sábado, 23 de agosto de 2014

Los enigmáticos neanderthales: tan humanos o más que nosotros


       Si hay algún asunto cuyo concepto ha cambiado drásticamente en muy poco tiempo, ha sido el concerniente a los Neanderthales. Originariamente y durante muchos años se les tuvo por seres rudos, medio deformes, feos y peludos, que terminaron siendo aniquilados por los bellos, gráciles y listos Homo sapiens, es decir, nosotros.

    Pero con el increible desarrollo que ha conllevado el estudio del Genoma Humano, los científicos volvieron sus ojos hacia ese extraño ser. Y lo que revelaron los genes resultó ser tan nuevo como asombroso. Esos seres, tan deformes y salvajes, fueron en realidad primos cercanos nuestros, al compartir un alto porcentaje de genes. Pero es que además esa deformidad resultó ser precisamente eso, una enfermedad, pues un Neanderthal sano era de constitución robusta sí, pero habría pasado desapercibido en nuestras calles, al no ser tan diferente de nosotros. Y quizá lo más asombroso: el Neanderthal  no fue exterminado por el Homo sapiens sino que más bien se mezcló con él, ya que asombrosamente el pelo rojo y los ojos verdes, entre otras peculiaridades, son puramente debidas al Homo neanderthalensis y por tanto, el hecho de que que se manifiesten en algunos Homo sapiens es una clara evidencia de la mezcla de ambos linajes genéticos.
    Hasta aquí, parte de las muchas novedades que nos revelaron los análisis del material genético. Pero llegarían nuevas sorpresas de mano de la arqueología y de los avances tecnológicos para datación de muestras.
     Estudiando las pinturas rupestres de numerosas cuevas de la Cornisa Cantábrica (Altamira, Tito Bustillo y El Castillo) y de Málaga (Cueva de la Pileta y Cueva de Nerja), al aplicarles distintas técnicas de datación surgió una gran sorpresa: muchas de ellas eran muy anteriores a la presencia del Homo sapiens en estos lares. Incluso llegaban a ser las más antiguas de toda Europa. De hecho, algunas pinturas de la cueva de El Castillo databan de más de 40.800 años de antigüedad, 10.000 más que las más antiguas de Chauvet (Francia). El renombrado “Panel de las Manos” arrojó una edad de 37.300 años, mientras que los famosos bisontes de Altamira se realizaron hace 35.600 años. Varias pinturas de La Pileta y de Nerja, por su parte, eran contemporáneas de ellas. Pero, ¿si  el Homo sapiens no las realizó, entonces quién? Y fue, en ese momento, cuando las miradas se dirigieron a los numerosos restos de Neanderthal encontrados en diversas cuevas de la Península Ibérica y con una edad similar a las pinturas. ¿Podría ser posible que el hasta entonces considerado un simiesco bruto y salvaje fuera en realidad un ser humano dotado de tal sensibilidad que algo motivó dentro de él la realización de esas grandiosas e inigualables pinturas rupestres?.
         
  De esta forma, una vez que el orgulloso Homo sapiens tuvo que tragarse su prepotencia ante una lección de humildad dada por la naturaleza y sólo superada por el momento en el que tuvo que reconocer que Charles Darwin llevaba razón al considerarnos parte de una especie  animal más de todas las diversas existentes (y para colmo, descendiente de los monos), la arqueología volvió a mostrarnos huesos perforados usados a modo de flautas que nuevamente, por sus dataciones, sólo pudieron ser realizadas por Neandertales para deleite de su especie.
      A la vez, continuaban hallándose restos de Neandertales en cuevas, con pigmentos rojizos en sus huesos o en torno a sus huesos en posición fetal, con restos de lo que parecía ser un precario ajuar y, en ocasiones, con flores secas depositadas junto a los fallecidos.
     En otras palabras, ese ser rudo que resultaba estar emparentado con nuestra especie disponía de tal inteligencia, sensibilidad y sentido estético que desarrolló la pintura, la música, ideas del Más Allá…y sin embargo, tanto Atapuerca como otros yacimientos evidenciaban una costumbre de canibalismo que hoy día nos horroriza, aunque muy posiblemente respondiera a una mentalidad como la expuesta en el antiquísimo mito del Rey Sagrado.
     Concluyendo, el Neanderthal (actualmente, Homo neanderthalensis) ha mostrado ser capaz de las más bellas manifestaciones artísticas, poseedor de una sensibilidad como pocas, sentimental y amante de sus semejantes dentro de la tribu y a la vez tan despiadado como pueda ser el Homo sapiens en sus peores momentos. Tal vez el Neanderthal también inventó el Doctor Jekill y Mister Hyde, o las tendencias bipolares tan marcadas en nuestra especie. Y tal vez, sólo tal vez, resulte que fuera más "humano" que nosotros y que heredásemos de él muchos de nuestros rasgos “humanos”, acompañados de los ojos verdes, el pelo pelirrojo, el arco óseo de las cejas, el llamado moño neandertaloide (una callosidad en la parte posterior del cráneo, próxima a la nuca) y la propensión a determinadas enfermedades. Parafraseando a Nietzsche, “nuestro primo” ha resultado ser humano, demasiado humano.



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