Hablábamos en otra entrada de la polémica que existe en determinados círculos de opinión sobre si el hombre llegó o no a la Luna en 1969. Vamos a continuar analizando el asunto y las distintas razones que se esgrimen.
2. Iluminación
Algo
de lo que más ha intrigado, a todo aquél que se ha detenido a observar detalladamente
las fotografías realizadas durante el Apolo 11, es la aparente existencia de
distintas direcciones de iluminación. Se supone que los dos astronautas
contaban con focos en el módulo lunar. Por tanto, ¿cómo es que aparecen los
objetos totalmente iluminados, cuando deberían tener en sombra ciertas zonas, o
las sombras muestran distintas direcciones?. Cuando sabemos que, si alumbramos un objeto,
lo normal es que proyecte una sombra en dirección contraria al punto de
iluminación (se puede probar en casa con una linterna y un jarrón, por
ejemplo). Así que, al verse sombras en distintas direcciones, por fuerza se tiene
que concluir que recibieron luz de distintos lugares. En la imagen hemos
destacado la dirección de las sombras mediantes líneas rojas.
El propio jefe de la Comisión
Nacional (norteamericana) de Investigación y Desarrollo Aeroespacial, Enrique
Pasco, comentó en cierta entrevista que de todos los argumentos esgrimidos por
los que se duda de la llegada del hombre a la Luna en 1969, el único que le creó
dudas fue el de la iluminación y las sombras. Cuando comentó el tema con
especialistas de distintas disciplinas vieron que la explicación al fenómeno
implicaba distintas variables. Entre ellas estaban la existencia de accidentes
en el terreno (ya que al no ser totalmente plano, al incidir la luz en el
relieve creaba distintos juegos de sombras), los materiales usados en el módulo
y en los trajes espaciales (al ser metálicos y de distintas aleaciones,
reflejaban la luz de manera diferente, con distintas intensidades y en diversas
direcciones, causando también juegos de sombras extraños) y el suelo lunar (que
reflejaba la luz más que el suelo terrestre no volcánico, puesto que el polvo
lunar tiene en su composición una alta presencia de selenio).
Para comprobar estas afirmaciones
tomemos por ejemplo una imagen del Valle de la Luna (ischigualasto, Argentina).
Vemos que fue tomada durante el día y por tanto con el único foco de luz
posible: el Sol. Efectivamente se observa una discrepancia en la dirección de
las sombras (de nuevo resaltadas con una línea roja) que nos llevaría a pensar
en al menos dos distintos puntos de luz, error motivado por los relieves del
terreno.
3. Ausencia de estrellas
Todo el mundo tiene en su memoria el
recuerdo de al menos una de las ya famosísimas imágenes que nos dejó el paseo
lunar de la misión Apolo 11. Pues bien, cierre el lector los ojos por un
momento, concentrándose en cualquiera de esas imágenes y respóndame
rápidamente, ¿cuántas estrellas aparecían en las fotos?. ¿Se veían más y mejor
que al observar nosotros en la Tierra el cielo, en una clara noche?. Desde
luego que por la ausencia de atmósfera, y por tanto de humedad y polución en el
aire, el cielo nocturno en la Luna debería ser ideal para observar estrellas y
constelaciones.
O eso es al menos lo que se nos
viene diciendo en la escuela porque, observemos una de tantas imágenes tomadas
por el Apolo 11 y contemplemos el cielo. Vemos que está fotografiado el módulo
lunar con uno de los astronautas descendiendo y recortado sobre un
cielo….totalmente negro. No se aprecia una sola estrella en él. ¿Por qué?
Nuevamente son varios los distintos
críticos que han usado esto como prueba del montaje de la grabación,
argumentando que, para evitar que en futuras misiones al espacio pudiera
compararse el cielo y demostrar así el trucaje cinematográfico, los autores del
engaño acabaron por no mostrar una sola estrella en el firmamento. Sin embargo
y tras numerosos hechos que sí dan la razón a la veracidad de la misión del
Apolo 11, muchos astrónomos se pusieron manos a la obra para dar con la causa
de por qué desde la Luna no se observa una sola estrella.
La pregunta que ha quitado muchas
horas de sueño a científicos de todo el mundo ha podido finalmente obtener
su respuesta. Y es que parece ser que el cielo lunar sí está tan abarrotado de
estrellas como el terrestre, solo que éstas brillan mucho menos que en la
Tierra, ya que el suelo lunar refleja tanta luz que hace de pantalla con la
procedente del firmamento. El efecto es similar al que se produce al tratar de observar las
estrellas desde una gran ciudad. Hay tantas luces a nuestro alrededor que
resulta prácticamente imposible apreciar ninguna estrella, si bien la Luna sí
la vemos, precisamente por su extraordinaria capacidad de reflejar la luz del
Sol.
Es sabido que en 1969 y a pesar de
que la NASA usaba tecnología punta, las cámaras fotográficas no eran tan
precisas como fueron siendo más adelante. Así, miremos la siguiente imagen
tomada durante la misión Apolo 17, de nuestro planeta visto cerca de la Luna. Si
nos fijamos en el cielo retratado, se puede apreciar como cierta suciedad o
motitas en lugar de verse un cielo totalmente negro. Si miramos con más detalle
apreciaremos que realmente aparecen diversas estrellas pero que se destacan tan
poco que cuesta verlas. Eso es nuevamente por la luz que refleja la Luna, pero
incluso con eso, sí hay estrellas.
4. Bandera en movimiento
Sin
embargo son varios los autores que han observado ese momento y han destacado
cómo la bandera ondea en su mástil. De
haber estado realmente en la Luna, argumentaron, esto no habría sido posible ya
que la prácticamente inexistente atmósfera es tan débil allí que no existe aire
que mueva la tela. Pero, ¿es esto cierto?.
Diferentes
experimentos realizados con banderas similares a la usada en la misión lunar en
condiciones de ausencia de atmósfera, han demostrado que al clavar una bandera
en tierra ésta se mueve durante un tiempo; ¿por qué? Pues precisamente por la
propia falta de atmósfera lunar. Al ser ésta tan débil, no existe polvo en
suspensión capaz de provocar rozamiento suficiente para frenar el movimiento
que lleva la tela, como consecuencia de su manipulación al clavar el asta en
tierra. Por tanto, no hay nada fuera de lo normal en la secuencia de vídeo que
muestra a los astronautas Neil Arstromg y Edwin Aldrin instalando una bandera
norteamericana en la superficie lunar (momento captado en la imagen desde la
cámara del módulo lunar). Si se observa con detenimiento el momento, el vídeo
muestra que la bandera va desacelerando su movimiento hasta terminar totalmente
parada, tal y como era de esperar.
(continuará aquí)
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