El folclore inglés, no sé bien a
qué razón responde, es muy rico en seres fabulosos que coexistieron con los
seres humanos. Algunos de ellos incluso se cree que siguen viviendo hoy día en
nuestras casas. Incluso hay personas que buscan en las fotos que realizan en
distintos parajes boscosos ricos en tradiciones de estos seres, formas
humanoides en la vegetación.
En la imagen, árbol donde algunos
creen que hay una puerta de hada, a la que llevan flores espontáneamente, en
Marston Green (West Midlands, UK). A su lado, pequeña puerta de hada encontrada
en un árbol de Berkeley (UK) y que tras unas semanas de dejarse fotografiar,
desapareció y ahora sólo hay madera y corteza, según dicen. A la derecha, árbol
de hadas considerado popularmente al aparecer a su alrededor un anillo de
setas. Son tres ejemplos de la pervivencia de hadas y duendes en el folclore
inglés (y alemán) actual.
Lo
curioso es que este rico folclore de seres mágicos es común tanto en Alemania
como en Reino Unido. Recordemos que ambos países poseen lazos culturales
similares, al ser invadidas las islas británicas por las tribus procedentes de
la actual Alemania, los Sajones y los Anglos entre otras (de ahí que desde entonces
se les denomine “anglosajones”).
En
ambos países y posteriormente en Norteamérica, por influencia, existe un dulce
de repostería consistente en bizcocho de chocolate con trozos de nueces
picadas, con miel o crema de chocolate o fresa, denominado “marroncito”,
Brownie. Pues bien, se sorprenderá el lector si le digo que ese mismo nombre
corresponde a uno de estos seres mágicos caseros que se cree en el folclore que
habitan en nuestros hogares. Son duendecillos protestones, bajitos, que visten
con harapos y, lo mejor, fabricantes de cerveza dejando fermentar la malta en
piedras huecas a las que la tradición popular llama “rocas de brownies”. Por
eso, para ganarse la amistad de estos seres y, sobre todo, parte de su cerveza,
es tradición colocar este dulce con miel abundante en un rincón del hogar. El
duendecillo se supone que corresponderá dejando a cambio una buena pinta de
sabrosa cerveza elaborada por él. Además hay quienes, como el escocés Robert L.
Stevenson (autor de La isla del tesoro,
flecha negra y el extraño caso del doctor Jekyll y mister Hide, entre otras
obras), afirma que estos duendes les ayudan en las tareas del hogar, incluyendo
trabajos en el campo tales como arar o pasear al ganado.
Pero
aquí no terminan las curiosidades de este país rico en tradiciones; la
segunda que me gustaría comentaros es la creencia de que parte de la población
inglesa deriva…¡¡ de Troya !!. Ahí es nada. Como leéis. Y es que resulta que existen leyendas surgidas en
el siglo XII d. C. que sostienen que el bisnieto de Eneas –troyano que
sobrevivió a la caída de Troya por parte de la coalición de reinos griegos en
la batalla por el control del comercio en el Egeo y a través del Bósforo– mató
por descuido durante una cacería a su padre Silvius. Juzgado por asesinato y
encontrándolo culpable, fue desterrado injustamente. Por ello, parte de los
soldados del reino le acompañó a través de su errar por tierras francesas
(donde ganaron varias batallas), cruzando el Canal de la Mancha hasta las islas
Británicas, instalándose allí tras derrotar a los gigantes que poblaban las
islas.
Las
leyendas van más allá, de manera que Geoffrey de Monmouth (a quién se le
atribuyen las pocas referencias artúricas que se conservan, como analizo en mi
libro “Hitler quiere el grial”) llega
a afirmar que los recién llegados fundaron la ciudad de Trinovantum, la
Londres romana y goda, denominándola así por ser la “Troi (Troya) – Novantum (Nueva)” o “Nueva Troya”. Aquí Bruto gobernó durante 23
largos años, preservándose la piedra de fundación dejada por él (en la imagen).
Tradiciones
aparte, los arqueólogos e historiadores consideran que Trinovantum fue fundada por una tribu celta anterior a la llegada
de los romanos, conservándose cecas (en la imagen, anverso con caballo de una
moneda trinovante de bronce) romanas y diversas inscripciones y escritos que
hablan de distintas tribus a las que abarcaba la denominación de los
Trinovantes.
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