En mi última escapada por tierras
gallegas de este año 2016, que hoy concluye, no pude tener mejor “día de los
inocentes” al dar con un enclave y una persona tan sorprendentes como
reveladores. Comenzaré por la persona, D. Casimiro, guía del conjunto arqueológico que hay en la
localidad y un hombre tan encantador como versado y “entendedor”. Respecto del enclave, Santa Eulalia de Bóveda y su entorno, baste decir que,
para mí, es único en España. Y el guía no pudo ser mejor elegido. Pero comencemos por el principio…
Santa Eulalia de Bóveda se localiza
en Mera, en el itinerario del viejo Camino de Santiago que parte de Lugo, en la
comarcal LU-2903. Posee curiosos detalles rematando las viviendas que conforman
la población, pero destaca sobre todo el tesoro que se esconde bajo la iglesia del siglo
XVIII y el cementerio de la localidad.
Allí aguardaba el guía, con el
que se contacta para la visita, mediante el teléfono (034) 609 237 779.
Como se puede observar desde el acceso al recinto, el lugar, soterrado, consiste en una
sala con una piscina central y un par de ventanas a ambos lados, la primera
cuadrada y otra superior, triangular. Al fondo se alza lo que parece ser una sala o capilla tras un gran arco ante la que han situado un ara (desplazada),
adivinándose que existe un pasillo tras la pared del fondo; en otras palabras, que el
edificio por fuerza continuaría. La bellísima decoración a base de aves y de
curiosa cuadrícula me parece que casa mal con la edificación que se observa.
Tampoco las columnas parecen encajar allí. El intercambio de unas precavidas
cuestiones con Casimiro, el guía, rápidamente me mostraron que estaba ante
una persona muy conocedora de su materia, con amplia cultura y sin temor a salirse de la dictadura de lo
“académicamente correcto o aceptado”. Y así comenzó una apasionante charla con
todo tipo de intercambio de información en ambos sentidos. Como bien me
informó -lo que hizo de la manera más objetiva posible, aportando nombres,
referencias, fechas y actuaciones para evitar pronunciar opinión subjetiva alguna- ciertamente para el edificio en cuestión
cada nueva etapa de reformas o de actuación ha sido más penosa que las anteriores,
con la consiguiente pérdida de datos, información y materiales originales. Toda
una lástima porque ciertamente nos hallamos ante un edificio único en su
género.
Esquema
del edificio actual e imagen de éste realizada desde el interior hacia la
puerta.
De
acuerdo con distintos arqueólogos que han estudiado el tema y el yacimiento,
parece ser para unos un santuario a Cibeles/Rhea y la fertilidad de la tierra,
de ahí las aves y los relieves exteriores mostrando bailes con arcos de flores (que
hace unos 50 años eran también comunes en tierras sorianas, junto a los mayos y su
trenzado), y que, de acuerdo con las imágenes que me mostró el guía de festividades similares, aún
hoy se practican en esta mítica zona lucense, no muy lejos de este santuario.
Detalle
del acceso al recinto del santuario de Santa Eulalia de Bóveda.
Para
otros, se sacrificaban toros (taurobolium asociados a los ritos de Cibeles) y
su sangre caía desde un sumidero superior a la piscina del recinto inferior,
como parte de estos cultos procedentes de Oriente. Ante lo que me pregunto, ¿era más bien Mitra, como ya vimos en la entrada sobre la necrópolis tartésico-romana de Carmo (aquí), con cultos orientales extendidos por las legiones romanas a lo largo del
imperio?. El propio Casimiro me informó que a pocos kilómetros de Santa
Eulalia, en el Lugo romano se encontró un santuario mitraico en la casa del comendador,
que fue expropiada -en el primer escrito de expropiación que se conoce del
Imperio Romano- para trazar la muralla de la Lucus Augusti romana. En los últimos años, al limpiar el perímetro, se
produjo el hallazgo de esta cripta mitreo (más información, aquí). Le comenté que también un documental
que vi recientemente hablaba del hallazgo, bajo el recinto de las termas de Caracalla
(Roma), de un santuario subterráneo dotado de piscina, donde se rendía culto a
Mitra y se producían efectos lumínicos en determinadas fechas, solsticios por
ejemplo, para honrar al “Sol Invictus” que nacía cada 25 de diciembre, al igual
que ocurría en otro famoso templo mitreo de la capital del imperio, el Mitreo
Barberini (en la calle de las Cuatro Fuentes, Roma). Para más información sobre
los diversos templos mitreos de Roma capital, picar aquí.
Distintos
mitreos en Roma, capital del Imperio Romano. El Mitraízmo llegó desde Oriente y
su culto se extendió por todo el imperio a través de las legiones romanas,
adoradoras del Sol Invictus, desde el siglo I hasta que el emperador
Constantino, hacia el final de su mandato, prohibió todos los cultos excepto el
Cristianismo.
Para
mi sorpresa, mi versado guía me informó de que el recinto de Santa Eulalia, inicialmente con una planta superior al nivel del suelo, se
encontraba orientado hacia el oeste, de manera que en el solsticio de verano
también aquí se producía un fenómeno lumínico, pues el sol entraba por los
ventanales triangulares incidiendo en algún punto de interés. Por desgracia el
edificio fue remodelado, añadiéndose los elegantes frescos del siglo III, de
manera que habría que retirarlos para saber qué esconden bajo ellos, en qué preciso lugar
incidía la luz en esa fecha tan señalada.
Algunos
de los bajorrelieves del exterior del edificio y detalle de los frescos que
adornan el interior.
Para
otros académicos, el edificio de Santa Eulalia pudo ser un santuario dedicado a
cultos dionisíacos, por las cuadrículas en dos colores que parecen corresponder
a viejas vides o sarmientos en ocre, de las que salen nuevos brotes en verde,
estando las aves comiendo de las uvas. Incluso se especula con la posibilidad
de que hubiera aves enjauladas cuyo canto se oiría por detrás de los muros. Es
posible, pero me parece demasiado comedido para lo que se organizaba en
las bacanales, donde todo eran excesos. Más propios serían los adornos con vides
por doquier, “hombres-verdes”, abundancia de vegetación, etc. Basta mirar los
frescos de Pompeya y de casas con decoración en honor a dicha deidad.
Durante
las Bacanales, o festividad en honor a Baco (el Dionisos romano) se daba rienda suelta a todo tipo de excesos. A la izquierda, fresco “los misterios de Dionisos”,
en una villa pompeyana.
Casimiro
me informó de que inicialmente la piscina ocupó un mayor espacio, hacia el
siglo I d.n.e. (por consiguiente, el edificio debió ser más extenso en anchura
y longitud, para guardar proporciones armónicas y simétricas), modificándose
posteriormente, hacia el siglo III d.n.e. (después de nuestra era),
reduciéndose la piscina al espacio que hoy ocupa y sumándose en los muros, en
su mitad inferior, un estucado y en su mitad superior, mármol. Se añadieron 8
columnas de mármol y las pinturas. Hoy persisten 4 columnas, sumamente
deterioradas por la humedad del recinto.Como bien observó Casimiro, éstas posiblemente se encontraban en la parte superior del edificio y no aquí abajo, ya que al colapsar todo se encontraron en la parte superior y de pertenecer a este subterráneo por fuerza deberían haberse encontrado debajo.
Reconstrucción
de la interpretación generalizada del santuario de Santa Eulalia de Bóveda, a
pesar de existir varios factores que creo imposibilitan esta idea (explicados
en el texto). La degradación que sufre por la humedad es consecuencia de un
deficiente estudio del conjunto, de manera que al intervenir para evitar que el
estanque continuara llenándose, la humedad se ha desviado a toda la base y
entorno de la estructura que, de no evitarlo, acabará colapsando por fenómenos
de disolución y arenización.
El
techo abovedado mostraba una preciosa decoración en azul y rojo intenso, casi idéntica
a la que se pintó en la iglesia de San Julián de los Prados (Oviedo), unos
siglos más tarde. Curiosamente estamos ante otro “efecto Mogambo” (ver la
entrada de este blogg donde explico en qué consiste, aquí) puesto que oficialmente se sostiene que estos frescos del siglo III d.C.
fueron copia de los frescos astures u obra de estos autores del siglo VI-VII d.C. ¡De ser
cierto, estaríamos ante uno de los casos de videncia más asombrosos de la
historia; copiar algo que se inventará doscientos años más tarde, fascinante!.
Planta
de la iglesia prerrománica de San Julián de los Prados (Oviedo). Su pintura es
idéntica a la hallada cubriendo la bóveda en Santa Eulalia (Lugo). Hoy, gracias
a las desacertadas actuaciones de “conservación” realizadas en el santuario,
apenas se conservan estos frescos.
Retomando
la cordura, este santuario a Cibeles, con sus pinturas de pavos reales,
faisanes y otras aves es reestructurado nuevamente hacia el siglo V-VI, pasando
a rendirse culto cristiano, usando las 4 columnas que hoy persisten y
empleándose la piscina para realizarse en ella los bautismos de los nuevos
adeptos.
Hasta
aquí la teoría y los datos. Ahora llega mi hipótesis del recinto, encajando los
datos que tenemos. Se sabe, Casimiro me habló de investigaciones realizadas al
respecto con colorantes, que dicha piscina se rellena con agua de diversos
manantiales, que no posee propiedades especialmente curativas (descartándose
por tanto que los danzantes tallados en bajorrelieves en el exterior sea un
baile de lisiados en honor a Cibeles, como se viene sosteniendo) y que el agua
se renueva a gran velocidad, algo así como en 10-20 minutos. Estos datos nos
dicen, por un lado, que la piscina era un punto intermedio de circulación de
aguas potables de gran caudal y, por otro lado, descartan la suposición de
sacrificios que vertieran su sangre a la piscina (envenenarían los suministros
de agua corriente abajo, absurdo, aparte de la inexistencia de dibujos o
relieves de toros o carneros). Casimiro me aportó otro curioso dato: el
hallazgo de tres canecillos románicos representando un manojo de pensamientos,
un barril de vino y la cabeza de un león, que fueron usados para confirmar que se está ante una pervivencia de los cultos a Cibeles. Bueno, igualmente podrían
confirmar cultos a Dionisos; sin embargo, a mi me interesa que informan de la
existencia de una iglesia románica hoy desaparecida. Pensemos, ¿qué podría
tener una iglesia para caer en desgracia y tener que destruirse hasta casi sus
cimientos?. Se me ocurren dos respuestas comunes: a) ser templaria y b) mostrar
decoración “poco ética” (curiosamente, no sólo una respuesta no anula a la
otra, sino que parecen ir unidas, como pueden atestiguar algunos ejemplos
que han pervivido). Nuevamente mi interlocutor me reservaba una grata sorpresa:
no lejos de Santa Eulalia existe una iglesia románica con ajedrezado en su
portada, así como capiteles y canecillos de decoración vegetal, además de otros
con claras connotaciones sexuales en su ábside, predominando la figura
masculina con un enorme falo entre sus piernas: la fertilidad. Y tanto en las
bacanales (fiestas en honor a Baco, el Dionisos griego), como en otros cultos ancestrales, la fertilidad era representada por manantiales que tras fluir
bajo tierra, emergían al exterior desde una cueva. Da la casualidad de que el recinto de la piscina
de Santa Eulalia es subterráneo. Ya nos contó Casimiro que originariamente el
estanque ocupaba casi todo el recinto actual. Además estaba abovedado, con una
apertura circular en su centro. No puedo evitar recordar otra estructura
similar, o vagamente parecida. Se encuentra en la antigua ciudad de Segóbriga,
la Saelices (Cuenca) celtiberorromana (ss. VI a.C.-VI d.C., donde además existe un
sepulcro colectivo del II milenio a.C.) y estaba erigida en honor a una deidad
masculina acuática celtibera, Airón, al que encontramos igualmente en la
localidad soriana de Barahona, en pleno centro de la Celtiberia (más datos,
aquí).
Además
el arqueólogo José Mª Blázquez informa que “los
teónimos panceltas son frecuentemente de carácter acuático. El agua desempeña
un papel importante entre los celtas.
En Hispania se ha descubierto
un depósito votivo en Garvão (Portugal), del siglo III. Dos inscripciones de
Caldas de Vizella (Portugal) mencionan al dios de carácter termal Bormanicus que toma diferentes nombres en Hispania. Diosas relacionadas con las
aguas son Covetena, de Lugo; Deva, de Cabra
(Córdoba); y las Nimphae Lupianae
de Guimarães (Portugal).
(más información sobre deidades peninsulares prerromanas, aquí). Añadiremos también la diosa Nabia, deidad de las aguas, cuyo culto estaba
extendido en Orense y norte de Portugal.
Regresando
a los “pozos airones” (hay varios en Cuenca: en Garci Muñoz, otro junto a
Segóbriga, en La Armarcha con la tradición de carecer de fondo, en Uclés que ha
proporcionado exvotos y en Tresjuncos, empedrado y coronado por un milenario
brocal, además de algún ara con “AIRONI” labrado) de la zona celtibera
-principalmente en Cuenca, Soria y Burgos, pero también en Extremadura y
Portugal- aparece asociado a manantiales de gran caudal, en simas y cuevas
inundadas donde se produjeron ahogamientos; en ocasiones parecen ser aljibes
artificiales con una boca pequeña y más o menos circular que es lo único que se
observa en superficie, de profundidad considerable y con leyendas que parecer
hacer de ellos la entrada a otros mundos o zonas (incluso el de La Armarcha se
consideraba que por este pozo Airón afloraba agua de mar, por su salinidad).
Recordemos citas de historiadores grecorromanos que mencionaban cómo en
Celtiberia era costumbre arrojar a los ríos las armas inutilizadas tras una
batalla, o el hecho de que algunas tribus arrojaran hachas como oráculo, interpretando
las ondas creadas en el agua. Se sabe poco de este culto, que algunos
académicos retrotraen hasta el Neolítico, siendo un dios de dos caras: la vida
(agua, fertilidad) y la muerte (sequía o inundaciones). De acuerdo con Miguel
Salas y su obra “Airón. Dios prerromano
de Hispania" (2005), parece ser una deidad autóctona celtibera o
anterior (neolítico), encontrando 70 topónimos Airón o Lairón en la geografía
española, existiendo además otros topónimos similares en Portugal y Francia. La
posible hacha de doble cabeza podría simbolizar a esta deidad en sus dos
facetas, así como la serpiente, que también lo representa. Este culto estaba tan
arraigado en el pueblo, que en distintas comunidades sefarditas (judíos
expulsados de España) en Tetuán, Salónica y Estambul hay diversos romances que
se cantaban en entierros, así como en el día de los difuntos, que relataban
los peligros de “los pozairones”. Además, es muy probable que el culto a Airón
se transformara en culto a Taranis con la llegada de los influjos celtas,
pasando a cultos de Júpiter y Zeus con las creencias grecorromanas posteriores.
En
resumen, creo que estamos ante el único santuario en honor al dios Airón
conservado en el mundo. Considero que, si bien en su origen debió haber un
sumidero, un embalse o un manantial natural, éste comenzó a delimitarse y
manipularse como el de La Armarcha (Cuenca), de forma que acabó transformándose
en algún tipo de aljibe semiartificial cuya única evidencia era la apertura
superior. Conforme la población fue aumentando, los cultivos y la necesidad de
agua fueron siendo más notorias, el primitivo “pozo Airón” pasó a reconvertirse en santuario de una nueva divinidad –posiblemente el celta Taranis, o la deidad
céltica Nabia, o Covetena, presente en Galicia- con el agua limitada a la
piscina más amplia, que pasaría a su vez a reconvertirse en un santuario a la
recién llegada deidad Cibeles, añadiéndose las pinturas, reajustando columnas,
reduciendo la amplitud de la piscina y del edificio a la vez que se estucaba en
parte la pared y en parte se añadía mármol. Posteriormente pasaría a cristianizarse,
primero rediseñando el santuario y posteriormente, una vez que el pueblo rezaba al nuevo dios,
añadiéndose un segundo piso para que con el paso de los años se olvidara el
santuario milenario que se encontraba bajo ellos. En esta etapa de intento de
olvido del santuario original llegarían monjes –o partirían hacia el reino de
Asturias- que remedarán la decoración observada en la bóveda del santuario de
Santa Eulalia, copiándola en la iglesia en construcción próxima a Oviedo. Siglos más
tarde llegaría el Temple, atraído por la pervivencia de creencias ancestrales
que aún perduraban en el pueblo soterradamente, y construirían una iglesia sobre
el recinto milenario, con simbolismo de la fecundidad de la tierra y de la
zona, sobreviviendo únicamente tres canecillos carentes de connotaciones
sexuales.
Iglesia
de San Miguel de Bacurín, detalle de la entrada lateral (en la principal aún pueden apreciarse restos de pintura) y algunos canecillos
mostrando la cabeza de una fiera, un hombre haciendo una autofelación y más allá
otra persona mostrando el trasero.
Esto
en lo referente a Santa Eulalia de Bóveda, pero es que, no lejos de ella
se encuentra además la iglesia románica con canecillos “poco púdicos” en la iglesia
parroquial de San Miguel de Bacurín. En torno a Santa Eulalia se han detectado
media decena de castros, si no más, así como los restos de una fuente de
mampostería romana. Y un miliario romano fue encontrado en el tramo del Camino
de Santiago que por aquí transita, observándose una réplica de él (el original
se encuentra en León, un sitio lógico donde esperar encontrarlo). Para rizar el
rizo y redondear el culto a la fertilidad de los manantiales en esta zona,
queda añadir la ermita a San Bartolomé que se encuentra en la cercana localidad
de San Vicente do Burgo, en este mismo tramo de carretera. Si el santo ya nos
da una pista de lo esotérico del lugar (fue desollado vivo, pasando a ser usado
como patrón de los iniciados, que renacen como maestros, recordando a las
serpientes, como ya vimos aquí), en pleno bosque de centenarios árboles (castaños, robles, pinos, etc) se
alza un roquedal con cazoletas y grabados difusos por los líquenes en el que
hay una cueva custodiada por una roca “en forma de nutria”, dicen los del lugar
(recordemos que la nutria vive y se alimenta en los ríos limpios y frescos).
San
Bartolomé do Burgo (San Vicente do Burgo, Lugo) y su entorno, sin duda un
santuario milenario donde se adoraban a las piedras, el bosque y los
manantiales que afloraban de las cuevas.
Sobre
este afloramiento rocoso se ha levantado una ermita de una sola nave y pórtico abierto sostenida por ocho columnas (8, símbolo de la
perfección y de la divinidad, entre templarios y masones, como ya vimos al
tratar el escudo de D. Álvaro de Bazán aquí) con pilares octogonales (otra vez el 8). Esta misma roca in situ aflora en el interior de la iglesia, conformando el altar
sobre el que descansa una piedra negra (con sus connotaciones de la Isis
egipcia y las vírgenes negras ya mencionadas aquí,
además del culto al dios Sagrado prehistórico, que se explicó aquí). Es costumbre realizar una romería al lugar. La planta recuerda a la gnóstica
ermita sufí soriana de San Baudelio de Berlanga), de manera que su construcción a manos de iniciados masones es más que
evidente, rindiéndose culto a la tierra primigenia y vital.
Por
todo lo dicho aquí, aconsejo visitar esta zona sagrada desde hace milenios, por la que transcurriría siglos después un ramal del iniciático Camino de Santiago.
Para finalizar un día de gratas visitas, se puede seguir hasta Lugo para ver
allí el Museo Provincial o las murallas y otros monumentos, o bien acercarse al
bello castro galaico-romano de Viladonga, en Castro de Rei, con un museo
arqueológico del yacimiento (aunque sus paneles están íntegramente en gallego)
y un paseo por el encantador poblado, bien excavado y en un enclave
privilegiado. No lejos de allí se encuentra la gran iglesia- basílica de San Martiño de
Mondoñedo, que bien merece una visita por sí sola para deleitarse en su
increíble conjunto escultural de románico temprano.
* . *
. * . *
No
quisiera finalizar esta entrada sin rendir homenaje a otro músico más que nos
ha dejado en este 2016, el cantante George Michael. Reconozco que me gustaba su
música, pero lo admiraba más como ser humano ya que fue de los primeros
cantantes sex-symbols en “salir del armario”, confesando abiertamente su
homosexualidad. De ascendencia griega, sufrió la censura y las críticas en un Reino Unido aún no acostumbrado a digerir según qué "confesiones de alcoba", de manera que se mudó a USA, donde también allí le perseguiría
la homofobia de muchos y las continuas leyendas negras de encontrarle en
diversos sitios públicos en situaciones comprometidas. Que termine pronto este fatídico 2016 o a este plan nos quedaremos sin grandes cantantes y compositores.
Reconozco que a partir
de ahora se hará algo más fría la Navidad sin su celebérrimo “Last Xmas”:
Tampoco
puede obviarse su dúo con otro mito, enorme voz y también gay, Freddy Mercury
en la canción “Somebody to love”:
Y
cómo no, su bella “Careless Whisper”:
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