miércoles, 18 de julio de 2018

La abundante y peligrosa cosmetica

         Se que la temática de esta entrada, especialmente después de las dos sobre el cambio climático y el efecto invernadero, así como la del tabaco y la problemática de los plásticos, va a crear quebraderos de cabeza a más de uno/a, sin embargo, hacía ya un tiempo que mis amistades me habían solicitado este asunto, al contar con menos tiempo y dominio de la química, como para andar investigando por su cuenta en sus ratos libres (va por ti “Depa” e “Ire”, como dice el dicho “más vale tarde que nunca”).
            El asunto que hoy voy a tratar está relacionado con la salud de nuestra piel y el cuidado que le damos en su día a día, con la mejor de las intenciones. Aunque en España este asunto no suele tratarse mucho, en el mundo anglosajón hay una increíble barbaridad de estudios científicos rigurosos basados en la ingente exposición química a la que estamos siendo sometidos a diario, sin ser conscientes y sus consecuencias en nuestra salud manifestándose en forma de pérdida de cabello, erupciones de la piel o incluso predisposición a padecer algún tipo de cáncer.

            Tal vez mi interés venga de mi delicada y reactiva piel y cabello, con una elevada fotosensibilidad que me crea en épocas señaladas incómodas erupciones y eczemas, así como pelo cada vez más claro y quebradizo, además de incómodas jaquecas consecuencia de tanta luz recibida, y el ir a poco que me descuide en plan Clint Eastwood, con los ojos casi cerrados y continuo lacrimeo, por muy oscuras que sean mis gafas de sol. Por ello pronto aprendí que los alcoholes y otros productos de cremas, maquillajes y champús comunes e incluso de marcas caras, pueden resultar muy irritantes. Pero ese no era el menor de los problemas.
Me gustaría señalar que he seleccionado marcas totalmente al azar, por ser las de mejor distribución y estar disponibles en cualquier tienda. Sin embargo sus ingredientes son comunes en otros productos similares, que si tiene el lector a mano los productos de cosmética e higiene que usa, estaría bien que los comparara con los que voy a ir citando y si los encuentra en la etiqueta, al menos sabrá su cuestionada toxicidad o los problemas de salud con los que expertos químicos los han relacionado tras meses y años investigando con ellos. De esta forma, podrá decidir terminar de usarlo hasta acabarlo y luego comprar otros sin esos productos, o bien regalarlos o tirarlos, si le preocupa la salud de tu piel. Dicho esto, comenzamos:


Productos de ducha
            Se nos viene bombardeando incesantemente con el uso de champú, acondicionador, una vez a la semana mascarilla, serum antifrizz (antiencrespamiento) a la salida de la ducha (esa es otra, ducha mejor que baño, se ahorra bastante más agua) y spray para evitar daños por el secador. Pues bien. Tan sólo con esa rutina exponemos el cabello y cuero cabelludo a más de 120 productos químicos distintos que interactúan entre sí. Lo que es peor, es que parte de esos problemas que deseamos combatir nos los generan los mismos productos que hemos citado, en un terrible círculo consumista perfecto. Así, por ejemplo, el champú lleva una serie de detergentes fortísimos (industriales), llamados “tensioactivos” que se encargan de disolver la grasa de nuestro cabello. El tensioactivo más barato (e irritante, causa dermatitis, urticaria, altera el pH dérmico,… una auténtica bomba para pieles sensibles, delicadas y reactivas o atópicas) es el Sodium Laureth Sulfate que suele combinarse con el añadido de Coco-Betaine o cocamidopropil beteine cuya función es adormecer la zona que entra en contacto, dando la sensación de que no se irrita aunque sí lo hace (solo que no nos enteramos, como cuando nos duele una muela y nos tomamos un analgésico para no sentir el dolor). Pues bien, el sodium laureth sulfate (frecuente en desengrasantes industriales para maquinaria, fregasuelos de hostelería, lavavajillas industriales, …) es tan dañino que en muchas publicaciones científicas anglosajonas prohíben aplicarlo en niños pequeños debido a que pueden causar graves daños corrosivos en zonas sensibles como los ojos y mucosas.
Otro detergente de uso frecuente en cosmética es Sodium Lauryl Sulfate que es intensamente absorbido por los ojos, cerebro, hígado y corazón, de manera que en varios experimentos con ratones se ha visto que a largo plazo han generado cáncer en estos órganos, cataratas e interfieren en el correcto desarrollo visual de los niños. En ratones de laboratorio generaron calvas y pigmentaciones anómalas. Lo que ocurre es que ambos detergentes, además de ser económicos, hacen mucha espuma y la gente asocia que eso es sinónimo de limpieza cuando en realidad es sinónimo de abrasión o irritación. El fairy, por ejemplo, los contiene en gran cantidad. El problema es que la grasa de las comidas sí debe limpiarse de los utensilios de cocina, pero nuestra grasa corporal nos aporta, como a nuestras mascotas, una protección medioambiental y prescindir de ella suele conllevar problemas dérmicos.
            Como los tensioactivos no son muy estables, para garantizar que el champú se mantendrá tal cual durante meses se le aplican alcoholes (que resecan o deshidratan el cabello descamándolo, generando las conocidas puntas abiertas) y sales (algunas con metales no muy saludables, por lo general cloruro de sodio –la sal común de mesa-, cloruro de amonio, o sulfato de sodio). ¿Y aún hay quién se sorprende de verse caspa?. En ese caso es que el cuero cabelludo, sensible, ha sido irritado por estos fuertes productos, descamándose ya que está produciéndole dermatitis. Y recordemos que tradicionalmente a los problemas de caspa se les suele aplicar un champú con todos estos productos, pero con un extra de Zinc, entre otras sustancias químicas más (cuando lo suyo sería aplicar algo tan sano como el gel de aloe vera, por ejemplo).
            Además, para dar esa sensación de suavidad a los champús, se le añaden siliconas que generalmente no suelen ser solubles al agua (las más comunes son Dimethicone, Dimethiconol, Phenyl Thrimeticone, Amodimethicone y cydomethicone, mientras que sí son solubles al agua dimethicone copolyol y cualquier dimeticona con PEG delante). Precisamente por estas sustancias plasticosas en nuestro pelo es a veces necesario aplicarnos acondicionador y mascarilla, que a su vez vuelven a llevar fuertes tensioactivos para disolver parte de estas siliconas y aplicar nuevas, en más cantidad, que se volverán inestables en pocos días (de ahí es aspecto de “sucio” del cabello, porque estas siliconas comienzan a mostrarse tal cual son y de nuevo comenzamos el círculo vicioso con el champú o aplicando aún más siliconas no hidrosolubles a través de sérums, “aceites de argán”, “aceites para el pelo” y otros productos que llevan de todo menos el susudicho aceite, o lo llevan en muy pequeña concentración; consideremos que a partir de la cuarta posición en la lista de ingredientes, las cantidades son prácticamente despreciables).
            El problema es que nuestro cabello y cuero cabelludo no es un motor de un coche, así que ¿por qué creemos que debemos limpiarlo con agresivos productos industriales?. ¿Quién se atrevería a echar a un caro y delicado pañuelo de seda natural un detergente industrial, lo cubriría con acetona y lo frotaría con derivados del petróleo y sal de cocina?. Pues eso es lo que hacemos, precisamente, cada dos días con nuestro cabello y a diario con nuestra piel. No es necesario.
            Tomemos un champú que se vende como natural, que cuida el pelo dañado y se publicita bastante, por ejemplo Herbal Essence. Miremos su composición:


            Como se observa en la etiqueta, nos estamos echando al cuero cabelludo, además de tres colorantes químicos (yellow 10, red 33 y yellow 6; los colorantes también pueden marcarse como CL- ), tres alcoholes además de otras fragancias, dos ácidos (cítrico y glutámico), un detergente (sodium chloride) de uso industrial y varias siliconas no hidrosolubles, además de EDTA que es un producto prohibido en algunos países por sus daños medioambientales (por sí mismo es teóricamente “inofensivo”, el problema es que al mezclarlo con otras sustancias químicas, fija los metales pesados de tal manera que es muy complicado removerlos; de ahí que muchísimos peces, anfibios, cetáceos, … muestren una elevada concentración de metales pesados en sus tejidos y grasas corporales, recordemos que toda esta ingente cantidad de sustancias químicas diluidas en agua terminan llegando a los ríos, lagos y mares) y su gran persistencia en el ecosistema.
           Otros elementos a evitar son la Trietanolamina (TEA), Dietanolamina (DEA o Diathanolamine, en el etiquetado), de probada relación con el desarrollo de cáncer de riñón e hígado en ratones, así como la Monoetanolamina (MEA).
            La cosa no mejora con otros productos que prometen ser la panacea en el cuidado del cabello. Veamos el ejemplo de la marca “del canguro”, que reconozco tienen un olor muy agradable:


        Bueno, la verdad es que a la vista de su formulación ¡el milagro (Miracle) es no perder el pelo!. Un hecho recurrente en cosmética es que dicen usar extractos vegetales. Sin embargo, si vemos en la posición en la que aparecen, su concentración es tan baja que resulta en la práctica como si no los llevaran ya que por lo general nos aplicamos poca cantidad en cada lavado. A cambio, para darles estabilidad y evitar fermentaciones, nos encontramos gran cantidad de alcoholes que resecan piel y cabello, en una concentración mucho más abundante que lo extractos naturales. Por otro lado, frecuentemente “van con trampa”, tomemos el caso del aceite de ricino, tan maravilloso para el pelo (baste observar el cabello de las personas de la India y Pakistán, que lo vienen empleando desde hace siglos dado que fortalece el cabello, lo nutre en profundidad y favorece su crecimiento más rápido). El aceite de ricino, comúnmente llamado “Castor Oil” por lo general se usa en la industria cosmética en la forma de PEG-40 (u otro similar) Hidrogenated Castol Oil. Esta sustancia aporta suavidad pero poco más dado que todas las propiedades del aceite de ricino las ha perdido y, aunque existen algunas publicaciones que hacen poco recomendable su uso, aún no hay nada concluyente al respecto (sobre que pueda causar algún daño en nuestro organismo).
            Siguiendo con la etiqueta de la imagen anterior, si nos fijamos en la segunda fila por abajo leeremos DMDM Hydantoin. Pues bien, este elemento (el allantoin y el diazolidinyl urea son también similares y usados asiduamente) es un conservante muy eficaz contra la proliferación de hongos, pero lamentablemente es inestable de manera que acabará dando lugar a formaldehido, una sustancia totalmente prohibida de usar en cosmética desde que el Instituto Internacional para la Investigación del Cáncer  (IARC) y la Occupational Safety and Health Administration (OSHA) lo añadieron al listado de sustancias que producen cáncer. Con todo, en nuestro país son productos bastante usados por casi todo tipo de cosméticos. El problema es que el formaldehído y los liberados de formaldehído (esto es, aldioxa, allantoin, alcloxa y cualquier sustancia que en su nombre contenga alguno de los siguientes nombres: DMDM Hydantoin, MDM Hydantoin, Diazolidinyl Urea o Imidazolidinyl Urea) han sido declarados por la OMS, desde 2004, como cancerígenos y por lo tanto, de uso prohibido en cosmética o en otro tipo de productos. Generan además dermatitis y alergias dérmicas ya rotundamente aceptado, el inconveniente es que resulta un conservante sumamente barato y por ello, difícil de suprimir de la industria internacional, que lo emplea sin pudor en pastas de dientes, geles de baño, productos de afeitado, desodorantes, cremas, barras de labios, maquillajes diversos, ...
           La última palabreja en la tercera fila por abajo, methylcloroisothizolinone, es un compuesto orgánico halógeno. También están entre los elementos a evitar dado que pueden añadirse a los tejidos, atacándolos y descomponiéndolos además de generar reacciones alérgicas. De la misma "familia" son el triethanolamine, methylisothiazolinone (MIT) y methylisothiazolimone, en grandes dosis (o lo que es lo mismo, de frecuente uso de productos que los contengan a alguno de ellos), tal es así que a finales de 2012 la Sociedad Francesa de Dermatología publicó que estas sustancias provocan irritaciones en la piel de diversa consideración y eczemas. Cuidado porque suelen emplearse frecuentemente en las toallitas infantiles (y recordemos que los niños son más vulnerables a concentraciones que teóricamente serían relativamente inofensivas para un adulto).
            Adicionalmente a estos productos, si lees los ingredientes verás que te estás aplicando gran cantidad de sales (sodium citrate, sodium chloride, magnesium nitrate, sodium sulfite,…). ¿De verdad crees que necesitas llenarte tu pelo y cabeza con todo tipo de sulfitos, nitratos y demás?.

Cremas faciales y solares
            Veamos ahora una crema cualquiera, por ejemplo la Age Perfect de Lóreal pieles maduras y comprobemos su formulación:

             Como quinto ingrediente aparece “aceite mineral” que es una manera sutil de decir que lleva un derivado del petróleo. El uso de estos aceites o parafinas son muy comunes porque crean la falsa idea de piel impermeable e hidratada (son frecuentes en “aceites Johnson” para bebés, después del baño) pero sin embargo actúan de la manera opuesta ya que realmente impermeabilizan tu piel evitando que transpire e intercambie aire y líquidos, desecándola (es como si te cubrieran la piel con el film transparente de envolver bocadillos). Además evita que tu piel absorba otros productos. Eso sí, es un remedio eficaz y rápido para quitarse fácilmente las manchas de aceite de barco, de la piel, en la playa (lamentable que ya resulte frecuente). Basta con echarse el "aceite Johnson" sobre la mancha y retirar con algodón (petróleo, con petróleo se quita).
            Verás también varios parabenos, que suelen ayudar a que el producto se conserve más tiempo. En verdad y a pesar de su mala fama son más inocuos que otras sustancias. Eso sí, evita el butylparaben y propylparaben en menores de 3 años, en embarazadas y en zonas irritadas de la piel (mayor absorción) ya que varias publicaciones científicas han arrojado serias sospechas de que pueden alterar el equilibrio hormonal del organismo, además de poder transmitirse al bebé lactante a través de la leche materna. Estos cambios hormonales, además de generar alteraciones en nuestros órganos, afectan también a nuestro estado emocional. La Unión Europea ha prohibido el uso de isopropylparaben, isobutylparaben, phenylparaben y benzylparaben por precaución, ya que aún no hay datos claros para ver sus consecuencias de uso tópico, si bien varios ensayos de laboratorio parecen relacionarlos con el desarrollo de cáncer de mama en personas con predisposición genética a desarrollarlo (los hombres también pueden padecerlo y lo padecen, aunque no se suele decirse ni nada tiene que ver con su condicción o inclinaciones sexuales). Como digo, salvo estos 4 parabenos citados, el resto de parabenos son más inofensivos que muchas otras sustancias que suelen llevar todo tipo de productos, desde cremas hasta dentífricos, enjuagues bucales o cremas de afeitado, por citar algunos. Por eso, no te dejes manipular con las campañas publicitarias que añaden “producto sin parabenes” pretendiendo mostrarse como sumamente sanos, cuando basta una mirada a sus ingredientes para comprobar los sumamente dañinos que pueden resultarnos.

Ejemplo de un champú de los tantos que se han añadido a la moda de los “0 parabenos”, en este caso, "0 % parabenos, colorantes y siliconas”. Con todo, basta una ojeada a los ingredientes para comprobar que abusa de los dos principales detergentes disuelvegrasa industriales, además cuenta con el temido Disodium EDTA, varios ácidos (por ejemplo el Sodium benzoate, o ácido benzoico, un fungicida) y sales (por ejemplo el sodium chloride o cloruro de sodio, la sal común). Además de todo esto, posee la cuestionada sustancia empleada como fragancia Butylphenyl Methylpropional, que de acuerdo con diversos análisis, en concentraciones moderadas a altas puede llegar a causar problemas alérgicos, alterar negativamente la fertilidad o en bajas concentraciones, crear alteraciones hormonales y todo ello, con una bioacumulación y persistencia en las aguas que contamina realmente preocupante (para consultar ésta y otras sustancias, picar aquí para acceder a la web de la ONG estadounidense EWG que protege la salud de los consumidores, está en inglés).

             Aunque si hay cremas faciales que son auténticas bombas de relojería son los fotoprotectores solares ya que además de productos tóxicos de las cremas faciales, llevan otras sustancias muy peligrosas adicionales, con el añadido de permanecer en el medioambiente por muchos años, afectando a las aguas, peces, moluscos y fauna en general que acabaremos comiéndonos, así como a las aves marinas.
           
Entre los productos tóxicos a evitar están:
- “fragancias” o perfumes, que contienen ftalatos y siloxanos (ciclometicona y otros nombres terminados en “siloxano”, p.ej. cyclopentaxilosano): disruptores hormonales. En experimentos con animales causaron esterilidad y problemas reproductivos. Presentes en productos del cabello, laca de uñas, carmines y cremas de ambos sexos. Evitar igualmente el Phenoxyethanol y los compuestos halógeno-orgánicos, Butilhidroxianisol (BHA) y Butilhidroxitolueno (BHT)

- palmitato de retinol – inestable con la luz solar generando radicales libres que dañan las células dérmicas y pueden derivar en tumores. También escrito como "retinol palmitato", es una forma de vitamina A, tópica, que algunos ensayos de laboratorio han sugerido un aumento en el riesgo a sufrir cáncer de piel

- nanopartículas de óxido de zinc (evita cremas solares en aerosol, las lleva), son cancerígenas. Escoge mejor cremas solares blancas (emplean óxido micronizado de zinc u óxido de titanio, seguros) que las incoloras (usan nanopartículas).

- Dihidroxiacetona, también escrito como DHA – si se inhala o ingiere puede generar alteraciones genéticas (en ADN) y cáncer.

            Con respecto a los filtros solares, son preferibles los físicos (talco, silicio, óxidos de Zinc, de Magnesio, de Hierro, ..) que los químicos que actúan alterando las hormonas y produciendo anomalías graves. La lista de químicos es larga (puedes buscarlo en internet, por ejemplo aquí). Entre ellos destacan, a evitar:
- Filtros ultravioleta B (UVB): el Octildimetil PABA o Palmitato 0, que es un disruptor endocrino estrógeno, liberador de radicales libres, desencadenante de reacciones alérgicas, ecotoxicidad (envenena el entorno) y contaminante ambiental (la ONG EWG lo valora con 5, aumentantando desde la puntuación 0 según su peligrosidad)

- la sustancia Ethylhexyl triazone (octyl triazone), que a pesar de no ser un filtro solar, aumenta la eficacia de otros que sí lo son  y por ello suele emplearse en los productos solares. El problema es que libera radicales libres al interactuar con la luz solar, aumentando la degradación de las células de nuestra piel. Aunque existen aún pocos datos de sus efectos, EWG aconseja prudencia en su uso, otorgándole un valor de 1. Con todo, conviene señalar que en USA se ha prohibido su uso.

- Cinamatos: son posiblemente los factores más problemáticos actualmente. El más frecuente de hallar es de la familia Octinoxate (escrito en el etiquetado como Octyil Methoxycinnamate, OMC, Ethylhaxyl Methoxycinnamate o EHMC), es un potente disruptor endocrino confirmado, persistente y bioacumulativo, que se absorbe a través de nuestra piel, favoreciendo además la absorción de otras sustancias. Es por ello que países como Dinamarca han prohibido su empleo al menos en cremas para niños, debiendo indicarse su presencia en el resto, pues se ha detectado en diversas concentraciones en la leche materna. Contamina altamente las poblaciones de peces de ríos y mares y resulta tan complicado de eliminar que puede aparecer en las aguas del grifo de nuestras casas e incluso se ha detectado su presencia en aguas minerales embotelladas.

- 4-MBC (4-Methylbenzylidene Camphor) (1,7,7-Trimethyl 3-[(4-Methylphenyl) Methylene] Bicyclo [2,2,1] Heptan-2-On)): potente disruptor endocrino, persistente en el medio y bioacumulativo en el organismo de los seres vivos, por lo cual su uso en cremas solares no está permitido en los Estados Unidos. Diversas publicaciones apuntan a que puede generar toxicidad tiroidea. Evitar siempre, aunque sea por la intensa contaminación que causa en las poblaciones marinas y acuáticas. Valor EWG: 7. 

- Filtros Ultravioleta A (UVA): las Benzofenonas: es de los peores filtros solares químicos que se han creado, principalmente la Benzofenona-3 (BP-3) u Oxibenzona pues actúa como disruptor endocrino múltiple (esto es, altera la segregación y producción natural de nuestro organismo de diversas hormonas, necesarias para el correcto funcionamiento de nuestros órganos), altamente bioacumulativo y gran contaminante medio ambiental por su persistencia en el entorno. Está relacionada con reacciones fotoalérgicas, es absorbida en concentraciones significativas por nuestra piel encontrándose en diversas concentraciones en la leche materna, pasando así al organismo de recién nacidos, alterando su normal desarrollo. Hay publicaciones que evidencian neurotoxicidad y ecotoxicidad causada por esta sustancia (el CDC realizó un estudio de su posible presencia en individuos tomados al azar, encontrándose en el organismo del 97 % de los estadounidenses analizados. La EWG le otorga un valor de 8 (evitar siempre). En las etiquetas puede aparecer con los nombres citados o como benzophenone-3 (2-hydroxy-4-methoxyphenyl) phenyl-methanone, como 2-benzoyl-5-methoxyphenol, o como 2-hydroxy-4-methoxybenzophenone; entre otros.

- Cinoxato (2-Ethoxyethyl-P-Methoxycinnamate): con valor 3 por EWG (uso limitado, por prudencia, evitar), actualmente está en desuso.

-Homosalate (3,3,5-Trimethyl-Saicylate Cyclohexanol; 3,3,5-Trimethylcyclohexyl 2-Hydroxybenzoate): con valor 4 por EWG (uso muy limitado, evitar). Es altamente contaminante, además de actuar como disruptor endocrino débil; la luz solar lo descompone en otras sustancias dañinas para la piel, oxidantes. Propicia la absorción de otras sustancias por nuestra piel.


   Y estos son solo algunos componentes de los muchos que llevan las cremas solares.
 
 Por lo general, los protectores solares son auténticos venenos de nuestro entorno muy difíciles de eliminar debido a su resistencia al agua, y que están formados por una cantidad ingente de sustancias a cada cual más inestable y peligrosa. Todos estos elementos pasarán a los peces, algas y a los filtradores naturales que son los bivalvos tales como los mejillones, las ostras y otros animales muy consumidos por los seres humanos.

Entonces, ¿qué usar?
            Pues ya depende de gustos y lo que mejor os vaya. Personalmente uso para la higiene en la ducha una pastilla de jabón de tiendas de jabón artesanales (p.ej. Laguerza, La Jabonería Galesa, etc) y en herboristerías (Weleda, Eladiet, …). Con todo, cuando tengo algo de tiempo opto por hacérmelas (con un par de pastillas de jabón de glicerina lo más puro posible, calentadas al “baño maría” removiendo hasta que se funde totalmente, entonces se retira del fuego y mientras sigo removiendo para que no solidifique espero que baje un poco su temperatura, añado el gel recién extraído de una hoja de una planta de aloe vera de más de un año de edad, removiendo bien y añadiendo unas gotas de aceite de ricino, de romero o de árbol del té, remuevo bien para que se mezcle y vierto en moldes para extraer al cabo de unas horas el jabón listo para usar). La marca australiana Thursday Plantation posee una amplia variedad de productos, desde pastillas de jabón, champú, desodorante, aceite… y todo del árbol del té natural y orgánico (eso sí, conviene mirar los ingredientes porque a veces alguno de estos productos posee un detergente industrial, el temido EDTA u otra sustancia de dudosa reputación).

             Como exfoliante/hidratante en la ducha, miel barata de cualquier supermercado, marca blanca, con “miel de dentro y de fuera de la UE” (casi todas son de China), un poquito cristalizada. No superará los 2-3 euros, dilúyela un poco en agua para que no te deje pringosa y aclara bien luego. Te dejará la piel suave y con un aroma increíble.
            Como champú, en herbolarios, cualquiera con el certificado BIO o ECOCERT (certificado entregado precisamente tras un arduo examen de la composición del producto, de la procedencia de las sustancias empleadas, precedentes generalmente de agricultura ecológica, de la carencia de productos de dudosa reputación y sobre todo, que no ensaya en animales, algo que desgraciadamente hacen casi todas las marcas que no muestren en la etiqueta un sello que diga “no testado en animales”). 

Generalmente los productos más saludables suelen estar comprometidos con el Medio Ambiente, siendo frecuente que presenten el sello del certificado Ecocert (ojo con otros sellos “Bio” que se añaden para vender mejor, en las etiquetas de muchos productos y que carecen de un organismo que les otorgue tal sello a cambio de cumplir realmente con su empleo de sustancias saludables con nuestra salud y con las aguas y tierras; es decir, que no son saludables aunque traten de pasar por tales) y el sello que garantiza que no ha sido testado en animales (es realmente horroroso lo que hacen a muchos gatitos, conejos, chimpancés y otras especies, inyectándoles en ojos, mucosas o pieles altas concentraciones de ácidos, productos químicos, detergentes….para comprobar sus efectos, generándoles grandes úlceras, desprendimientos, cataratas, pérdidas de visión en los ojos, etc cuando encima es imposible que un ser humano se eche tales cantidades en sus zonas sensibles; realmente atroz y sádico).

La pastilla de jabón usada para el cuerpo también sirve para limpiar el cabello. Weleda tiene una gama amplia de champús libres de sustancias problemáticas, si bien últimamente he descubierto en mi tienda de la cadena de perfumerías DRUNI (en toda España) una sección de champús, cremas y mascarillas de una marca eslovena “NATURA ESTONICAbio” a muy buen precio (3,95€, 400 ml) y de la marca “ORGANIC SHOP” (1,95€ los 280 ml), muy saludables en su composición.
Como mascarilla del pelo, utilizo la de 5 minutos de L’Occitane. Weleda también tiene y son bastante más baratas. Disponibles en el Corte Inglés, parafarmacias y on-line.
            Como desodorante, el de limón de Weleda, también una piedra natural de alumbre de potasio, a la venta en herboristerías (evita de aluminio, pues hay dermatólogos que creen que puede ser cancerígeno y generar distintas enfermedades serias en los poros de la piel).
            Como serum antiencrespamiento del cabello, aceite que compro a una mujer de Pakistán, en el mercadillo y que trae productos naturales de su tierra para el cabello, naturales. También el famoso Khol en polvo, como eyerliner que además evita enfermedades de los ojos y orzuelos (se hace con la corteza molida de una planta con propiedades antisépticas y es usada desde hace milenios). Al principio es algo engorroso de dar, hasta que se le pilla el truco. El maquillaje normal me hace lacrimear y me escuece.
            Para revitalizar el cabello, levadura de cerveza y en general, como revitalizante natural, jalea real natural (un botecito blanco, con cucharita, que debe estar en el frigo; es 100% natural, puro de abeja y recomiendo comprarla en tiendas de apicultores de la zona, no me fío de las importadas de China y las jaleas en ampollas no me causan igual efecto; con esto no hay depresión ni enfermedad que valga). Como equivalentes a las pastillas que se venden en centros comerciales para dar más vigor, evitar la caída y crear más cabello, por entre 15 y 33 euros, he comprobado que los tubos de multivitaminas efervescentes del Aldi o Lidl, tienen igual composición pero mayor concentración, y no pasan de los 3-4€. Otra cosa es que sean realmente efectivos pues hay también ciertas publicaciones que señalan que las vitaminas en según qué forma, no son asimiladas por nuestro organismo. Para darles color, nada mejor que la henna, natural, que se obtiene de la corteza de diversas plantas dando como un barnizado natural al pelo que lo protege de las agresiones externas, dándole más robustez y volumen, al incrementar naturalmente su grosor. El problema es que es algo engorroso de aplicar y no dispone de una gama amplia de colores, pero sirve.
            Para crema corporal uso una a base de aloe vera tan natural que huele un poquito regular pero apenas lleva química (eso sí, su caducidad no es muy amplia), de una casa murciana, barata. El aceite de coco que se vende en Mercadona, en la sección de aceites, también elaborado en Murcia, sirve igualmente como crema hidratante corporal y deja un agradable olor.
            Como crema fotoprotectora uso FP50 de la marca griega Apivita (disponible en perfumerías Primor), pero también están bien las de bebé/piel sensible/alérgica de Mustela y las de Ladival. Si bien, siempre que puedo evito echarme cremas solares, optando por camisetas con una camisa ligera empleada como sobrecamisa, a ser posible de algodón, gorras, pañuelos para el cabello y gafas de sol, así como pantalones ligeros largos.
            Para curar mis eczemas, heridas, acné, infecciones, hongos (pie de atleta), etcaceite de árbol de té puro, comprado en herboristerías, o el del Mercadona (menos de 6 euros, aunque lleva añadidos otros ingredientes: el aceite de árbol del té, limonene, linalool y geraniol) y gel puro de aloe vera (tomado directamente de mis macetas, lo único malo es que huele algo a cebolla), una planta cicatrizante y regenerativa realmente milagrosa pues ayuda a que el pelo crezca más rápido y más cantidad, cura las picaduras de abejas/avispas, sana las heridas infectadas, las cicatrices y quemaduras del sol y de la cocina, además de altamente hidratante y regenerante (de hecho, suelo añadir a mi champú el gel de algunas “hojas” de aloe vera). Recordemos que el mismísimo Aristóteles le ofreció al gran conquistador Alejandro Magno esta planta como el mismísimo elixir de la inmortalidad (ver aquí).
             Conviene volver a insistir en que alguno de los inconvenientes de estos productos, muchísimo más saludables, es que suelen crear poca espuma al no llevar esos agresivos detergentes industriales. Por eso, se puede echar champú dos veces, y veremos que en la segunda aplicación se generará más espuma, o bien ser conscientes que aunque no se genere mucha espuma, el efecto limpiador lo tiene igual. Eso sí, al carecer de derivados del petróleo y demás sustancias nocivas, deberemos lavarnos con más frecuencia porque nos parecerá que se ensucia antes.


Cada cierto tiempo, alguna noticia salta sobre esta problemática de cosmética dañina, con la retirada del mercado de algún producto y un tupido velo que cae sobre ésta y que complica conocer qué ocurrió, qué podía causar y de qué sustancia se trataba.

Para las mascotas
Aunque no lo parezca, los animales también pueden presentar pieles atópicas y reactivas. Muchas veces suelen rascarse más por picores consecuencia de este tipo de reacciones que por pulgas. Y es que sus champús, colonias, collares, … suelen llevar productos aún más agresivos que los nuestros y con frecuencia, de sustancias de uso prohibido en cosméticos para humanos. Por eso, recomiendo emplear un spray desparasitario sano, diluyendo en agua aceite de árbol del té (huele como a mentol, el de Mercadona posee además alcoholes naturales que auyentan a mosquitos y otros animales, por eso se puede emplear igualmente para combatir los piojos en los niños), o de citronela (huele cítrico). Para eliminar las pulgas y las garrapatas, compartiré un consejo que me dio la veterinaria de mi Pizarrín (un Pinscher que encontré abandonado, en una de mis excursiones, ver aquí) y de mi Pastor Alemán, Pancho: darles perlas de ajo y levadura de cerveza. Son sanas (en lugar de pastillas antiparasitarias y collares que suelen causar heridas en el cuello del animal, además son muchísimo más económicas), se les puede dar con un poco de queso o de chorizo o de salchicha y les hace segregar un olor en su pelaje que aleja a las desagradables garrapatas y pulgas.


4 comentarios:

  1. Hola, buen dia VA !
    Eventualmente, dale una mirada a este:

    http://ehscc.umich.edu/wp-content/uploads/EndocrineDisruptorsSPN.pdf

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    1. Hola Juan Diego, celebro tener noticias suyas de nuevo. Muchas gracias por su enlace, sin duda resultará sumamente informativo a los lectores interesados, que posiblemente no terminen de tener claro lo que significa "disruptor endocrino" y sus consecuencias (en caso de que al picar sobre el enlace, el blog no les de acceso al estar protegido, solo tienen que escribir la dirección en la parte superior donde pone https:// darle a intro y se les abrirá el pdf). Un saludo desde España y gracias, Juan Diego, seguimos en contacto.

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  2. Estimada Andrea:

    La amida de coco que viene en algunos shampoos es el mismo compuesto que la dietanolamida que mencionas en párrafos superiores?

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    1. Hola Sonia, gracias por escribir (por cierto, soy Valeria, no me llamo Andrea, basta ver el título de mi blog). Se denominan “amidas de coco” a un conjunto de compuestos químicos orgánicos obtenidos de la condensación –en procesos de refinado- entre un ácido graso procedente del coco vegetal y una amina. Se caracterizan por estar dotados de un extremo polar y su otro extremo no polar, siendo una amina ácida (esto es, una amina unida a un grupo acilo) o lo que es lo mismo, una amida. Dentro de la denominación mencionada se incluyen diferentes compuestos tales como la dimetilformamida, la cocoamida propilbetaina o la superamida, entre otros. Y a este conjunto, a las amidas de coco en genético, también se les suele denominar en los etiquetados con otros nombres tales como DEA (entre los anglosajones, principalmente), cocamida o dietanolamida de coco; si bien todos ellos se refieren a compuestos cuya fórmula es RCON(CH2OH)2 (ambos 2 como subíndices, obviamente). En la industria cosmética suele emplearse como espesante de la sustancia líquida que lo contiene en disolución y como tensoactivo, contribuyendo a que la espuma del detergente dure por más tiempo, a la vez que favorece el engrasado de la piel. El problema surge cuando se los combina con otros compuestos denominados “secuestrantes” como el EDTA (ácido etilendiaminotetraacético), que tienden a retener los metales pesados en sus enlaces, de manera que favorece que vayamos acumulando estos elementos nocivos que recibimos de los cosméticos y de otros medios. Por esta razón cada vez más especies marinas poseen en sus tejidos concentraciones de metales que sobrepasan la toxicidad de éstos. Estos compuestos secuestrantes generan compuestos estables denominados “quelantes” a partir de iones de metales, fijándolos en los tejidos y grasas de los organismos. Entre estos quelantes podemos citar el ácido ascórbico o el ácido cítrico, por ejemplo. El problema es que estos compuestos secuestrantes son muy eficaces facilitando la disolución de muchos cosméticos o incluso ayudando a combatir las “aguas duras” cargadas de carbonato, además de estabilizar los colores de muchos productos cosméticos o alimenticios (de hecho en los procesos de fermentación de la cerveza y de otras bebidas alcohólicas se suelen usar secuestrantes para el hierro u otros metales que echarían a perder el resultado), de manera que prescindir de ellos es algo por el momento impensable, para muchos productos que se utilizan habitualmente tales como desmaquillantes, aceites corporales, sérum faciales y capilares, espumas de afeitado, lacas de peinado, champús o geles de baño, por citar algunos. También en suelos contaminados se emplean (por ejemplo el EDTA, para combatir grandes acumulaciones de plomo) de manera que acaban disminuyendo las grandes concentraciones de estos metales poniéndolos en disolución, lo que no soluciona el problema pues terminan desembocando en las aguas subterráneas que pueden terminar añadiéndose a los manantiales que bebemos, o siendo absorbidas por las plantas, almacenándose en sus tejidos y pasando a la cadena alimenticia al ser ingeridas por animales que comeremos o por los seres humanos. Y es que como digo y les cuenta entender a la gente, todo está interconectado como una inmensa pescadilla que se muerde la cola o el medieval y esotérico uróboro alquímico labrado en nuestras iglesias románicas del siglo XII-XIII: la serpiente o reptil que se muerde la cola, hallada ya en la decoración del sarcófago de la pirámide de Unis, hacia el 2.300 a.C. en Egipto. En fin, espero haberle resuelto su duda. Un saludo.

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