadas por los pescadores portugueses. No obstante, hay otros historiadores que dan una fecha anterior (cercana a 1420) a la construcción de las primeras carabelas y la sitúan en el Arsenal de Venecia, indicando que los portugueses las mejoraron y las modernizaron. Sea como fuere, lo cierto es que Portugal le dio mayor operatividad en su primer viaje de 1441.
EliminarExcelente escrito, Valeria. Me ha quedado la duda si Alvares Cabral fue a la India dirigiendo la expedición o acompañando a Vasco de Gama.
ResponderEliminarPerdone, Sr. Calvalho, se me pasó su segunda pregunta. Con respecto a lo que señala sobre las expediciones a la India de Pedro Alvares, debo comunicarle que este navegante nunca compartió expedición con Vasco de Gama. De hecho las expediciones de Vasco de Gama a la India fueron: la primera, de 1497 a 1499, la segunda, de febrero de 1502 a septiembre de 1503, y la tercera expedición salió en 1524. Llevaba ya alejado del mar casi veinte años, pero el mal gobierno del virrey Duarte de Meneses hizo que la Corona portuguesa tuviera que recurrir a él para sustituir a ese cargo. Poco después de salir enfermó de malaria al llegar a Goa, muriendo en la ciudad en la ciudad que fundó, Cochin, la víspera de navidad.
EliminarPedro Alvares, la única vez que pudo coincidir con Vasco de Gama, fue cuando se preparaba una expedición militar formada por veinte buques de guerra, con el objetivo de controlar el cumplimiento de los intereses portugueses en las Indias y que parece que se la ofrecieron a Alvares. Al desechar la dirección de esa expedición militar, prefirió llevar una expedición más comercial, que partió de Lisboa en 1500, mientras Vasco partía con la expedición militar en 1502.
Fue en esa expedición de 1500 cuando una tempestad lo desvió de su ruta y llegó a Brasil. Debía seguir la ruta que había trazado en el cabo de Buena Esperanza, Vasco de Gama en su primera expedición. Pretendiendo evitar la falta de viento en el golfo de Guinea, eligió rumbo sudoeste, donde las tormentas, los vientos alisios y la corriente ecuatorial del sur le desviaron hacia el oeste cuando estaba a la altura de las Islas de Cabo Verde, llegando a Brasil. Tras mandar un barco a la corte para informar del descubrimiento, continuó hacia la India en un desastroso viaje. Un saludo y gracias por sus palabras.
Una buena lección de historia. No éramos muy conocedores de las gestas de los navegantes lusos, con la excepción de Vasco de Gama y Pedro Alvares. Curiosa la historia de Miguel Corte. Trabajo interesante.
ResponderEliminarUna pregunta, Valeria, ¿las islas canarias la conquistaron los portugueses?
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sr Uribe. Lo afirmable sobre la auténtica conquista de las Islas Canarias se debe al reino de Castilla. Es cierto que los portugueses llegaron antes a Gran Canaria, pero sólo con el objetivo de tener allí una base de parada y aprovisionamiento de sus barcos, de paso hacia la costa sur africana. De hecho es sabido que allá por el 1402 varios caballeros, entre ellos Jean de Bethencourt, iniciaron la conquista de las islas de Lanzarote, El Hierro y Fuerteventura, a favor de nobles castellanos (bajo la tutela del rey Enrique III de Castilla, que apoyó a los navegantes) que les pagaban, con objetivo comercial. Los portugueses, que navegaban a lo largo de las costas africanas, también se interesaron por Lanzarote. Finalmente, las Islas Canarias -con Lanzarote incluido-, pasaron oficialmente a manos de los españoles, tras la firma del Tratado de Alcaçovas en 1479. Ese año los Reyes Católicos iniciaron directamente la conquista de Gran Canaria, Tenerife y La Palma. Para 1496 habían quedado las Islas Canarias integradas al reino de Castilla.
EliminarGracias, señores Souza, Gomes y De la Seca por sus palabras, celebro que les haya gustado. Lo cierto es que se lo debía al Sr. Souza por su paciencia. Saludos.
ResponderEliminarMe ha agradado su artículo, aunque me ha sorprendido que diga que Brasil fue descubierta por los portugueses, ¿no la descubrieron los navegantes españoles un lustro antes que Alvares Cabral?
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sr. Benítez. Paso a responder a su pregunta. Desde el punto de vista de los historiadores, la autoría del descubrimiento de Brasil no está tan clara. Hay historiadores que señalan a Portugal, aunque hay otras tres expediciones que se disputan esa gloria: la de Vicente Yáñez Pinzón, Diego de Lepe y Alonso Vélez de Mendoza. De hecho, el motivo de la expedición de Pedro Alvares, de 1500, ha estado muy cuestionado por algunos investigadores sobre porqué tomó la ruta hacia Occidente; algunos apuntan que el monarca portugués conocía que los españoles habían desembarcado en esas tierras y para evitar que los españoles -los castellanos- se instalaran en una tierra que legalmente le pertenecía envió a Pedro Alvares. Pero al no estar totalmente justificada esta idea prefiero asignar a este navegante ese honor, habida cuenta que estaba en la zona acordada por el Tratado de Tordesillas como perteneciente a Portugal y por ser la armada de este país la que se encargó de profundizar en la zona. Un saludo.
Eliminarwauu gracias, me encanto tu explicación y conocer más de los navegantes portugueses. SOy de México.. gracias por la información.
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sr. Martínez, lo cierto es que si hay un colectivo al que se ha tratado aún peor que a los exploradores españoles es el de los portugueses, que además de cargar con el apelativo de negreros (vale, lo fueron, pero no menos que aquellos que les acusaron de serlo, como anglosajones u holandeses, entre otros) han sido generalmente ignorados. Un saludo.
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