Toplitz (o Toplitzsee) es un lago
de origen glaciar, ubicado en los Alpes austriacos, que no ha dejado de ser el
destino favorito para numerosos buscatesoros nazis a los que ya aludíamos en
otra entrada anterior (aquí). El motivo no es otro que los varios testimonios efectuados por lugareños que
en su día se vieron incomodados por numerosos soldados nazis y que ha motivado
que no haya un solo día sin un merodeador a la busca de objetos de la Alemania de la Segunda Guerra Mundial que hayan
pasado desapercibidos para el gran ejército de curiosos que hasta allí se
desplazan.
De
acuerdo con los vecinos de más edad, en abril de 1945, hacia las 4-5 de la madrugada
fueron despertados por soldados alemanes, obligando a todos los que habitaban en
los alrededores del lago Toplitz a abandonar precipitadamente sus hogares.
Parte de estos civiles fueron encañonados, obligándoles a descargar de los
vehículos nazis más de medio centenar de pesadas cajas de madera,
depositándolas en la orilla del lago. Los alemanes habían tratado de trasladar
por ellos mismos el pesado cargamento, pero los pesados vehículos quedaron
atrapados en el fango, obligándoles a tener que recurrir a carros de caballos
de los lugareños, que también encontraban dificultades para avanzar, por lo que
tuvieron que recurrir a los porteadores humanos. Tras esto, se les echó. Al día
siguiente, cuando algunos curiosos se internaron en el bosque para tratar de
ver qué había en esas cajas y qué estaban haciendo los alemanes junto al lago,
todo había desaparecido. ¿Qué había ocurrido con las cajas?, ¿dónde estaban?.
Así que fueron muchos los que supusieron que fueron arrojadas al lago. La idea
adquirió fuerza cuando Ida Weisenbacher, que contaba con 21 años la noche que
llegaron los nazis a las tierras de su familia junto al lago austríaco, comentó
a diversos medios que antes de irse, tras ayudar a descargar las cajas, vio a un
nazi que portaba insignias de comandante de la SS ordenar arrojar las cajas al interior del
lago, tarea que comenzaron a hacer los soldados mientras el ruido de las
burbujas y del agua salpicando al verter las profundas cajas invadían el aire
de la madrugada.
Una
de las peculiaridades del lago Toplitz es que, por sus características
físico-químicas, al superar los 100 m de profundidad en determinadas zonas, el oxígeno es tan escaso que todo lo
que se deposita en el fondo del lago se preserva fabulosamente, en condiciones
reductoras. Este hecho ha permitido en paleontología conocer la anatomía de
animales que de otra forma habrían desaparecido irremediablemente, al poseer
tejidos y partes blandas no óseas que no suelen fosilizar en presencia de
oxígeno (es el caso de los fósiles en pizarras negras mostrados en la imagen).
Posiblemente
el conocimiento de esta peculiaridad motivó que comenzara la búsqueda por parte de
curiosos. Se sabe que en agosto de 1952 se encontró el cadáver de Pert Gerens
cuando aparentemente realizaba deporte y resbaló cayendo desde gran altura. Lo
extraño es que su acompañante, Hans Keller (curiosamente exsoldado nazi), se
había evaporado. ¿Estuvo implicado en la muerte de Gerens o había huído con
algo que pudieran haber encontrado?. La noticia se difundió por diversos periódicos
internacionales, de manera que en 1959 la revista alemana Stern lleva a cabo
una expedición submarina al lago. Únicamente le conceden 30 días de permiso, al
término del cual habían encontrado 15 cajas, afirmando haber dejado otras
muchas en el lugar. No obstante, no les renovaron los permisos de búsqueda y
ahí tuvo que quedar todo.
No
obstante, al abrir las cajas rescatadas del lago austríaco, la sorpresa fue
mayúscula cuando el Centro de investigaciones Simón Wiesenthal (Los Ángeles,
USA) confirmaba que las cajas estaban llenas de falsas libras esterlinas.
Claramente los nazis habían tratado de desestabilizar la economía inglesa
poniendo en circulación ingentes cantidades de falsos billetes de libras esterlinas.
Bernhard
Krüger, antiguo coronel de las SS admitió haber realizado estas falsificaciones,
dando orden a diversos soldados a su cargo para poner en circulación parte de
ellos en Suecia, España, Portugal, Alemania, Suiza y Turquía, entre otros
lugares. Como en el caso de otros altos cargos nazis, tras la Segunda Guerra Mundial, Krüger
fue alistado en el bando aliado, concretamente en el servicio secreto de
Francia con el que colaboró sin pasar un solo día en prisión por sus acciones
en la Alemania Nazi.
A esta operación de falsos billetes ingleses se la conoce como “Operación
Bernhard”, para la cual Krüger escogió a 150 personas entre las que se
encontraba el prisionero judío Adolf Burgen, especializado en falsificar
documentos (fue arrestado por falsificar falsos certificados de bautizos
cristianos de judíos, entre otros documentos que salvaron la vida a muchos; su
mujer murió en Auschwitz antes de cumplir el aniversario de su boda). En la
imagen, dos imágenes de Krüger y, en el centro, Burgen sosteniendo uno de los
billetes falsificados por él para la operación Bernhard.
El 6 de
octubre de 1963, la prensa local se hizo eco de la extraña desaparición en las
cercanías del lago Toplitz de un chico de 19 años, Alfred Egner, el día anterior.
Por este motivo, se destinaron algunas patrullas de policía a la zona, con el
fin de garantizar la seguridad de los visitantes. Para su sorpresa, se toparon
con dos curiosos personajes, Kart Schmidt (en busca y captura por el tráfico de
oro robado por los nazis a la población) y un exoficial de las temidas SS,
apellidado Freiberger, que participó en su día en la operación Bernhard.
Resultó que habían contratado al inexperto Alfred Egner para bucear hasta un
punto concreto del lago y extraer algo que codiciaban (¿las planchas para hacer
los billetes ingleses, tal vez, o planchas para falsificar otras monedas aún
hoy en uso como por ejemplo el dólar norteamericano?). Por desgracia el buzo
sufrió un percance y días después se encontró su cuerpo, tras haberse ahogado,
lo que provocó la condena de los dos merodeadores a cinco meses de libertad
condicional por homicidio involuntario.
En 1969, el gobierno austriaco prohibió realizar en el lago inmersión
alguna, así como excavar en los alrededores de éste. Aún así, en 2000, la
cadena estadounidense CBS -en colaboración con el Centro Simón Wiesental (que
había analizado los falsos billetes recuperados del lago) consiguió los
permisos necesarios para realizar otra expedición en sus aguas. Se
dirigieron a la zona en la que décadas antes se habían extraído las cajas con
falsas libras esterlinas, hallando más de lo mismo. Siguiendo esta iniciativa,
se han ido sumando otras expediciones con la intención de dar con las cajas
nazis. Han salido a la luz restos de armamento variopinto, utensilios de
laboratorio,… si bien cada vez son más los que informan de la cantidad de fango
y restos vegetales que están depositándose naturalmente en el fondo del lago y
que posiblemente oculten para siempre las numerosas cajas que aún siguen allí y
que pudieran contener joyas, oro y obras de arte que los nazis robaron de casas
y museos por toda Europa.
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