Dos potencias
navales peleaban en el siglo XV por el dominio del océano atlántico. Portugal, ya consolidado, deseaba proteger
la ruta africana a las Indias por el Cabo de Buena Esperanza, y España, con una naciente potencia naval,
tenía como único interés en el atlántico la plaza de Ceuta que controlaba el
paso entre continentes y las islas Canarias, posible control de la ruta
africana y base interesante para futuras expediciones.
Torre de Belém (s. XVI) y
Monumento a los Descubrimientos (“Padrão dos Descobrimentos”) o a los Descubridores, con el infante
Enrique el Navegante (1394-1460) a la
cabeza, en la encantadora ciudad de Lisboa (Portugal).
El interés
español estaba en el Mediterráneo. De ahí que las fronteras oceánicas las
trazara Portugal. En 1481, el Tratado de Alcácƍvas reconocía el
monopolio marítimo portugués más allá del paralelo que pasaba al sur de
Canarias, respetando este archipiélago para los españoles. Se usaban paralelos (de
este a oeste) para trazar fronteras porque se creía que la tierra era plana. Al
descubrir Colón tierras al otro lado del Atlántico, el 12 de octubre de 1492,
en la expedición costeada por los Reyes Católicos, fue necesario modificar los
límites oceánicos. El Tratado de Tordesillas de 1494 utilizaba para
trazar la frontera un meridiano (de norte a sur) en lugar de paralelos, aceptando España que se situara
éste a 370 leguas de las islas de Cabo Verde, para dar alguna posibilidad a
Portugal en las nuevas tierras (en la zona portuguesa caía Brasil) que ya
“estaban en sus planes”. Se acuerda que la frontera sea el meridiano situado a
46º 17´. No existían entonces problemas para el cambio de los ejes fronterizos,
pero el 25 de septiembre de 1513 el español Vasco Núñez de Balboa, gobernador de Veragua y Capitán General de
Darién, en Panamá, descubre el Océano Pacífico, tras una expedición que partió desde Santa María de la
Antigua, de la que también era Alcalde, con 190 españoles y
algunos indios amigos. Llegó el 29 a la orilla y lo llamó “Mar del Sur”.
Reconstrucciones de una Carabela
Portuguesa (la Santa Cruz) y de una Carabela Española (La Niña). Mapa simplificando el Tratado de Tordesillas.
El emperador
Carlos I supo valorar adecuadamente este descubrimiento, enviando una expedición capitaneada por Fernando de Magallanes para buscar un
paso entre ambos mares. Tras muchas penurias lo encontró al sur de América, por el estrecho que lleva su nombre. La
travesía por la mar bravía fue tan dura
que le pareció el nuevo mar muy tranquilo, de ahí nació el nombre de “Océano
Pacífico”. El viaje iniciado por Magallanes, en
1519 fue terminado por Juan
Sebastián Elcano –Magallanes murió en Filipinas, devorado por los caníbales
como tantos otros marineros entre los que mencionar al británico James Cook- en
1522; fueron los primeros navegantes en
dar la vuelta al mundo, confirmando que la tierra era redonda, por lo que al
continuar por el otro lado el meridiano fronterizo (en esa parte se le llamó “antimeridiano”)
era necesario trazar su frontera.
Estatua de Fernando de
Magallanes, en la que denominó “La Tierra de Fuego”, por las hogueras de los
nativos (Patagonia Chilena, Punta Arenas). Estatua de Juan Sebastián Elcano, en
el puerto de su localidad natal (Getaria, País Vasco).
Nuevamente, el
emperador español supo valorar el descubrimiento, ordenando una nueva
expedición para comprobar donde estaba situada la frontera del antimeridiano.
La comandaba García Jofre de Loaysa,
que partió de La Coruña el 24 de julio de 1525 con 7 naves en las que navegaban
los mejores pilotos de entonces. El mismo Elcano pilotaba la nave capitana,
“Santa María de la Victoria” (de Magallanes), y a fe que lo demostraron, ya que a pesar de
las grandes tormentas y las terribles tempestades que acompañaron durante la
mayor parte de su trayecto, que costaron la vida a ilustres marinos (al mismo
Loaysa o a Elcano entre otros). No sólo no se hundió ningún barco sino que
cuando las fuertes tormentas los separaban, conseguían encontrarse o llegar a
puerto.
Tres de los
siete barcos llegaron a las Filipinas y a Las Molucas, portuguesas por ser el punto
por donde pasaba el antimeridiano. Los otros cuatro, tras ser dispersados por
las terribles tempestades, siguieron diferentes rumbos. Antes de llegar al
Estrecho de Magallanes, la “San Gabriel” y la “Asunción”, tras separarse de la
expedición intentaron llegar a Las Molucas por el Cabo de Buena Esperanza, en
el extremo sur africano, y al no conseguirlo volvieron a Galicia (a Bayona)
después de pelear contra barcos franceses. Las otras cinco naves entraron en el
estrecho soportando tan duras tormentas que tardaron 48 días en cruzarlo. Sólo
naufragó una de ellas, la “Santi Spiritu”, lo que contrasta con el cruce del
estrecho que hizo Francis Drake, 50 años más tarde, en su expedición de rapiña
de 1577, ordenada por la reina inglesa Isabel I, al frente de una armada de
cinco barcos, de los que cuatro se hundieron al cruzar el estrecho, salvando
sólo a la nave capitana “Golden Hind”.
Pasaje de Hoces y Mar de Hoces,
como el Ejército Español lo denomina con propiedad, en contra de su falso
nombre “Paso de Drake”, dado en el mundo anglosajón en honor a un personaje que
nunca estuvo allí.
A
la salida del estrecho, los fuertes vientos arrastraron hacia el sur a la “San
Lesmes”, capitaneada por Francisco de
Hoces, que bordeó en 1526 el Cabo de Hornos por primera vez. Drake, al que la
propaganda anglófila le asigna ese honor, no llegó ni siquiera a acercarse a
ese paso, retornando cuando el viento lo permitió hacia las costas de Nueva
Zelanda y Australia. También Francisco de Hoces fue el primer europeo en
descubrir este gran país, antes de volver a encontrarse con sus compañeros.
Otra nave, la más pequeña, el patache “Santiago”, muy dañada, se retiró de la
expedición navegando costeando hacia el norte, hacia Nueva España, hasta
encontrarse con una expedición que Hernán
Cortés había enviado desde allí en su auxilio. Fue la primera nave en
recorrer la costa pacífica de sur a norte. Las otras dos naves de la
expedición, la “Santa María de la Victoria” y la “Santa María del Parral”
llegaron a sus objetivos aunque por rutas diferentes. La primera, directamente
a Las Molucas y la segunda a través de las Filipinas. Se encontraron en la Isla
de Tidore el 31 de diciembre de 1526, donde se enfrentaron a los portugueses,
ganando la batalla estos últimos ya que no llegó a tiempo la expedición que
mandó Cortés en su auxilio desde Nueva España capitaneada por Álvaro de
Saavedra, que llegó un año después, ganando la batalla entonces para los
españoles. Estas acciones obligaron a un nuevo acuerdo entre portugueses y
españoles, que se plasmó en el Tratado de Zaragoza de 1529, cerrando los acuerdos sobre el antimeridiano que
respetaron los deseos españoles, cediendo éstos Las Molucas a Portugal a cambio
de 350.000 ducados, fortuna que le vino muy bien al emperador español, endeudado
por sus guerras en Europa. En 1536, el capitán Hernando de Torres, con los supervivientes de la expedición de
Loaysa, llegaba a España, vía Lisboa, en lo que fue “la segunda vuelta al
mundo” que la propaganda inglesa otorgaba al pirata Sir Francis Drake.
Esta
expedición confirmaba la fama de los grandes navegantes españoles, que fueron
pioneros en descubrimientos, estudios y rutas. En la expedición de Loaysa iba
un joven marino de 17 años, Andrés de
Urdaneta, que en 1565 diseñó la primera ruta, de ida y vuelta, de galeones españoles
entre Manila y Acapulco. Desde Filipinas se enviaba a Acapulco el comercio que
llegaba de Asia (India y China) y una vez en Nueva España se transportaba por
tierra a Veracruz, en la costa atlántica, de donde salían hacia España. Fueron
muchos las expediciones españolas que cruzaron el Pacífico. Tantas que se
necesitarían varios volúmenes para enumerarlas. Increíble para un país con
nueve millones de habitantes. Fueron tantas que los países extranjeros llamaron
al Pacífico “Spanish Lake” (lago español) y fue así durante los siglos XVI,
XVII y parte del XVIII.
La extensión
máxima del imperio español se logró en 1581,
cuando Felipe II anexionó Portugal, y duró hasta 1640 cuando se independizó con
Felipe IV. En los 385 años de presencia española en el Pacífico se realizaron
grandes gestas y hechos relevantes. La aventura hacia el sur comenzó con Vasco
Núñez de Balboa cuando inició la navegación desde Panamá hacia Perú y las
costas chilenas, continuando su hazaña Pascual
de Andagoya y Francisco Pizarro.
La aventura hacia el norte la inició Hernán Cortés realizando el reconocimiento
inicial de la costa norte de la Nueva España
- la actual California estadounidense- que fue continuada por Juan Rodríguez Cabrillo y Bartolomé-Ferrero. José de Gálvez creó en San
Blas, en la costa oeste de la Nueva España,
una gran base de la que salieron los
navegantes para la fundación de la Alta
California, mientras otros continuaban hasta Alaska. El
primero fue Juan Pérez y le
siguieron después Bruno de Receta, Juan Francisco de la Bodega y Cuadra, Ignacio de Arteaga, Esteban José Martínez, Gonzalo López De Haro, Francisco de Elisa, Salvador Hidalgo, Manuel Quimper, Jacinto
Caamaño, Dionisio Alcalá Galiano,
Cayetano Valdés y Flores, entre
otros, que recorrieron la costa oeste de EEUU, Canadá y Alaska, entablando
sucesivos enfrentamientos con los rusos y con los ingleses por las costas del
Pacífico Norte hasta el incidente de Nutka.
Detalle de parte del
monumento en honor a los descubridores de América, con la estatua de D. Blas de
Lezo en primer plano y tras ella el monumento en honor al cartógrafo Jorge
Juan, al otro lado de la plaza de Colón, junto a la calle de la Armada Española
(Madrid, España). Detalle de la inauguración de la estatua.
La expedición
de Cook había despertado en Inglaterra el interés por las pieles de nutrias
cazadas en Alaska, que se vendían a alto precio en Europa y en China, lo que
hizo que barcos ingleses acudieran a Nutka para ese negocio. Conocido (Nutka)
por España, que tenía derechos adquiridos sobre esas costas, una expedición
comandada por Esteban José Martínez con
López de Haro apresó todos los barcos ingleses. El conflicto se zanjó tras
conversaciones de paz recogidas en el Convenio de San Lorenzo del
Real del Escorial y por el Tratado de Madrid.
Otros navegantes
fueron hacia el interior del océano. Tomás
Martínez Gómez, Obispo de Berlanga, descubrió las islas Galápagos y Felipe González de Haedo, desde Perú llegó
a la Isla de
Pascua. Domingo de Bonechea llegó a
Tahití, donde murió por fiebres y agotamiento. Francisco Mourelle de la
Rúa, viajó primero a Alaska y después a Filipinas (nombre
otorgado en honor al rey Felipe II), que fueron ocupadas por Miguel López de Legazpi. Alvaro de Mendaña y Neira, Pedro Fernández de Quirós y Luís Váez de Torres fueron los primeros
europeos que descubrieron Oceanía y exploraran la Polinesia. Los
nombres españoles de la “Tierra Austral
del Espíritu Santos” y de “Australia”
fueron otorgados en honor a los reyes de la Casa de Austria (Felipe II, Felipe III, ..). Pedro
de Valdivia, tras conquista de Venezuela, intervino en Perú, desde donde
Pizarro le ordenó conquistar Chile, tarea que continuó Francisco de Ulloa, que llegó hasta el estrecho de Magallanes. José de Moraleda llegó a Chiloé y a la
Patagonia, Sebastián Vizcaíno llegó
a Japón, como embajada española, que fue correspondida por la visita de
Hasekura Tsunenaga a Madrid y Roma. Juan
Fuca y Bartolomé de Fonte navegaron
buscando el “Paso del Norte”. Pedro Sarmiento de Gamboa realizó
varias expediciones por la Polinesia y, tras perseguir a Drake durante un largo
trecho cuando éste realizó su viaje de rapiña por los asentamientos españoles,
tras cruzar el Estrecho de Magallanes (se dice que conociendo Drake la
persecución, optó por desaparecer de la zona, atravesando el Pacífico para
enlazar con la ruta portuguesa para volver a Inglaterra, dando así la vuelta al mundo), realizó varias
expediciones de asentamiento al estrecho de Magallanes para vigilar que no se
realizaran saqueos como el de Drake.
No podemos
dejar de nombrar las grandes expediciones científicas, entre las que destacan
la de Alejandro Malaspina y la Real y Filantrópica de la Vacuna,
dirigida por el doctor Francisco Javier
de Balmis Berenguer, que dio la vuelta al mundo. Fueron incontables las
expediciones realizadas por los navegantes españoles. Entre 1520 y 1606, sólo en una zona del Pacífico, entre las
latitudes 30ºN y 35ºS y las longitudes 80ºO y 125ºE, se habían
descubierto 20 archipiélagos y 253 islas bautizadas con nombres españoles, sin contar
las numerosas islas filipinas, ni las del extremo sur o las del extremo norte,
ni tampoco las islas cercanas a las costas continentales. Esos intrépidos
navegantes construyeron el glorioso nombre de “El lago español”.
Carteles explicativos en la zona turística de
Louisiana, señalando al Gobernador Francisco de Gálvez (clave en la
Independencia de USA, como ya vimos aquí
y aquí) y sus compatriotas como motivo por el nombre de este bello lago.
Actualmente el
nombre “Spanish Lake” se otorga a un lago de Louisiana (sur de Estados Unidos,
Golfo de México), si bien también encontramos el “Spanish Lake State Park” en
St. Louis County (Missouri, USA), fronterizo con el estado de Kansas, debido a
que en ambos lugares hubo asentamientos españoles que dejaron su huella.
Detalle de el lago Español
Spanish Lake situado en la frontera de los estados norteamericanos de Kansas
(al oeste) y Missouri (al este).
Le agradecemos que siga rescatando del olvido esos grandes marinos que hicieron el mundo. Que poca semilla quedan de ellos, pero ahí están para recuerdos de personas razonables y de buena fe, recogidos en páginas tan dignas como la suya. Ojalá las escuelas, museos y panteones navales lean su blog. Buen trabajo.
ResponderEliminarMuy interesante su artículo Valeria. Me ha sorprendido el saber que la expedición de Jofre de Loayasa fuera los segundos en circunnavegar el planeta. Estaba convencido que era el Almirante inglés Sir Francis Drake el que lo había hecho, ¿hay constancia documental de ello?
ResponderEliminarHola James, gracias. Se sabe que tras la expedición de Magallanes y Elcano de 1519, que demostró que la tierra era redonda, el emperador español Carlos I ordenó el envío de una nueva expedición al mando del ilustre García Jofre de Loaysa, que zarpó de La Coruña el 24 de julio de 1525 al frente de 7 naves con 450 hombres y con los mejores pilotos de la época, para ver la situación del antimeridiano que marcaba la zona de descubrimientos españoles en el Pacífico. Sólo dos barcos llegaron al lejano antimeridiano, la “Santa Maria del Parral” que llegó a Filipinas en septiembre de 1526 y la “Santa María de la Victoria” , que llegó a las Molucas, en manos de los portugueses, el 29 de octubre. Se unieron ambos barcos a final de año en la isla de Tidore. Los 105 españoles que llegaron se fortificaron para enfrentarse a los portugueses. Aunque Hernán Cortés mandó una expedición en su ayuda, al mando de Álvaro de Saavedra, que llegó en 1528 reconquistando Tidore a los portugueses, se encontró con que los españoles supervivientes de la batalla habían caído ante los portugueses y hasta 1534 no fueron liberados, tras la firma del Tratado de Zaragoza (1529), que acordaba la paz entre ambos países tras las discusiones sobre el antimeridiano. En 1536, el capitán Hernando de Torres con los supervivientes de la expedición de Loaysa trasladados por barcos portugueses, llegaba a España vía Lisboa, lo que completaba la vuelta al mundo. Teniendo en cuenta que el viaje de rapiña de Drake zarpó de Inglaterra en diciembre de 1577 y en septiembre de 1578 llegó al Estrecho de Magallanes, queda claro que la expedición de Loaysa dio la vuelta al mundo 40 años antes. Claro está, todo esto está respaldado por documentos de la época donde aparecen estos hechos y fechas concretas. Un saludo.
EliminarDebo darle la enhorabuena por su trabajo Valeria, nos ha gustado a todos, aunque podía haberse extendido algo más de lo que lo ha hecho. Nos consta que tiene conocimiento para ello. No obstante acepto la elocuencia y la didáctica de su corta introducción en el tema.
ResponderEliminarMis felicitaciones por su artículo. De él deduzco que fue un marino español, el capitán Hoces, el primero que cruzó el paso de Hornos y leo que señala que el inglés Drake no llegó ni siquiera a esa altura ¿Cómo se le llama entonces Mar de Drake al mar que está frente a la isla de Hornos?
ResponderEliminarGracias. Todo nació en la falsa propaganda inglesa, al colocar en su cartografía ese nombre. Es cierto que antes del paso del Estrecho de Magallanes, el 7 de septiembre de 1578, Drake intuyó la existencia del Cabo de Hornos cuando navegó hacia el sur hasta llegar a la latitud 57º 20´ sin encontrar el Cabo, que se encontraba mucho más lejos (a 55º), por lo que tuvo que volver al Estrecho de Magallanes para cruzar del Atlántico al Pacífico. De lo que además se deduce que de haber encontrado el paso no tendría que haber cruzado el Estrecho de Magallanes y perder cuatro barcos. Defiendo que, con mayor fundamento, este mar debería llamarse Pasaje o Mar de Hoces, en recuerdo al navegante español que yendo en la expedición de Jofre de Loyasa de 1525 pasó por ese estrecho. La polémica levantada por los ingleses tras esta noticia, que descarta definitivamente que Drake cruzara este estrecho, ha reafirmado el paso de Hoces, que en su diario de la carabela “San Lesme” escribió, cuando los vientos lo alejaban de la salida por el Pacífico del Estrecho de Magallanes: “” (Relación de Andrés de Urdaneta al Emperador el 26 de febrero de 1527, transcrita por Martín Fernández de Navarrete en "Colección de los viajes y descubrimientos que hicieron por mar los españoles", tomo V, pgs 369 – 370, citado en R. CEREZO, pg. 185) Esta polémica ha llevado a muchos historiadores a investigar diarios y cartas, hasta que finalmente la sentencia afirma que Hoces se perdió después de atravesar el Estrecho de Magallanes y navegó perdido en solitario hasta el sur, entrando por el Cabo de Hornos hasta que los vientos le permitieron retornar. No obstante, sigue habiendo historiadores de inspiración inglesa que afirman que Hoces no cruzó ese paso, sólo lo avistó. Aunque hay datos para tumbar esta afirmación, hay que señalar que, aunque fuera así, Hoces realizó el posible avistamiento desde el lado del Pacífico, similar al de Drake desde el lado Atlántico, pero 50 años antes, de ahí que el mérito para asignar nombre a ese mar o pasaje recaería también en Hoces. No obstante, en la línea de lo que afirman gran número de historiadores, se es conforme con el hecho de que Hoces fuera el primer europeo que avistó y pasó frente a la Isla del Cabo de Hornos, aunque en aquellos momentos no se fue consecuente con ese logro, hasta el redescubrimiento en 1616 por los marinos holandeses Jacob Le Maire y Willem Cornelis Schouten, que comenzaron el uso de esa ruta. De hecho el nombre de Cabo de Hornos, se llama así por deformación del lugar de nacimiento de Schouten, que fue la ciudad de Hoorn. Un saludo.
EliminarDisculpa, la cita en cursiva ha sido omitida por blogger. A ver si ahora sale: "corrió fuera del Estrecho la costa hacia el sur, hasta cincuenta y cinco grados é dijeron después cuando tornaron que les parecía que allí era acabamiento la tierra".
EliminarBuen trabajo, Valeria. Nuestro agradecimiento por cumplir nuestra petición.Comienza el debate. Gracias.
ResponderEliminarUn trabajo muy completo, interesante y exhaustivo. Homenajea a un grupo honorable de marinos injustamente olvidado. Nuestro agradecimiento por ello. Tengo una pregunta ¿Quién le puso el nombre de spanish lake al Océano Pacífico?
ResponderEliminarGracias, Osorio. El nombre de “Spanish Lake” fue puesto por ingleses, holandeses y franceses para hacer alusión al derecho de los españoles a navegar por ese mar, reconocido por Portugal en el tratado de Tordesillas de 1494 que, junto con España, eran las dos potencias emergentes de entonces y que además tuvo la aceptación, y así fue ordenado, por el Papa.
EliminarMuy interesante trabajo, Valeria. Hace unas buenas citas de increíbles navegantes portugueses y españoles. Me gustaría ver alguna vez un trabajo sobre la ruta africana portuguesa por el Cabo da Boa Esperança a la india. Mis felicitaciones por seu trabalho.
ResponderEliminarEstimada Valeria. Me ha gustado mucho su artículo, la información que facilita y las dudas y malas historias que aclara. Hay una de ellas que me interesa. Señala que los españoles fueron los primeros europeos en llegar a Australia, antes que los ingleses. ¿Hay prueba de ello?
ResponderEliminarBuenas tardes Francoise. Ciertamente los hay. Le remito a mi entrada "los misterios de Pohnpei" donde se señalan algunos de ellos publicados incluso por una prestigiosa biblioteca australiana y que figura en una de las imágenes de dicha entrada. Lo increíble es que con todo, se siga "ignorando" esta información ¿no cree?. Un saludo.
EliminarMe ha gustado el trabajo, Valeria, pero no entiendo que España cubriera y defendiera el estrecho de Magallanes y no lo hiciera en el paso del Cabo de Hornos.
ResponderEliminarGracias Candau por su opinión. Como respuesta a su pregunta le diré que tras el descubrimiento “oficial”, en 1616, de la ruta del Cabo de Hornos por los holandeses Jacob Le Maire y Willem Cornelis Schouten, recibida con satisfacción ya que se evitaba pasar del Atlántico al Pacífico por la complicada ruta del Estrecho de Magallanes, donde los fuertes vientos, las heladoras temperaturas, las terribles olas y la difícil geografía de las dos orillas hacían naufragar a un gran número de barcos que intentaban atravesarlo; todos los países europeos, excepto España, se volcaron en esa ruta. Para España no era una tarea prioritaria porque disponía de la comunicación por tierra de la estrecha franja del istmo de Panamá, al disponer de puertos a ambos lados de ese país. También se llegaba del Atlántico al Pacífico, y viceversa, por Nueva España, por el camino desde Acapulco a Veracruz pasando por Ciudad de México, que constantemente realizaban caravanas españolas que transportaban a personas y enseres traídos por el galeón de Manila a Acapulco. Se enviaban a España o a otros puertos desde Veracruz. Se comprende que tras el viaje de rapiña de Drake, su perseguidor Pedro Sarmiento de Gamboa, estudiara las costas del Estrecho de Magallanes y colocara puestos de vigilancia y defensa de los territorios españoles, no para evitar el paso de otras naves, sino para evitar actuaciones de piratas y negreros como Drake. Por el motivo señalado España no tenía interés algunos en defender el paso del Cabo de Hornos, además que los límites del mal llamado estrecho eran tan amplios que resultaba tarea imposible cubrir todo su perímetro y menos aún si no había necesidad de ello.
EliminarUn artículo muy completo. ¿Cuándo se perdió la hegemonía y el nombre en el “lago hispano”?
ResponderEliminarGracias por su comentario. El nombre de “Spanish Lake” se fue diluyendo a partir de que los holandeses abrieran la ruta del Atlántico al Pacífico por el Cabo de Hornos en 1616, ya que esa ruta, al no estar bajo control español, permitía la navegación libre de los barcos de las diferentes potencias. La hegemonía española tardó más en perderse, se puede afirmar que se mantuvo durante los siglos XVI, XVII, XVIII y parte del XIX. La alianza con Napoleón marcó el final.
EliminarMe ha gustado mucho su trabajo, Valeria. Es una pena que esas historias no se expliquen en las escuelas para tener una imagen de los grandes españoles que hicieron leyendas con las expediciones, adelantos y descubrimientos. Reciba mi más sincera enhorabuena.
ResponderEliminarUn trabajo muy completo que complementa el anterior que hizo sobre expediciones científicas. Lo he leído con gusto y hay algunas cosas que no nos han quedado clara, es sobre el incidente de Nutka, ¿quién lo originó? ¿qué fue lo que realmente ocurrió? ¿se luchó contra los rusos?. Gracias
ResponderEliminarUna pregunta, Valeria, ¿En Fucka hubo guerra contra los ingleses? ¿Qué motivó el problema por el que se tuvo que llegar a firmar un tratado?
ResponderEliminarGracias por sus comentarios. Paso a responder a los Sres P. Rodríguez y De la Seca sobre el incidente de Nutka (quizás quisieron decir esto cuando escribieron Fucka). España, desde Nueva España o desde California, controlaba con diferentes expediciones las costas pacíficas de toda América. Nutka, en la bahía del Príncipe Guillermo, en Alaska, era un puerto en el que acababan muchas de las expediciones españolas para repostar y arreglar averías o destrozos en las embarcaciones. Antes del incidente había estado por esos lares una expedición al mando de Ignacio de Arteaga y Juan Francisco de la Bodega y Cuadra, en 1779, que confirmaba la tranquilidad existente en las fronteras. Sin embargo, en Europa se estaban publicando los resultados de la expedición de Cook que señalaban la facilidad con que se podían cazar nutrias en las costas de Canadá y Alaska y el alto precio que se podía obtener por las pieles en los mercados de Europa y China. Esto desató una carrera de navíos mercantes ingleses y americanos en busca de esas pieles. En 1786 entró en el puerto español de Monterrey el navegante francés Galaup, Conde de La Pérouse, que por orden del rey francés había iniciado una expedición científica y también estudiar posibles asentamientos franceses en América. Fue el primer extranjero recibido y atendido muy correctamente por España en América. El Gobernador español de California, Pedro Fagés, se alarmó cuando en los mapas de La Pérouse observó que en Nutka se señalaban asentamientos fijos rusos. Se enviaron dos expediciones, la primera al mando de Esteban José Martínez y López de Haro, de reconocimiento e información, y la segunda al mando de López de Haro para establecer en Nutka una base militar y hacer valer los derechos que tenía España en la zona. Los rusos levantaron los asentamientos, pero los barcos ingleses y americanos que cazaban nutrias desoyeron la orden dada por los españoles, por lo que López de Haro apresó a todos los barcos ingleses, dejando salir a los americanos. Hubo un conato de enfrentamiento por ese incidente entre las dos naciones, que se frenó gracias a las negociaciones de julio de 1790 de San Lorenzo de El Escorial (ni a España ni a Inglaterra les interesaba la guerra, ya que comenzaba la Revolución Francesa que dejaba a España sin aliado y aparecía un enemigo para Inglaterra), tras lo cual España liberaba los barcos ingleses y pagaba la mercancía retirada de ellos. Por su parte, Inglaterra reconocía la soberanía española de aquellas tierras.
EliminarGracias a todos por sus comentarios, me son de gran utilidad. A los señores R.Barro y G.Carrión, les informo que comparto con ustedes la opinión de que este tema debería tener otro tratamiento en la educación y en la cultura de nuestro país, consciente de que un país que olvida su historia caminará siempre con ceguera y arrastrará las consecuencias de ello. Al Sr. P. De la Concha, siempre inconformista y exigente con mi persona, quiero afectuosamente recordarle que este trabajo es un artículo para un blog divulgativo y generalista, y que cualquier profundización en ese tema superaría con creces la longitud y los objetivos de estos artículos. Asimismo quiero cordialmente trasladarle que tengo en mente la elaboración de un manual que recoja los nombres y las gestas de estos personajes, unos olvidados y otros desconocidos, que hicieron grande nuestra historia. La dificultad estriba en que dado la envergadura y la profundidad del proyecto se necesita de mucho tiempo; tiempo para la investigación, tiempo para el seguimiento, tiempo para el análisis y tiempo para la elaboración del libro. Al Sr. De la Seca le deseo que tenga un debate agradable, interesante y ameno. Al Sr. Mendes le informo que no habría nada más placentero para mí que realizar un artículo sobre los grandes navegantes portugueses hermanos de la Escuela de Sagre de Juan I (João I) como Enrique el Navegante, João Gonçalves Zarco, Diogo de Silves, João de Teive, Nuno Tristão, Dinis Dias, Antonio Fernandes, Pêro de Sintra, Fernando Gomes y tantos otros que abrieron la vía de las Indias (la verdadera) por la costa africana; pero hay tantos compromisos, obligaciones y prioridades pendientes que no veo el momento de hacerlo.
ResponderEliminarMuy buen trabajo Valeria. Otra pregunta, ¿la ruta de Manila a Acapulco fue Andres de Urdaneta el primero que la hizo?. Gracias
ResponderEliminarGracias por su comentario. Sobre la pregunta que realiza, le comento que la ida y vuelta a las Filipinas y las Molucas desde América fueron intentadas por muchos navegantes españoles. Los primeros fueron Magallanes y Elcano, pero no pudieron volver a América por no disponer de una ruta apropiada. De esta expedición fue Gómez de Espinosa (1522) el que con más fe lo intentó. En la siguiente expedición, la de Loaysa, llegaron Andrés de Urdaneta y Miguel López de Legazpi, quienes se dedicaron a reconocer la zona. Alvaro de Saavedra (1527) enviado por Cortés en ayuda de la expedición de Loaysa fracasó en la vuelta. El tercero fue Hernando de Grijalva (1537). El cuarto fue el malagueño Ruy López de Villalobos (1542). Le siguieron Bernardo de la Torre (1543) y Ortíz de Retes (1545). Tras un intenso estudio marino, Urdaneta encontró la ruta adecuada de vuelta. Se dejó llevar por los vientos hacia el norte siguiendo las corrientes favorables hasta el archipiélago japonés, virando a esa altura hacia el Oeste hasta la Alta California, desde donde bajó costeando hasta Acapulco (octubre de 1565). Tardó 130 días y señaló exactamente la ruta de vuelta. Se acepta que fue el primero que fue y volvió a Filipinas (desde Cebú a Acapulco), aunque hay dudas en estos datos ya que muchos historiadores señalan que el navegante Alonso de Avellano lo hizo antes, en Agosto de 1565. El trayecto de vuelta que señaló fue parecido al de Urdaneta, pero más directo, tardó 21 días menos. Este navegante fue a Filipinas en la expedición de Legazpi pero se separó de ella nada más salir de Puerto Navidad sin explicación alguna, por lo que fue acusado de desertor, lo que hizo que se dudara de su viaje de regreso, a pesar de que se podía justificar su separación por llevar la nave más pequeña y más lenta. Oficialmente se acepta a Urdaneta como el creador del “tornaviaje” Manila-Acapulco.
EliminarGracias por su respuesta, Valeria. Erré en el nombre de Nutka, cuando puse Fucka. Nos ha agradado la explicación razonable y justa que facilita del conflicto Urdaneta - Avellano. Muy ecuánime.
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