En
España cuando una persona es de fuerte carácter, resulta prepotente, o anda muy
colérica sin motivo, para tal grado de enfado se suele decir que esa persona
“tiene muchos humos” o “se le han subido los humos” pero, ¿alguna vez os habéis
parado a pensar por qué se dice eso, de dónde procede tal expresión?. Pues
bien, a continuación vamos a pasar a aclararlo.
Resulta
que para encontrar la razón de tan extraña frase debemos remontarnos a tiempos
del Imperio Romano. Entre la sociedad de entonces era costumbre disponer de
aras o altares domésticos en los que quemar incienso en honor a los
antepasados. Generalmente, cuanto más relevantes eran tales antepasados en la
sociedad, más incienso se quemaba como tributo ya que para los familiares
era un honor que los vecinos vieran dichos humos, dado que hablaban de la solera y
notoriedad de su linaje.
Con frecuencia estos altares domésticos
solían estar incluidos dentro de un armario especialmente construido para tal
propósito. En la imagen izquierda se muestra el dibujo de un mueble de madera
con celosía encontrado en las ruinas de la ciudad romana de Herculano (de la
que ya hablamos aquí).
A la derecha, reconstrucción de un mueble-ara encontrado en una villa romana en
Galicia (España).
Otras
veces las aras solían ubicarse en huecos abiertos en la pared a modo de
hornacinas, como el mostrado en la imagen (correspondiente también a Galicia, en
honor a los dioses lares o protectores del hogar), si bien generalmente se
hacían en piedra, en ocasiones con un espacio en la parte superior para quemar
incienso. En la imagen se muestran varios ejemplos expuestos en el Museo
Arqueológico de Sevilla, donde se guardan bastantes de estos altares
encontrados entre las ruinas de la ciudad de Itálica, cuna de dos emperadores
romanos.
Como
es de imaginar, la continua quema de incienso inundaba la estancia, depositando
sobre la pared y objetos cercanos una pátina oscura que, cuánto más oscura era
más hablaba del prestigio de los habitantes de dicho hogar pues era indicativo
de procedencia de familias aristocráticas y de reconocido prestigio social.
Debido a ello y conscientes del significado de este hecho, dichos familiares
solían actuar con arrogancia y prepotencia, a veces con modales bastante
despóticos, de manera que la sociedad comenzó a asociar estos ademanes y
actitud con la presencia de pátinas de humo en honor a sus parientes fallecidos
y de ahí la expresión que ha perdurado hasta nosotros de aconsejar a alguien
que “no se le suban los humos”.
En
la imagen se puede apreciar, en una casa romana de Pompeya,
el altar en honor a los dioses domésticos en el rincón izquierdo junto a la
entrada. A su lado, detalle de un relieve romano donde se observa la quema de
ofrendas en una de esas aras y el posible sacrificio del cerdito que aparece
adornado con coronas vegetales.
Agradezco a la autora toda la información que proporciona en ésta y otras entradas acerca de expresiones tan nuestras con gran fondo histórico. Muy curioso e interesante.
ResponderEliminarMuchas gracias. La verdad es que la idea surgió al interesarme por alguna expresión curiosa y ver todo el gran peso histórico que tenía detrás. Y es que muchas de estas frases hechas son herencia de hechos históricos milenarios que creo divertido y curioso "desenterrar". Igualmente invito a los que deseen conocer alguna expresión concreta, que dejen su sugerencia y trataré de responderla en la medida de lo posible. Un saludo.
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