sábado, 31 de diciembre de 2016

Un desconocido enclave mágico gallego


            En mi última escapada por tierras gallegas de este año 2016, que hoy concluye, no pude tener mejor “día de los inocentes” al dar con un enclave y una persona tan sorprendentes como reveladores. Comenzaré por la persona, D. Casimiro, guía del conjunto arqueológico que hay en la localidad y un hombre tan encantador como versado y “entendedor”. Respecto del enclave, Santa Eulalia de Bóveda y su entorno, baste decir que, para mí, es único en España. Y el guía no pudo ser mejor elegido. Pero comencemos por el principio…


            Santa Eulalia de Bóveda se localiza en Mera, en el itinerario del viejo Camino de Santiago que parte de Lugo, en la comarcal LU-2903. Posee curiosos detalles rematando las viviendas que conforman la población, pero destaca sobre todo el tesoro que se esconde bajo la iglesia del siglo XVIII y el cementerio de la localidad.
            Allí aguardaba el guía, con el que se contacta para la visita, mediante el teléfono (034) 609 237 779. Como se puede observar desde el acceso al recinto, el lugar, soterrado, consiste en una sala con una piscina central y un par de ventanas a ambos lados, la primera cuadrada y otra superior, triangular. Al fondo se alza lo que parece ser una sala o capilla tras un gran arco ante la que han situado un ara (desplazada), adivinándose que existe un pasillo tras la pared del fondo; en otras palabras, que el edificio por fuerza continuaría. La bellísima decoración a base de aves y de curiosa cuadrícula me parece que casa mal con la edificación que se observa. Tampoco las columnas parecen encajar allí. El intercambio de unas precavidas cuestiones con Casimiro, el guía, rápidamente me mostraron que estaba ante una persona muy conocedora de su materia, con amplia cultura  y sin temor a salirse de la dictadura de lo “académicamente correcto o aceptado”. Y así comenzó una apasionante charla con todo tipo de intercambio de información en ambos sentidos. Como bien me informó -lo que hizo de la manera más objetiva posible, aportando nombres, referencias, fechas y actuaciones para evitar pronunciar opinión subjetiva alguna- ciertamente para el edificio en cuestión cada nueva etapa de reformas o de actuación ha sido más penosa que las anteriores, con la consiguiente pérdida de datos, información y materiales originales. Toda una lástima porque ciertamente nos hallamos ante un edificio único en su género.

Esquema del edificio actual e imagen de éste realizada desde el interior hacia la puerta.

De acuerdo con distintos arqueólogos que han estudiado el tema y el yacimiento, parece ser para unos un santuario a Cibeles/Rhea y la fertilidad de la tierra, de ahí las aves y los relieves exteriores mostrando bailes con arcos de flores (que hace unos 50 años eran también comunes en tierras sorianas, junto a los mayos y su trenzado), y que, de acuerdo con las imágenes que me mostró el guía  de festividades similares, aún hoy se practican en esta mítica zona lucense, no muy lejos de este santuario.

Detalle del acceso al recinto del santuario de Santa Eulalia de Bóveda.

Para otros, se sacrificaban toros (taurobolium asociados a los ritos de Cibeles) y su sangre caía desde un sumidero superior a la piscina del recinto inferior, como parte de estos cultos procedentes de Oriente. Ante lo que me pregunto, ¿era más bien Mitra, como ya vimos en la entrada sobre la necrópolis tartésico-romana de Carmo (aquí), con cultos orientales extendidos por las legiones romanas a lo largo del imperio?. El propio Casimiro me informó que a pocos kilómetros de Santa Eulalia, en el Lugo romano se encontró un santuario mitraico en la casa del comendador, que fue expropiada -en el primer escrito de expropiación que se conoce del Imperio Romano- para trazar la muralla de la Lucus Augusti romana. En los últimos años, al limpiar el perímetro, se produjo el hallazgo de esta cripta mitreo (más información, aquí). Le comenté que también un documental que vi recientemente hablaba del hallazgo, bajo el recinto de las termas de Caracalla (Roma), de un santuario subterráneo dotado de piscina, donde se rendía culto a Mitra y se producían efectos lumínicos en determinadas fechas, solsticios por ejemplo, para honrar al “Sol Invictus” que nacía cada 25 de diciembre, al igual que ocurría en otro famoso templo mitreo de la capital del imperio, el Mitreo Barberini (en la calle de las Cuatro Fuentes, Roma). Para más información sobre los diversos templos mitreos de Roma capital, picar aquí.

Distintos mitreos en Roma, capital del Imperio Romano. El Mitraízmo llegó desde Oriente y su culto se extendió por todo el imperio a través de las legiones romanas, adoradoras del Sol Invictus, desde el siglo I hasta que el emperador Constantino, hacia el final de su mandato, prohibió todos los cultos excepto el Cristianismo.

Para mi sorpresa, mi versado guía me informó de que el recinto de Santa Eulalia, inicialmente con una planta superior al nivel del suelo, se encontraba orientado hacia el oeste, de manera que en el solsticio de verano también aquí se producía un fenómeno lumínico, pues el sol entraba por los ventanales triangulares incidiendo en algún punto de interés. Por desgracia el edificio fue remodelado, añadiéndose los elegantes frescos del siglo III, de manera que habría que retirarlos para saber qué esconden bajo ellos, en qué preciso lugar incidía la luz en esa fecha tan señalada.

Algunos de los bajorrelieves del exterior del edificio y detalle de los frescos que adornan el interior.

Para otros académicos, el edificio de Santa Eulalia pudo ser un santuario dedicado a cultos dionisíacos, por las cuadrículas en dos colores que parecen corresponder a viejas vides o sarmientos en ocre, de las que salen nuevos brotes en verde, estando las aves comiendo de las uvas. Incluso se especula con la posibilidad de que hubiera aves enjauladas cuyo canto se oiría por detrás de los muros. Es posible, pero me parece demasiado comedido para lo que se organizaba en las bacanales, donde todo eran excesos. Más propios serían los adornos con vides por doquier, “hombres-verdes”, abundancia de vegetación, etc. Basta mirar los frescos de Pompeya y de casas con decoración en honor a dicha deidad.

Durante las Bacanales, o festividad en honor a Baco (el Dionisos romano) se daba rienda suelta a todo tipo de excesos. A la izquierda, fresco “los misterios de Dionisos”, en una villa pompeyana.

Casimiro me informó de que inicialmente la piscina ocupó un mayor espacio, hacia el siglo I d.n.e. (por consiguiente, el edificio debió ser más extenso en anchura y longitud, para guardar proporciones armónicas y simétricas), modificándose posteriormente, hacia el siglo III d.n.e. (después de nuestra era), reduciéndose la piscina al espacio que hoy ocupa y sumándose en los muros, en su mitad inferior, un estucado y en su mitad superior, mármol. Se añadieron 8 columnas de mármol y las pinturas. Hoy persisten 4 columnas, sumamente deterioradas por la humedad del recinto.Como bien observó Casimiro, éstas posiblemente se encontraban en la parte superior del edificio y no aquí abajo, ya que al colapsar todo se encontraron en la parte superior y de pertenecer a este subterráneo por fuerza deberían haberse encontrado debajo.

Reconstrucción de la interpretación generalizada del santuario de Santa Eulalia de Bóveda, a pesar de existir varios factores que creo imposibilitan esta idea (explicados en el texto). La degradación que sufre por la humedad es consecuencia de un deficiente estudio del conjunto, de manera que al intervenir para evitar que el estanque continuara llenándose, la humedad se ha desviado a toda la base y entorno de la estructura que, de no evitarlo, acabará colapsando por fenómenos de disolución y arenización.

El techo abovedado mostraba una preciosa decoración en azul y rojo intenso, casi idéntica a la que se pintó en la iglesia de San Julián de los Prados (Oviedo), unos siglos más tarde. Curiosamente estamos ante otro “efecto Mogambo” (ver la entrada de este blogg donde explico en qué consiste, aquí) puesto que oficialmente se sostiene que estos frescos del siglo III d.C. fueron copia de los frescos astures u obra de estos autores del siglo VI-VII d.C. ¡De ser cierto, estaríamos ante uno de los casos de videncia más asombrosos de la historia; copiar algo que se inventará doscientos años más tarde, fascinante!.

Planta de la iglesia prerrománica de San Julián de los Prados (Oviedo). Su pintura es idéntica a la hallada cubriendo la bóveda en Santa Eulalia (Lugo). Hoy, gracias a las desacertadas actuaciones de “conservación” realizadas en el santuario, apenas se conservan estos frescos.

Retomando la cordura, este santuario a Cibeles, con sus pinturas de pavos reales, faisanes y otras aves es reestructurado nuevamente hacia el siglo V-VI, pasando a rendirse culto cristiano, usando las 4 columnas que hoy persisten y empleándose la piscina para realizarse en ella los bautismos de los nuevos adeptos.
Hasta aquí la teoría y los datos. Ahora llega mi hipótesis del recinto, encajando los datos que tenemos. Se sabe, Casimiro me habló de investigaciones realizadas al respecto con colorantes, que dicha piscina se rellena con agua de diversos manantiales, que no posee propiedades especialmente curativas (descartándose por tanto que los danzantes tallados en bajorrelieves en el exterior sea un baile de lisiados en honor a Cibeles, como se viene sosteniendo) y que el agua se renueva a gran velocidad, algo así como en 10-20 minutos. Estos datos nos dicen, por un lado, que la piscina era un punto intermedio de circulación de aguas potables de gran caudal y, por otro lado, descartan la suposición de sacrificios que vertieran su sangre a la piscina (envenenarían los suministros de agua corriente abajo, absurdo, aparte de la inexistencia de dibujos o relieves de toros o carneros). Casimiro me aportó otro curioso dato: el hallazgo de tres canecillos románicos representando un manojo de pensamientos, un barril de vino y la cabeza de un león, que fueron usados para confirmar que se está ante una pervivencia de los cultos a Cibeles. Bueno, igualmente podrían confirmar cultos a Dionisos; sin embargo, a mi me interesa que informan de la existencia de una iglesia románica hoy desaparecida. Pensemos, ¿qué podría tener una iglesia para caer en desgracia y tener que destruirse hasta casi sus cimientos?. Se me ocurren dos respuestas comunes: a) ser templaria y b) mostrar decoración “poco ética” (curiosamente, no sólo una respuesta no anula a la otra, sino que parecen ir unidas, como pueden atestiguar algunos ejemplos que han pervivido). Nuevamente mi interlocutor me reservaba una grata sorpresa: no lejos de Santa Eulalia existe una iglesia románica con ajedrezado en su portada, así como capiteles y canecillos de decoración vegetal, además de otros con claras connotaciones sexuales en su ábside, predominando la figura masculina con un enorme falo entre sus piernas: la fertilidad. Y tanto en las bacanales (fiestas en honor a Baco, el Dionisos griego), como en otros cultos ancestrales, la fertilidad era representada por manantiales que tras fluir bajo tierra, emergían al exterior desde una cueva.  Da la casualidad de que el recinto de la piscina de Santa Eulalia es subterráneo. Ya nos contó Casimiro que originariamente el estanque ocupaba casi todo el recinto actual. Además estaba abovedado, con una apertura circular en su centro. No puedo evitar recordar otra estructura similar, o vagamente parecida. Se encuentra en la antigua ciudad de Segóbriga, la Saelices (Cuenca) celtiberorromana (ss. VI a.C.-VI d.C., donde además existe un sepulcro colectivo del II milenio a.C.) y estaba erigida en honor a una deidad masculina acuática celtibera, Airón, al que encontramos igualmente en la localidad soriana de Barahona, en pleno centro de la Celtiberia (más datos, aquí).
Además el arqueólogo José Mª Blázquez informa que “los teónimos panceltas son frecuentemente de carácter acuático. El agua desempeña un papel importante entre los celtas. En Hispania se ha descubierto un depósito votivo en Garvão (Portugal), del siglo III. Dos inscripciones de Caldas de Vizella (Portugal) mencionan al dios de carácter termal Bormanicus que toma diferentes nombres en Hispania. Diosas relacionadas con las aguas son Covetena, de Lugo; Deva, de Cabra (Córdoba); y las Nimphae Lupianae de Guimarães (Portugal). (más información sobre deidades peninsulares prerromanas, aquí). Añadiremos también la diosa Nabia, deidad de las aguas, cuyo culto estaba extendido en Orense y norte de Portugal.
Regresando a los “pozos airones” (hay varios en Cuenca: en Garci Muñoz, otro junto a Segóbriga, en La Armarcha con la tradición de carecer de fondo, en Uclés que ha proporcionado exvotos y en Tresjuncos, empedrado y coronado por un milenario brocal, además de algún ara con “AIRONI” labrado) de la zona celtibera -principalmente en Cuenca, Soria y Burgos, pero también en Extremadura y Portugal- aparece asociado a manantiales de gran caudal, en simas y cuevas inundadas donde se produjeron ahogamientos; en ocasiones parecen ser aljibes artificiales con una boca pequeña y más o menos circular que es lo único que se observa en superficie, de profundidad considerable y con leyendas que parecer hacer de ellos la entrada a otros mundos o zonas (incluso el de La Armarcha se consideraba que por este pozo Airón afloraba agua de mar, por su salinidad). Recordemos citas de historiadores grecorromanos que mencionaban cómo en Celtiberia era costumbre arrojar a los ríos las armas inutilizadas tras una batalla, o el hecho de que algunas tribus arrojaran hachas como oráculo, interpretando las ondas creadas en el agua. Se sabe poco de este culto, que algunos académicos retrotraen hasta el Neolítico, siendo un dios de dos caras: la vida (agua, fertilidad) y la muerte (sequía o inundaciones). De acuerdo con Miguel Salas y su obra “Airón. Dios prerromano de Hispania" (2005), parece ser una deidad autóctona celtibera o anterior (neolítico), encontrando 70 topónimos Airón o Lairón en la geografía española, existiendo además otros topónimos similares en Portugal y Francia. La posible hacha de doble cabeza podría simbolizar a esta deidad en sus dos facetas, así como la serpiente, que también lo representa. Este culto estaba tan arraigado en el pueblo, que en distintas comunidades sefarditas (judíos expulsados de España) en Tetuán, Salónica y Estambul hay diversos romances que se cantaban en entierros, así como en el día de los difuntos,  que relataban los peligros de “los pozairones”. Además, es muy probable que el culto a Airón se transformara en culto a Taranis con la llegada de los influjos celtas, pasando a cultos de Júpiter y Zeus con las creencias grecorromanas posteriores.
En resumen, creo que estamos ante el único santuario en honor al dios Airón conservado en el mundo. Considero que, si bien en su origen debió haber un sumidero, un embalse o un manantial natural, éste comenzó a delimitarse y manipularse como el de La Armarcha (Cuenca), de forma que acabó transformándose en algún tipo de aljibe semiartificial cuya única evidencia era la apertura superior. Conforme la población fue aumentando, los cultivos y la necesidad de agua fueron siendo más notorias, el primitivo “pozo Airón” pasó a reconvertirse en santuario de una nueva divinidad –posiblemente el celta Taranis, o la deidad céltica Nabia, o Covetena, presente en Galicia- con el agua limitada a la piscina más amplia, que pasaría a su vez a reconvertirse en un santuario a la recién llegada deidad Cibeles, añadiéndose las pinturas, reajustando columnas, reduciendo la amplitud de la piscina y del edificio a la vez que se estucaba en parte la pared y en parte se añadía mármol. Posteriormente pasaría a cristianizarse, primero rediseñando el santuario y posteriormente, una vez que el pueblo rezaba al nuevo dios, añadiéndose un segundo piso para que con el paso de los años se olvidara el santuario milenario que se encontraba bajo ellos. En esta etapa de intento de olvido del santuario original llegarían monjes –o partirían hacia el reino de Asturias- que remedarán la decoración observada en la bóveda del santuario de Santa Eulalia, copiándola en la iglesia en construcción próxima a Oviedo. Siglos más tarde llegaría el Temple, atraído por la pervivencia de creencias ancestrales que aún perduraban en el pueblo soterradamente, y construirían una iglesia sobre el recinto milenario, con simbolismo de la fecundidad de la tierra y de la zona, sobreviviendo únicamente tres canecillos carentes de connotaciones sexuales.

Iglesia de San Miguel de Bacurín, detalle de la entrada lateral (en la principal aún pueden apreciarse restos de pintura) y algunos canecillos mostrando la cabeza de una fiera, un hombre haciendo una autofelación y más allá otra persona mostrando el trasero.

Esto en lo referente a Santa Eulalia de Bóveda, pero es que, no lejos de ella se encuentra además la iglesia románica con canecillos “poco púdicos” en la iglesia parroquial de San Miguel de Bacurín. En torno a Santa Eulalia se han detectado media decena de castros, si no más, así como los restos de una fuente de mampostería romana. Y un miliario romano fue encontrado en el tramo del Camino de Santiago que por aquí transita, observándose una réplica de él (el original se encuentra en León, un sitio lógico donde esperar encontrarlo). Para rizar el rizo y redondear el culto a la fertilidad de los manantiales en esta zona, queda añadir la ermita a San Bartolomé que se encuentra en la cercana localidad de San Vicente do Burgo, en este mismo tramo de carretera. Si el santo ya nos da una pista de lo esotérico del lugar (fue desollado vivo, pasando a ser usado como patrón de los iniciados, que renacen como maestros, recordando a las serpientes, como ya vimos aquí), en pleno bosque de centenarios árboles (castaños, robles, pinos, etc) se alza un roquedal con cazoletas y grabados difusos por los líquenes en el que hay una cueva custodiada por una roca “en forma de nutria”, dicen los del lugar (recordemos que la nutria vive y se alimenta en los ríos limpios y frescos).

San Bartolomé do Burgo (San Vicente do Burgo, Lugo) y su entorno, sin duda un santuario milenario donde se adoraban a las piedras, el bosque y los manantiales que afloraban de las cuevas.

Sobre este afloramiento rocoso se ha levantado una ermita de una sola nave y pórtico abierto sostenida por ocho columnas (8, símbolo de la perfección y de la divinidad, entre templarios y masones, como ya vimos al tratar el escudo de D. Álvaro de Bazán aquí) con pilares octogonales (otra vez el 8). Esta misma roca in situ aflora en el interior de la iglesia, conformando el altar sobre el que descansa una piedra negra (con sus connotaciones de la Isis egipcia y las vírgenes negras ya mencionadas aquí, además del culto al dios Sagrado prehistórico, que se explicó aquí). Es costumbre realizar una romería al lugar. La planta recuerda a la gnóstica ermita sufí soriana de San Baudelio de Berlanga), de manera que su construcción a manos de iniciados masones es más que evidente, rindiéndose culto a la tierra primigenia y vital.
Por todo lo dicho aquí, aconsejo visitar esta zona sagrada desde hace milenios, por la que transcurriría siglos después un ramal del iniciático Camino de Santiago. Para finalizar un día de gratas visitas, se puede seguir hasta Lugo para ver allí el Museo Provincial o las murallas y otros monumentos, o bien acercarse al bello castro galaico-romano de Viladonga, en Castro de Rei, con un museo arqueológico del yacimiento (aunque sus paneles están íntegramente en gallego) y un paseo por el encantador poblado, bien excavado y en un enclave privilegiado. No lejos de allí se encuentra la gran iglesia- basílica de San Martiño de Mondoñedo, que bien merece una visita por sí sola para deleitarse en su increíble conjunto escultural de románico temprano.

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No quisiera finalizar esta entrada sin rendir homenaje a otro músico más que nos ha dejado en este 2016, el cantante George Michael. Reconozco que me gustaba su música, pero lo admiraba más como ser humano ya que fue de los primeros cantantes sex-symbols en “salir del armario”, confesando abiertamente su homosexualidad. De ascendencia griega, sufrió la censura y las críticas en un Reino Unido aún no acostumbrado a digerir según qué "confesiones de alcoba", de manera que se mudó a USA, donde también allí le perseguiría la homofobia de muchos y las continuas leyendas negras de encontrarle en diversos sitios públicos en situaciones comprometidas. Que termine pronto este fatídico 2016 o a este plan nos quedaremos sin grandes cantantes y compositores. 
Reconozco que a partir de ahora se hará algo más fría la Navidad sin su celebérrimo “Last Xmas”:

Tampoco puede obviarse su dúo con otro mito, enorme voz y también gay, Freddy Mercury en la canción “Somebody to love”:



Y cómo no, su bella “Careless Whisper”:  




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