miércoles, 20 de agosto de 2014

Algunas nociones de toponimia


Existen algunas regiones o comunidades autónomas españolas en las que el pueblo islámico habitó más tiempo que los cristianos católicos posteriores y, por ello, ha perdurado en los nombres de diversas localidades la huella de la lengua árabe. Tal es el caso de muchas partes de Aragón, Murcia o Andalucía, por no decir de toda la Península ibérica.
De esta manera existen pueblos como La Almunia de Doña Godina, en la provincia de Zaragoza que traduciendo del árabe cristianizado podría entenderse como La Granja (en el concepto de villa romana) de Doña Godina, esto es, de una noble señora de ascendencia visigoda, muy posiblemente.
Son numerosos los hidronímicos españoles que usan la palabra árabe Wadi, río,cristianizada en Guadal para nombrar a nuestros ríos. Así, pueden citarse el 95 % de los ríos andaluces: Guadalquivir (al-wādī 'l-kabīr, “el río grande”), Guadalhorce y Guadalete, entre otros.  Y sin olvidarnos de Guadalajara, Wādī al-ijārah,  río o lecho pedregoso.
Cerca de la ciudad de Sevilla se encuentra la población de Alcalá de Guadaíra, otro bello ejemplo de la pervivencia de la lengua árabe ya que se puede traducir por el castillo (Alcalá, al-qalaʿa) del río (Gauda) íra.
Por otro lado, esta vez en Extremadura, encontramos alguna que otra localidad como la llamada Benhernando. Claramente procede de la expresión árabe cristianizada "Hijo de (Aben) Hernando". De la misma procedencia es el nombre de la localidad de Benijófar (banī Ĝaʿfar, “Hijos de Yafar”), Benicasim, en Castellón o de Benidorn. También hay patronímicos formados a partir del padre, como ocurre con Albocácer (Abū Qaṣīr, “Padre de Qasir”).
Acudimos ahora al valle del Jalón, en la provincia soriana, para encontrarnos una población que durante mucho tiempo supuso la frontera entre Al Ándalus y los reinos cristianos. No es otra que Medinaceli, la ciudad (Medina) del Cielo, bello nombre donde los haya.  No lejos de allí, existe otra localidad que preserva su denominación árabe y donde, coincidencias de la vida, Almanzor resultaría herido de muerte, Calatañazor (qalaʿatu ʾ, castillo del azor). Relativamente cerca se encuentra Calatayud, en Zaragoza (qalaʿatu ʾAyūb o castillo de Ayub).
La propia ciudad de Murcia procede de la manera árabe de denominar a los mirtos, mursīa, si bien otros lingüistas consideran que deriva de la expresión Mursiyah, embarcadero.


Otros topónimos que proceden de la lengua árabe son:
- Prácticamente todas las palabras que comiencen por Al, que en árabe equivale al artículo “el” o “la”: Alhama (los baños), Albacete ( al-basīṭ, “el llano”), Albarracín en Teruel (Al Banū Razin, nombre de uno de los gobernadores bereberes de la villa), Almería (al-marīa, “la torre vigía”), Almalahá (en Granada) y que deriva de Al maliha, la salina que se explotó durante mucho tiempo en la localidad.
- Jaén, Jayyan, "encrucijada de caravanas",
- el pico Mulhacén, el más elevado de la Península Ibérica (en Sierra Nevada, Granada), derivado de Muley Hacén, como los castellanos llamaban a Mulay Hasan, antepenúltimo rey nazarí de Granada y del que las leyendas cuentan que fue enterrado en dicha montaña que vigilaba la bella Alhambra y toda la ciudad de Granada,
- La Mancha, la'a Ma-anxa, "sin agua",
- El cabo Trafalgar, lugar de la famosa batalla inmortalizada por la principal plaza londinense, y que proviene de la'a Taraf-al-ghar,

    Y en fin, estos son tan únicamente algunos ejemplos de entre otros muchos casos que podemos encontrar en nuestros numerosos pueblos y parajes. Invito a los lectores a que se entretengan alguna vez con la curiosa toponimia de la zona que habitan.
 



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