viernes, 27 de noviembre de 2020

La sifilis y la Leyenda Negra Española

           Uno de los objetivos de mi web, cuando la eché a andar, era la de contribuir a desmontar la Leyenda Negra en sus diversas variantes, dando a conocer hazañas bélicas o civiles que otras naciones se atribuyen como propias, así como evidenciar las falsedades de hechos históricos convenientemente modificados. En este segundo apartado es precisamente donde deseo enmarcar mi presente entrada.

                Y lo hago ahora que se aprovecha el mal momento por el que está pasando España, no ya sanitariamente (que también), sino social y políticamente, especialmente causado por el ataque que el Gobierno español está realizando contra el Jefe del Estado, nuestro rey (la Constitución establece como base que nuestro modelo es de Monarquía Parlamentaria, de manera que atacar al Rey es atacar a nuestra Constitución en su esencia; Artículo 1.1. Constitución Española: “La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria.”; Artículo 2 CE: “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.”; Artículo 3 CE: “El castellano es la lengua española oficial del Estado (…)”;  Artículo 4.2 CE: “Los Estatutos podrán reconocer banderas y enseñas propias de las Comunidades Autónomas. Estas se utilizarán junto a la bandera de España en sus edificios públicos y en sus actos oficiales.”; Artículo 56: “El Rey es el Jefe del Estado, arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones, asume la más alta representación del Estado español en las relaciones internacionales, especialmente con las naciones de su comunidad histórica, y ejerce las funciones que le atribuyen expresamente la Constitución y las leyes.”) y a la usurpación de funciones propias del monarca (de nuevo, remito a la Constitución –se lo pondré más fácil, a su artículo 62 y acaso también el 63, no vaya a ser que se la tengan que leer entera-, donde se establece que SOLO al Rey se le reconoce la representación del Estado Español en las relaciones internacionales y sin embargo le faltó tiempo a Pedro Sánchez para mandar al monarca a visitar la Habana y mientras tanto recibir él a todos los representantes extranjeros, durante la Cumple Medioambiental que correspondía a Chile pero que se celebró en Madrid por motivo de las revueltas populares de Santiago de Chile; también es función del Rey como señala la Constitución otorgar premios, reconocimientos y condecoraciones aunque  Pedro Sánchez esté loco por hacerlo él mismo o impedir que el monarca lo haga, tal es el caso de cuando impidió que el Rey fuera a la entrega de despacho de la nueva promoción de Jueces de la Escuela Judicial de Barcelona, por primera vez, y un largo etcétera) o cuando se comporta como un dictador (recordemos aquella vez que en una entrevista televisiva –a cuento de haber colocado de Fiscal General a una exministra de su Gobierno- se adjudicó que la Fiscalía General depende del Gobierno y a él debe responder, dejando a la entrevistadora sin palabras y debiendo recular posteriormente, al ver cómo se saltaba autoritariamente la separación de poderes Administrativo-Judicial-Político; como ha hecho después que los Tribunales dieran la razón al Gobierno autonómico de Madrid contra el Estado de Alarma y dos días después lo impuso por decreto, teniendo que remontarse a datos epidemiológicos de una semana antes puesto que los valores de covid-19 de Madrid en esos momentos, no cumplían los requisitos del propio Gobierno para decretar el Estado de Alarma; son solo varios motivos por los que como mínimo se le debería llamar al orden desde el Tribunal Constitucional, creo yo). Confieso que nuestro rey me satisface bastante y creo que es de las pocas cosas que aún nos sigue aportando a los españoles cierto sentido común y unidad; no quiero pensar cómo estaríamos sin su figura pues detesto al actual Gobierno por emprender continuas acciones anticonstitucionales (o apoyarse en grupos con este discurso), por hacer de la mentira constante una forma de discurso, por decir una cosa y acto seguido hacer todo lo contrario, por manipular los medios de comunicación logrando imponer un estado de desinformación constante donde ya no puedes creerte nada de lo que escuches, porque ha sido capaz no solo de vaciar las arcas públicas y llevar a los españoles a la miseria aún cacareando que estamos saliendo de la recesión en pleno octubre y con un ritmo diario de cierre definitivo de empresas pymes que no podemos permitirnos, sino –y lo que es peor- porque ha vuelto a sacar lo peor de las tribus de esta piel de toro tan visceral y retorcida. Baste ver una de las sesiones del Congreso español para trasladarnos al cuadro de Goya de dos hombres enterrados hasta las rodillas en arenas movedizas y aún así continúan descargándose rabiosos leñazos. Todo lo que se oye son insultos, golpes bajos y un “y tú más” continuo mientras España continua su precipitado descenso (económico, social y sobre todo, moral) sin freno.



                Como ocurre siempre, cuando un animal agoniza, no tardan en llegar las hienas y chacales, así que nuevamente el presidente de México aprovecha para hacer leña del árbol caído, escurrir así sus propias malas artes con respecto a la pandemia y otras noticias preocupantes de su país para crear de nuevo un falso enemigo volviendo a pedir al rey español Felipe VI y al Papa Francisco que se disculpen por la conquista de América. Me reitero en lo absurdo de esa exigencia con respecto a nuestro monarca que ni siquiera era del mismo linaje que los monarcas que entonces reinaban en España ni tiene que disculparse por acciones en las que contribuyeron más indígenas mexicanos que españoles (eran minoría; los salvajes aztecas se portaron como tal y por cuestiones kármicas, los pueblos masacrados y pisoteados se alzaron contra ellos amparados por los recién llegados europeos). Por cierto que no estaría de más exigir que el Gobierno mexicano se disculpara por las barbaridades que hicieron ellos contra los españoles, y que aún hoy hacen cuando algún turista despistado cae en manos de mexicanos desaprensivos en busca de dinero, joyas o rescate; o disculpas porque a pesar de invertir millones de euros en excavaciones arqueológicas de diversas ciudades del Yucatán, todo lo que se nos da a cambio es desprecio continuo por parte de los guías que viven de enseñar esos yacimientos e incluso de paneles de museos y guías (libros) y que personalmente me hacen avergonzarme de haber entregado tal dinero público español. No digo que no se cuenten ciertos episodios históricos, pero sí pido que se cuenten con objetividad y en su contexto histórico, además de que se reconozcan acciones posteriores favorables. Como dice un refrán castellano: “es de bien nacido ser agradecido”.

No me digas hijo de Cortés/ Ni de Aguirre ni de Pizarro/ Somos parientes lejanos / O en todo caso, tan emparentados/ Como un italiano/ Con Calígula o Nerón.

No me digas hijo de Cortés/ Ni confundas pueblo y soberano/ Igual que un chileno o un peruano/ No tiene porqué ser hermano/ De Fujimori o Pinochet.

Brindemos con chelas y pisco/ No hagamos de la historia un fraude/ De Tierra de Fuego/ Hasta Río Grande/ A su salud, a su salud/ A su salud, a su salud./

No me digas hijo de Cortés/ Ni de Isabel “La Marrana”/ Yo no nací de su cama/ Ni la Malinche me dió de mamar/ Ni tengo porqué ocultar/ Que en esta tierra/ Tengo mi hogar.

No me digas hijo de Cortés/ No digas más palabrotas/ Que Moctezuma jamás se vengó/ De este vuestro hermano sincero o idiota/ Enterremos de una vez el rencor/ Que es muy mal consejero.

Brindemos con chelas y pisco/ No hagamos de la historia un fraude/ De Tierra de Fuego/ Hasta Río Grande/ A su salud, a su salud/ A su salud, a su salud./

                 Conforme el Imperio Español fue creciendo, otras naciones ambicionaban el poder y riquezas que España estaba obteniendo –aunque carecían de los medios de los militares de envergadura necesarios para hacer lo mismo-, de manera que se dedicaron a la calumnia (aún hoy los cazadores de tesoros siguen riéndose del afán de oro de los conquistadores, cuando ellos viven del expolio). Y esta se topó con una extraordinaria paradoja y es precisamente que sus mejores ecos se transmitieron por los propios españoles, aderezada por sus viscerales odios milenarios. Como bien dijo Antonio Machado, el español desprecia cuanto ignora y ambiciona lo que su semejante alcanza. …País, como diría el humorista Forges en una de sus maravillosas viñetas.

                Pues bien, entre las miles de lindezas que se contaban de España y de sus aventureros y exploradores, y aún hoy se cuentan (hace poco vi un documental grabado hará no más de tres años donde su protagonista el arqueólogo Josh Gates –sí, el mismo que en otro documental “vendía” la brújula solar vikinga e inglesa para justificar que los vikingos llegaron a América antes de los españoles- decía varias veces que Australia fue avistada por primera vez por holandeses y cartografiada por el británico James Cook, mandando la realidad histórica a la papelera y obviando que el nombre de la isla procede precisamente de los Austrias, los reyes españoles de entonces, cuando Australia se conoció y se ubicó en los mapas) figura que los españoles se encargaron de propagar por América todo tipo de enfermedades entre las que estaba la sífilis, por ser ligeros de bragueta (y lo dicen descendientes de gentes tan supremacistas que entraron en América aniquilando a los nativos que encontraban…).



El arqueólogo Josh Gates es un ferviente defensor de ideas como que los vikingos llegaron antes que los españoles a América, que los piratas ingleses trataban a las poblaciones latinoamericanas mejor que los españoles (en su búsqueda de un barco pirata en Panamá, causando lo insospechado, que un nativo le dijera que no era cierto), o que expedicionarios españoles llegaron a Australia después de holandeses e ingleses. También tiene el mérito de ir a archivos de la Habana a buscar escritos españoles en los que documentarse para saquear barcos españoles hundidos y grabarse encima haciéndolo, en sus documentales. A la izquierda, recogida de firmas promovida en internet contra el arqueólogo por negar las reconstrucciones actuales de Nefertiti y considerar que esta tenía piel blanca y rasgos como los caucásicos, tildándole de racista.

Pues bien, como los historiadores españoles optan por callar ante estas mentiras, al menos el tiempo y las investigaciones terminan poniendo todo en su lugar. Así que me gustaría tirar de descubrimientos que se dieron a conocer en junio de 2018 y que creo que no fueron lo suficientemente comentados. No hay problema, aquí llego yo para arreglarlo contando una bonita y entretenida historia. Había una vez un grupo de personas, científicos ellos, que se decidieron a tratar de erradicar determinadas enfermedades muy malas con los seres humanos y viendo que los avances científicos eran cada vez mayores, creyeron que lo mejor era conocer el genoma del bichito que causaba esas enfermedades para así poder combatirlo eficazmente. Entre las enfermedades que más muertes y daños había causado en la historia se encontraba la sífilis y dado que los cochinos españoles –auténticos “pichabravas”-  la habían propagado por casi toda Latinoamérica, nada mejor que acudir a fallecidos de la etapa colonial americana para encontrar restos de los que poder extraer el genoma de esa enfermedad. Y así lo hicieron.  No les costó mucho pues los fallecidos se contaban a miles y eran fáciles de identificar ya que la enfermedad de los malvados españoles había sido tan destructiva que las lesiones erosivas causadas por el bichito eran perfectamente visibles en los huesos.



Lesiones causadas por las bacterias de la sífilis en huesos y piel.

                 Una vez analizadas las muestras y logrado al fin el genoma de la dichosa enfermedad, a partir de restos del  1681 al 1861, procedentes del cementerio del convento de Santa Isabel, en México, para asegurarse bien de que los españoles habían estado bien presentes haciendo sus tropelías, pues se decidió comparar esta cepa de Treponema pallidum con la de otras procedentes de restos españoles donde no había sido tan dolorosa y mortal la enfermedad, a fin de determinar concretamente qué malvado español había sido el causante y de qué área concreta (¡cochinos y malos!). Y voilá, la ciencia habló. Resultó que la enfermedad de la cepa “menos mala”, la española, pertenecía a una bacteria emparentada pero no era la misma; recibía el nombre de Pian y era menos virulenta.

                Sorprendido con este hallazgo, el equipo de científicos se remangó y se puso manos a la obra para remover entre todos los enfermos de sífilis europeos “bichitos” similares a los latinoaméricanos y ….taaaachaaaan…. mira tú por dónde resultó que los encontrados eran posteriores al descubrimiento de América por Cristóbal Colón y que contrastando los documentos existentes, resultaron haber enfermado en Latinoamérica. Dicho con otras palabras, fueron los nativos americanos los que infectaron con sífilis a los europeos, no al contrario. Debido precisamente a ello, dado que los organismos europeos desconocían esa bacteria, causó estragos en Europa. Así resultó que los científicos, decididos a encontrar un perro malo, se toparon con un caniche español cuando ellos tenían un doberman guerrero y asilvestrado. Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.

                Estas investigaciones y sus conclusiones se publicaron en la revista científica PLOS Neglected Tropical Diseases y como es de suponer, no hizo mucha gracia a los anglófilos anclados en la idea de hacer su imperio grande gracias al echar tierra sobre el español para poder colgarse las medallas de éstos, y con esta forma de pensar, lógicamente recibió poca propaganda (tampoco era el momento, pues inmersos en la aventura del Brexit tocaba desempolvar viejas glorias del Imperio Inglés, aún oliendo a naftalina y colgándose medallas ajenas, todo antes que admitir que se habían equivocado y que el Imperio Inglés hacía ya varios siglos que se había venido abajo por mucho que sus habitantes sigan con su prepotente y mal educada actitud de ir por la vida formando colonias donde solo se hablan con ellos, consumen sus productos y se niegan a hablar otros idiomas, no vaya a ser que esa cordial actitud pueda restar puntos a su nacionalidad).

                Llegó otro bichito más maligno, el Coronavirus Covid-19 por lo cual todo se vio trastocado y revolucionado, pero con todo, la gente siguió dándole al coco con este asunto que no podían dejar así. ¿La solución? Fácil, en algunas webs del año pasado, sin ningún tipo de fundamento ni respaldo a modo de evidencias se trata de dar de vuelta al asunto al insinuar que como posiblemente todo el mundo menos servidora llegó a América antes que Colón, lo más seguro es que toda esa gente que fueron legión, al regresar a Europa, trajo consigo la enfermedad y de ahí que la de aquí estuviera emparentada con la americana o incluso que la americana realmente fuera llevada allí por españoles que llegaron antes de los españoles a América nada más que para cargarse a toda la comunidad indígena, pues ya se sabe que nada bueno traen los españoles.... Chufla, chufla, como diría el chiste maño.


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