Este último verano se cumplieron cinco siglos desde el
descubrimiento de Florida por otro gran conquistador, Juan Ponce de León. Este
gran personaje tampoco ha sido tratado justamente por los historiadores, pues
en su mayoría lo han incluido dentro de leyendas fantásticas tipo hollywoodiense,
en la línea de Indiana Jones o Lara Croft, antes de analizar su extraordinaria
valía como explorador y conquistador. Me refiero a que son muchos los
pseudoinvestigadores que lo relacionan con
la pretendida búsqueda del elixir de la vida, “Juvencia”
o fuente de la Eterna Juventud, leyenda fantástica que, como Cíbola y las Siete
Ciudades de Oro o El Dorado, entre otras, se cree que obsesionaron a muchos conquistadores
del Nuevo Mundo. De hecho, la mayoría acepta que el descubrimiento de Florida por
Ponce vino determinado por su ansiado deseo de encontrar el manantial, que era
símbolo de la inmortalidad. Nada más lejos de la realidad.
Crónicas y hechos demuestran que la expedición de Ponce a
Florida en 1513, que inauguró la presencia española en los actuales EEUU
durante más de tres siglos, pretendía obtener nuevos territorios y nuevas
riquezas para el imperio. Sin embargo, pronto se le endosó la falsa leyenda de
que buscaba la mítica fuente de la eterna juventud que “tornaba
mozos a los viejos”. En la actualidad, son muchos los historiadores
serios que se empeñan en combatir esta falacia, creada muchos años después del desembarco
en aquellas tierras, pero la fábula funciona tan bien que es muy difícil cambiarla
y ha quedado grabada en la memoria colectiva de la historia. Con todo, es
cierto que en algún escrito suyo mencionó una laguna donde ciertos indios
acudían a revitalizarse. Descubrimientos recientes muestran que posiblemente no
andara desencaminado ya que determinadas aguas minerales a ciertas temperaturas
sirven para prolongar un aspecto terso y joven de la piel, y de hecho en estas
terapias se basan muchos balnearios y spas tan de moda en la actualidad. Pero
no nos perdamos en lo anecdótico y hablemos del extraordinario
conquistador y sus logros.
Retrato del descubridor
y sus viajes realizados (mapa superior) en los que descubriría La Florida, poco
antes de que Hernán Cortés (mapa inferior) hiciera lo propio con California, el
Yucatán y Honduras.
Juan Ponce de León y Figueroa nació en 1460 en Santervás de Campos, en
Valladolid. Sirvió como paje en la Corona de Aragón, participando como militar
en la conquista de Granada, donde brilló
por su carácter guerrero y dotes de mando, que desarrollaría posteriormente en el Nuevo Mundo.
Hay dudas sobre la fecha en que arribó a las entonces
Indias Occidentales. Algunos autores señalan que llegó en 1493, en el segundo
viaje de Colón y que participó en una
expedición en la isla de Gran Turco (ahora conocida como Turcos y Caicos); pero
existen más evidencias de que lo hiciera en 1502, con la flota de Nicolás de
Ovando. Participó en la conquista de La Española (actuales República Dominicana
y Haití) a la orden del gobernador Nicolás de Ovando. Fue nombrado Alcalde de
la provincia de Higüey, al este de La Española, donde permaneció tres años, poseyendo
tierras, plantaciones y riquezas. Conoció los rumores sobre la existencia de
oro en la isla de San Juan Bautista (actual Puerto Rico), por lo que en
1508 solicitó permiso real para colonizarla. Tras obtener el permiso, organizó
una expedición de conquista a esta isla y ese mismo año fundó su primer
asentamiento, al que llamó Caparra (actual San Juan).
Estatua
de Ponce de León en San Juan de Puerto Rico
Muchas críticas levantó la conquista de Puerto Rico,
que hizo con gran rapidez gracias a la ayuda del cacique taino Agüeybana.
Tras la conquista de la isla planificó una implacable y controlada explotación
de sus riquezas naturales con una compañía que obligaba a trabajar duramente a
los indios en las minas de oro. Con la muerte de Agüeybana, Ponce
tuvo que reprimir duramente el levantamiento de los taínos. Desde España se le
exigió rendir cuentas por la compañía con la que había explotado la isla y se
le obligó a devolver parte de lo que había ganado, aunque se le mantuvo como Gobernador
de la isla. La llegada en 1509 de Diego de Colón, hijo del Gran
Almirante, que reclamaba su privilegio para continuar la labor de su padre,
modificó sus planes, ya que Diego Colón fue nombrado nuevo gobernador de esas
tierras que descubriera su padre. Ponce aceptó su dimisión y buscó otros
lugares donde asentarse. Volvió a solicitar permiso real para explorar otras
islas que se suponía contenían fabulosas riquezas y a las que el Gran Almirante
no había llegado. Eligió las islas del noroeste, de acuerdo con lo que señala
el historiador Robert H. Fuson en su libro “Juan
Ponce de León and the Spanish Discovery of Puerto Rico and Florida”, donde
escribe que Ponce de León buscaba Bimini, una región rica al noroeste, que
describían los indios arahucos de La Española, Cuba y Puerto Rico; señalaban
que el jefe arahuco Sequene había realizado un viaje a una de las islas del
archipiélago de las Lucayos, en las Bahamas, denominada Biminis, donde existía
un paraíso con una fuente con poderes curativos. Tras su renuncia a Puerto
Rico, planificó una expedición a esas islas. Decisión recogida por el cronista
Antonio de Herrera y Tordesillas (1549-1626) en su libro “Historia General de los hechos castellanos en las Islas y Tierra Firme
del mar Océano”, escrito en 1601, en donde escribía “hallándose Juan Ponce de León sin oficio… y viéndose rico, determinó de
hacer alguna cosa con que ganar honra y acrecentar su hacienda, y como había
nueva que se hallaban tierras a la banda del Norte, acordó de ir a descubrir
hacia aquella parte”. Posiblemente esto diera pie a lo que algunos historiadores describen como “búsqueda de la mítica fuente de la juventud”,
aunque en esa descripción haya más fantasía que realidad.
Representación,
en 2013, de la llegada de Juan Ponce de León a tierras de Florida,
reclamándolas para el rey de España.
En marzo de 1513 sale una expedición hacia
el noroeste formada por dos carabelas y un bergantín, al mando de
Ponce, desde la recién colonizada Puerto Rico. Con él iba el gran marino y experimentado
piloto Antón de Alaminos y, tras varias semanas de navegación a
través de las Bahamas, la expedición desembarca en los primeros días de abril, el
domingo de Resurrección, en un nuevo territorio, la costa este de la Península
de Florida, cerca de Cabo Cañaveral, muy próximo al lugar donde el asturiano Pedro Menéndez de Avilés fundaría
en 1565 San Agustín, la primera
ciudad de Norteamérica. Sin saberlo,
acababa de descubrir las tierras donde siglos más tarde nacerían los futuros
Estados Unidos. Fue el primero en llegar allí, en contra de las versiones de
algunos historiadores anglófilos que señalan a los peregrinos británicos del
navío Mayflower, que llegaron a
Massachusetts en 1620, más de un siglo (107 años) después -que pudieran ser más
si Puerto Rico acaba incorporado como estado de pleno derecho en los EEUU- como los primeros pioneros.
Ponce no creyó que fuera tierra firme, sino que pensó
que era otra isla y, atendiendo a la fecha, la llamó “Tierra de la Pascua Florida”. Con su llegada se iniciaron los más
de tres siglos que permanecieron los españoles en aquellas tierras (curiosamente
más años de los de existencia de los actuales EEUU). Tras una semana en la
zona, donde tuvo algún desafortunado encuentro con los nativos, continuaron la exploración por la costa sur, encontrando
en la parte meridional de Florida una poderosa corriente que empujaba a los
barcos hacia atrás, incluso aunque navegaran con viento de popa. Había
descubierto la Corriente del Golfo, clave para la
navegación hacia Europa, que fue utilizada por los barcos españoles para llevar
los tesoros a España. Ponce de León tuvo que esperar más de cuatro siglos
(hasta finales del siglo XX) para que se le reconociera como descubridor de
la Corriente del Golfo.
En este viaje, Ponce navegó por todos los cayos de
Florida, hasta Cayo Hueso (Key West) y después rodeó la península por su
costa oeste, hacia el norte. Cerca del islote Sanibel, tras otro enfrentamiento
con los nativos que se saldó con un
español y cuatro nativos muertos, fundó un asentamiento que denominó con el trágico
nombre de Matanzas. Después continuó buscando la esquiva tierra de
Bímini, sin resultado.
Detalle
de la bella casa-fortaleza de Juan Ponce de León se hizo construir en Higüey,
La Española (actual República de Santo Domingo), decorada sobriamente, al puro
estilo castellano. Como buen estratega, dispuso de unos pasadizos que le
permitían huir por el río cercano que regaba sus propiedades, en caso de
asedio.
Se ha deliberado mucho acerca de la hostilidad de los
nativos de Florida con los españoles. Algunos piensan que pudo ser por su
tradición guerrera o por el miedo a los extraños, aunque otros, como señala el
historiador Michael Gannon en su obra “La
nueva historia de Florida”, señalan que antes de Ponce ya habían aterrizado
por allí otros españoles a la caza de
esclavos, lo que hizo que los nativos rechazaran al hombre blanco. De hecho,
justifican esta teoría basándose en el hecho de que algunos nativos chapurreaban
su idioma. No obstante, la realidad fue que los indios siempre fueron hostiles
en el contacto con los españoles de Ponce de León, lo que fue el principal motivo
de la prolongada tardanza en montar algún emplazamiento estable. En 1514,
Carlos I le otorgó el título de “adelantado” de
aquella tierra, algo que Ponce nunca utilizó para explotarla con el objetivo de
obtener beneficios.
Hacia febrero de 1521, Ponce emprende su segundo viaje
decidido a colonizar Florida. Partió de Puerto Rico con dos barcos, 200 hombres
y mujeres y varios religiosos para evangelizarla, llevando animales y útiles
para trabajar la tierra. Poco disfrutó Ponce de esa expedición, ya que nada más
llegar fue atacado por los indios y una flecha envenenada se clavó en su muslo.
Tras rechazar el ataque, ordenó el reembarco de la expedición hacia Cuba. La
infección de la herida acabó, en julio de 1521, con la intensa vida del
conquistador, a la edad de 61 años. Tras su muerte, otros valerosos
exploradores españoles realizaron nuevas expediciones al suroeste de EEUU, iniciando
la civilización occidental de ese continente. Nombres ilustres como norteamericanos: Pánfilo de Narváez, Hernando
de Soto, Tristán de Luna, Lucas Vázquez de Ayllón y Francisco Vázquez de Coronado, entre otros,
se unieron al de Ponce de
León antes de que Menéndez de Avilés,
en 1565, lograra finalmente fundar San Agustín.
Detalle
de la bandera de los Tercios ondeando a día de hoy en el Castillo de San Marcos
(San Agustín), que preserva perfectamente la característica planta de las fortalezas
españolas. Retrato del descubridor.
Hoy todavía ondea en lo alto del castillo
de San Marcos, en San Agustín, la vieja bandera española con la cruz
de Borgoña de esa ciudad (la primera de EEUU), como recuerdo a su
pasado español. Ponce de León inició en 1513 una heroica etapa de más de tres
siglos en la que España extendió épicamente su dominio desde la costa atlántica
estadounidense hasta la mismísima Alaska (ver entradas de Bernardo de Gálvez),
dejando la huella española y su herencia cultural en esos territorios, a pesar
de que la historia no haya hecho justicia a ese grupo de españoles que
engrandecieron su país.
Podría tener una, posiblemente envidiosa,
justificación al olvido de estas gestas en EEUU, en la incuestionable y
persistente adaptación de historiadores anglosajones, siempre a su favor, pero
en España no existe justificación alguna para mantener la des-memoria nacional,
siempre ingrata con sus grandes personajes. Aún así, sigo albergando la esperanza
de que algún día nuestro país esté a la altura y honre justamente a sus descubridores,
o exploradores (como les dicen en otras latitudes).
Por fin veo que reconoce el carácter sangriento de los conquistadores españoles cuando habla de la conquista de Puerto Rico. Me gusta que reconozca también la sed de oro de los conquistadores, ¿no eran tan perfectos, verdad?
ResponderEliminarGracias, Sr. Salasar, por su comentario. No sabía que estuviera usted esperando que reconociera el carácter sangriento de soldados españoles, o de cualquier otro ejército, y si es así, siento que no haya entendido mis palabras al hablar de personajes como por ejemplo don Pedro de Alvarado. Nunca he negado que no se vertiera sangre en las batallas, ni que se cometieran excesos en ambos bandos. Es inevitable en las guerras. ¿Sed de oro de los españoles? Es posible, no digo que no, pero no más que en personas de otras nacionalidades o incluso que usted y que yo. Sería necio negar lo contrario, ¿o no sabe que vivimos en un mundo corrupto, injusto y que se mueve por puros intereses económicos y ansias de riqueza?. De hecho, yo no conozco ninguna expedición militar de conquista de ningún país que no se haya realizado por ansias de riqueza, inclusive atacando o robando a sus vecinos europeos para quitárselas. Dejémoslo ahí y no entremos a revisar naciones. Un saludo.
EliminarVeo en su página un error cuando dice que Ponce de León escuchó de los indios arahucos de Republica Dominicana que existía una región rica al noroeste. En República Dominicana estuvieron los tainos, nunca los arahucos, que si le suena la Arahucana estaban hacia el extremo sur del continente americano del sur. Debería confirmar sus afirmaciones antes de hacerlas.
ResponderEliminarHola Yaila, gracias por su comentario pero encuentro cierta rudeza en sus palabras que podría volverse fácilmente contra usted ya que si se hubiera tomado unos minutos para ojear la totalidad, o al menos parte de mi blog, habría visto que no sólo conozco a los ARAHUCANOS de Sudamérica sino que he visitado personalmente Chile y Argentina. Pero si se lo señalo en mayúsculas es porque ARAHUACO y ARAHUCANOS difieren al escribirse debido a que se refieren a poblaciones nativas distintas. Bajo la denominación de arahucano se integran un gran número de diferentes tribus. De hecho también incluían a los taínos, que ocupaban las Antillas Mayores y Bahamas, por lo que puede ver que estoy exenta de ese error que me otorga. Es lo que tiene el contrastar la información y no lanzarse a escribir al primer impulso. Es una práctica que le recomiendo, si me permite la osadía. Es más, si no desea buscar bibliografía especializada, puede limitarse a buscar “arahuacos” en wikipedia, allá encontrará perfectamente referenciado cómo se distribuían desde las Antillas y circuncaribe hasta tierras del actual Paraguay. Un saludo.
EliminarMe deleitó su escrito, aunque sigue idealizando la imagen de los imperialistas. Conozco la violencia del guerrero León, que trata suavemente cuando habla de Puerto Rico. Me parece que debería ser más estricto con Ponce de León, como debió serlo con Cortés o con Alvarado. Todos tienen el mismo patrón.
ResponderEliminarGracias, Cuernavaca, por su comentario. Bueno, creo que volvemos a caer en el eterno problema de la “posición” a adoptar a la hora de hablar de estos episodios sucedidos hace más de 500 años. Ustedes lo ven como los desastres que se les vinieron encima cuando los pobrecitos de los aztecas seguían masacrando, esclavizando y sacando corazones en vida a sus convecinos. Yo lo veo como una época durísima donde se quemaba en la hoguera (y no exclusivamente de la Inquisición, le recuerdo que murieron quemados vivos más gente en Inglaterra y Alemania que a manos de la Inquisición Española) simplemente por decir que Jesús pudo ser mortal, por hacer autopsias o por decir que la Tierra gira alrededor del Sol. Eran épocas de expansiones y conquistas y lo miro desde la óptica de que pudo ser peor y de lo que realmente vivieron esos personajes, no más de 400 frente a miles de guerreros. Es por eso que desde mi óptica nunca seré tan estricta como usted me solicita, si considero a los factores y guerreros a los que se enfrentaron. No le negaré que todos tienen el mismo patrón, pero incluyendo en el mismo saco a ingleses, holandeses, franceses y portugueses, o militares patrios americanos…todos venían de contextos políticos y sociales similares. Lo dio la época. Hoy nadie deja atrás a familia, tierras y conocidos para adentrarse en tierras desconocidas sin teléfono móvil, gps, mapas cartográficos y ordenadores, sin ropa técnica especializada y sin otras tecnologías que ayuden a salir de un mal trago. Hace falta estar hecho de una pasta especial para eso. Un saludo.
EliminarMe gustó el tema, sin embargo aunque desecha que el descubrimiento de los E.E.U.U. se debiera a buscar la fuente de la eterna juventud se contradice cuando afirma que el mismo navegante hablaba de laguna donde los indios iban a revitalizarse y hacerse jóvenes, ¿pudo haber algo de esa búsqueda en el descubrimiento de Norteamérica?
ResponderEliminarGracias Evelyn por su comentario. Creo que ha malinterpretado mis palabras ya que no me contradigo pues es cierto que Ponce de León menciona la curiosa tradición de las aguas que rejuvenecen (¿a quién no sorprendería?), pero una cosa es citarla y otra distinta marcarla como objetivo y fin último de sus viajes de descubrimientos. Es que es curioso lo que ocurre con los conquistadores españoles, cuando se habla de otros “exploradores” europeos que fueron buscando nuevas tierras de las que oían relatos fantásticos, nadie pone en duda el equilibrio psicológico de esos personajes y se les ensalza como grandes aventureros y exploradores. Si un español es el que avanza por tierras desconocidas oyendo relatos que señalan que hay nuevas tierras indudablemente es que está loco, cree en leyendas rocambolescas o está sediento de oro. Mira que cuesta buscar la objetividad en la gente que antepone nacionalidades a descubrimientos y exploraciones… No lo digo por usted, obviamente, es una reflexión en voz alta. Un saludo.
EliminarOtro interesante trabajo. Ya tengo una visión más completa del conquistador D. Juan ce Ponce y ha despejado correctamente la falsa historia de la fuente de la Vida.
ResponderEliminarNuestra enhorabuena.
Gracias, Sr. Uribe, por su comentario. Estoy acostumbrada a que las grandes gestas de nuestros descubridores siempre han ido acompañadas de un discutido o extraño interés. Saludos.
EliminarOtro interesante tema para debate. Ha recuperado al primer gran conquistador español. Fue uno de los pioneros, aunque posiblemente avanzara entre luces y sombras, precisamente por ser el gran primero. Muy buen trabajo Valeria, el debate no estará exento de polémica. Seguro.
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sr. De la Seca, y comparto con usted la importancia de este soldado ya que fue, como bien dice, pionero en los descubrimientos de nuevas tierras (ya que se encontró con un enemigo nuevo, con unas tierras nuevas y con unas circunstancias diferentes a las existentes en tierras europeas) y corrientes marinas (pues también fue el primer investigador sobre la geografía de la zona que supuso para el imperio español una autopista entre Europa y América). Saludos.
EliminarNos agradó su artículo. Ha hecho una exposición muy completa de las gestas de ese gran explorador que fue Ponce de León, si bien nos parece que ha enjuiciado con dureza la conquista de Puerto Rico por el gran militar. Creo que debió tener en cuenta que fue de los primeros en avanzar por un territorio hostil, muy diferente a su Castilla natal y con un enemigo distinto y muy superior en número. No obstante, nos ha parecido un trabajo notable. Nuestra enhorabuena.
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sr. De la Concha. Comparto mucho de lo que dice, si bien debe comprender que en mi análisis dejo a un lado lo que puede ser normal para el estamento militar a la hora de una conquista. Posiblemente la dureza en una lucha desigual pueda venir justificada por las circunstancias adversas de las batallas y como bien dice, aquellas debieron ser terribles. Me agrada que, una vez salvada esa interpretación, el trabajo haya sido de su complacencia. Saludos.
EliminarTrabajo satisfactorio, Valeria. En él he conocido a ese gran explorador del que tenia información errónea. ¿No llegó nunca a descubrir Bímini?.
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sr. Orozco. Me agrada que haya servido para clarificarle algunas dudas. Con respecto a su pregunta le comento que nunca llegó a descubrir la isla de Bimini, aunque tengo que señalar, en honor a la verdad, que fue su admirable piloto Antón de Alaminos quien más la buscó, Ponce -tras los diferentes y duros encuentros con los nativos- prefirió volver a Cuba para provisionarse. Saludos.
EliminarCuando habla de la hostilidad de los indios de la Florida, ¿quiere decir que atacaron a los viajeros sin entablar contacto de paz alguno?, porque si fuera así, posiblemente habría que volver a replantear si las actuaciones de Ponce de León fuera realmente cruel.
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sr. Aristides. Efectivamente Ponce nunca llegó a entablar conversación con ninguna tribu de aquella zona. Cualquier acercamiento era rechazado violentamente por los lugareños. He señalado algunas posibles justificaciones a esa violencia, pero sí le puedo afirmar que fueron muchas las bajas en el bando español por intentar esos contactos. Seguro que Ponce quedó “lleno”, tanto que no creó ningún asentamiento en ese territorio a pesar de que tuvo 7 años el título de Adelantado que le permitía hacerlo y disfrutarlo. Saludos.
EliminarUn trabajo muy descriptivo sobre Ponce de León. Desconocía la importancia de este caballero en la conquista de las Indias. Pero hay un dato que señala que creo que exagera, cuando comenta que España llegó desde el Golfo de México a Alaska, ¿hay alguna constancia de que españoles pisaran este último lugar?
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sr. Expósito y sobre su cuestión, permítame remitirle a mi artículo sobre el Lago Español en este blog. No obstante le adelantaré que entre 1785 y 1792 el virrey español D. Antonio Flores que sucedió en el cargo a D. Bernardo de Gálvez, envió a la base de Nutka (en la parte meridional norte de Alaska) al alférez de navío D. Esteban José Martínez, al mando de la fragata Princesa y a D. Gonzalo López de Haro al mando del paquebote San Carlos, al enterarse de que, por un lado, cuatro galeones rusos intentaban montar en la cercana isla de Unalaska en Alaska, una base de caza y aprovisionamiento y, por otro, que los ingleses pensaban hacer lo mismo en Nutka ya que las pieles de nutria habían alcanzado un precio elevado en Europa. Con esta presencia española en la zona, bastó para que los rusos abandonaran el territorio español; no así los ingleses, por lo que se planificó una nueva expedición española más potente bajo el mando de los mismos militares españoles. Éstos se encontraron con dos barcos de bandera estadounidense, otro portugués y una goleta inglesa. Un mes después, en junio de 1789, aparecieron dos nuevos barcos ingleses al mando del capitán James Colnett. Al no aceptar la demanda de retirada de esa zona española, los navíos españoles capturaron a todos los barcos, estando muy a punto de iniciar una nueva guerra con Inglaterra, ya que las tripulaciones de los dos últimos barcos ingleses, más bravucona, fueron tomadas prisioneras y llevada a San Blas. El 24 de Junio, Martínez construyó un fuerte en la bahía de Nutka para defender los intereses españoles que llamó Santa Cruz de Nutka, que recibió un mes después al navío español Aranzazu pilotado por Cañizares con refuerzos. ¿Respondí a su pregunta?. Un saludo.
EliminarCuando habla del descubrimiento de la Corriente del Golfo ¿se refiere a la corriente del Golfo de México?, ¿calculó su origen y trazado?
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sr. Chimboyo. Efectivamente la corriente que descubrió fue la del Golfo de México, esa que hasta día de hoy utilizan la mayoría de los barcos que van hacia Europa de aquella zona. Sobre su otra pregunta, es razonable pensar que D. Juan de Ponce no investigara el origen y el trazado total de la corriente, con su gente sólo se dedicó al trazado del Nuevo Mundo – España, ya que entonces no había aparatos para ello, la tecnología era muy primitiva, hubo que esperar casi dos siglos para calcular lo que Vd. pregunta, piense que D. Juan sólo era explorador y conquistador de una tierra extraña para los europeos y no tuvo mucho tiempo libre para otros menesteres. Un saludo.
EliminarHe aprendido con su trabajo. Desconocía la importancia de Ponce de León, creía que estaba en la segunda fila de los conquistadores españoles, hoy lo he puesto en primera fila tras leer sus logros. No sabia que la capital de Puerto Rico fue obra suya. Excelente trabajo.
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sra Gutiérrez. Son muchos los lectores que tienen de D. Juan de Ponce esa impresión de conquistador menor y, por supuesto, que nunca fue así, sino todo lo contrario. Saludos.
EliminarMuy interesante su artículo, Valeria. Interesante y singular. Desconocía la vida de ese notable conquistador, lo había catalogado como un conquistador menor y veo que está entre los mejores, además de que, como algunos han dicho, fue de los pioneros. Doble mérito. Realmente sorprendentes sus logros, y por la fotografía que ha puesto de su casa fortaleza veo que ha estado en Higüey, como yo. Son fotografias difíciles de encontrar, ¿donde está enterrado?
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sra Rosanna. Me agrada que le haya gustado mi artículo y espero que haya disfrutado, como yo, en la casa-cuartel de Ponce de León en Higüey. Tras su muerte en La Habana, su cuerpo fue trasladado a San Juan y descansó en la capilla mayor de la iglesia de Santo Tomás, hasta 1913, año en el que sus restos fueron llevados a la catedral. Saludos.
EliminarNos sentimos orgullosos del encuentro de Ponce en nuestra tierra. La abrió para el planet. No se debe tener encuenta los encuentros violencias, suele pasar. Lo major en sempre la historia. Bueno trabajo.
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sra Annie. Comparto con Vd. todo lo que señala. Me gusta su visión positiva de la historia, en lugar de fijarnos en las desgracias que todo descubrimiento acarrea, es inevitable incluso aunque a la larga el saldo sea positivo. Saludos.
EliminarUna oportuna lección de historia para los tiempos que vienen. Recordar el nombre de D. Juan de Ponce, así como los de los otros que menciona, Pánfilo, Hernando, Tristán y tantos mas, que fueron después, es una bella satisfacción. Un artículo muy honorable por didáctica y contenido. Enhorabuena.
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sr. Barro. Lo cierto es que sólo leer esos nombres emociona, ¡hay en ellos tanta historia!.
EliminarNos gustó su página. Muy sugestiva ha sido la historia de los así llamados primeros pioneros del navio británico Maryflower. Sugestivo y definitivo. Sólo que llegaron un siglo después. Un conveniente desmentido tras la caida de Hollywood.
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sr. Hernando. Totalmente de acuerdo con lo que señala. Fue un pequeño error de la parte histórica anglófila cuando señalaron a los emigrantes británicos del Maryflower como los primeros europeos en desembarcar en EEUU, sólo se equivocaron en un poco más de un siglo y créame que lo lamento, porque a mi padre le gustaba el actor, del primer tercio del siglo XX, que intervino en esa película, creo que era Harry Langdon. Era una pena que no fuera verdad, es que no sabían que llegaría internet. Pero fue bonito mientras duró. Saludos.
EliminarBuen artículo, Valeria. Sorprende, en el mapa que expone, la semejanza de la ruta que siguió Ponce de León y la que siguió Hernán Cortes cuando descubrió California. ¿Se conocían?.
ResponderEliminarGracis por su comentario, Sr. Peña. No existe evidencia de que se conocieran y si se fija, tampoco sus rutas parecen coincidir pero desde luego dejan claro que para 1535 buena parte de los actuales territorios del Caribe, México, Guatemala, Honduras, Belice, parte de California y Florida ya eran conocidos, con todo el mérito que ello conlleva. Un saludo.
EliminarValeria Ardante. Adorei teu artigo referente ao conquistador español.
ResponderEliminarincluso foi nombrado em uns dos filmes da saga "Piratas del Caribe"
Se desconoce cuándo y dónde se hicieron los Cálices. A pesar de los Cálices parecían casi idénticos, uno de ellos fue inscrito con la palabra " agua ", y el otro con" de vida ", el agua de vida" Robado de la ciudad de Cartagena , los Cálices han visto muchos propietarios y mucha sangre se ha derramado en su nombre. Los cálices fueron puestos más tarde en un cofre, de origen desconocido, y colocado a bordo del Santiago , un barco capitaneado por Juan Ponce de León.
En el año 1500, Ponce de León fue enviado a explorar el Nuevo Mundo . Durante el viaje, mantuvo los Cálices en el pecho en su cabina, junto con otros tesoros. Sin embargo, en 1523 , mientras que la búsqueda de la legendariaFuente de la Juventud , el Santiago fue sorprendido por una tormenta y naufragó en el borde del acantilado entierras desconocidas .Não sei se é mito ou verdade. Talves você tenha mais referencias desta historia.
Outro ponto. La historia de los españoles con los Araucanos del sul do Chile, foi sufrida e sangrenta. Alonzo de Ercilla conta na obra épica "La Araucana". Talvez você nos possa contar um pouco dessa outra jornada heroica dos conquistadores nas terras do novo mundo.
Att. Roberto.
Gracias por sus palabras, Roberto Guillaume pero en lo relativo a este tipo de leyendas del Nuevo Mundo, recomiendo muchísima precaución pues las tengo por astutas campañas de marketing de reclutamiento de "voluntarios" a ir a hacer las Américas, en lugar de quedarse en el Viejo Mundo. ¿Quiere un sagrado Cáliz? pues permítame que le ofrezca el mejor documentado de toda la Cristiandad, con dataciones y serios análisis independientes que corroboran su confección en el siglo I, en época de Cristo, y tan bien respaldado está además por documentos de las sucesivas épocas que es reconocido por el propio Vaticano como verdadero. Es el cáliz de la catedral de Valencia (permítame que le remita a mi libro "Hitler quiere el grial", centrado en él precisamente). ¿Quiere otro objeto sagrado? le recomiendo visitar el tesoro de la catedral de Oviedo, donde encontrará el paño que se cree que cubría el rostro de Jesús cuando fue amortajado y cuyas manchas coinciden exactamente con la parte del rostro de la Sábana Santa. Ambos han dado esporas y polen de plantas de la Palestina del siglo I.
EliminarMe habla de los Araucanos de Chile. Cierto que hubo encontronazos entre ellos y los exploradores españoles pero si busca culpables de su reducción y práctico exterminio, le recomiendo que mire hacia los propios chilenos. Los Patagones o Mapuches (como ellos se decían, ¡se dicen!) sufrieron auténticas carnicerías de propios (los argentinos y chilenos), no de extraños (los españoles). En este sentido, me gustó mucho mi visita al lago Walichu,en Argentina, y mi charla con la familia que lleva el pequeño museo (le hablo de hace ya unos años) sobre las pinturas rupestres de la zona y la desgraciada historia de los nativos de esos parajes. Igualmente me sorprendió para bien un museo en el desierto de Atacama, en Chile, que decía verdades como puños y por una vez daba a los españoles lo que les correspondía, en justa medida, golpeando duramente a los que les siguieron, que fueron el auténtico azote y condena de los Mapuches. Una historia ciertamente triste que me recuerda a un refrán africano que dice: "da igual que dos elefantes hagan el amor o la guerra, la hierba siempre sufre". Y es que la llegada de la "civilización" (capitalismo, más bien) siempre acaba llevándose por delante a las culturas más primitivas y su mentalidad. Sin ir más lejos, cuando visité Ushuaia y el Calafate casi todo eran "caminos de ripio", de tierra, campo abierto -que me fascinó- y mares con ballenas y leones marinos. Hace un año una amiga que vino de su visita allí me hablaba de asfalto, McDonalds y cruceros arribando cada pocas horas. Una lástima, aunque es cierto que todo el mundo quiere vivir bien, tener su red social para presumir y su móvil de última generación en el bolsillo. Mundo de locos. Un saludo.