miércoles, 1 de octubre de 2014

Los enigmas de Cerdeña


            La semana pasada estuve en esta bella isla italiana que reconozco que había captado mi atención desde que hace unos años me enteré de la leyenda que existía relativa a la fundación de una de las primeras ciudades de la isla, por parte de nada más y nada menos que de un rey tartesio. Así pues, una vez que arribé a Sardinia (como llaman a Cerdeña sus moradores) mi principal objetivo fue ir a visitar las ruinas de tal sitio.

            La ciudad en cuestión se denominó Nora, en honor a Norax, el rey tartesio que la fundó. Como ya viene siendo costumbre, resultó algo frustrante encontrar que las visitas guiadas a las ruinas de Nora (de otra manera no permiten visitarla) se efectuaban en inglés, francés o italiano, pero no en español (el idioma más hablado del mundo, tras el chino). Tampoco este idioma estaba presente en las audioguías así que tuve que conformarme con la visita en italiano que, aunque es parecido, hizo que bastantes datos que también me hubiera gustado conocer, se me escaparan. Sin embargo, lo fundamental sí lo capté. Y entre ello, la mención a la leyenda de la fundación de la ciudad por parte del tartesio Norax, hijo de Eritea (llamada como la isla sobre la que se fundó Gadir-Gades, antigua Cádiz, en España, en territorio tartesio) y del dios Hermes-Mercurio, así como nieto del célebre Gerión, del que ya hablamos al tratar los trabajos de Hércules en Tartessos.

     Esta leyenda sobre Norax se basa en las menciones de dos historiadores clásicos, Pausanias y Solino. Lo más relevante de todo es que no sólo ambos escritores antiguos relacionan la creación de la primera ciudad sarda con el rey tartesio, sino que Pausanias data esta fundación ANTES de las guerras troyanas. ¿Y qué tiene este dato de relevante?, se preguntarán los lectores. Pues “únicamente” el pequeño detalle de que, de acuerdo con los escritores clásicos, los fenicios llegaron a la Península Ibérica unos años después de que Troya cayera. Y recordemos que de acuerdo con Homero el sitio de Troya duró una larga década, como ya vimos en otra entrada. Por tanto, la fundación de la colonia tartésica de Nora en Sardinia debió ocurrir hacia el 1.200 a.n.e., como muy tarde, si bien posiblemente aconteció mucho antes.
            Otro detalle; entre las ruinas de Nora se halló una piedra con escritura que, según ciertos autores, parece estar elaborada en fenicio si bien todos sus caracteres están representados en la escritura tartésica o sublusitana, lo que en mi opinión deja abierta la posibilidad de que sea un escrito tartesio y no fenicio. Aún así, aunque no existe acuerdo entre los lingüistas que han tratado de descifrar la pieza arqueológica, hay quién dice reconocer la mención a Tarsis en la epigrafía. Curioso.
            ¿Más datos “curiosos”? Nora se encuentra situada en una zona, actualmente militar por su importancia estratégica, al suroeste de la isla. Es decir, es de las primeras zonas de la isla que se muestran a los barcos que, como en el caso del ferry que me transportaba, llegaba a Cerdeña desde el puerto de Barcelona, pasando cerca de las Baleares; en otras palabras, se situa en una de las primeras zonas de Cerdeña que serían accesibles a los navegantes que, tras cruzar el Estrecho y tal vez haciendo un alto en las Baleares, se dirigían a Sardinia.
            Pero sigamos con los datos curiosos. Cerdeña está plagada de dólmenes (llamados “tumbas de gigantes”), menhires, y unos curiosos torreones que aparecen rodeados de poblados que recuerdan a los castros gallegos. Dichos torreones los denominan “nuraghes” y nadie sabe explicar el origen de estas numerosas edificaciones (se estima que hubo más de 8.000 en toda la isla, si bien la gran mayoría se encuentran en absoluta ruina) aunque las consideran autóctonas. Pues bien, a mi me recuerdan muchísimo a los torreones aislados que florecieron en Castilla La Mancha, también con casas circulares situadas cerca de ellos y contemporáneos a la cultura almeriense-murciana de El Argar (III milenio a.C.), unos 500 años más antiguos que los “nuraghes” sardos. La duda no se hizo esperar: ¿procede el término “nuraghe” de “nora-gens” o “gentes de Nora”, siendo este tipo de construcción importado desde la Península Ibérica, donde por cierto ya existían dólmenes construidos en el sexto milenio antes de nuestra era, tal y como informo en mi libro “Tartessos, 12.000 años de historia”, apoyándome en varias publicaciones científicas y dataciones absolutas efectuadas en ellos?.

    Nuevamente las distintas visitas arqueológicas a los poblados nuraghes que han pervivido sólo podían ser guiadas (y de nuevo, en francés o inglés, nunca en español) pero aún así y tras preguntar a varios guías sobre posibles ajuares hallados en estos restos megalíticos, únicamente saqué en claro que habían sido muy expoliados desde la antigüedad, por lo cual apenas se conocían restos asociados a estos nuraghes. La respuesta me llegaría por otro lado.


2 comentarios:

  1. Coincido con tus apreciaciones y comparto la extrañeza/indignación ante la nula presencia del idioma español en los sitios arqueológicos de la isla.Tan sólo citan-siempre sin dar demasiada importancia- a las "torres españolas", por cierto, extraordinarias, que cubren todas sus costas y que fueron durante muchos siglos las mejores defensas de Cerdeña ante ataques por el mar.
    Claro, que este ninguneo no es nada comparado con lo que se hace en Malta, donde, rendida la isla al encanto anglófilo, se miente descaradamente sobre la presencia española en la isla (superpoblada y con una especulación urbanística insostenible). ¿Qué hemos hecho para merecer ésto?. Creo que lo peor,es callarnos continuamente.
    Muchas gracias por toda la información y la variedad amena de tu blog.

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  2. Muchas gracias por tu opinión, Minuciosa. Lamentablemente no son los únicos casos. En los museos de Reino Unido únicamente se rotula en inglés bajo la excusa de "que no se ofendieran los idiomas excluidos" ya que según ellos "todo el mundo se maneja bien en inglés".Curiosamente no aplican lo mismo cuando vienen a España y no se molestan en aprender español. Al margen de haberme topado con varios españoles radicales fuera de España que pedían folletos/libros/explicaciones en su lengua regional o en inglés en su defecto, creo que el Gobierno español y el Instituto Cervantes debería comenzar a plantear a la Unión Europea que en los museos se rotulara en Español, el idioma más hablado de Occidente. Un reciente trabajo (de hará un mes) con el que me topé afirmaba que el 6 % de la población mundial tiene el Español como lengua madre. Pero en fin, me temo que estamos ante una batalla perdida. Estoy cansada de reivindicar lo mismo cada vez que visito un museo en un país extranjero. En ese sentido, admiro a numerosos suramericanos con los que me topo en el extranjero y que sin perder la cordialidad, tranquilidad y buenos modos, siguen hablando en español y al final el camarero/vendedor, ...tiene que terminar por esforzarse en entenderlos. Cuántas veces, a las primeras de cambio, he pasado a hablar el inglés en lugar de defender, como ellos, mi idioma. Mea culpa. Un saludo.

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