Como
lo prometido es deuda y sé que hay lectores que aguardan la entrada que analice
la Batalla de
Cartagena de Indias (en la actual Colombia), a continuación vamos a ver la
genialidad de Blas de Lezo, un militar ejemplar, así como la bochornosa
actuación de Inglaterra que puso en marcha su máquina de propaganda para vender
como una gran victoria lo que en realidad fue una humillante derrota frente al
Imperio Español. Tal fue la osadía y desvergüenza británica, que llegaron a
acuñar medallas conmemorativas mostrando a los españoles arrodillados. Pero
pasemos a ver los hechos, que siempre son los que acaban por desmontar las
mentiras aunque, como dijo el físico alemán Geog Lichtenberg: “Es casi imposible llevar la antorcha de la
verdad a través de una multitud sin chamuscarle la barba a alguien.”
Esperemos que las heridas que causemos, no sean muy graves.
En
1734, el ya prestigioso Blas de Lezo fue nombrado Comandante General de
Cartagena de Indias en Colombia, donde tuvo que defender la plaza frente a una
enorme armada inglesa al mando del Almirante Sir Edward Vernon. Cartagena de
Indias era en ese tiempo una hermosa ciudad muy bien fortificada que se había
transformado en la principal plaza para los intereses españoles en América. Era
el centro comercial donde confluían las riquezas de las colonias españolas, por
lo que era muy apetecida por los ingleses, ya que su conquista les permitiría
proyectarse sobre todo el imperio español.
Detalle de la «Planta de la ciudad de Cartagena
de las Yndias...», firmada por Batista Antonelly en Portobelo. 18.IV.1594.
(España. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, Archivo General de Indias,
AGI, Mapas, cvc.cervantes.es).
El
pretexto para atacarla fue un incidente en la costa de Florida, cuando Juan
León Fandiño, capitán de un guardacostas español, apresó al contrabandista
inglés Robert Jenkins, que operaba en esas aguas y le confiscó la carga de su
galeón Rebbeca. Lo dejó con vida pero
le hizo cortar una oreja diciéndole: "Ve
y dile a tu Rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve". Jenkins
compareció en la Cámara
de los Lores en 1738, con la oreja en la mano, contando lo ocurrido. De ahí que
los ingleses denominen esta batalla como “Guerra
de la oreja de Jenkins”. Este hecho enardeció a la opinión pública inglesa,
muy inducida por los comerciantes de la
City deseosos de la conquista del mercado español, que convirtió
el suceso en una afrenta nacional y obligó al Primer Ministro Mr. Walpole a
declarar la guerra a España. Los preparativos se iniciaron rápidamente sin
escatimar gastos.
El
13 de Marzo de 1741 fue vista, por
"Punta Canoa", la mayor flota de guerra que jamás surcara los mares
hasta el desembarco de Normandía: 195 navíos ingleses con 3000 cañones -flota
muy superior a la
Invencible de Felipe II, que sólo disponía de 126 navíos-
25000 combatientes, y que contaba con esclavos negros macheteros de Jamaica,
dirigida por el almirante Vernon. La acompañaban 4.000 reclutas de Virginia
bajo las órdenes de Lawrence Washington, medio hermano del futuro libertador
George.
Vernon
estaba muy crecido tras saquear la mal guarnecida plaza de Portobello en Panamá
y había previamente desafiado a Lezo, recibiendo la siguiente respuesta del
español: “Si hubiera estado yo en
Portobelo no hubiera insultado impunemente las plazas del Rey mi Señor, porque
el ánimo que faltó a los de Portobelo me hubiera sobrado para contener su
cobardía”.
Las
defensas de Cartagena no llegaban a 3.000 hombres entre tropa regular, milicianos,
marineros, 600 arqueros indios traídos del interior y tropa de infantería de
marina de los seis únicos navíos de guerra que fondeaban en Cartagena: la nave
capitana Galicia, el San Felipe, San Carlos, Dragón, Conquistador y el África, sumando 1000 cañones. Al mando estaba el Virrey Sebastián
de Eslava, Almirante de los Reales Ejércitos con larga experiencia militar. En
el mar estaba el Almirante D. Blas de Lezo, viejo lobo de mar que ya había
participado en 22 batallas.
La
gran bahía de Cartagena está dividida en dos bahías naturales, la exterior
limitada por la península de Bocagrande y la interior con el puerto colonial. La
batalla comenzó en la primera, en Bocachica, donde Lezo apoyó con su artillería
a la de los fuertes para que los ingleses no entraran en la bahía. Eso hizo que
los ingleses bombardearan incesantemente los fuertes. Lezo utilizó variadas
artimañas, como bolas encadenadas para barrer cubiertas e inutilizar barcos.
Tras inutilizar varios cañones, Vernon desembarcó algunas tropas que batieron
día y noche la fortaleza de San Luís de Bocachica, extendiendo el bombardeo a
los fuertes de San José y de Santa Cruz. Estos dos fuertes tuvieron que ser
abandonados por los españoles. Por su parte Lezo, ante la potencia del ataque
tuvo que incendiar sus cuatro barcos para obstruir el canal navegable de
Bocachica que daba acceso a la ciudad. No lo consiguió totalmente, pero retrasó
el avance inglés permitiendo el repliegue de los defensores de los dos fuertes
y de los barcos ante la gran superioridad inglesa.
En
Bocagrande hizo lo mismo con los otros dos barcos (Dragón y Conquistador)
que le quedaban, pero los ingleses remolcaron el casco de uno de ellos y
penetraron en la bahía. Cartagena de Indias fue duramente bombardeada por los
ingleses. Vernon dio la batalla por ganada ya que había acabado con varias
fortalezas y había desembarcado en la Bahía. La entrada triunfal con su buque Almirante con las banderas desplegadas
así lo hacía ver. Envió una corbeta para llevar la noticia de la victoria contra
los españoles, que fue recibida con grandes júbilos y festejos en Inglaterra en
donde se acuñaron monedas conmemorativas de la victoria en las que se veía a
Lezo, con las dos piernas, arrodillado ante Vernon y en el borde se podía leer
“El orgullo español por Vernon”.
Vernon
decidió, tras el terrible castigo artillero, tomar con 10.000 soldados
Cartagena pero las sucesivas ofensivas se encontraron con trincheras y
resistencia donde españoles y nativos se batían hasta la muerte, consiguiendo rechazar
los sucesivos ataques. Al mismo tiempo, Vernon decidió atacar al punto fuerte
español: el Castillo de San Felipe, defendido por un millar de soldados. Para
ello evitó el ataque frontal y rodeó el fuerte por la selva para atacar por la
espalda a los españoles. Ahí comenzaron a irle mal las cosas. Muchos soldados
ingleses murieron por enfermedades en la selva. Mientras tanto, en el fuerte,
Lezo empezó a tomar decisiones claves para el resultado de la batalla. Mandó
construir un foso al pie de la muralla a todo lo largo del castillo, de forma
que las escalas inglesas se quedasen cortas; construyó trincheras en zig-zag con
300 tercios españoles para evitar que se acercaran los cañones enemigos y envió
dos “desertores” a los ingleses para que dirigieran su ataque hacia el lugar
donde tenía mejor defensa.
En
la madrugada del 20 de abril, tras un bombardeo previo desde los barcos, 10.200
hombres, divididos en tres columnas, apoyados por los negros macheteros
jamaicanos atacan el fuerte. La sorpresa
es enorme cuando los ingleses comprueban que sus escalas son cortas. No podían
acceder al castillo, ni retirarse por el peso del equipo. En medio de esta
confusión los españoles abren fuego de mosquete y de los cañones de la batería
de San Lázaro del Castillo. La carnicería fue terrible y aún fue mayor cuando
atacaron los 300 tercios españoles de las trincheras a bayoneta calada. Fue una
auténtica masacre. Los ingleses huyeron en desbandada, presos del pánico y
corrieron hacia sus barcos para protegerse de la furia de los nativos y
soldados españoles.
Desde
los barcos, donde las heridas y la epidemia de viruela hacía estragos en la
tripulación, el 26 de abril, los ingleses realizaron un último bombardeo a
Cartagena. El 8 de mayo volvieron a Jamaica, después de hundir una veintena de
barcos suyos por falta de tripulación, sumados a los barcos hundidos en la
batalla, lo que sitúa las bajas inglesas por encima de diez millares. Cada
barco era un hospital. Vernon se despidió de Lezo gritando “God Damn you, Lezo” (¡Que Dios te maldiga, Lezo!). Le dejó un
escrito a Blas de Lezo en el que decía: “Hemos
decidido retirarnos pero para volver pronto a esta plaza después de reforzarnos
en Jamaica”. A lo que Lezo respondió: “Para
venir a Cartagena es necesario que el rey de Inglaterra construya otra escuadra
mayor porque esta sólo ha quedado para conducir carbón de Irlanda a Londres.”
Vernon
fue recibido en Inglaterra como un héroe, hasta que se descubrió el engaño.
Cuando se supo la verdad, la vergüenza fue tan terrible que el rey Jorge II
prohibió, bajo pena de muerte, toda publicidad sobre la batalla (estrategia que ya hiciera Isabel I durante la travesía de la Armada Invencible por el Canal de la Mancha). Vernon fue
expulsado de la marina en 1746, aunque el orgullo inglés hizo que tras su
muerte fuera enterrado en el pabellón de los héroes de la Abadía de Westminster,
rezando en su lápida la siguiente leyenda: “Sometió
a Charges y en Cartagena conquistó hasta donde la fuerza naval pudo llevar la
victoria.”
Tras
esta colosal victoria se aseguró el dominio español de los mares durante más de
medio siglo hasta que lo perdió en Trafalgar, algo que la historia oficial inglesa
siempre ocultó.
Blas
de Lezo falleció meses después en Cartagena de Indias por “unas calenturas, que en breves días se le declaró tabardillo”. Es
reconocido como un héroe en Cartagena de Indias, que le rinde homenaje. Su estatua
frente al Castillo de San Felipe de Barajas mantiene vivo el recuerdo del defensor
de la ciudad. El 5 de noviembre de 2009 se dio en Cartagena de Indias
cumplimiento a un deseo de D. Blas, recogido en su testamento. Se colocó una placa
conmemorativa que decía:
«Homenaje
al Almirante D. Blas de Lezo y Olavarrieta. Esta placa se colocó para
homenajear al invicto almirante que con su ingenio, valor y tenacidad dirigió
la defensa de Cartagena de Indias. Derrotó aquí, frente a estas mismas
murallas, a una armada británica de 186 barcos y 23.600 hombres, más 4.000
reclutas de Virginia. Armada aún más grande que la Invencible Española
que los británicos habían enviado al mando del Almirante Vernon para conquistar
la ciudad llave y así imponer el idioma inglés en toda la América entonces española.
Cumplimos hoy juntos, españoles y colombianos, con la última voluntad del
Almirante, que quiso que se colocara una placa en las murallas de Cartagena de
Indias que dijera: AQUÍ ESPAÑA DERROTÓ A INGLATERRA Y SUS COLONIAS. Cartagena
de Indias, marzo de 1741».
Por desgracia, es cierto. Mientras
que su rival inglés fue enterrado entre honores, Blas de Lezo se enterró en una
fosa común, junto a otras personas y a día de hoy aún no se sabe dónde reposan
sus restos (más información aquí).
Afortunadamente,
de un tiempo a esta parte han sido numerosos los honores que nuestra patria ha
rendido a la persona de Blas de Lezo. En la imagen se muestra, por ejemplo, la
inauguración en el Museo Naval de Madrid de la exposición: “Blas de Lezo: el valor de Mediohombre”
en septiembre de 2013 por el Ministro de Defensa Pedro Morenés y el Almirante
Jefe del Estado Mayor de la
Armada, el Almirante General Jaime Muñoz Delgado. Cada día
salen al mercado más libros rememorando sus hazañas.
Han sido dos buenos trabajos que rescata del olvido a un héroe como Blas de Lezo. Es una gran decepción que ese hombre no descance en el Escorial. Hombres que han hecho grande a España no merece estar en una fosa común. Un muy excelente trabajo.
ResponderEliminarBuenas tardes, estoy de acuerdo con su apreciación, si bien El Escorial es panteón real y Blas de Lezo no es parte de ella. No obstante, hay otros lugares donde podría haber descansado con todos los honores correspondientes. Afortunadamente ahora comenzamos a valorar su labor. Nunca es tarde. Un cordial saludo.
ResponderEliminarEl lugar donde descansan otros marinos ilustres, es el panteón que a tal efecto hay en en la base naval de San Fernando.
ResponderEliminarMuchas gracias por eses dato que desconocía. Sin duda sería maravilloso que algún día se dieran con los restos de Don Blas de Lezo y pudieran descansar en San Fernando, donde se ha ganado un merecido lugar. No obstante, considero que si se encuentran sus restos en Colombia también allí desearán honrarle. Sea allá o aquí, lo cierto es que este gran militar se merece descansar en una tumba propia con todos los honores que tan dignamente se ganó. Un saludo.
ResponderEliminarCon respecto al interesante dato que nos ha aportado, el Panteón de Marinos Ilustres se encuentra en Avda. Almirante Baturone, s/n, 11100 San Fernando (Cádiz), su entrada es gratuita (algo que no acierto a comprender, en el extranjero cobran bastante por cada entrada y con un simbólico euro por persona se ayudaría al mantenimiento de nuestro amplio y majestuoso patrimonio). Su teléfono de contacto es 956 944 226 y los horarios, de martes a viernes: 9-13h, sábados: 10.30-13.30h y lunes cerrado como en todos los monumentos y yacimientos de la Unión Europea. Se puede contratar un guía durante el recorrido. Sin duda merece una visita (o varias).
ResponderEliminarSe debería hacer un seguimiento y una investigación del lugar en donde descansa tan ilustre marino, creo que merecería la pena intentarlo.Los muchos datos de sus restos favorecería la identificación. Ser cojo, manco y tener huella en la cavidad de un ojo, al margen de "otros atributos" que le sobraban, podría favorecer su identificación como ha sido el caso de Cervantes. Sería justo hacerlo aunque en el fondo esos grandes hombres viven en el corazón de todo español de buena voluntad. Mi enhorabuena por sus dos artículos. Reivendica con ello la Marca España
ResponderEliminarBuenas tardes. Desde hace unos años un equipo multidisciplinar de investigadores colombianos dirigidos por el ex-ministro de Interior de dicho país, Sabas Pretelt (admirador de Blas de Lezo), está tratando de dar con los restos del militar español enterrado en una fosa común junto a otros soldados españoles y colombianos fallecidos en diversas contiendas. El problema radica en que no existen datos muy fiables sobre la localización exacta de la fosa. Pero tenga a buen seguro que tarde o temprano sus restos acabarán siendo hallados y enterrados con los debidos honores. Así que paciencia y a cruzar los dedos por que sea más temprano que tarde. Gracias por sus palabras. Un saludo.
ResponderEliminarHan sido unas publicaciones muy interesantes para muchos lectores que desconociamos a esos grandes hombres que hicieron historia como españoles. Le agradezco reveindique sus nombres para que muchos de nosotros, desconocedores de las páginas gloriosas de nuestro país, tengamos un conocimiento de los que escribieron páginas gloriosas de la historia y de esa forma despreciar las mentiras vertidas por escritores anglófilos, poco defendidas por nuestros dirigentes culturales. Gracias por ello.
ResponderEliminarMuchas gracias por sus palabras. Pues sí, harta ya de escuchar que nuestro país fue un cúmulo de reyes impresentables, con militares salvajes y que no sabían ni dónde estaba el gatillo o que a la Península Ibérica llegó todo tipo de cultura (escritura, navegación, civilización, construcciones megalíticas, armas,...) tardíamente aunque la Arqueología muestre todo lo contrario, me he decidido a pillar el toro por los cuernos y siempre desde la postura más objetiva posible publicar libros y entradas que muestren lo que la realidad fue, no lo que muchos desearían que hubiera sido. Gracias a vosotros por apoyarme, leerme y comentar, un saludo.
ResponderEliminarEs justo que haya resaltado la figura de D. Blas de Lezo y su defensa junto a un puñado de españoles y cartageneros que hicieron la heroicidad de vencer a todo un imperio inglés con sus colonias a cuesta. Aunque sé que Colombia honra la figura de ese militar, que pasado los sesenta años, cojo, manco y tuerto dirigió la defensa, debo señalar mi desprecio por esos politiquillos acomplejados y corruptos como el entonces alcalde de Cartagena de India, Dionisio Vélez Trujillo, por su actuación en noviembre de 2014 cuando queriendo adular al príncipe Carlos de Inglaterra y a su esposa la duquesa de Cornualles, tomó la iniciativa de colocar cerca del castillo de San Felipe, junto a la escultura de D. Blas, una placa que decía: “en memoria al valor y sufrimiento de los que murieron intentando tomar la ciudad a la orden del Almirante Vernon en 1741”, olvidando que grandes patriotas colombianos murieron allí junto a los españoles defendiendo la agresión inglesa y la libertad. Mi admiración por aquellos concejales cartageneros que destrozaron la placa, pidiendo la dimisión del alcalde. Mis felicitaciones al Concejal D. Jaime Rendón, por su bendita maza y por querer sustituir la placa por esta: “En este lugar, corriendo el año 1741, el jefe de la Armada Inglesa, almirante Edward Vernon, cayo humillado con su flota de saqueadores y sus 186 navios de guerra ante los héroes de Cartagena, comandado por Don Blas de Lezo”. Mis felicitaciones también a los 16 de los 19 concejales que firmaron una moción tachando como afrenta para Cartagena honrar a los atacantes ingleses. Con personas así, hay esperanza de justicia.
ResponderEliminarGracias por compartir datos. Ciertamente la "anécdota" de la placa de Cartagena de Indias ha sido tan resaltable que se ha incluido igualmente en la entrada de los absurdos de la Conquista de América. Saludos.
ResponderEliminarHe leído su artículo, así como el comentario de Juan y ha elevado mi indignación hasta límites infinitos por ese alcalde vendido y desleal a su pueblo. La falta de respeto que ha mostrado, no sólo a los españoles, sino a los nativos colombianos que allí lucharon y murieron como héroes merece que a ese político se le margine para el resto de sus días. Debería saber que el almirante Vernon y sus cuatreros fueron allí con el único objetivo de matar y robar. No tenían ni la mentalidad ni la bravura que da el pelear por su tierra y por sus gentes. Pocos conocen que el comienzo de la batalla de Cartagena fue terriblemente victoriosa por parte inglesa dada su enorme potencial y ejército (10 veces más que los locales) pero que la valentía de los defensores inclinó la balanza hacia el otro lado, gracia a actuaciones como la del Castillo de Manzanillo. Defendido por los criollos fue duramente bombardeado por la escuadra inglesa. Vernon pensó que un simple ataque inglés bastaría por conquistar las ruinas y controlar la ciudad desde la altura. Cuando lo hizo se encontró que los pocos cartageneros vivos dispararon artillería cargada de metralla (invento de Lezo) que se cobró la vida de más de 200 enemigos y lo hicieron huir. Que entre las ruinas de la capital bombardeada durante 10 días, los cartageneros, en guerrilla, hicieron tal daño a la infantería británica que se tuvieron que replegar a la costa donde les defendía la artillería de sus barcos. 30 días estuvieron arrinconados los británicos y eso ayudó a su derrota, ya que la viruela, la malaria, el escorbuto por falta de frutos frescos los iban diezmando -los cartageneros no tenían ese problema ya que Lezo les enviaba provisiones por los laberintos, ciénagas y canales que rodeaban Cartagena. Esas muertes se pudo haber evitado si le llegan a pedir ayuda a Lezo, pero el ansia de riqueza le pudo a Verno. Las veces que los británicos intentaron buscar provisiones entrando en Cartagena el ataque de los cartageneros era tan bravío que les hacia huir en manada y que hizo que interviniera Lezo para contener a esos “locos” patriotas que querían llegar hasta los barcos ingleses. De hecho tuvo que ordenar a varias partidas que subieran al Castillo de San Felipe. La bravura y el coraje de esos patriotas le hicieron hundir al buque español “Galicia”, capturado por los ingleses, desde donde bombardeaban las fortalezas españolas. Esa guerrilla criolla impidió que los británicos buscaran provisiones en sus muchas incursiones. Actuaciones claves para la victoria. Ese alcalde fascista, con su actuación con Carlos y Camilla, le faltó el respeto a esos héroes anónimos que entregaron su vida por su país. Mal deben ir las cosas cuando gente como esa ocupan puestos de responsabilidad.
ResponderEliminarHe leído todo el trabajo y además de una sublime admiración por Don Blas (lo conocía superficialmente) me ha producido una enorme tristeza. Es duro reconocer que esa es la gran diferencia de los españoles con los británicos y franceses. Ellos gritan a los cuatro vientos sus hazañas militares, se sienten orgullosos, y silencian o minimizan sus fracasos. Nosotros lo hacemos al contrario: tapamos y minimizando nuestras hazañas y magnificamos y pregonamos nuestros fracasos. Don Blas de Lezo es un ejemplo de ello y de nuestras miserias como nación. Aún hacemos algo peor: en un país con Cervantes, López de Vega y tantos, permitimos que la literatura la escriban los ingleses y nosotros sólo la traducimos. Dudo que los ingleses y los franceses hubieran enterrado a un héroe como Don Blas en una fosa común como un perro. Desesperanzador.
ResponderEliminarMe ha encantado su trabajo sobre el mejor almirante español de todos los tiempos y también he lamentado el último tratamiento final que le dieron tras la gran victoria frente a los ingleses. Hemos discutido su trabajo sobre Lezo y, sin quitarle valor a su escrito, pensamos que debería haber dado información sobre las relaciones de Lezo y el Virrey español. Tengo entendido que el virrey nunca aceptó los consejos y sugerencias de Lezo, que cuando le avisó previamente que los ingleses iban a atacar Cartagena no se lo creyó y no pidió refuerzos, que en contra de la voluntad de Lezo hundió las naves en Bocachica para que no entraran las naves inglesas a pesar que Lezo le habia indicado que pasarian por encima ya que era un canal profundo, ..... que el rey español teniendo en cuenta el informe del virrey dejó sin premiar a Lezo, ¿es cierto que todos los defensores tuvieron premios y ascensos menos él?.
ResponderEliminarMalditos políticos.
Estimado Osorio, comparto sus palabras e indignación por la idiosincracia española. De hecho, me siguen sorprendiendo anuncios como los de cierta marca de coches rematando con la frase: "es que es alemán". Me apena bastante que el propio Cervantes hasta ayer haya estado "en paradero desconocido" y aún hoy ni se atrevan, científica y objetivamente, a atribuirle algo más de un par de dientes y algún milimetro de hueso. Llevo cerca de un año tratando de recopilar información fidedigna y amplia de insignes militares tales como Francisco de Luján (derrotó a Drake y su primo) y es tan escasa la breve información que encuentro que me hacen desistir de la búsqueda. Y es sólo un ejemplo. Ojalá llegue el día en que en nuestro país dejemos de hablar a cualquier extranjero en su idioma, incluso aceptando descalificaciones sobre nuestro mal dominio del idioma ajeno, que les permitamos rotular en otros idiomas europeos,...que sigamos diciendo "es que es alemán" para cerrar una venta. Pero claro, eso supondría tener que cambiar categóricamente toda nuestra educación cívica y como nación, así como la mentalidad. Una posible solución sería dejar de invertir tantísimo en turismo y ladrillo (con la consiguiente creación de trabajos deplorables y que tan poca cualificación requiere, para cubrir todo el sector servicios; con tantísimos diplomados, licenciados y doctorados que nuesras universidades vomitan y tan sólo el 2% si llega de los trabajos ofertados, va dirigidos a ellos) y potenciar la creación de industrias y fábricas españolas utilizando nuestras materias primas y nuestra mano de obra nacional, evitando con ello que todo huya al exterior. Un saludo.
ResponderEliminarEstimado Pedro, lamento confirmarle sus sospechas pero ha sido una práctica habitual a lo lago del Imperio Español que los virreyes (políticos) nunca estuvieron a la altura de nuestro ejército. Hay historias deplorables que confirman sus sospechas, como pudo ser el caso de Nuñez de Balboa, Hernán Cortés, ... Lo admirable ha sido que a pesar de esos políticos el Imperio Español duró cuatro siglos gracias al compromiso de hombres como Lezo, Gálvez, Francisco de Luján, Álvaro de Bazán, Juan de Austria, Hernán Cortés, Francisco de Orellana, Ponce de León, Francisco Pizarro, ...y tantísimos otros. Pero claro, si ni nosotros mismos estamos orgullosos de nuestros personajes, ¿cómo esperar mejor trato por parte de extranjeros?. Me decepcionó tantísimo Spielberg en su "Indiana Jones y las calaveras de cristal" al ver el patético trato que dieron a los restos de Francisco de Orellana...Me gustaría haber visto qué hubiera pasado si fueran los restos de Drake.
ResponderEliminarHe leído con sumo placer sus dos artículos de Blas de Lezo y aunque admirado por ese hombre me ha quedado un gusto amargo al ver la torpeza de sus compatriotas. Nos hemos medido muchas veces con los ingleses y parece "que siempre ganaron". No aprendimos nada de ellos cuando dicen: La mejor manera de hacer política, es despolitizar lo que es político, y lo aplican muy bien cuando definen como ``Historia´´ lo que es en realidad propaganda y una forma de trasladar su influencia geopolítica por el mundo. Ese siempre ha sido el problema de España, no hemos sabido comunicar ni vender nuestros logros y triunfos, bien porque colocamos al frente a ineptos o incultos y así nos luce el pelo. De esta forma cualquier anglosajón, y algunos más, sabe quien fue Nelson. ¿Cuantos españoles, no digo hispanos, saben quien fue Blas de Lezo?. Mientras no aprendamos esa política informativa siempre estaremos en desventaja. Lamentable. Felicidades por sus dos artículos.
ResponderEliminarBuenas tardes. El problema creo yo que es más amplio. Cuando vivía en Inglaterra era un placer irse a las librerías con todo tipo de libros (temática diversa) a precios verdaderamente baratos en ediciones de bolsillo y si se deseaban colecciones más trabajadas pero sin gastar mucho se tenían por todos lados numerosas tiendas de segunda mano (Charity Shops, "tiendas de caridad" que encima daban las ganancias a temas sociales tales como ciertos hospitales, acogida de animales abandonados, investigación contra ciertas enfermedades, ayuda a soldados víctimas de la guerra...) con libros, cds, ropa, muebles, ... a precios muy muy baratos. Allí a la gente de cualquier nivel social, le avergüenza reconocer que no lee y de hecho hay personas de todas las edades leyendo en cualquier parte, visitando museos, dejando sus libros leídos en bancos del parque o en cafés para que a quién le guste se lo lleve, celebrando fiestas locales en honor a los héroes o personajes de cada pueblo. Eso aquí no ocurre. Así que todo es cuestión de educación. No podemos quejarnos de cómo son los gobiernos o políticos que hacen que el pueblo desconozca a sus héroes si luego en cambio los programas divulgativos culturales son vistos por los que los hicieron y un despistado que no sabía cambiar de cadena de televisión. Es cierto que el sistema educativo español deja mucho que desear pero no es menos cierto que cada persona debería plantearse cuántas exposiciones o museos ha visto en el último mes, cuándo fue la última vez que le habló a algún familiar de algún personaje de nuestra historia o cuándo fue la última vez que leyó un libro sobre un asunto histórico (y no, no me valen los líos de faldas de nadie como tema histórico). Un saludo y gracias por sus palabras.
ResponderEliminarDos trabajos sobre Blas de Lezo interesantes. Me ha ayudado a conocer a ese militar ya que desconocía su existencia. Me gustaría que hubiera profundizado más en la batalla de Cartagena colombiana, ya que en lo que dice veo muchos errores por la parte británica: con ese gran contingente armado no acabo de entender que no acercara Sir Vernon sus barcos a la costa y desembarcara su temible infanteria, Lo podía haber hecho fácilmente ya que tenía suficientes barcos para cubrir con sus cañones el desmbarco ¿fue un error que le costó la batalla?
ResponderEliminarGracias James por su comentario, pero en respuesta a lo que solicita sobre profundizar en el tema debo comentarle que el único error que cometió el almirante inglés fue no tener en cuenta la experiencia, la inteligencia y la valía de D. Blas, ilustre militar que permaneció invicto en 22 batallas. Por supuesto que el almirante Vernon intentó el desembarco, lo hizo con algo más de un centenar de barcos, el problema que tuvo fue que D. Blas previó esa posible actuación y antes de hundir o encallar los seis navíos españoles (D. Blas no quería hundir dos de ellos: Dragón y Conquistador, porque era consciente que no servía para nada hundirlos ya que no evitaba la entrada de los buques ingleses en Bocagrande pues había demasiada profundidad y el enemigo podría pasar por encima como así ocurrió; él prefería defender la entrada también con esos barcos, si los hundió lo hizo a regañadientes, cumpliendo órdenes del Gobernador español de turno que prefería mantener su torpe autoridad en lugar de dejarse asesorar por la sabiduría). D. Blas retiró de varios barcos sus cañones y los colocó en lugares estratégicos de la costa. De hecho, de ese centenar de barcos ingleses que intentaron el desembarco, algo más de una decena fueron hundidos y varias decenas quedaron muy deteriorados por el fuego enemigo recibido al acercarse a la costa.
ResponderEliminarAsí las cosas, sólo pudieron desembarcar por determinadas puntas costeras después de haber concentrado su fuego artillero en ellas y diezmado los fuertes que las defendían y aún así no obtuvieron los resultados pretendidos, porque tras los meses de terrible bombardeo, los diezmados españoles defendieron los puestos provocando muchas bajas en el enemigo, tantas que la enorme superioridad numérica y armamentística de los ingleses no valieron para ganar una batalla que prácticamente dieron por ganada desde el principio. No olvide las monedas que el rey inglés acuñó celebrando el inexistente triunfo y en la que se decía: “El orgullo español humillado por Vernon”. Sólo el material bélico inglés que los soldados dejaron en su huída podía abastecer dos veces a las tropas españolas. Y así fue todo a lo largo de los tres siglos de esplendor del imperio español. Recuerde que fueron muchos los intentos de invasión de los enemigos del imperio y que ni un palmo de tierra firme, de las colonias españolas, pudieron conquistar en ese tiempo, sólo algunos islotes o islas por las que España no tenía mayor interés. Le invito a que lea la entrada “vida y muerte de Sir Francis Drake”, que va en esta línea. Un saludo.
Tras leer su artículo y la respuesta que le da a James he entendido porqué un ejército tan enorme frente a los pocos españoles no pudieron tomar Cartagena. Sabía que la estuvieron bombardeando a diario durante un periodo de tres meses y no entendía que no la tomaran al asalto. Tras la estrategia de Lezo con los cañones encuentro una explicación al hecho. No obstante veo que señala que la relación del Almirante con el Gobernador era mala ¿cree que eso dificultó la estrategia defensiva de Lezo?
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Jaime, aunque debo hacer una corrección sobre el tema de no invadir (los ingleses) Cartagena porque la realidad es que lo hicieron en varias ocasiones. Piensa que la defensa de D. Blas en la costa era limitada y fue fialmente superada por los desembarcos a través del cabo. Lo que ocurrió es que D. Blas había preparado en Cartagena una serie de túneles y canales (por ellos les llegaban los suministros desde el castillo San Felipe) en donde los españoles y los lugareños se protegían durante los bombardeos. Cuando los ingleses intentaban el ataque, pensando que las bombas habían diezmado al ejército español, éste salía a la superficie rechazando al inglés y causándole numerosas bajas.
ResponderEliminarCon respecto a la pregunta, el gobernador español llegó a Cartagena tres meses antes de la batalla y a su llegada, D. Blas le comunicó su presentimiento de un inminente ataque inglés, sin que fuese escuchado. En esas fechas había una flota española que se aburrió en la Habana y que hubiera sido de gran ayuda en Cartagena. Un saludo.
Nos ha agradado su trabajo en el que relata la historia del Vicealmirante D. Blas de Lezo, un orgullo para todos los marinos y una alegría observar como personas cultas se esfuerzan por rescatar del olvido tales "tesoros". También nos ha gustado las respuestas dadas a los comentarios de James y Jaime, completan su trabajo. Quizas le haya faltado señalar que en la huida del inglés intentaron una docena de veces buscar provisiones en las costas españolas siendo siempre rechazado por los españoles. Nuestra felicitaciones, una vez más.
ResponderEliminarLe agradezco sus palabras. Gracias por aportar nuevos datos, son siempre bienvenidos. Un saludo.
ResponderEliminarEstimada Valeria. ¿Hay algún dato o documento que demuestre el desacuerdo de Lezo con el Gobernador General de Cartagena de Indias? Ha sido un tema en nuestro debate.
ResponderEliminarHola Valeria. En las charlas sobre Blas de Lezo en la ciudad de Cartagena se ha hablado de que el tiempo fue un aliado importante en la victoria del español contra Belmont. No he llegado a entenderlo. ¿Podría facilitarme alguna explicación al respecto?
ResponderEliminarBuenas tardes, Nayeli. Gracias por tu comentario, celebro saber que en Colombia se están celebrando conferencias sobre el insigne D. Blas. Paso a explicarte lo que significó para Lezo el factor tiempo frente al ataque inglés. El 13 de Marzo de 1741, Vernont con 195 barcos de guerra y más de 30.000 soldados, apareció frente a Cartagena de Indias. La resistencia directa que podía oponerle Blas de Lezo era muy limitada, sólo 6 barcos de guerra y algo menos de 3.000 combatientes de los que algo más de 500 eran voluntarios cartageneros sin experiencia en combate y 600 eran indios flecheros traídos del interior. Toda la experiencia que faltaba en su ejército, le sobraba a Lezo que había luchado y vencido en 22 batallas. Como gran estratagema sabía que una batalla a campo abierto no le favorecía, por lo que jugó usando el factor terreno a su favor. Planificó una guerra de desgaste procurando retrasar el resultado final. El ejército de Lezo estaba acostumbrado al terreno, a la selva y a las condiciones ambientales ya que llevaban allí muchísimo tiempo. Sin embargo los ingleses no. Por eso la estrategia de Lezo fue frenar el ataque con el fin de que los ingleses permanecieran mucho tiempo en la zona, para que los insectos y otros animalitos de la selva les transmitieran enfermedades, ya que eso le ayudaría en la guerra de desgaste que empleó y que tan buen resultado le dio. No dudó en quitar los cañones de sus barcos y defender con ellos las costas, apoyado por el fuego de los fuertes, para que los ingleses no desembarcaran fácilmente. En las dos bocanas que daban acceso a Cartagena hundió sus naves, para dificultad el paso del enemigo. Con todo eso hizo que los ingleses permanecieran en el lugar casi dos meses. A las bajas que tuvieron los ingleses en los distintos ataques tuvieron que sumar otra terrible cifra de bajas por enfermedades tropicales y epidemias. El resultado fue una victoria aplastante.
ResponderEliminarHola Rodri, gracias por su comentario. Los únicos documentos que hubo al respecto fueron las memorias de Lezo y de sus oficiales como el Mariscal de Campo D. Melchor de Navarrete, Gobernador de Cartagena y el Coronel D. Carlos Des Naux, Ingeniero militar y Director de obras de fortificación, quien actuó primero como Castellano del Castillo de San Luis de Bocachica y luego como Castellano de San Felipe de Barajas. En sus informes anotaron la existencia de algunas discrepancias iniciales de criterio en materia estratégica, entre Blas de Lezo y el Virrey. Aunque en realidad surgieron mucho antes, justo cuando tomó posesión, 3 meses antes, el Virrey Sebastián de Eslava. Lezo había recibido información de un galeón francés que le advertía que el Almirante Vernon, con una enorme flota, pretendía atacar Cartagena. Cuando se lo comentó a Eslava para que pidiera ayuda, éste no atendió su solicitud señalando que el ataque inglés era contra la guarnición de Nombre de Dios en Panamá. De haberle hecho caso, se hubiera avisado a una flota española que estaba “aburrida” en Santiago de Cuba y que hubiera sido de gran ayuda. También al preparar la estrategia contra Vernon, Lezo quería que los dos barcos españoles más modernos (El Galicia de 70 cañones y el San Felipe de 80 cañones) se mantuvieran a flote y fueran un blanco móvil en la entrada de la bahía interior, ya que con su movilidad dificultaría el acercamiento de los barcos ingleses y por otro lado, buen conocedor de la zona, no había justificación para su hundimiento ya que había mucha profundidad y no evitaría que entraran los ingleses, como así ocurrió. Un saludo.
ResponderEliminarGracias por su completa explicación, Valeria.
ResponderEliminarMe agrada que se haya descubierto o reconocido a nivel gubernamental la figura de este sublime marino en su país. Aquí lo tenemos muy estimado. Si bien no acabo de entender lo que allí ocurre. He visitado recientemente su lugar de origen y de nacimiento, Euscadi (País Vasco), y no he salido aún de mi sorpresa acerca de la poca consideración que le muestran a tan gran personaje sus propios paisanos. La visita a Pasage fue deprimente, han borrado toda la huella de un distinguido vecino, muy diferente a lo que vi en Madrid sobre Lezo. Si fuera de aquí, con menos de lo que hizo ese gran hombre, le hubiéramos otorgado el nombre de una ciudad, región o país ¿es normal eso en España?
ResponderEliminarGracias Uma, por su comentario. Ciertamente es muy reprochable el trato que España ha dado a D. Blas de Lezo. Incluso si visita el Panteón de los Marinos Ilustres, en San Fernando (Cádiz), en la base militar, la placa en su honor tan sólo tiene un año. No mucho más poseen las estatuas de él en Cádiz y Madrid. Con todo, son varias las voces que piden quitarlas pues Lezo peleó contra catalanes que apoyaron a Inglaterra contra España. Todo ello es consecuencia de esta absurda y alocada política que azota al país. Lo mismo se puede decir del País Vasco. Estas navidades estuve también en Pasaia (Pasajes) visitando su casa natal y, para mi sorpresa, tuve la suerte de dar con una pareja de policías locales encantadores, amantes de su historia, que no sólo me acompañaron hasta la casa de Lezo sino que me contaron las dificultades que hay para reconocerle su labor ya que es un personaje "políticamente incorrecto" (como me dijeron también los trabajadores del Museo Naval de San Sebastián). Incluso me comentaron que el ayuntamiento de Pasajes publicó un libro sobre la vida y obras del almirante pero que terminaron repartiendo no más de la docena, para quemarlos (sí, también yo lo encuentro tan medieval y patético como las piras inquisitoriales e igual de absurdas). Uno de los agentes prometió hacerme llegar un ejemplar si lograba recuperar alguno que hubiera podido haber sobrevivido, pero me temo que no ha habido suerte. ¿Por qué todo este desprecio?, imagino que se preguntará con acierto. Por razones absurdas donde se mezcla un nacionalismo extraño que ve en Lezo un aliado de España, una especie de renegado lejos de ver a un personaje que hizo historia de una manera alucinante dejando bien alto el pabellón de Marinos Ilustres del País Vasco, en una época en que el Imperio Español distaba mucho de la mentalidad actual. Se que a los colombianos este proceder debe desconcertarles por completo. Confieso que a mi también, siendo española (y por eso, además me avergüenza). Lamentablemente, siento reconocer que sí es un proceder muy normal. A mi frustración por la perdida casa natal de Lezo (tanto en Pasajes como en El Puerto de Sta María, en Cádiz donde ahora se encuentran apartamentos turísticos en el bloque que un día fue el hogar familiar de D. Blas) uní lo mismo respecto a los ilustres marinos también vascos D. Miguel de Oquendo y D. Juan Martínez de Recalde, ambos grandes apoyos de D. Álvaro de Bazán y ambos fallecidos tras el episodio de La Armada Invencible. Nada queda de ellos, ni sus casas ni una estatua que les recuerde. No lejos de allí, también en el País Vasco, si visita el maravilloso pueblo natal de Juan Sebastián Elcano (y del genial Plácido Domingo), encontrará su tumba a la entrada de la iglesia en un lugar que todos deben pisar para acceder al templo. Y así con tantos otros... El mismo Miguel de Cervantes ha permanecido hasta el año pasado ilocalizable. Del pintor Goya se ha perdido su cráneo, incluso de los restos del mismo Blas de Lezo creo que ustedes han puesto más interés en encontrarlo que los distintos gobiernos españoles. Y un largo y avergonzante etc. Por eso me propuse, en la medida de lo posible, volver a recordarlos en mi blog, a ver si de esta manera poco a poco se les comienza a hacer merecida justicia dejando de lado todo tipo de mezquindades. Un saludo.
ResponderEliminarValeria, hemos estado en el Museo Naval este fin de semana y nos han permitido analizar de cerca las monedas que el rey inglés ridículamente hizo celebrando la "victoria" de Vernon y creemos que la frase que señala en su artículo: “El orgullo español por Vernon”, está incompleta, porque en el reverso dice: "El orgullo español humillado por Vernon", ¿sacó su frase de la moneda o de otra información? o ¿se comió una palabra....?
ResponderEliminarque
Buenas noches, Sr. De Uribe, si le soy sincera, lo hice de manera resumida confiando en que los lectores leerían directamente en las imágenes de esta entrada, claramente hacia el borde de las monedas la frase que señala, en inglés (en las tres imágenes de las monedas que aparecen en la entrada). No sólo añadí imágenes nítidas del anverso y reverso sino que si pica sobre ellas, se amplian de tamaño. De esta manera, no es necesario desplazarse hasta el Museo Naval de Madrid para seguir mi texto. Como verá, me gusta que no sólo los lectores interactúen, sino que incluso se tomen su tiempo para apreciar las imágenes que busco para completar mi entrada, los enlaces que añado ¡y hasta los vídeos que subo!. Todo cuenta y complementa. Un saludo.
ResponderEliminarHemos pasado estas vacaciones por Pasaje y hemos podido sufrir en nuestras carnes la indignación que señala más arriba. Una vergüenza el tratamiento que dan a Blas de Lezo sus paisanos. Y en desacuerdo con usted debo decir que no creo que eso sea por motivos políticos. La política tiene muy poco que ver con la mala condición de determinados personajillos que no saben de honor ni de sentimientos. Son simplemente muy cortitos de inteligencia y de ética.
ResponderEliminarAgradezco su comentario, Armando y Paula, la verdad es que es una pena la oportunidad que perdieron para hacer un digno homenaje a uno de los mejores militares que ha dado España y que causó mayor derrota a los ingleses. Llámeme "inocente" pero aún guardo la esperanza de que se vaya rectificando ese tratamiento a D. Blas de Lezo en nuestro país. Su misma casa en el Puerto de Santa María Cádiz)actualmente son apartamentos turísticos. Una pena.
ResponderEliminarMe ha sorprendido la visión negativa que muestra sobre el almirante ingles Sir Edward Vernon, cuando la realidad fue que ese noble marino se portó como un gran caballero en Portobello, perdonó la vida a los cobardes soldados españoles que se negaron a luchar y se escondieron cuando llegó el ejercito inglés y aún así los dejó en libertad como muestra la carta que tras el bombardeo de Portobello el almirante Vernon mandó a Lezo, responsable de esa costa, y le explica lo que hizo por los españoles. Puede leerla y extraiga conclusiones.
ResponderEliminarPortobelo 27 de noviembre de 1739.
Señor:
Esta se entrega a V. E. por Don Francisco de Abarca y en alguna manera V. E. puede extrañar que su fecha es de Portovelo. En Justicia al Portador, es preciso asegurar a V. E. que la defensa que se hizo aquí era por el Comandante y por los de devaxo de su mando, no pareciendo en los demás ánimo para hacer cualquiera defensa.
Espero que de la manera que he tratado a todos, V. E. quedará combencido de que generosidad a los Enemigos es una virtud nativa de un Yngles, la cual parece más evidente en esta ocasión, por averlo practicado con los Españoles, con quienes la nación Ynglesa tiene una Ynclinación natural, vivir vien que discurro es el interés mutuo de ambas Naciones.
Haviendo Yo mostrado en esta ocasión tantos favores, y urbanidades, además de lo Capitulado, tengo entera confianza del amable carácter de V. E. (aun que depende de otro) los Factores de la Compañía de la Mar del Sur en Cartagena, estarán remitidos inmediatamente a la Jamayca, a lo cual V. E. vien save tienen derecho induvitable por tratados, aun seis meses después de la declaración de la guerra.
El Capitán Pelanco deve dar gracias a Dios de haver caido por Capitulación en nuestras manos, por que sino, su trato vil, y indigno, de los Yngleses, avía tenido de otro un castigo correspondiente.
Y soy Señor de V. E. su mas humilde servidor D. Eduardo Vernon Burford — Portovelo— 27 de Nbre de 1739.
Es curioso el arte de los ingleses en cambiar la historia, saben correctamente utilizar medias y cuartas verdades para llegar al color que quieren ver en el cuadro, pero Ernest, se equivoca. Conozco la ¿batalla? de Portobello y está muy lejos de lo que señala, comenzando porque en esa ciudad apenas había tropa española, ya que el ejército estaba abriendo la ruta, el Camino Real, por el interior. En ese pequeño fuerte estaba el comandante español que lo mandaba (y que llevó la carta a D. Blas), así como un par de capitanes a su orden, que por cierto, uno de ellos, el Capitán Pelanco se batió duramente con los pocos nativos que le siguieron, aún después de rendirse el fuerte. La tropa estaba formada por nativos y como tal, carentes de esa disciplina militar de los españoles integrantes del ejército español, de ahí que rehuyeran la batalla. Volvamos a la carta de Vernon. Lo que leo en ella, además de mucha parafernalia, es un deseo extremo de que el comercio de especias y de ”otra cosa” que controlaba Inglaterra a través de la Compañía de la Mar del Sur de Jamaica, se siguiera manteniendo, esto es, que siguieran llegando mercancía desde Cartagena para que los “comerciantes” ingleses hicieran sus negocios. Cierto era que había un acuerdo con España para ello, pero ¿qué acuerdo de comercio se mantiene con un enemigo en guerra que pronto te va a invadir? ¿No fue ese el verdadero motivo del intento de conquista de Cartagena por Vernon?. Allí pudo comprobar su almirante que los españoles no huyeron, no fue el caso del barco de guerra Stirling en el ataque a la fortaleza de El Morro de La Habana, defendida por D. Luis de Velasco, que a pesar de que llevaba al capitán inglés más experimentado, huyó cuando escuchó rozar una bala de cañón de Velasco, en su vela mayor. Creo que lo que le comento tiene bastante semejanza con la carta de respuesta de D. Blas de Lezo, que se la adjunto a continuación:
EliminarCartagena 27 Dicembre 1739.
EliminarExmo. Sor. —Muy Sr mío: He recivido la de V. E. de 27 de Noviembre que me entregó Dn Francisco de Abarca y antecedentemente la que conduxo la Valandra que traxo a Don Juan de Armendáriz. Y en inteligencia del contenido de ambas diré, que vien instruido V. E. por los factores de Portovelo (como no lo ignoro) del Estado en que se halla va aquella Plaza, tomó la resolución de irla a atacar con su Esquadra, aprovechándose de la oportuna ocasión de su imposibilidad (de defenderse), para conseguir sus fines, los que si ubiera podido penetrar, y creer que las represalías y obstilidades que V. E. intenta va practicar en esos mares, en satisfacción de las que dizen havían executado los Espáñoles, ubieran llegado asta insultar las plazas del Rey mi Amo, puedo asegurar a V. E. me ubiera hallado en Portovelo para impedírselo, y si las cosas ubieran ido a mi satisfacción, aún para buscarle en otra qualquiera parte, persuadiéndome que el ánimo que le faltó a los de Portovelo, me hubiera sobrado para contener su cobardía.
La manera con que dice V. E. a tratado a sus Enemigos, es muy propia de la generosidad de V. E. pero rara vez experimentada en lo General de la nación, y sin duda la que V. E. aora a practicado, sería imitando la que Yo e executado con los vasallos de S. M. B. en el tiempo que me hallo en estas costas (y antes de aora,) y por que V. E. es sabidor de ellas, no las resfiero, por que en todos tiempos e savido practicar las mesmas generosidades, y umanidades con todos los desvalidos; y si V. E. lo dudare podrá preguntárselo al Governador de Esa Ysia quien enterará a V. E. (le todo lo que llevo expresado), y conocerá V. E. que lo que yo e executado en beneficio de la nacion Ynglesa exede a lo que V. E. por precissión y en virtud de Capitulaciones debía observar.
En quanto el encargo que me hace V. E. de que sus Paisanos, hallarán en mi la misma correspondencia que los míos han experimentado en esta ocasión y que solicité que los factores del sur sean remitidos a Jamayca, inmediatamente diré, que no dependiendo esta providencia de mi arbitrio, no obstante, practiqué las diligencias comnbenientes con el governador de esta Plaza, a fin de que se restitujesen a esa Ysla; pero parece que sin orden del rey no puede practicar esta disposición, respecto de que son Ministros de ambos so veranos, en la comisson que manexan; Y en correspondencia Yo quedo para servir a V. E. con las mas segura voluntad, y deseo le guarde Dios muchos años.
A bordo del Conquistador en la Bahía de Cartagena de Yndias. 24 (de Diziembre de 1739). BLM de V. E. su más atento servidor
— Don Blas de Lezo.
¡Mucho D. Blas para los ingleses! ¿verdad?. Un saludo.
Muy buena respuesta Valeria a Edwuart, Es muy difícil ocultad ni cambiar de por vida la verdad. Y un brindis por D. Blas. ¿Cuántos como él os nos haría falta ahora?
ResponderEliminarEstimado J.M. Prieto, creo que D. Blas era mucho D. Blas, ¡¡con tan sólo dos como él España volvería a recuperar el lugar que nunca debió dejar!!. Secundo ese brindis.
ResponderEliminarHe meditado su respuesta y he leído la carta de Lezo al Almirante Sir Edward Vernon,que por cierto me ha parecido impropia de un militar distinguido, se acerca más a la de un matón bravucón, por ello quiero contestarle que no son correctas las conclusionees que alega, porque después del magistral ataque a Portobello creo que lo de Cartagena la India simplemente las cosas no salieron bien. Es otra versión diferente a la suya. Tampoco estoy de acuerdo en la motivación del comercio que señala, creo que en la carta del Almirante hay otra disposición de nobleza con Lezo, que no lo tuvo en cuenta. Mantendremos cada uno nuestra opinión.
ResponderEliminarSr. Obride, me sorprende nuevamente su comentario y lo veo un tanto irreal porque, conociéndose la verdad de lo que pasó (aunque pueda haber algún trasnochado historiador británico, ya en minoría, que insista en la mentira), siga intentando cambiar la verdad. Habla Vd sobre el escrito de un Almirante, que participó en 22 batallas y no perdió ninguna, que responde a un marino inglés que sin mediar declaración de guerra, ataca una localidad española aprovechando que la guarnición que había era poca y formada por nativos poco versados en el arte de la guerra, y valora de bravucón al autor de la carta, el Almirante responsable de esa zona, que escribe en respuesta a la de su Almirante cuando intenta hablarle de “honor” diciendo que los soldados españoles, de Europa, huyeron, aún sabiendo que sólo había tres mandos realmente españoles. No sé cómo Vd le hubiera contestado después de sufrir ese ultraje y leer tantas mentiras, pero en mi opinión me parece muy adecuada la respuesta; de hecho demostró en Cartagena de Indias todo lo que dijo, lo que legítimamente (por definición) imposibilita que se le tilde de ser bravucón o fanfarrón. Son millares los que opinan que D. Blas, no sólo era un militar humilde y valeroso, sino un digno ejemplo a seguir y en quién inspirarse. De hecho, logrando todo lo que consiguió, no se acuñaron en España monedas ni medallas en las que se pudiera ver a Vernon arrodillado entregándole su sable, a pesar de que ésta sí era verdad (no al contrario, como hicieron los británicos tratando de vender una falsa victoria). En Cartagena de Indias había mando y soldados españoles junto a los nativos, en un número diez veces menor que los atacantes de Vernon y, si quiere conocer cómo huye a la desbandada un ejército, le invito a que lea lo que ocurrió con el ejército inglés en el ataque al Fuerte de San Felipe, que defendía D. Blas de Lezo. No crea que desprecio por ello al ejército inglés atacante, todo lo contrario, lo admiro por el estado de forma física que mostró, porque hacer una carrera de más de una decena de kilómetros, en su huída hasta la costa donde estaban sus barcos y llegar el 40% de los atacantes, reconozco que implica una forma física admirable. Y si sigue pensando quién era el bravucón o el fanfarrón, déjeme mostrarle dos mensajes: el primero lo mandó Vernon a D. Blas cuando huía de Cartagena de Indias con los barcos deteriorados que le quedaban después de gritarle “¡Dios te maldiga, Lezo!” (“God Damn you, Lezo”) y que decía “Hemos decidido retirarnos pero para volver pronto a esta plaza después de reforzarnos en Jamaica”, y el segundo, el de respuesta de D. Blas “Para venir a Cartagena es necesario que el rey de Inglaterra construya otra escuadra mayor porque esta sólo ha quedado para conducir carbón de Irlanda a Londres.” No hace falta que le diga que ninguna escuadra inglesa apareció por allí durante el imperio español. Dejemos la historia como está, porque el problema que tienen ahora los obsoletos historiadores ingleses y simpatizantes es que existe Internet y que el mundo se ha hecho muy pequeño para esconder mentiras. Veo lógico que tengamos distinta opinión, tampoco pretendo convencerle, pero nunca admitiré datos falsos y mucho menos contra personas que considero dignas de admiración, como es el caso de D. Blas, pincha en hueso, pero es su elección si desea seguir creyendo falacias aún cuando hay cientos de datos y documentos que así lo muestran. Saludos.
ResponderEliminarDebo reconocer que la respuesta dada al militar Edwuart Ernest está muy bien apoyada y contrastada, no obstante debe entender que son muchos los factores que influyen en las batallas, es más difícil para el que ataca que para el que defiende, sobre todo si se ataca a un fuerte o baluarte de tierra desde el mar. Todo se iguala en una batalla naval como la que tuvimos aquí al lado en Trafalgar. No quiero justificar con ello el proceder de Vernon en Cartagena pero si quiero señalar que fue el mismo Almirante que ganó en Portobello. Pienso que todas las batallas son distintas y que son muchos los factores que intervienen en ella y que si algunos de ellos salen mal el resultado es muy diferente.
ResponderEliminarGracias Paul por su comentario, aunque no esté muy de acuerdo con lo que señala. Por supuesto que una batalla es más difícil para el que ataca que para el que defiende, pero eso también depende de la valía, de la experiencia, y por tanto, de la estrategia del jefe que ataque o defienda. Pruebas hay muchas en los dos bandos de los que hablamos. En el caso de Trafalgar, de 1805, que señala, pienso que si la escuadra franco-española en el lugar de haberla mandado el inútil vicealmirante francés Pierre Villeneuve -que no controló la huída de 5 barcos franceses- la hubiese dirigido el teniente general español Francisco Gravina, o Hidalgo de Cisneros, o Damián de Churruca, posiblemente no lo hubiera tenido tan fácil Nelson; digo esto porque tampoco el más brillante almirante inglés cuenta todas sus intervenciones como victorias, lo que sí ocurre con los almirantes Lezo y Bazán. Supongo que no hace falta que recuerde la gran derrota de julio de 1797, cuando Nelson intentó conquistar las Islas Canarias (españolas) atacando a la isla de Tenerife con 9 barcos y 3700 soldados en lo que este almirante llamó, no siendo precisamente modesto, “un paseo militar”; otra prueba de su arrogancia fue la carta que envió a su esposa Frances, diciendo: "Querida Frances, no debes esperar noticias mías próximamente pues voy a emprender un pequeño crucero .." . Fue decepcionante que un general español, Antonio Gutiérrez de Otero, al frente de un heterogéneo grupo de soldados regulares con indisciplinados pescadores, labradores y artesanos, le produjera una terrible derrota, en la que Nelson perdió su brazo derecho y sufrió. 800 bajas, muriendo su segundo en el mando De ahí que insista en que la audacia y la veteranía de los jefes, tiene mucho que ver en el resultado de la batalla. ¿Qué hubiera ocurrido con la Gran Armada cuando pasó por delante del puerto de Plymouth, donde estaba atrapada la escuadra inglesa sin estar preparada y sin poder salir por tener el viento en contra, si en lugar del inexperto y obediente Duque de Medina Sidonia, hubiera estado al frente de la Armada el inicialmente encargado de dirigirla pero recién fallecido, Almirante Álvaro de Bazán, o su discípulo, Almirante Juan Martínez de Recalde, que iba como segundo del mando y que a punto estuvo de ser ahorcado porque quería penetrar en el puerto, desobedeciendo la orden del Duque, para hundir la indefensa escuadra inglesa?. Por eso insisto en la importancia de la valía de los jefes; también se pudo comprobar en 1779, cuando el entonces gobernador de Luisiana D. Bernardo de Gálvez ayudó a los rebeldes norteamericanos atacando y conquistando todos los fuertes del Misissipi con un pequeño ejército, a fin de pasar desapercibidos, tomando el gran fuerte inglés de San José, en Michigan, de donde salía la mayor parte de los refuerzos para las tropas coloniales inglesas, sin pegar un solo tiro. Ese militar conquistó todos los fuertes ingleses del Misissipi desde Canadá al Golfo de México (nunca perdió una batalla) y allí, en su barco, tomó Pensacola, defendida por dos fuertes ingleses, permitiendo con ello que los rebeldes recibieran ayuda española por ese río, fundamental para la independencia americana. Insiste en resaltar la batalla de Portobello y repito que ante la inexistencia de combatientes españoles, no hubo batalla. Saludos.
ResponderEliminarEstoy de vacaciones precisamente en la tierra natal de Blas de Lezo, he visto su casa y es una verdadera pena y también, porqué no decirlo, que mientras hay una casa dedicada a Víctor Hugo, que no era vasco precisamente, a Blas nadie le hace un museo en su casa ni se le hace una estatua, solamente hay una calle y un edificio naval con su nombre, nada más. Su casa, podría ser el museo de su vida, dedicado a él, porque era vasco, pero no, no hacen nada y me da rabia y tristeza porque le he descubierto hace poco y me he dado cuenta de lo gran marino y persona que era, con sus virtudes y defectos, como todos. Una lástima que no hagan de su casa, un museo dedicado a él.
ResponderEliminarLe ruego que disculpe el injustificable retraso en contestar a su comentario, a veces me gustaría que el día tuviera más de 24 horas. Con mi agradecimiento por su comentario quiero decirle que comparto en todo la sensación que tuvo en la visita al hogar de D. Blas de Lezo en Pasajes, porque fue la misma que yo experimenté cuando años atrás realicé esa misma visita. Vivimos tiempos extraños y es inexplicable que se oculte o se silencie el mérito y la grandeza de una persona que vivió en otro tiempo diferente porque el acomplejado de turno que ocupa el poder tenga tanta estrechez de miras con su paisano y pretenda valorar como incorrecta su actuación cuatro siglos atrás utilizando la escala de valoración que se ha impuesto en esos lugares. Eso, lamentablemente, sólo ocurre en un país tan cainita como éste.
EliminarHe asistido al homenaje que se le ha hecho al Almirante Blas de Lezo en Cartagena de Indias. Desde hace diez días se ha montado una exposición con su historia, sus logros y su gran victoria contra los ingleses y sus colonias. Fue un hombre admirable de los que los colombianos nos sentimos orgullosos.
ResponderEliminar¡Qué personaje tan admirable y tan valioso!. He analizado sobre la maqueta del castillo de San Felipe la estrategia que empleó D. Blas para que, con unos pocos cientos de voluntarios colombianos y españoles, destrozara a 15.000 soldados británicos profesionales. Las hazañas que he leído en su exposición en Cartagena han conseguido que me de un vuelco el corazón. Y pensar que con su victoria y su muerte evitó que fuesemos esclavos de los ingleses. Admirable.
ResponderEliminarIncreible militar el General Lezo. Tras lo visto en la visita a su exposición-homenaje dudo que haya otro militar con la inteligencia y la valentia que este hombre derrochó frente al sobrado imperio británico, y ¿le llamaban medio hombre?. Pues menos mal que era medio. Le llevaré una rosa a su estatua frente al fuerte San Felipe, ya que no se donde descansan sus restos.
ResponderEliminarGracias Cira, Hortensia y Goyanes por sus comentarios. Es una satisfacción escuchar comentarios libres y sinceros sobre la valoración de un gran hombre que luchó hasta la muerte por sus principios y su credo, dando ejemplo de coherencia y lealtad. ¡cuántos harían falta como él para arreglar este mundo a veces absurdo! Envidio, Goyanes, que pueda llevar una rosa a su escultura, en un lugar tan cerca de donde luchó y murió. Por ahora, la distancia hace que tenga que esperar para hacerlo. Saludos.
ResponderEliminar¿No fue en Boca Chica donde realmente se decidió la batalla de Cartagena de Indias?. Se cree que allí fue donde comenzó la derrota de Vernont.
ResponderEliminarGracias por su comentario, Jamines, paso a responder a su pregunta. En la defensa de Cartagena de Indias hubo muchas batallas y enfrentamientos que fueron trascendentales para la victoria final de Lezo sobre Vernon. Ninguna de ellas decidieron la batalla -con la excepción del ataque inglés al castillo de San Felipe defendido por Lezo, que fue donde arrollaron a los invasores-, pero todas ayudaron a ese final, bien por tarea de desgaste, bien por la creciente decepción y desmoralización del ejército inglés al comprobar que no lo tenían nada fácil y que muchísimos de ellos iban a caer en la batalla ante la actitud firme de españoles y nativos. Cierto es que todos esos obstáculos al inglés favorecieron la posición de Lezo, y el primero de ellos transcurrió en las playas de Boca Chica. Ya antes, Lezo quemó ý hundió- en el canal cuatro de los seis barcos disponibles: San Felipe, Galicia, San Carlos y África, para evitar que la gran escuadra inglesa entrara en la Bahía y asediara de cerca a Cartagena. Pero antes de quemarlos, había colocado parte de las baterías de esos barcos en la playa, para retrasar con ello el desembarco ingles y diera tiempo a los españoles y nativos a retroceder a la capital o a los castillos, con el resto de los cañones y la munición. Fue una medida acertada, porque Vernon había ordenado el desembarco inglés por esa playa. El intento costó a Vernon barcos y vidas, y es cierto que ahí comenzó la pesadilla para el almirante inglés, pero esa pesadilla la arrastró en todas las actuaciones que hizo: le costó muchas vidas desembarcar, le costó muchas vidas tomar los fuertes de San Luís, San José y Santa Cruz, a la par que Lezo iba retirando hombres a San Felipe. Era tal el desgaste sufrido por el inmenso ejército profesional inglés que apenas, a pesar de sus continuos bombardeos, pudo ocupar un par de cuadras en la capital. En resumen, todos los choques influyeron para el desastre inglés final frente a San Felipe, pero sobre todo gracias a la estrategia de D. Blas de Lezo. Un saludo.
Eliminar¿Hubo algo de verdad en el hecho que se le otorga al capitan Fariño de cortarle la oreja al negrero inglés Jenkins? ¿Realmente el militar español Fariños amenazó al rey de Inglaterra?. No han quedado esos hechos muy claro en nuestro Encuentro.
ResponderEliminarGracias por su comentario, Anaus, con respecto a sus dudas, son muchos los historiadores que afirman que el capitán español Contreras no cortó oreja alguna a Jenkins, quién posiblemente la perdiera en cualquier riña por las tabernas de Jamaica, con otros piratas o bucaneros. Que se utilizara eso por los maquiavélicos ingleses en el Parlamento como vil excusa para intentar apoderarse de las riquezas españolas, siempre fue una práctica habitual inglesa. Sobre el tema de que el militar español amenazara al rey inglés, también cabe en lo posible. Habría que pensar en el gran malestar y en el gran enfado de los guardacostas españoles que tenían continuamente que salir para defender sus puertos y flotas de gentes como Jenkins y otros bucaneros que sólo hacían del robo y de la venta de esclavos su objetivo diario. Un saludo.
EliminarGracias por todo esto!, ..no conocía esta página, sí al gran BDL a quien durante años he procurado homenajear dando a conocer su nombre y hazañas a cuantos han querido escucharme, incluso más de una vez con lágrimas en los ojos,...creía que era un soñador desubicado en el tiempo, pero veo que hay cantera...como creo haber leído en alguna referencia más arriba, las nuevas tecnologías probablemente sean ahora el gran enemigo del bulo ancestral inglés,.. pero también de la estulticia social conformista española, costumbrista, perezosa, aburrida,... y de los actuales 'esclavos' de ideologías políticas 'expres' que ni entienden ni quieren entender con los que tenemos la desgracia de convivir en esta tierra llena de sangre heroica que mancillan con su presencia,...sólo hay un arma para luchar contra la mentira y la ignorancia: buscar y encontrar la verdad,..incluso para beneficiar a aquellos que viven ahora en una sociedad libre que creen merecerse, olvidando que fueron hombres y mujeres del pasado los que se la regalaron derramando la suya propia, tan diferente a la que corre hoy por las venas de los que critican a este 'protector' español....invito a los que admiran a este militar español a que lean su biografía completa, porque sus hazañas no sólo se circunscriben a la gran Cartagena, eso más bien fue el colofón de una vida llena de honor y orgullo,... por algo fue un hombre y medio,.... aprovecho a felicitar a la autora por el trabajo que hace, lamento que seamos tan pocos, aunque creo que irán apareciendo cada vez más hasta hacer justicia a nuestros ancestros heroicos, ..aunque no es objeto, en apoyo compré y leí La Armada Invencible La Leyenda Negra por Ardante,...mi enhorabuena!, me parece una muy buena recopilación de datos y una muy buena investigación totalmente referenciada, conocía parte, pero reconozco que tuve que respirar varias veces antes de seguir leyendo tantos asesinatos de náufragos patriotas nuestros que, famélicos, enfermos y desarmados cayeron en manos de los sajones, quienes no dudaron en humillarles y asesinarles en esas condiciones,...un saludo
ResponderEliminarMuchas gracias por sus palabras, me satisface plenamente haber estado a la altura de sus expectativas. Como acertadamente señala, espero que mi granito de arena sirva para deshacer, de una vez por todas, la ingente cantidad de falacias que no se han cansado de vertir y repetir sobre personajes que hicieron gestas impresionantes haciendo grande al Imperio Español y que ahora no merecen esa ignorancia, indiferencia o desprecio por propios (españoles) y extraños. Nunca me cansaré de repetir lo incomprensible que me resultó oír de un funcionario del Museo Naval de San Sebastián que don Blas de Lezo se había vuelto políticamente incorrecto.
EliminarPermítame igualmente agradecerle sus palabras respecto a mi obra sobre La Invencible. Debo admitir que, ajena al mundo militar, la recopilación de los datos y el relatar el duro regreso a casa de los españoles más de una vez llegó a causarme pesadillas reviviendo lo que debieron pasar. Fue muy duro (igual que no niego la misma crudeza en la agónica muerte que la tropa inglesa desembarcada en Lisboa -entonces española- padeció mientras los españoles les daban caza, al ser abandonados a su suerte por un cobarde Sir Richard Drake que huyó al ver llegar al galeón de Padilla y otros buques españoles).
Confiemos en que poco a poco, la verdadera historia del Imperio Español se vaya conociendo. De hecho, quiero ver un cambio en los últimos años, al añadirse una estatua de D. Blas en Cádiz y Madrid, una placa en su honor en el Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando, algunas exposiciones sobre otros grandes españoles, etc... "Se hace camino al andar". Un saludo.
En las charlas de la Universidad de Bogotá algunos conferenciantes ingleses ha señalado que en la batalla de Cartagena influyó mucho las enfermedades tropicales de los soldados británicos que las pérdidas en la batalla, ¿tuvo que ver en ello algo Blas de Lezo?. Gracias
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sr. Valladolid. Me temo que no estoy muy de acuerdo con que fueran las epidemias las que derrotaron a los ingleses. Por supuesto que ayudaron en la victoria. Fue una baza que jugó muy bien Lezo, frenando continuamente con resistencia y guerrillas el avance inglés para dar tiempo a que llegaran las lluvias y los mosquitos. Es una estrategia que hizo D. Blas, el jefe militar de Cartagena (el Gobernador Eslava era el jefe político) a las mil maravillas, pero no fue la única. La clave de la victoria estuvo en que, tras la guerra de desgaste y tras replegarse en el Castillo de San Felipe, bastión que tenían que tomar los ingleses para llegar a Cartagena, les engañara con dos falsos desertores para convencerles que atacaran por el lugar “más débil” del castillo, montando a la vez un teatro, en el otro extremo, en el que se veía a los españoles preparando trincheras, como si Lezo al enemigo por allí, al ser la parte más llana. Convencidos los ingleses, atacaron con 3000 granaderos por el lugar que señalaron los “desertores españoles”, por una rampa de piedra en subida, estrecha, por la que solo cabía un frente de cinco soldados. En medio de la lluvia y de la niebla los esperaban 300 españoles descalzos –para que no resbalaran en el cemento mojado por la lluvia- en pantalones cortos y con una camisa blanca para que se distinguieran entre ellos de los ingleses con casacas rojas. Cada soldado español tenía un machete en una mano y un hacha en la otra. Iban mandados por los capitanes Agresot y Pedrol; volvieron sólo 30 españoles, pero a lo largo de la rampa habían quedado muertos 3000 soldados de lo más granado. Esos 300 hombres, muy fieles a un almirante inigualable, salvaron el imperio español porque fue tal el impacto de esa matanza en el bando inglés que antes del ataque al castillo, ordenado el día siguiente por el almirante inglés Vernon con varios miles de soldados, los soldados estaban derrotados antes de salir, ya que creían que el castillo era inconquistable y tenían pánico a los españoles. Allí ocurrió otra matanza aún mayor, cuando se encontraron delante de las murallas con una escalera que no llegaba a lo alto, ya que D. Blas había profundizado el foso un par de metros. Que murieron ingleses por enfermedades tropicales, por supuesto, pero no hubo mosquitos que ayudaran a los 300 españoles que acabaron con la prepotencia inglesa y la transformaron en desmoralización. En esa rampa de cemento acabó realmente la guerra. Un saludo.
EliminarEn el curso sobre la defensa de Cartagena de Indias, hoy ha intervenido un historiador yankee que ha señalado que en el cerro de la iglesia, si no se hubieran precipitados los invasores, hubieran ganado la guerra a Lezo. No habla Ud. de ese cerro en su trabajo,¿Hubo en él una batalla? ¿Quién ganó y qué importancia tuvo?
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sr. Sánchez. Cuando ese conferenciante anglófilo habla de una posible batalla en un cerro con una iglesia, pienso que se refiere al Cerro de Popa donde había un convento, que en principio defendía una docena de españoles. Ese cerro estaba por encima, a una milla del castillo de San Felipe, su ascensión era difícil y desde allí se podía disparar al castillo. Era un lugar peligroso para los defensores españoles. Lezo sacrificó esa posición, retirando a los españoles que la defendían y entregando a los ingleses a los dos falsos desertores españoles, mencionados en la respuesta a William, que le indicaron el camino hasta el cerro, con el fin de convencer a los ingleses de que eran desertores de verdad. Cuando subieron al Cerro y observaron que desde allí podían disparar impunemente al castillo de San Felipe se convencieron de la otra información, de cómo conquistar el castillo con tropas regulares, ya que disparando con cañones iban a tardar siglos, pues el camino de subida era difícil y los ingleses no podían subir las piezas de gran calibre. En ese cerro no hubo batalla, sólo una arriesgada tomadura de pelo a los ingleses para que se fiaran de los desertores españoles, que llevaron al ejército por la rampa que señalé en la mencionada respuesta a William. Un saludo.
EliminarValeria, es normal que con toda la tecnología que se está utilizando desde tanto tiempo, aún no lo hayan descubierto, ¿Qué es lo que falla?
ResponderEliminarGracias por su participación Sr. Ballester, paso a contestarle su pregunta. Tampoco yo entendía que con tanto avance tecnológico no se hubiese encontrado ningún resto humano de D. Blas. Cierto es que las penurias económicas y sociales que le hizo pasar el Gobernador Eslava condujeron a que su esposa no tuviera dinero para hacerle un entierro digno, de ahí que fuera uno más en la fosa común de todos los que cayeron y fueron cayendo como consecuencia de la batalla. Los enterraron en la Capilla de la Vera Cruz, en el límite del Barrio Getsemaní, donde hoy hay un cine abandonado, que se está rehabilitando y se llama Teatro Cartagena. Posiblemente, la humedad y el tiempo dificultaran la identificación. Eslava nunca perdonó a Lezo que fuera mejor militar que él, pero aún teniendo ambos la misma graduación, el rey lo había elegido como autoridad política y Eslava fácilmente puso al rey durante muchos años en contra de Lezo, apropiándose de su gloria y acusándole de insubordinado, lo que tuvo como resultado la degradación en la escala militar del héroe y su consiguiente mazazo económico.
EliminarPero también cabe la posibilidad de que Lezo no estuviera en esa fosa común. A mitad de 1700, en la Capilla de la Vera Cruz sólo se enterraba a militares de tierra y no a marinos. Por otro lado, D.Blas tenía una muy buena relación con la orden jesuita. Desde niño se educó en esa orden y siempre se declaró jesuita practicante. Se sabe que cuando D. Blas de Lezo llegó a Cartagena se puso en contacto con esa comunidad, que hacía un admirable trabajo social, y ayudó en todo lo que pudo. Posiblemente, tras su muerte, la orden jesuita podría haberse hecho cargo del cadáver del Almirante, de las exequias religiosas y de su entierro de forma secreta ya que nadie desearía tener conflictos con el enemigo de Lezo, el Gobernador Eslava. Si fuera así, Lezo estaría enterrado en alguna tumba austera propiedad de la Compañía de Jesús, y entonces no habría que buscarlo en la Capilla de la Vera Cruz, sino en el complejo religioso de la comunidad jesuita en el Centro Histórico de Cartagena. Un saludo.
He leido su contesta a William y extraña que 3000 soldados mejor no hayan muertos con sus armas de fuego a 300 españoles sin armas de fuego. Tampoco se comprender que miles de soldados mejor no dar cuenta de que su escalara no fuera alta como el muro de castillo. Poder haber otra explicación menor fantastic. La historia exagera y cambia hechos.
ResponderEliminarGracias Sr. Kent por su comentario y por el buen momento que me ha hecho pasar. ¡Quién me iba a decir que un británico acusara a los españoles de cambiar la historia! ¡Increíble!, realmente divertido. No obstante, voy a explicarle en qué consistió la táctica de Lezo, un almirante que luchó en 22 batallas y no perdió ninguna. La estrategia de la subida inglesa por la rampa del oeste del castillo estaba perfectamente estudiada. Era la época de las lluvias, que caían sin tregua ni piedad en una tierra con altas temperaturas, lo que hacía que apareciera niebla espesa pegada al suelo, de forma que la visibilidad estaba restringida a 3 o 4 m. Era una rampa de piedra, estrecha y mojada, donde era fácil resbalar con las botas de cuero que portaban los soldados. Por eso, los 300 españoles iban descalzos. El invasor tenía que ir en fila, ya que en la parte alta, la rampa se iba estrechando y sólo cabían frontalmente 5 o 6 soldados y de forma apretada. Esos soldados llevaban mosquetes que, con la bayoneta, medían más de 2,5 metros, o sea tenían poca agilidad de movimiento ya que se estorbaban con el compañero de uno y otro lado. Además la persistente lluvia hacía que la pólvora estuviera mojada, por lo que en la gran mayoría de los casos no pudieran disparar su arma y, en caso de que lo hicieran, estaban tan apretados que era imposible volver a cargar el fusil. Los españoles no tenían que cargar nada, sólo pinchar y cortar. El resto ya se lo puede Vd imaginar. Piense por un momento que haría si en medio de la niebla aparece por sorpresa un atacante decidido, que defiende su tierra y su familia, con un machete de medio metro y un hacha, y Vd porta un “palo” pesado de 2,5 m y tiene poca o nula movilidad. Creo que ya sabe cuál sería el resultado.
EliminarCon respecto a su extrañeza de que el ejército inglés no observara a distancia que las escalas eran cortas, lo entenderá si le digo que D. Blas había mandado ahondar el muro bajo una vegetación que impedía ver lo que había debajo hasta que penetraron en la hondonada, que fue cuando se encontraron que a sus escalas les faltaban casi dos metros para llegar a lo alto de la muralla del castillo (permítame que insista en el matiz: no es que por despiste inglés "pillaran la escalera corta" de las muchas que tenían en el kit del buen soldado o en las bodegas de los sumamente bien equipados buques ingleses, es que el español que tenían al frente tenía una inteligencia muy por encima de la media y se percató de la longitud de las escaleras que sí servían para alcanzar la parte alta de los muros, por eso decidió horadar la tierra cercana a las murallas convertiéndolas en tierras movedizas con las lluvias, de manera que obligó a los ingleses a retrocederlas los metros necesarios -buscando apoyarlas en tierra firme- para que no llegaran a lo alto de las murallas; una maniobra brillantísima, deberá reconocerlo, tanto como usar a su favor los cientos de mosquitos para acribillar a los ingleses obligados a cruzar terrenos pantanosos; ya lo dijo otro insigne estratega, Alejandro Magno: "que mis ejércitos sean las piedras y las aves del cielo"). Pero además los ingleses se encontraron con otra sorpresa. Debajo de la maleza había más españoles esperándoles con hachas y machetes, mandados por el capitán Agresot, que ya estuvo en la rampa. Creo que también aquí se puede imaginar el resto. Unos invasores que atacan corriendo, cuesta arriba, 200 m con más de 40 kg a su espalda, bajo fuego enemigo, y los que consiguen llegar a las murallas, con todo el cansancio y carga a cuestas, se encuentran que no pueden subir al castillo ni retroceder. Con cañones y mosquetes hostiles que les disparan, casi a bocajarro, y machetes que atraviesan cuerpos y amputan miembros. Le guste o no, ese fue el final de la invasión más grande por mar, realizada por Inglaterra hasta el día D en la Segunda Guerra Mundial.
Me imagino que Vd sabrá que entonces los ingleses entonces no entraron ni en el castillo de San Felipe ni en Cartagena (si desconocía este dato, se lo confirmo y reafirmo yo aquí). Han podido entrar sólo ahora y como turistas, tal como hicieron su príncipe Carlos y señora. Espero haberle contestado y aclarado sus divagaciones. Si desea profundizar más en el tema puede buscarlo en Internet, donde afortunadamente se van eliminando velos que durante siglos amañaban la verdad, buscando sin duda otros intereses muy alejados de compartir los hechos históricos tal cual ocurrieron. Un saludo.
EliminarMe ha sorprendido, Valeria, las explicaciones tan completas que ofrece en las últimas respuestas y tengo una duda, en el castillo del cerro de Popa de Bocachica no estuvieron los ingleses a punto de coger prisioneros a toda la plana mayor española, incluyendo a D.Blas de Lezo?. Saludos
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sra Gutiérrez, pero debo corregirle algunos errores geográficos que posiblemente haya confundido. El cerro de la Popa no tenía ningún castillo y estaba situado al otro extremo del canal de Boca Chica. Era un otero con poca superficie en el que había un pequeño convento. Estaba en un promontorio por encima del Castillo de San Felipe, de ahí que cuando los falsos desertores españoles llevaron allí a los ingleses para ganarse su confianza y ejecutar la encerrona, preparada por Lezo, de la rampa estrecha que subía al castillo, los españoles refugiados en San Felipe tuvieron que soportar el fuego inglés durante unos días. Era el precio que tenía que pagar Lezo por ejecutar su plan y derrotar al invasor. Él sabía que desde allí los ingleses podían hacer poco daño, ya que su acceso era muy difícil y resultaba imposible subir artillería de alto calibre; a cambio el enemigo confiaría en los falsos desertores españoles. Sobre lo que Vd señala, el lugar en donde los ingleses rodearon a una parte de la guarnición española –la otra estaba repartida entre Cartagena y San Felipe- con tan mala fortuna que entre ella estaba Lezo y el gobernador Eslava, las dos altas autoridades de Cartagena, corresponde al castillo de San Luís, defendido por el coronel Desnaux en el cerro de Tierra Bomba, a un lado de la Bahía. Pero el plan de Lezo simulando una rendición, para lo que envió a un oficial y a un soldado que hablaban inglés, con una bandera casi blanca, con el fin de pactar una rendición, hizo que los ingleses se confiaran y bajaran la guardia y la vigilancia, momento que aprovechó Lezo para sacar a todos los españoles del castillo y llevarlos al de San Felipe. En todo momento fue consciente Lezo de que allí se daría la batalla final. Un saludo.
EliminarMuy interesante las últimas explicaciones que ofrece de la batalla de Cartagena de Indias, a algunos nos ha cogido por sorpresa ya que no conociamos las diderentes intervenciones y estrategias de D. Blas. También nos ha sorprendido lo de la posible sepultura jesuita de tan gran militar. ¿Llegó el enemigo a entrar en Cartagena?. Un muy buen trabajo.
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sr. Benítez. Con respecto a su duda, los ingleses no llegaron a tomar Cartagena de Indias a pesar de sus muchos intentos. Esa ciudad se podía tomar por la gran laguna interior o por el brazo de tierra que defendía el castillo de San Felipe. El ataque por la laguna era más difícil, ya que tenían que acercar los barcos a la ciudad a una distancia peligrosa porque estaban al alcance de las baterías españolas, ya que no podían penetrar mucho más por los manglares y la densa vegetación pantanosa que rodeaba la muralla de la ciudad. Por otro lado, el ejército inglés tenía que echarse a la laguna y con el agua al cuello intentar recorrer los 20 m de pantano para poder acercarse a la muralla, todo eso bajo el fuego enemigo. Una pesadilla, ya que Lezo había ideado una ruta de canales para que no faltaran a los defensores ni provisiones ni munición. De hecho, tras fuerte bombardeo inglés, cuando intentaban tomar la ciudad por la laguna siempre acababan rechazando los españoles a los invasores, con costosas pérdidas para ellos. El camino ideal sería por arriba, por tierra, en donde el ejército podía moverse sin dificultades, pero para ello tenían que tomar el castillo de San Felipe que defendía el camino. Y nunca lo tomaron. Un saludo.
EliminarLo de la posible tumba de Blas en los jesuitas, está descartado por los mismos jesuitas. Yo estuve el año pasado en Cartagena de Indias y visité la iglesia de los terciarios, que es capilla de la armada colombiana, y antigua capilla de la Veracruz, donde nw dijeron que hay unos restos que pueden ser de este gran almirante vasco
ResponderEliminarMuchas gracias, Sophie, por su aportación. Alguna referencia tenía al respecto pero solo a nivel de hipótesis. Ojalá puedan hacerse análisis de los huesos que cita y resultasen ser del gran Almirante. Un saludo.
EliminarIncreible los datos que aporta del mejor almirante español. Es un auténtico placer leerla, Valeria.
ResponderEliminarGracias por su comentario. Me satisface que este blog sea de su interés, gracias por leerme. Un saludo.
Eliminar