Scapa
Flow es una ensenada en las islas Orcadas (Okney) sur, situadas al norte de
Escocia, que jugó un papel importante en las dos guerras mundiales. Estas islas,
junto con las islas Shetlan más al norte, controlan el paso marítimo entre el
Mar del Norte y el Océano Atlántico. Este fondeadero está rodeado por
diferentes islas (Mayland, Burray, Graenmay, Flota, Hoy…) que lo convierten en
un lugar resguardado de las inclemencias del tiempo y del mar bravío habitual de
la zona. Esas condiciones ambientales junto con sus inhóspitas costas, con 315
Km2 marinos, hicieron de ese
lugar el mejor refugio para la flota británica en ambas guerras, lo que resultó
clave para controlar la salida de la flota alemana, ya que domina la única salida abierta de Alemania, pues la
otra sería a través del estrecho y
vigilado Canal de la
Mancha.
Con este control se consiguió anular el paso marítimo de suministros enemigos y que la flota alemana nunca pudiera cruzar el Mar del Norte. También fue clave en la mayor lucha naval de la Primera Guerra Mundial, la batalla de Jutlandia, ya que de allí salieron los más de setenta barcos de guerra que formaban la Flota Británica (British Grand Fleet).
Al entrar en
guerra con Alemania, uno de los problemas que tenían que resolver los
británicos era cómo tapar las diferentes entradas a la ensenada para evitar que
cualquier submarino alemán pudiera torpedear la flota. Para ello montaron campos
de minas submarinas, barreras y redes, torres y globos cautivos de observación,
llegando hasta hundir viejos barcos de guerra para tapar algunos estrechos de
acceso a Scapa Flow. Aunque fueron medidas acertadas ya que ningún submarino
alemán entró en la ensenada en esa guerra - lo intentaron los U-18 y el U-116 y fueron hundidos - no estuvieron exentas de
problemas, ya que el fuerte viento y el gran oleaje de la zona desprendieron
del fondo algunas minas submarinas que quedaron a la deriva llevadas por la
marea. Casi cien muertos se cobró el hundimiento del destructor HMS Pheasant al
chocar con una de ellas. También se sospechó que fuera ese el motivo del hundimiento
del HMS Vanguard en el que pereció toda la tripulación (850 personas). Dos
destructores (HMS Opa y el HMS Narborough) y otras embarcaciones también se
hundieron en esa zona cuando por causas de las tormentas chocaron contra las defensas
o las costas llevándose varios centenares de vidas.
En la imagen se muestra un mapa con la ubicación de los distintos barcos. A su lado una imagen de la flota alemana el 21 de junio de 1919 (superior) y un detalle del hundimiento del acorazado alemán SMS Bayern (inferior), en Scapa Flow.
En la imagen se muestra un mapa con la ubicación de los distintos barcos. A su lado una imagen de la flota alemana el 21 de junio de 1919 (superior) y un detalle del hundimiento del acorazado alemán SMS Bayern (inferior), en Scapa Flow.
Quizás
el hecho más impactante fue lo ocurrido cuando tras el final de la Primera Guerra Mundial, la
flota alemana, compuesta por 74 navíos
de la Kaiserliche Marine, entre
cruceros, acorazados y destructores, bajo la vigilancia de la flota
británica, fue confinada en Scapa Flow,
tras reducir las tripulaciones y desmantelar gran parte del armamento y toda la
munición. Con el paso del tiempo, el malestar de las condiciones de la
rendición y el descontento de los confinados hizo que el Almirante Von Reuter
ordenara su hundimiento para evitar que fuera utilizada por los británicos. En
ocho horas se hundió la mayor parte de la flota en medio de un gran caos; los
marinos ingleses sólo pudieron salvar una veintena de barcos al encallarlos en
la costa. Se hundieron todos los grandes buques de guerras alemanes,
transformando Scapa Flow en un fantasmagórico cementerio submarino de barcos de
guerra. En esa acción murieron la última decena de soldados alemanes de la Primera Guerra Mundial.
Acerca de los barcos hundidos, chatarreros británicos rescataron algunos con la
autorización del gobierno para desmontarlos. Esos usureros destruyeron parte
del legado histórico.
En la imagen, un mapa (más amplio) de la zona de Scapa Flow en las islar Orcadas. En el centro, un detalle del acorazado inglés HMS Royal Oak y la boya que prohibe bucear sobre el lugar donde reposa hoy la embarcación.
Durante la Segunda
Guerra Mundial también ocurrieron importantes sucesos en
Scapa Flow. Comenzaron con ataques de aviación alemana en la Batalla de Orkney seguidos
de ataques marítimos que obligaron a que los británicos fortalecieran Scapa
Flow con sistemas electrónicos y antiaéreos. Hicieron diques sobre los que
circulaban carreteras, construidos por los prisioneros de guerra italiano en
contra de lo que dice la Convención
de Ginebra (aún existe al noroeste de Scapa Flow una ermita que construyeron
los italianos en la entonces isla de Lamb Holm). Estos diques y carreteras se
hicieron sobre los viejos barcos de guerra británicos hundidos y fueron
denominados Churchill Barriers. Aunque consiguieron un bloqueo efectivo de
Scapa Flow no se pudo evitar algunas gestas alemanas La más famosa ocurrió el
14 de octubre de 1939, cuando el submarino alemán U47, mandado por Günther
Prien, penetró en la ensenada salvando bloqueo y vigilancia y tras hundir al
acorazado HMS Royal Oak, llevándose más de 800 vidas, escapó sin ser visto de
Scapa Flow. Aunque fue un glorioso día para Alemania (en la llegada a puerto
alemán fue recibido por el mismísimo Hitler) y un duro golpe para Gran Bretaña,
podía haber sido peor para los británicos, ya que si ese U47 hubiera llegado
días antes hubiera encontrado fondeada a
todo el grueso de la flota, con lo que la tragedia hubiera sido muchísimo
mayor.
En la actualidad, Scapa Flow se ha convertido en un lugar de inmersión para
buceadores experimentados deseosos de bucear entre barcos hundidos. El
lugar es maravillosamente inquietante. Encontrarse a más de 30 m de profundidad, a través
de aguas turbias y frías, con las
figuras fantasmagóricas de barcos hundidos, tumbados o partidos, que emergen como
fantasmas en la oscuridad, son visiones inolvidables que deben encoger el alma.
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