9. ¿Por qué no hay más
misiones a la Luna?
“Hasta
el infinito y más allá”. Esta frase se
hizo famosa tras el estreno de una de las películas de la factoría Disney. La
decía Buzz Lightyear, un juguete que representaba a un astronauta decidido y
resuelto, dotado de un traje espacial con escafandra y alas que le permitían
volar.
El lector se estará preguntando qué
tiene que ver este personaje de animación norteamericano con el tema de los
alunizajes. La respuesta es que, precisamente el nombre de este
juguete, Buzz, procede del mote con el que cariñosamente conocían a Elwin
Aldrin, el piloto del módulo lunar Eagle 3 que , junto con su comandante Neil
Armstrong, pisó la Luna por primera vez en 1969 durante la misión Apollo 11.
Efectivamente, ambos hombres lograron
romper los límites que el ser humano se había creado inconscientemente, al ser
capaz de pisar la Luna y volver. Sin embargo ya se ha visto que aún son muchas
las personas que cuestionan este hecho. Algunas, dudan de que se llegara a la
Luna en 1969, mientras otras muchas tienen sus reservas de que incluso se haya
llegado alguna vez al satélite, negando las seis misiones norteamericanas que lo
han logrado, entre otras cosas. El argumento más repetido para ello es
opinar que si realmente el hombre llegó a la Luna en 1969, por qué no ha vuelto
a hacerlo.
Ya hemos aludido antes (en lo
relativo a la iluminación) a las palabras de Enrique Pasco, jefe de la Comisión
Nacional (norteamericana) de Investigación y Desarrollo Aeroespacial. Pues
bien, también en este tema tiene mucho que decir, ya que como es sabido, los
norteamericanos han estado en la Luna en seis misiones. Pues bien, en todas
ellas se tomaron muestras y realizaron experimentos, de manera que actualmente
se sabe que no hay en el suelo lunar aparentes yacimientos de petróleo, oro u
otros elementos que interesen. Tampoco se han encontrados formas de vida y ya
cuentan con numerosos kilos de roca y polvo lunar así que no hay nada que justifique
realizar el enorme gasto de dinero, tecnología y hasta vidas que supone cada misión a
la Luna. Al menos esta es la opinión del gobierno norteamericano. Otras
naciones no cuentan con el suficiente avance tecnológico como para realizar sus
propios cohetes y materiales suficientes para llegar al satélite. Así que todo se
reduce a una sencilla cuestión de liquidez económica y de medios.
El documento que aparece en la
fotografía es el escrito oficial en el que Neil Armstrong, el comandante de la
misión Apolo 11, certificaba el éxito de la misión que se le había encomendado.
10. El
viaje de regreso a casa
Incluso en el regreso a la Tierra ha
habido críticas de los escépticos, pues dicen que en 1969 no había conocimientos
suficientes para hacer despegar a un módulo lunar, desde la Luna a la Tierra.
El argumento que usan es sencillo: puesto que nunca antes el hombre había
estado en la Luna, no era posible saber la fuerza necesaria para vencer la
gravedad lunar y no tan intensa como para despegar con tanta aceleración que la
nave pasara de largo la órbita a seguir para regresar a casa. Tampoco sabrían
la cantidad de combustible necesario. Por tanto, aún en el supuesto de haber
llegado a la Luna, nunca habrían sabido cómo salir de ella.
Con todos los respetos, el argumento
es tan erróneo como absurdo, puesto que tampoco el hombre había viajado antes a
la Luna y había sido capaz de llegar a ella y alunizar sin problemas. Todo ello
fue posible gracias a complejos cálculos (a pesar de lo compleja que resulta nuestro satélite, como se analiza aquí). Y por estos mismos se supo cómo
regresar a la Tierra sanos y salvos. En la imagen se muestra el aterrizaje del
Eagle 3 a la Tierra (en el océano).
No hay comentarios:
Publicar un comentario