Aún hoy día son
muchos los enigmas que aún tenemos sobre los visigodos, uno de los pueblos más
refinados del grupo de los godos que invadieron toda Europa en los últimos
momentos del imperio romano.
Como estas
gentes huían de los hunos que avanzaban hacia el oeste, los visigodos se asentaron en la actual Francia antes de asentarse en Hispania. Y en esta etapa
debemos ubicar una curiosa leyenda que tiene como protagonista a la esposa de
uno de estos reyes visigodos, Eurico.
Por raro que parezca, las tradiciones
relatan que este rey poseía una bella y sabia esposa que lo amaba con locura y
que era la admiración de todos sus súbditos. Sin embargo, esta mujer poseía una
peculiaridad consistente en que uno de sus pies era semejante a la pata de una oca
y por ello fue conocida coloquialmente como la reina Pédauque, nombre que
deriva de la reina pedauco, que en la Languedoc -la tierra
de Oc, en el Pirineo francés, donde se hablaba la lengua llamada Oc-
significaba pie (“pe”) de oca (“auco”). Incluso llegó a decirse que una vez que
enviudó se retiró a hacer vida ascética en una de las grutas de Daurade, donde fue enterrada tras su fallecimiento.
Aunque prácticamente ningún historiador
considera este relato como histórico, bien es cierto que en la tumba que se
dice es de esta soberana puede apreciarse la decoración de una pata de oca o
tridente.
Otro de los hechos que atribuyen a esta reina es el de mandar
construir los primeros puentes sobre el río Garona. Por tanto es una
constructora de puentes (o pontífice), en el sentido de otros sabios como Santo
Domingo de la Calzada, en el tramo riojano del Camino de Santiago. También bajo
su mandato se canalizaron aguas subterráneas potables en Toulousse. Además, poseía
una rueca en la que hilaba incesantemente, a modo de la Penélope de Ulises en
la colosal Odisea escrita por Homero.
Y ya tenemos todos los simbolismos de
remotos cultos matriarcales paganos donde se adoraba a la fertilidad de la
Madre Tierra: aguas subterráneas, cueva (donde se retira), mujer sabia y justa,
pata de oca (tridente o flor de lis), rueca que representa el tiempo y el
eterno ciclo de la vida y puentes. Nos faltaría únicamente una Virgen Negra o
el Temple. ¿Lo tenemos? Pues sí.
Resulta que en Toulousse se conocía al
depósito donde se acumulaba el agua subterránea encauzada por esta reina como
“el baño de la reina pie de oca”. Y precisamente en él emplazó el Temple su
principal encomienda tolosana. Sobra decir que los templarios rendían culto a
la Virgen mediante vírgenes negras, como las numerosas que aún se preservan en
la Península Ibérica. Curiosamente en las encomiendas templarias donde se
rendía culto a estas oscuras imágenes aparecía siempre alguna flor de lis, rosa
o pata de oca labrada en alguna piedra (o en varias).
Casualmente, estas posesiones del Temple jalonaban
las distintas etapas del Camino de Santiago, donde los peregrinos debían dormir
en posadas o albergues, esquivar ladrones, vadear ríos, cruzar puentes, buscar
pozos de agua en los que descansar y pasar alguna que otra noche en la cárcel
si hubiese robado o lo confundieran con algún ladrón. Especialmente en los
últimos tramos del Camino se atraviesan parajes con laberintos decorando las
superficies rocosas a modo de petroglifos, mientras el peregrino trata de
encontrarse a sí mismo a través del laberinto interno de sus emociones y
devenires de la vida en la que estaba sumergido. Todos estos elementos
aparecen recogidos en el denominado “juego de la oca”, donde coincidir con
uno de estos ánades aporta la suficiente suerte como para sortear otros trechos
y acortar el camino. A este juego también se le denominó “espiral de los
constructores”.
Una de mis
iglesias favoritas es la de San Juan de
Rabanera, en la ciudad de Soria. Las losas externas que rodean el recinto muestran patas de oca
labradas. En su día ocuparon el interior de la catedral de San Nicolás,
actualmente perdida y a la que también correspondía la actual fachada de la
iglesia de San Juan de Rabanera. Esta portada posee numerosos y alquímicos canecillos templarios decorados. Junto al edificio se ha preservado un
hermoso pozo y en el interior un Cristo crucificado que pudo estar inicialmente
clavado a una pata de oca, como en otros crucifijos templarios; coronando el
edificio, un lobo o can recuerda al dios celta Lug. Todos ellos son elementos
recurrentes en el Camino de Santiago. En otro de los lugares de la geografía
mágica, la ermita templaria del cañón del río Lobos, en Soria, en la iglesia
parroquial que corona la localidad de Ucero se custodían dos vírgenes-trono de
la tipología virgen negra realizada en madera policromada, así como otra hecha
en piedra y cuyo pie izquierdo es el de un ansar.
Pero la reina Pédauque no fue la única con una pata de oca. Existe otra leyenda
de contenido esotérico que hacía de la propia reina de Saba –de quien se enamoró perdidamente el
rey sabio Salomón– una reina de gran belleza, sabiduría, riqueza y poder…pero
con una de sus piernas deformadas a modo de un ave acuática.
También las
primeras versiones griegas de los mitos de las sirenas hablan de estos seres
mitad mujer mitad ave, tan asociados a las aguas que terminaron viviendo en
este elemento líquido.
Regresando a la reina de Saba, la tradición cuenta que el mismo rey, intrigado por los rumores,
urdió un plan consistente en inundar con una capa de agua cristalina (agua
nuevamente) su palacio, de manera que al caminar la reina sobre el suelo, a
pesar de sus ropajes, el agua reflejara sus pies como si de un espejo se
tratara. Las tradiciones consideran que Salomón fue el autor de El Cantar de
los Cantares, contenido en la Biblia. De ser así, es de suponer que sus cantos
van dirigidos a su amada, es decir a la reina de Saba. Y recordemos que en
ellos dice, en los primeros versos, que la reina es de piel oscura aunque hermosa (virgen negra). He añadido la cursiva pues no creo que debamos ver racismo alguno en el texto sino que precisamente el negro, en la antigüedad, se asociaba a la noche y sus misterios (así por ejemplo, reparemos en que la magia más poderosa, desconocida, complicada y terrible pronto se denominó "magia negra").
Pero si vamos a
fijarnos en una virgen, en una diosa con pies de ave, tendremos que terminar
remontándonos a la primera mujer en aparecer sobre la tierra: Lilith. El propio
Génesis -si lo examinamos con atención- dice que una vez aparecido Dios,
apareció una diosa para acompañarle: Lilith (Génesis 1,27). Similar a ella fue
la diosa siria Anath, con atributos similares a los de la egipcia Isis
(frecuentemente decorada con una flor de lis), cuya representación es según
algunos la que sirvió de modelo a las vírgenes negras templarias. Y ya tenemos
el círculo cerrado. Sólo queda lanzar los dados. ¡Comienza el juego!.
Muy interesante artículo. La leyenda de la esposa de Eurico me la contaba mi padre cuando era pequeñoya. Desde entonces no habia vuelto a oir de la celebre "pata de oca". Gracias por rescatarlo..veo que es una entrada del 2014. Un saludo
ResponderEliminarGracias por sus palabras, lo cierto es que nuestro país tiene tal riqueza en tradiciones, gastronomía, refranes, ... que bien merece la pena bucear en ellas, o compartir un tiempo con nuestros mayores y sacarles estos conocimientos que valen oro. Mi abuela se sabía de memoria romances tradicionales de Castilla y León, leyendas locales de tesoros escondidos para ocultar de "los moros" y otras en la que aparecían mujeres encantadas o series fabulosos, de cuando estudió como pudo en la escuela, durante los duros tiempos de la Guerra Civil. Es una pena que todo este inmenso saber se pierda con ellos. Una vez leí que un grupo de etnólogos se había propuesto recorrer los despoblados pueblos sorianos armados de una grabadora para preservar todos estos poemas, leyendas, canciones...una idea fabulosa que me temo que tuvo poco recorrido. Un saludo.
EliminarRealmente ¿existe alguna característica o detalle en pies reales- el izquierdo generalmente- que indiquen esta progenie-literalmente-, como dedos cruzados?
ResponderEliminarGracias por escribir, Sr. Giurfa; lo cierto es que no soy médico y no puedo responderle con propiedad a su pregunta. Personalmente creo que pudiera tratarse de alguna modificación genética que pasó al linaje real pues tenga en cuenta que para mantenerse en el poder, solían casarse hijas con padres, hermanos con hermanas y tíos con sobrinas.
EliminarTambién podemos ver en ello un signo esotérico que señalara que esas personas eran iniciadas en conocimientos más elevados. Recordemos cómo por ejemplo el dios herrero Hefesto -creador de las armas más poderosas del Olimpo- era cojo, como también lo era el propio Rey Pescador de los relatos artúricos. Equiparar así a la reina con un pie de ave (las ocas eran sagradas en el Antiguo Egipto, alejaban los malos espíritus y favorecían el renacimiento) era elevarla a la categoría de Suma Sacerdotisa en tan misteriosas creencias. Espero haberle ayudado. Un saludo.