A estas alturas, posiblemente casi todo el mundo ha escuchado, cuando
menos, el nombre de esta mujer pero, ¿qué sabemos en realidad de su labor
científica?. Hoy vamos a centrarnos en ella, sin duda uno de los científicos
más relevantes del siglo XIX, cuya labor se acrecienta si comprobamos todos los
prejuicios que tuvo que combatir por el simple hecho de ser mujer.
Madame Curie en su laboratorio, donde
descubrió el Radio y el Polonio.
Su nombre fue María Salomea Skłodowska. Nació un 7 de noviembre de 1867
en Varsovia, Polonia, bajo control ruso.
Sus padres eran maestros que impartían clases de Matemáticas y Física. Era la
menor de entre cinco hermanos y era una niña despierta e inteligente que desde muy
pequeña ya mostraba gran interés por la experimentación.
Con 10 años empezó a asistir a la escuela internado de J. Sikorska, donde
inició los estudios básicos, continuando después en una escuela para niñas, en
la que alcanzó el graduado en junio de 1883 con la mejor nota. No pudo
matricularse en una escuela superior por ser mujer, por lo que estuvo dando
clases particulares con su padre. Por fin consiguió realizar estudios
superiores de forma clandestina, junto a su hermana Bronislawa, en la Uniwersytet Latajacy,
que sí admitía estudiantes femeninos.
En 1891 se matriculó en la
Universidad de la Sorbona de París, realizando estudios de ciencias. Subsistía
con dificultad, asistiendo a clase por la mañana y dando clases particulares
por la noche. En dos años superó los estudios de Física con el número uno. Empezó
a trabajar en el laboratorio industrial
de uno de sus profesores, Gabriel Lippmann, alternando su trabajo con los
estudios de Química, de los que logró la Licenciatura un año después, en 1894.
Además realizaba estudios de interpretación, llegando a actuar en un teatro
para aficionados.
Inició sus trabajos de investigación analizando las propiedades
magnéticas de diferentes aceros por encargo de la Société d'encouragement
pour l'industrie nationale,
conociendo ese mismo año a Pierre Curie, instructor de la Escuela
Superior de Física y de Química Industriales de París. Los unió el interés por
la Ciencia. María se fue a trabajar al laboratorio de Pierre y nació entre
ellos una gran amistad que fue desembocando en sentimientos más profundos, de
forma que en 1894, Pierre le propuso matrimonio que ella rechazó porque quería
volver a Polonia, donde había echado una solicitud para un puesto académico de la
Universidad de Cracovia. Sin embargo la rechazaron por ser mujer. Pierre le
propuso iniciar su tesis doctoral en el campo sobre el magnetismo del que era
Doctor. Cuando regresó a París en 1895, se casó con Pierre en una ceremonia extremadamente
sencilla. Los dos vestían de calle y no hubo ceremonia religiosa, ni alianzas,
ni celebración alguna. Ella llevaba un vestido azul que después utilizó como
uniforme de laboratorio. Tras la boda montaron en bicicleta para iniciar su
luna de miel.
A la vuelta se pensó en el doctorado de María, que estaba progresivamente
interesada en los recientes descubrimientos de radiaciones. Por un lado Wilhelm
Roentgen (1895), había descubierto los rayos
X y por otro lado, Henri Becquerel (1896) había descubierto radiaciones invisibles
en el uranio.
La historia de los rayos X comenzó, en 1861, con William Crookes.
Estudiaba descargas eléctricas en diferentes gases. Aún no se conocía la
estructura elemental del átomo, formada por un núcleo donde hay cargas positivas
(protones) y neutras (neutrones), rodeado por una nube o corteza donde giran
cargas negativas (electrones). Creó un tubo de vidrio al que hizo el vacío, en
el que había colocado un polo positivo (ánodo) y un polo negativo (cátodo) -
como los que hay en una batería de coches o en los extremos de una pila
eléctrica - y en su interior fue introduciendo distintos gases nobles. Cuando
entre ambos polos colocaba una gran diferencia de potencial, al calentarse el
polo negativo desprendía un rayo rectilíneo, perfectamente visible, hacia el
polo positivo y que producía fluorescencia en el gas (de ahí vino el nombre de
tubos fluorescentes). Dedujo que esos rayos tenían que estar formado por cargas
negativas, ya que se generaban en el cátodo, por lo que les llamó rayos catódicos.
En 1895, el físico Wilhelm C. Roentgen experimentaba con los tubos de Crookes.
Quería evitar la fluorescencia que se producía en las paredes de vidrio del
tubo de vacío cuando se hacían pasar los rayos catódicos. Para ello cubrió el tubo con una funda negra de cartón. Cuando
repitió el experimento en estas condiciones, observó un resplandor
amarillo-verdoso en la pared. Al repetir la experiencia el resplandor volvía a
aparecer. Cuando interponía una placa fotográfica en la zona del tubo donde se
producía la radiación, ésta se velaba. Pero cuando entre la placa y la zona de
radiación colocaba una mano con un anillo (la de su esposa), en la fotografía
aparecía la mano en la que la piel casi no se veía, observándose perfectamente
los huesos junto con la sombra del anillo. Había hecho la primera radiografía
de la historia.
Primera radiografía de la historia.
Roentgen no conocía la naturaleza de esos rayos, de ahí que los llamara Rayos X. No sabía que esos rayos se
producen en el ánodo cuando se bombardea con rayos catódicos (electrones) a
alta velocidad y son frenados repentinamente por la materia. Si podemos mover el
ánodo podemos orientar los rayos X. Si lo orientamos hacia un objeto, éste
absorbe una cantidad de rayos X, y otra cantidad lo atraviesa. Esta cantidad de
rayos que atraviesa al objeto se puede visualizar en forma de imagen definitiva
en una placa radiográfica (radiografía)
o en una pantalla fluoroscópica
como imagen virtual mientras se esté bombardeando al objeto (pantalla de rayos
X). Por otro lado, si controlamos la
diferencia de potencial que aplicamos podemos tener rayos X, de intensidad
fuerte, media o baja (ver figura a continuación). Los primeros son los más
peligrosos y requieren mucha energía. De
forma general podemos decir que estos rayos suelen atravesar la materia
compuesta por átomos de baja masa atómica. Así en una radiografía la carne no
se vería porque está formada por átomos de masa baja: hidrógeno (2), carbono
(12), nitrógeno (14), oxígeno (32); pero cuando se encuentra con átomos de masa alta, como el calcio (40) de los huesos,
o el oro (197) o la plata (107) de un anillo, al no poderlo atravesar sale oscuro
en la radiografía.
Un año después, en 1896, el físico francés Henri Becquerel descubrió que
sales de uranio también emitían radiaciones invisibles análogas, con las mismas
propiedades que los rayos descubiertos por Roentgen. Estudió a fondo estas radiaciones
de las sales de uranio y comprobó que no eran rayos X, ya que podían ser
desviados por un campo magnético, lo que indicaba que estaban formados por
partículas cargadas. También comprobó que estos rayos lo producían cualquier
compuesto de uranio, ya fuera fluorescente o no, sólido o en disolución. Eran
rayos más penetrantes que los X, de manera que
podían ionizar gases y velar placas fotográficas protegidas.
Marie Curie empezó a estudiar las
radiaciones del uranio y, utilizando las técnicas piezoeléctricas inventadas
por Pierre, midió cuidadosamente las radiaciones del mineral pechblenda, que contenía uranio. Observó
que este mineral producía radiaciones más intensas que las del propio uranio, lo
que le hizo pensar que en el mineral había otros elementos desconocidos,
incluso más “radiactivos” que el uranio. A ella le corresponde el término de “radiactividad” para describir aquellos
elementos que emiten radiaciones. Pronto Pierre se unió a ella en el intento de
aislar del mineral esos elementos “nuevos” que desprendían esos misteriosos
rayos. Trajo desde Polonia varias toneladas de pechblenda, de las que
obtuvieron unos pocos centigramos de cloruro de radio. La técnica consistía en
remover en un caldero, calentado al fuego, diversas cantidades del mineral que,
tras fundirse, les permitía aislar las sustancias radiactivas que buscaban. Su
laboratorio era un abandonado almacén con suelo de asfalto y techo de uralita
en el que había claraboyas de colores. Estaba muy mal ventilado. No eran
conscientes de los efectos peligrosos de la exposición continua a la radiación,
sin ninguna protección.
Cuaderno de notas de laboratorio de María.
Detalle del matrimonio en su laboratorio.
En 1898 el matrimonio anunció el descubrimiento de dos nuevos elementos:
el polonio (María le dio ese nombre en honor a su país) y el radio.
Continuaron su trabajo, de forma muy precaria, y en cuatro años el matrimonio consiguió
aislar 1 gramo de radio a partir de una tonelada de pechblenda, lo que permitió
calcular su masa atómica. Estudiaron la radiación emitida por los dos
elementos, indicando diferentes características de ellos. Señalaron que la radiación que producen pasa a través del
aire y el cuerpo, y que puede convertir el oxígeno molecular (O2) en
ozono (O3). Marie planteó la propuesta de que esta radiación
provenía del propio átomo. Esta hipótesis fue un gran paso para echar por
tierra la teoría de que los átomos son indivisibles.
Fue la primera mujer en ser nombrada catedrática de la Escuela Normal
Superior (1900). El 25 de junio de 1903 presentó su tesis doctoral, dirigida
por Becquerel y valorada con cum laude,
bajo el título de Investigaciones sobre las sustancias radiactivas. El
tribunal lo presidía su antiguo profesor Lippmann. Ese mes se invitó al
matrimonio a dar una charla sobre radiactividad en la Real Institución de Gran
Bretaña, charla que tuvo que dar Pierre porque a María se le prohibió hablar
por ser mujer. Ese mismo año, de 1903, se le otorga a Marie Curie el premio Nobel de Física, que comparte con su marido y con Becquerel. Marie
Curie fue la primera mujer que conseguía este premio.
Los Curie habían alcanzado la gloria, pero para ellos supuso un desastre ya
que los separaban de la investigación. Sufrían al ver su laboratorio asaltado
por gente inoportuna, invadido por periodistas y fotógrafos, teniendo además
que hacer frente a un correo cada vez más voluminoso (que atienden los domingos)
y a solicitudes de charlas. En 1904 Pierre fue nombrado profesor de Física en
la Universidad de París, y en 1905 miembro de la Academia Francesa. María no tuvo ese mismo reconocimiento, ya que
esos cargos no eran ocupados por mujeres. Su trabajo en la investigación del
radio fue muy subestimado, debido a su origen polaco.
Los
tres ganadores del Premio Nobel de Física de 1903 y noticia de un periódico
informando del fallecimiento del científico Pierre Curie.
Tras la presión de Pierre desde su
nuevo puesto, la universidad les ofreció en 1906 un nuevo laboratorio. Ese
mismo año muere Pierre en París, atropellado por un tranvía de tracción animal.
María entra en una gran depresión, pero renuncia a una pensión vitalicia;
quiere seguir trabajando. El 13 de mayo de 1906, el Departamento de Física de
la Universidad de París le ofrece el puesto de su esposo. Fue la primera mujer
en ocupar el puesto de profesora y la primera directora de un laboratorio en
esa universidad. María se encerró y trabajó intensamente en el laboratorio. A
pesar de las reticencias que había contra ella, pronto sus investigaciones
hicieron que la llamaran de muchos países para dar conferencias, “la frágil mujer de ojos grises exponía sus
artículos con voz tímida y monótona, pero que arrancaba un creciente silencio
de admiración”. Su salud se iba deteriorando y necesitaba, de vez en
cuando, un descanso en las montañas. Pero pronto volvía a su trabajo.
En 1910 obtuvo un gramo de radio puro, que le permitió estudiar más a
fondo sus propiedades. No tuvo éxito con el polonio, ya que sólo logró que estuviera
138 días (vida media) antes de transformarse en otro elemento. Definió también
una unidad para medir las emisiones radiactivas, llamada años después curio en su honor. Aún así, la Academia
de Ciencias Francesa, en 1911, no la eligió como miembro, a pesar de que ya era
miembro de la Academia Imperial de San Petersburgo (1908), de la Academia de
Ciencias de la República Checa (1909), de Polonia (1909), de Suecia (1910), de la
Sociedad Filosófica Estadounidense (1910) y miembro honorario de muchas otras
asociaciones científicas. A pesar de los brillantes logros científicos en pro
de Francia, la actitud del público francés tendía a la xenofobia. La prensa francesa
la criticaba por ser mujer, extranjera y atea. Ayudó también el hecho de que se
filtrara una breve relación que había tenido después de la muerte de Pierre con
el físico Paul Langevin, casado,
que había sido alumno de Pierre, asunto del que la prensa hizo un escándalo,
llamándola "la extranjera" y "ladrona de maridos". Ese
mismo año consigue su segundo Premio Nobel, esta vez en Química,
por sus investigaciones sobre el radio y sus compuestos. Fue nombrada directora
del Instituto de Radio de París en 1914, que después pasó a llamarse Instituto
Curie. Era un laboratorio de radiactividad creado para ella por iniciativa del
Instituto Pasteur con la Universidad de París.
Ese año comienza la Primera Guerra Mundial. María trabajó sin descanso en
los campos de batalla con un equipo portátil de rayos X, con el que localizaba
fácilmente la metralla antes de la intervención médica. Pronto avanzó su deterioro
físico ya que, además de exponerse a los peligros de la guerra, acumulaba
grandes concentraciones de radiación desde el equipo portátil. María se sentía
cada vez más cansada y enferma. Aunque tomaba algunos descansos, la
recuperación era cada vez peor. Siempre tenía quemaduras en las manos por
manipulación del material radiactivo y los sucesivos análisis de sangre le
indicaban su creciente empeoramiento. Aún así nunca dejó de trabajar en su
laboratorio. Después de 1923 se sometió a varias operaciones de cataratas, pero
volvía al laboratorio, cada vez con peor visión. Tenía que utilizar lupas
gigantescas y colocar grandes señales de colores en sus instrumentos. Con 66
años de edad, en 1934, María se sintió con ánimo para ir a Versalles a patinar
y a esquiar. Por fin el ejército de ayudantes que trabajaba para ella pudo descansar
unos días. Cuando volvió al laboratorio mostraba síntomas graves de deterioro, fallaba
el estómago y comenzaron los vómitos. Fue necesario un nuevo descanso, durante
el cual agarró un catarro del que no mejoraba. Ante la dificultad de curación
volvió al laboratorio y continuó su trabajo, ante la desesperación de sus ayudantes
que la veían muy deteriorada. Por fuerte prescripción médica tuvo que guardar cama,
desde la que escribía a sus colaboradores señalándoles las tareas a realizar.
Cuando comenzaron los problemas respiratorios la llevaron a la Clínica
Sancellemoz, cerca de Passy (Alta
Saboya, Alpes franceses), donde el aire era más puro. Sufría anemia perniciosa
causada por la radiación. En pocas semanas murió. Su hija Eva escribiría: “En la mañana del 3 de julio, Madame Curie
pudo leer, por última vez, el termómetro que sostenía con su mano temblorosa
apreciando la bajada de la fiebre que siempre precede al fin. Y sonrió con alegría”.
Descansa junto a su marido en el cementerio de Sceaux, al sur de París.
Tumba de los Curie y estado actual, en el
panteón de los Curie (París, Francia).
Su hija Irene se casó con el asistente personal de su madre en el
Instituto Curie, Jean Frédéric Joliot. Ambos trabajaron en el campo de la
radiactividad artificial, esto es, creando nuevos elementos químicos por
bombardeo con las radiaciones descubierta por Marie en los elementos
radiactivos. Recibieron el Premio Nobel de Química en 1935
por la obtención de nuevos elementos radiactivos.
Irene Curie, hija mayor del matrimonio de
científicos, junto a sus padres (izquierda) e investigando con su madre
(derecha).
Me ha gustado y sorprendido mucho con su artículo. No conocía los perjuicios que tenia ser mujer a final del siglo diecimueve. Una mujer entregada y admirable.
ResponderEliminarMe ha gustado el artículo, Valeria. Increible la lucha de esa mujer y ya me he enterado lo que son los rayos X.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un trabajo muy interesante. No conocia la historia de esa gran señora, sólo que había descubierto la radioactividad, pero todo se queda pequeño ante la grandeza de su vida. Tampoco sabia que lo había tenido tan difícil.
ResponderEliminarHe disfrutado con su trabajo, Valeria, me ha parecido interesante, divulgativo y entrañable, sin embargo me ha quedado una duda cuando he leído lo que hacía Madam Curie en la gran guerra, ¿los minerales radiactivos desprenden rayos X? Saludos
ResponderEliminarGracias Ramón, por sus palabras. Sobre su cuestión, los minerales radiactivos no desprenden rayos X, pero sí radiaciones, pues son inestables. De hecho, la variedad de cuarzo ahumado (el que no debe su color a inclusiones) y que suele trabajarse en ciertas piezas de joyería presenta ese color precisamente por influencia de la radiactividad. Pero es que la radiactividad está formando parte de la Tierra y del Universo. De hecho muchos métodos usados para datación absoluta se basan en los periodos de semidesintegración radiactiva de determinados elementos que aparecen en isótopos inestables para transformarse más tarde en isótopos estables tras emitir radiaciones. Es el caso del Oxígeno 18/16, del Carbono 14/12, del Potasio (K-40)/Argón, etc.
EliminarPiensa que los elementos radiactivos pueden emitir 3 tipos de radiaciones. Una que es sólo energía, de una intensidad mayor a los rayos X. Se llama radiación gamma. Pero además pueden también emitir radiaciones cargadas. Una negativa y ligera que se llama radiación beta, y que son electrones, y otra, más pesada y positiva, llamadas radiación alfa, que coinciden con núcleos de helio. Esto lo descubrió Rutherford cuando hizo pasar las radiaciones provenientes de una sustancia radiactiva por un campo magnético y vio que unas se desplazaban hacia el polo positivo (las betas), otras hacia el polo negativo (las alfa) y otra fracción se desplazaba en línea recta sin desviarse (las gammas). Por otro lado, debes tener en cuenta que los átomos básicamente están formados por un núcleo donde está concentrada toda la masa (protones, con carga eléctrica positiva y neutrones, sin carga), rodeados de una nube de electrones, con carga negativa y masa insignificante, como pelusas. Los átomos, para ser estables en la naturaleza, deben tener masa neutra, lo que implica que el número de protones del núcleo tiene que ser igual al de electrones de la corteza. A esto se le llama número atómico y no hay dos átomos de distintos que tengan iguales números atómicos, de ahí que ese valor sea identificativo para los átomos y básico para ordenar a los elementos que existen en la naturaleza en la Tabla Periódica. Un elemento que tenga número atómico 1, siempre será Hidrógeno, si es 2 helio, 3 litio, 4 carbono…..La otra propiedad importante es la masa atómica, que es el número de protones más neutrones, básicamente. De hecho los átomos se suelen presentar con su símbolo, p.e. N (nitrógeno) con un subíndice que es su número atómico y un superíndice que es su masa atómica, esto es: 7N14 .
No sé si le he aclarado o por el contrario sólo le he liado más con mi respuesta. Un saludo.
Vaya con los franceses y con los ingleses. Vaya con los padres de la democracia. Sin comentarios. Muchas gracias por mostrarme a una gran mujer. Hoy me hacía falta.
ResponderEliminarCuando señala que no tuvo suerte con el polinio y que en 138 días se transformó en otro, ¿qué quiere decir con ello? ¿que era una mezcla?
ResponderEliminarSra Leire, gracias por su comentario. Respecto a su duda, decirle que el problema de los isótopos radiactivos es que con frecuencia son tales por haber absorbido excesiva energía que lo hacen inestables, al haber absorbido alguna radiación (ver respuesta a Ramón) así que tras determinado tiempo, 138 días en el caso del Polonio, desprenden esas partículas de más, en forma de radiación, transformándose en un elemento estable. Por ejemplo, si el Polonio que Madame Curie aisló fuera el 84Po211, al ser inestable desprendería una partícula o radiación alfa (2He4) transformándose en plomo (82Pb207) que sería estable. Tardaría 138 días en hacerlo. Por eso Marie Curie no logró investigar, cómo le hubiera gustado, a esos isótopos inestables, porque para cuando lograba acceder a ellos ya se habían transformado en su “versión” estable. Un saludo.
EliminarExquisito trabajo y exquisitas fotografias. Una pregunta ¿los rayos X intensos son los que se dan a una persona que tiene cáncer?. Gracias
ResponderEliminarGracias Ana por su comentario. Los rayos X no se emplean contra el cáncer. En estos casos se dan otro tipo de tratamiento. Estos rayos X intensos no se pueden utilizar en personas. Se emplean en la industria para hacer radiografías de soldaduras metálicas y otras construcciones. Los que se emplean en medicina es una fracción de los de media y baja intensidad. En la lucha contra el cáncer se utiliza la quimioterapia, que es una variedad de fármacos que tiene incidencia en la partición celular que produce el cáncer, pero tiene muchos efectos secundarios indeseables. Un saludo.
EliminarMemorable historia y admirable persona que superó a una sociedad injusta y cínica. Marcan caminos. Otra cosa, Valeria, cuando hablas de que en la radiactividad artificiosa se obtiene un elemento a partir de otro ¿alquimia?, ¿cómo se hace?, ¿se puede crear oro asi?, ¿descubrio María Curie esa radiactividad con el polonio?.
ResponderEliminarGracias por sus palabras, Sr. Gutierres. Los isótopos de un elemento son variedades de ese mismo elemento que teniendo el mismo número atómico, esto es los mismos electrones, varía su masa atómica (protones+neutrones). Por ejemplo, el carbono 14 (6C14) es similar al carbono 12 (6C12) con la salvedad de que el primero presenta dos neutrones más en el núcleo, lo que lo vuelve inestable. Todo esto, claro, explicado de una manera muy general. Respecto al oro, en teoría sería posible transformar un elemento próximo a él en oro bombardeándolo con diferentes partículas de forma que la suma y la resta de lo bombardeado alcancen el número atómico del oro, pero eso es en teoría, porque todo tipo de combinación no facilita al nuevo elemento la masa atómica del oro. Por lo que sería inestable y radiactivo, así que además de perjudicar nuestra salud, acabaría volviendo a su estado estable, esto es, al elemento inicial, desprendiendo lo sobrante en forma de radiación. Sí, Marie Curie observó e identificó acertadamente la radiactividad tanto en el polonio como en el rodio. Respecto a la radiactividad artificial, María no la descubrió. Fue su hija Irene y su yerno los que obtuvieron nuevos elementos radiactivos por bombardeo con partículas. Valiéndole el Nobel por ello. Un saludo.
EliminarGracias por sus palabras Joaquina, Rodri, Celeste y Gloria. Me alegra que mi trabajo haya sido de su agrado y provecho. Saludos.
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