miércoles, 27 de julio de 2016

El hundimiento del submarino español C4

Aunque asombre leerlo, el hundimiento de un submarino español en 1946 fue uno de los sucesos que pasó totalmente desapercibido en la España franquista. No ocurrió en un acto militar ni de guerra, como los otros cinco submarinos que ha perdido la Armada Española a lo largo de su historia –todos ellos ocurridos durante la Guerra Civil-, sino que para mayor sorpresa, el hundimiento en el que centraré mi entrada de hoy “simplemente” sucedió en unas maniobras navales en aguas del Mediterráneo.

Aún a día de hoy no hay una explicación clara de los motivos de la tragedia, en la que se perdió toda la tripulación de la nave. Cuesta creer que en unas maniobras navales un barco de guerra español pueda chocar contra un submarino y lo parta por la mitad. No hay una explicación “razonable” como en los otros casos.
Al estallar la Guerra Civil española (1936-1939) la Armada fue fiel al bando legal de la República, de ahí que se convirtieran en objetivos prioritarios no sólo del bando rebelde, sino de sus aliados italianos y alemanes. El primer hundimiento de un submarino español ocurrió en 1936, en plena Guerra Civil, el B6 (serie) republicano se hundió en una refriega contra el ejército franquista frente al Cabo de Peñas asturiano, un 16 de septiembre. También en ese mismo año se hundió, con toda tripulación, el segundo submarino español, el submarino B5, frente a las costas de Málaga. Como en los otros casos, no parece haber una explicación clara de lo que ocurrió. Se piensa que pudo ser un sabotaje perpetrado por el jefe de la nave, simpatizante de la causa nacional. En aguas malagueñas naufragó igualmente el tercer submarino, el C3, al ser torpedeado por el submarino U34 alemán. Puede verse una noticia del diario Sur malagueño centrada en estos hundimientos si se pica (hace click) aquí

Imagen del submarino C3, recorte de prensa aludiendo a su hundimiento y fotografía del capitán Lothar von Arnauld, quién dirigió las maniobras del submarino C3 durante sus primeras pruebas de mar en la bahía de Cádiz, a partir de mayo de 1931.

Y de nuevo una aureola de misterio envuelve el hundimiento del cuarto submarino español, el C5. Desapareció a finales de ese año 1936, en las aguas cantábricas asturianas, cerca de Ribadesella, sin que las causas del hundimiento queden explicadas. El quinto submarino hundido, el C6, fue hundido por su tripulación en el puerto de Gijón para evitar su apresamiento por las fuerzas nacionales cercanas, murieron casi 120 marinos.
De una forma u otra, estos cincos submarinos se hundieron “justificadamente”  como resultado de un enfrentamiento entre dos bandos. Sin embargo el hundimiento del C4 tiene un punto de discusión, porque ocurrió en unas maniobras navales en las que intervenían barcos y tropas del mismo bando. Hablemos de las características e historia de este submarino.

Los submarinos C3 (izda), C4 (centro) y C5 (derecha), todos ellos republicanos y hundidos en extrañas circunstancias, aún no bien aclaradas.

Los submarinos de la clase C fueron construidos en Cartagena entre los años 20 y 30, entre los que estaba el C4, por la Sociedad Española de Construcciones Navales de Cartagena y entregado el 21 de septiembre de 1929.

Detalle y comparación de la clase de submarinos “C”.

Desplazaban 916 toneladas en superficie y 1.290 bajo el agua. Tenía 6 tubos lanzatorpedos, 4 a proa y 2 a popa, y un cañón, en proa, de 76 mm. Aunque su tripulación habitual era de 40 hombres, en el momento del hundimiento del C4 iba al frente de la nave un capitán de corbeta que dirigía a una tripulación de dos tenientes de navío, dos alférez de navío, un capitán de máquinas, nueve suboficiales y cuarenta marinos.
Su construcción coincidió con una época en la que había cierto interés por tener una armada potente y moderna. En esa época, dentro del plan Miranda, con la perspectiva de disponer de una flota completa de destructores modernos, rápidos y bien armados, se preparó la serie de destructores mejor dotada y más numerosa de las construida en España, uno de ellos fue el “Lepanto”, que hundió al submarino C4. Este destructor tenía un desplazamiento de 1.526 toneladas, y podía alcanzar los 36 nudos de  velocidad, si bien podían llegar a los 40 nudos, siendo reconocidos como los navíos de guerra más rápidos del mundo, sin contar las lanchas rápidas. Todos ellos tenían cuatro piezas Vickers de 120 milímetros, construidas en El Ferrol, junto a un cañón antiaéreo de 76 milímetros y a cuatro ametralladoras, disponiendo además de dos montajes triples de lanzatorpedos y dos morteros para lanzar cargas de profundidad.  Su tripulación la integraban 160 marinos.


Imagen del submarino C4 en aguas de Cartagena (Murcia) y fotografía del destructor “Lepanto”, las dos naves protagonistas de la tragedia.

Junto a estas naves eran los C4 la otra joya de la corona. Desde su entrega mostró una gran superioridad sobre los otros submarinos existentes entonces de las clases A y B, con mayor desplazamiento que aquéllas.
El C4 fue además pionero en el empleo de la táctica de ataque submarino contra submarino. Estaba en Cartagena cuando se inició la Guerra Civil española, y de allí partió, con el resto de la flotilla, a efectuar el control de las aguas del Estrecho de Gibraltar donde, en la noche del 26 de julio de 1936, tuvo su primera intervención de guerra atacando a dos buques que cruzaban el estrecho. Su historial de guerra es amplio. Este submarino C4, que incluso estuvo comandado por oficiales rusos y cubanos, intervino durante la campaña del norte en las aguas cantábricas.


Detalle de la Cámara de Oficiales del C4, con una mesa con sillas junto a la mampara y un cómodo sillón blanco. Imagen del submarino.

Cabe señalar, que este navío, en 1938, fue el encargado de efectuar el primer servicio de correo submarino entre los puertos de Barcelona y Menorca (Puerto de Maó), utilizándolo en las zonas republicanas como transporte de personal. 
Cuando finalizó la Guerra, el C4 fue uno de los dos submarinos de la clase C que sobrevivió a la contienda, considerándose dotado de buena suerte así que tras una serie de mejoras, en 1945, realizó una larga travesía por diferentes puertos españoles, franceses, británicos e italianos repartidos por los continentes europeo y africano.
            Para junio de 1946 se planificaron unas maniobras navales en aguas de las islas Baleares. Nada hacía presagiar que a finales de dicho mes se produciría la que sería la mayor tragedia española en el mar en tiempos de paz.
El 27 de junio tenía lugar en aguas de la costa norte de Mallorca un ejercicio rutinario de adiestramiento antisubmarino de los destructores Alcalá Galiano, Churruca y Lepanto, con la participación de los submarinos General Sanjurjo, C2 y C4, que habían zarpado de la Base de Sóller, dirigiéndose a ocupar las posiciones asignadas, a unas 15 millas de la costa. A su vez, los destructores, procedentes de Palma de Mallorca, aparecieron en la zona hacia el mediodía. Sobre las 14.00 horas, los destructores, en orden, a una velocidad 14 nudos, navegaban con una separación de 300 metros. En esos momentos el C4 debió de hacer un “lanzamiento” de torpedo simulado contra alguno de los buques de la cabeza de la formación. Emergió rápidamente para comunicar el resultado de su ataque, pero justo delante del Lepanto, que cerraba la formación. Éste no lo pudo esquivar, abordándolo entre la torreta y el cañón. A resultas del terrible impacto, el “C4” pasó rodando bajo la quilla del destructor, hundiéndose rápidamente. La violencia de la colisión fue tal  que el cañón del submarino atravesó la coraza del destructor por la parte de babor. El destructor, después, chocó contra la torreta del sumergible, por la parte de estribor, apareciendo por allí la proa del submarino, que tras elevarse sobre el agua, dio un gran vuelco y se hundió rápidamente con toda su dotación, hasta los 300 metros de profundidad. Ante esa profundidad, pronto se tuvo conciencia que la tripulación estaba condenada.


Tripulación del C4, fallecida en el incidente.

Aún así, las tres naves  hicieron una exploración concienzuda del siniestro sobre la gran mancha de combustible que perdió el destructor “Lepanto” y en donde  comenzaron a vislumbrarse los primeros restos del naufragio, como una silla destrozada, trozos de madera de caoba del revestimiento interior de las cámaras….De los datos analizados se atribuyó el siniestro a la súbita aparición del sumergible bajo el destructor, lo que hizo imposible cualquier maniobra que pudiera evitar la colisión.
El  Lepanto tuvo una vía de agua que lo hizo escorar y hundir la proa por lo que, escoltado por el Churruca, regresó inmediatamente a Sóller, mientras el resto de las embarcaciones continuaban en el lugar enviando mensajes a los submarinos ya que no sabían con exactitud la identidad del submarino hundido en el incidente. Cuando subieron los otros dos submarinos comprobaron que era el “C4” con una tripulación de 44 marinos: seis oficiales y 39 suboficiales, especialistas y marineros. Al frente desde hacía 3 meses estaba su comandante, el capitán de navío Francisco Reina Carvajal, oficial condecorado y considerado un gran marino. Integraban el resto de oficiales los tenientes de navío Horacio del Barrio Ribero y José Ribero Tapiador, los alféreces de navío Francisco Martínez García y Antonio Bosque Blanchi y el oficial de máquinas José Cifuentes González. Por esos extraños caprichos del destino,  cuatro miembros de la dotación del submarino no se encontraban a bordo aquel día, salvando la vida; el segundo comandante, teniente de navío D. Enrique Rolandi Gaite, que había desembarcado el día anterior por causa de un proceso gripal y tres marineros.
Con las banderas a media asta, tras permanecer un tiempo en el lugar de la tragedia y tras rezar todas las dotaciones una oración en memoria de sus compañeros desaparecidos, las cuatro naves volvieron a su base temporal.  

Conmemoración al sistema de reparto de correo, submarino, inaugurado por el C4.

Aunque nunca se conocerá realmente la causa de la tragedia, la hipótesis que más se barajó era que el comandante del submarino, tras mirar por el periscopio, debió creer erróneamente que los destructores navegaban de forma escalonada, pudiendo emerger entre ellos. Pero al hacerlo, lo hizo sobre la derrota del Lepanto.
            Pese a la tragedia, los ejercicios continuaron y cuando finalizaron, las naves participantes se congregaron, el 6 de julio, en el lugar del hundimiento para celebrar un emotivo acto de despedida, lanzando al mar varias cruces y coronas de flores sobre la tumba submarina del submarino C4 y su  tripulación. En la imagen, oficiales del submarino “C2” antes de echar una corona de flores al mar, en el lugar de la tragedia, en memoria de sus compañeros fallecidos.
En aquel choque, el C4 desapareció rápidamente bajo las aguas. Un naufragio súbito y unas muertes inmediatas que no dejaron restos flotantes ni cadáveres rescatados. Nunca se intentó rescatar ni fotografiar el C4.
Aunque la censura de la época limitó la publicación de la tragedia a simples gacetillas en la prensa local sobre los funerales celebrados en Cartagena y Palma, la triste noticia tuvo una impresionante repercusión en la sociedad mallorquina de la época, que acogía a una numerosa plantilla naval, especialmente en Palma y en el Port de Sóller. Cuando los altos mandos de la Armada comprendieron que nada podía hacerse por la tripulación del C-4, encerrada en el ataúd de hierro en que se había convertido el submarino, éste se declaró panteón naval sumergido. La zona en donde se produjo la pérdida del submarino C-4 quedó señalizada.



Este trágico accidente no seria el único registrado por entonces en nuestros submarinos; recordemos, años después el  “General Mola y “General Sanjurjo en 1947 y 1948, respectivamente, también sufrieron accidentes, el último de ellos con una víctima mortal.
Fue la retirada del servicio de unos submarinos que tras la Guerra Civil se mantuvieron en la Armada con el objetivo de sumar números, pero sin la operatividad, reparación ni actualización con los nuevos modelos, lejos del presupuesto disponible para la Marina en aquel entonces.

29 comentarios:

  1. Me gustó el artículo. Desconocía ese suceso a pesar de que me gusta la historia del mar y suelo leer noticias recónditas al respecto. Un trabajo muy atractivo.

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  2. Interesante artículo, Valeria, la verdad es que no deja usted de sorprenderme con el dominio que tiene de la Armada y su historia. Buen trabajo.

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  3. Trabajo sugestivo. No lo conocía, y percibo que hubo algo más en ese accidente. Es curioso que cuatro marinos del submarino C-4 se resfriaran el día antes y no embarcaran. ¿Algo sospechoso, no?

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    1. Gracias por sus palabras y entiendo que tras la tragedia y la forma de tratarla por parte del aparato oficial haya serias dudas sobre la información facilitada. Mi información no coincide con la suya, Sr(a). Moreno. Cuando habla de cuatro marineros que no embarcaron el día antes, por estar resfriados, según mis fuentes eso sólo le ocurrió al segundo oficial, el Sr. Rolandi. Los otros tres marineros estaban arrestados por llegar tarde, de ahí las cuatro ausencias. Por tanto, según la información que barajo no habría sospechas, al menos a ese respecto. Saludos.

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  4. Desconocía esa historia. Ha sido triste y lo ha desarrollado Ud. con mucha delicadeza. Interesante la descripción que hace de los destructores, me recuerda a los años de Academia. Acompaña usted el trabajo con una exposición fotográfica de alta calidad. Un magnífico artículo.

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  5. Le agradezco que haya recogido en su blog unas gotas de historia del submarino C-4. Un familiar cercano descansa en ese panteón naval. Ha sido muy emotivo releer su historia, se ha publicado muy poco sobre él. Gracias

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  6. Me ha agradado su artículo. Conocía el hecho desde hace tiempo y hemos tenido algunos debates al respecto. No hemos aceptado las informaciones oficiales del accidente, ¿cree usted que un marino condecorado, con una hoja de servicio brillante y una larga experiencia en el mar puede hacer esa maniobra?, ¿cree usted que Reina Carvajal hubiera realizado una observación errónea antes de subir a superficie?. Un artículo muy sugestivo.

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    1. Gracias por su comentario Sr. De Gracia y permítame que no responda a sus preguntas, ya que para una respuesta seria y acertada debería conocer las circunstancias de cada momento que se vivió a bordo del submarino, pero también del destructor, así como las condiciones de navegación del submarino C4 (y sus correspondientes instrucciones recibidas). El perfil de su capitán muestra que era un hombre experimentado, con dominio y entereza para no cometer fallos, pero considero que desconozco información relevante como para poder responder razonablemente a sus preguntas. Un saludo.

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  7. Su artículo ha gustado, aunque se limite sólo a describir el suceso. Posiblemente si llega a profundizar más hubiera sido más crítica con lo acontecido en esas maniobras y con el problema que tenían los submarinos del General Franco. No obstante, no está mal, un buen tema para el debate.

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  8. Buen trabajo, Valeria. Era un eterno tema a debate de muchos. Lo vuelve a suscitar usted con su exposición. Nos gusta la reflexión que hace al final sobre la marina franquista. Un buen tema.

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  9. Un trabajo loable, Valeria. Ha puesto sobre la mesa una de las páginas negras de nuestra historia reciente. Tras la guerra nuestra, la armada fue muy machacada por el régimen nacional; los marinos eran mayoritariamente leales al gobierno constitucional republicano. Los mejores mandos fueron eliminados o represaliados. Algunos de nosotros tenemos familiares enterrados. El Jefe del movimiento nacional no se preocupó mucho de la armada, mantuvo unos barcos que en la mayoría de los casos eran obsoletos, y no quiero hablar de los sumergibles. Los que navegamos en algunos de entonces podemos dar fe de las deficiencias y problemas graves que arrastraban en su navegación. Cualquier accidente, por una u otra causa, podía ser posible y le tocó al C-4. Fue un hecho lamentable y para el recuerdo, que al menos sirvió para aparcar toda esas naves que representaban un terrible peligro para las tripulaciones navegar en ellas. Se pagó un alto precio.

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  10. Otro buen artículo. Ha desarrollado una excelente visión de aquellos tiempos del mar. Abre algunas incógnitas sobre lo ocurrido con el submarino C-4. Incógnitas que muchos tenemos, sobre todo conociendo el historial naval del comandante del C-4 surge la pregunta sobre si el accidente no se debió a una falsa maniobra del destructor Lepanto. Un buen tema para debate. Un trabajo ecuánime.

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    1. Gracias por su comentario, Sr. Sanz, le remito a mis respuestas al Sr, Moreno, Sr. De Gracia y al Sr. De la Concha pues en parte coincidían con sus cuestiones. Saludos.

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  11. Interesante trabajo el que ha hecho sobre el C-4. Acabamos de terminar la tertulia y ha sido intensa. Es un tema tabú aquí. ¡Hay en él tantos recuerdos!. Nuestra enhorabuena por su objetividad.

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  12. Desconocía la tragedia del C4, así como la historia de nuestros submarinos en nuestra guerra civil. Me ha entristecido la historia que cuenta y las dudas que deja. Tras leer algunos de los comentarios a su trabajo, me gustaría preguntarle como estudiosa del hundimiento, ¿cree usted que fue un accidente?

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    1. Gracias por sus palabras, Isabel y Uribe, sin embargo debo comunicarle que admito desconocer muchos aspectos trascendentales sobre el incidente que sin duda han quedado entre bambalinas (léase archivos oficiales y militares) y que son vitales para poder hablar con propiedad del asunto. Sí estoy siguiendo la pista a una copia de una publicación ya descatalogada de un cuaderno de bitácora de un marino que fue a bordo de uno de estos extraños hundimientos. Sin duda, en el momento en que caiga en mis manos y lo estudie bien, realizaré una entrada sobre el asunto. Hasta entonces, reciban un cordial saludo.

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  13. No sabia que antes de su guerra civil tuvieran submarinos el gobierno español. Creía que en Cuba y en Filipinas quedó lo que tenían y que tras las pérdidas de las colonias entraron en una fuerte recesión, ¿estoy en lo cierto?. Otra pregunta ¿porqué pone junto al B6 entre corchetes la palabra serie?

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    1. Buenos días, Expósito, lamentablemente son muchos los que consideran que el Imperio Español se desmoronó de pronto y de manera estrepitosa, cuando lo cierto es que sufrió un lento pero inexorable declive. Sobre su cuestión, tras el desastre de Cuba y Filipinas, uno de los objetivos del Gobierno Español de acuerdo con los tiempos que se vivían en Europa, fue rearmarse y para ello acudió a los grandes investigadores propios del país (permítame que le remita a mi entrada sobre Isaac Peral). Respecto a los corchetes (paréntesis), si se refiere al inicio del texto, lo uso para señalar que el submarino al que me he referido es uno perteneciente a la serie B y que carecía de nombre propio. Un saludo.

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  14. A Parra, P.Rodriguez, Arostegui, Rosana, De la Seca y a Serna, muchas gracias por sus comentarios, me agrada que mi artículo sea motivo de razonables debates. Saludos.

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  15. hola buenos días, muchas gracias por la información, mi padre era submarinista, pero en ese accidente iba en el Lepanto como marinero. Mi padre jamas me comento nada y me he enterado hace tres días.

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  16. Hola desconocido (unknown), celebro que mi blog haya contribuido a un mayor conocimiento en las vivencias de los integrantes de su familia, aún en esos momentos oscuros de nuestra historia. Muchas gracias por compartir su experiencia. Un saludo.

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  17. También yo he conocido por una de las fotos que hay en su información la existencia de un familiar en ese submarino. Mi padre siempre me lo ocultó, me dijo que había muerto combatiendo. Hoy que ya soy mayor y mi padre no está entiendo sus motivos republicanos. Muchas gracias.

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    1. Lamento, Julio, que mi artículo haya servido para enterarse de la forma y lugar dónde a un familiar querido, si te ha producido dolor. Desgraciadamente las personas y la historia guardan tantos misterios y sorpresas que uno nunca llega a tener el control total de su vida y de sus sentimientos, siempre quedan preguntas por responder, que no debe molestar en demasía. La forma sabia es vivir con ello, como dijo mi maestro. Un saludo.

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  18. ¿Comandado por ¡cubanos! En la guerra civil?

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    1. Antes de nada, mis disculpas por la demora en mi respuesta, no son buenas fechas, y gracias por dejar su comentario, Sr. Arroyo. Con respecto a sus palabras, sí, como lo oye, por cubanos y por rusos. Por eso mismo lo enfaticé diciendo "incluso estuvo comandado por rusos y cubanos". Recuerde que previo al enfrentamiento de la Guerra Civil española ,como prácticamente la mayor parte del ejército pasó al bando rebelde los republicanos tuvieron que aceptar ayuda de anarquistas, comunistas, liberales,... de cualquier rincón del mundo que desearan venir a luchar. Así acudieron desde rusos a cubanos, norteamericanos, franceses, alemanes... Incluso son varias las películas y series que ponen a sus protagonistas luchando en "causas perdidas" entre las que figura el bando republicano español en la Guerra Civil española. De hecho, ahora mismo se me ocurren dos ejemplos: uno de los amigos de Indiana en la serie "El joven Indiana Jones" y el mismísimo Rick de Casablanca, que la censura franquista le hizo luchar en no sé qué guerra cuando en el guión original dice que apoyando a los republicanos en España. Como dice el dicho: "la política crea extraños compañeros de cama". Un saludo y felices fiestas, que están ya a la vuelta de la esquina.

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    2. Falso... La mayor parte del Ejército, de la Armada y de la Aviación se quedó con los republicanos...yel 80¿% de los generales.
      Otra cosa es la calidad de las fuerzas de cada uno..., y de la disciplina.

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    3. Gracias por su comentario, Sr. Calero, aunque diverjo con Vd cuando realiza las afirmaciones de que la mayoría del Ejército, la Marina y la Aviación estaban con el gobierno legal durante la Guerra Civil. A mi juicio son demasiado tajantes. Cierto es que yo no estaba por allí entonces, nací muchos años después de acabada la guerra y los datos que aporto son de estudios de diferentes historiadores de reconocida seriedad, que aceptan que efectivamente la Armada fue “leal” en buena parte al gobierno, pero cuando hablan del Ejército, la mayoría de historiadores señala que un 70 % de los 15.000 jefes y oficiales en activo en 1936 combatieron en el bando sublevado y que, de los 210.000 soldados de tropa y suboficiales que formaban el ejército regular, más de 120 000 estuvieron con los sublevados; entre ellos los 47 000 soldados de las tropas de elite que estaban en Marruecos. Pero cuando comparo mis notas con sus palabras siento una enorme tristeza porque, de ser cierto lo que señala, vaya ejército mayoritario más inútil (e indisciplinado) tuvo que tener la República para que unos “pocos” soldaditos mandados por unos “pocos” jefes golpistas consiguieran ganar la guerra, a pesar de que ambos bandos tuvieran ayuda extranjera en mayor o menor medida. No obstante, no es un debate que me apasione sino todo lo contrario; en un país como el nuestro no hay nada que me guste menos que suscitar cualquier tipo de actuación que conlleve reabrir heridas latentes y que vuelvan a resurgir las dos Españas. Creo que, salvando intereses humanitarios legítimos, esas intenciones solo favorecen a personas o grupos que buscan calculados beneficios. Un saludo.

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  19. Buenos días Valeria; en primer lugar felicitarle muy mucho por su detallado y completo artículo sobre el hundimiento del submarino C 4.
    Le agradecería mucho se pusiera en contacto conmigo porque estoy recabando información sobre el hundimeinto de otro de la misma clase para un artículo que pretendo escribir en breve.

    Muchas gracias.
    Atentamente,
    J.Luis

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  20. Muchas gracias por sus palabras, pero veo más plausible que usted contacte conmigo vía privado (por e-mail, en la pestaña superior "contacto") y ya concretamos datos. Mientras tanto, un saludo y buen día, V.A.

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