Es razonable pensar que en
un imperio que perduró cuatro siglos, han sido muchos los exploradores y aventureros
que lo hicieron grande. Cierto es que hubo un grupo selecto de hombres que destacaron
por sus gestas y que grabaron con letras de oro su paso por la historia, como
los que se han recogido en este blog. Pero hubo otros cuyos logros quedaron
olvidados, posiblemente porque no fueron tan grandiosos como los pertenecientes
al grupo de los elegidos, pero fueron españoles que ayudaron a hacer grande el
imperio y que no pocas veces fueron decisivos para que esos grandes personajes
lograran sus gestas. Hoy mencionaremos a algunos de ellos, con el objetivo de
recuperarlos del silencio y del anonimato. Son hombres y mujeres que
participaron en la empresa del Nuevo Mundo. La mayoría de ellos quedó en el
anonimato a pesar de que su participación, como digo, fue importante e incluso
decisiva en muchos casos. Soy consciente de que he dejado en la penumbra a
muchos de ellos pero fueron tantos que el camino para llegar a todos es tarea
muy dificultosa que habría que hacer por etapas. Así y, apelando a la paciencia
de los lectores, comenzaremos con algunos.
Entre los primeros,
cronológicamente hablando, está Juan
Rodrigo Bermejo. Son muchos los documentos que lo señalan como el primer
marino que vio el Nuevo Mundo durante el primer viaje de Colón. Aunque en
principio se señaló a Rodrigo de Triana, parece ser que fue el resultado de una
estrategia de D. Cristóbal para quedarse con los diez mil maravedíes que
ofrecían los Reyes Católicos para el primero que avistase tierra, ya que en los
documentos del viaje no existía ningún marino con ese nombre y son muchas las
crónicas de los marinos que apuntan a Bermejo, que estaba de guardia en el
castillo de proa de “La Pinta”, como el primer marino que vio tierra en la
madrugada (02:00 am) del 12 de octubre de 1492. Después de esa expedición, este
gran marino participó en otras expediciones a “las indias”, llegando a alcanzar
el grado de maestre en 1502. Fue posiblemente la terrible expedición de Jofre
de Loayza y Elcano, de 1515 al antimeridiano de las Molucas, la última en la
que participó, muriendo también en ella, pero dejamos aquí la huella de su gran
valía como navegante.
Detalle de la figura de Rodrigo de Triana en la Pinta, en las réplicas
de las dos carabelas y la Nao que hicieron el primer viaje de Colón a América
(Pabellón del Muelle de las Carabelas, La Rábida, Huelva). Óleo de Salvador
Dalí sobre el encuentro de los dos continentes, los dos mundos.
También en esa expedición
iba un marino onubense llamado Alonso Sánchez, de quién cuentan las
crónicas que en una de sus travesías a las Azores desde los puertos españoles,
la tempestad lo pudiera haber arrastrado hacia el oeste, llegando a tocar
tierra en lo que sería después el Nuevo Mundo. Hay escritos que señalan que
Colón conocía esos hechos y de ahí su casi certeza de encontrar tierra.
En el último viaje de Colón,
de 1502, participó un marino ilustre, el onubense Antón de Alaminos. Ya antes había participado en la expedición de Ponce
de León a la Florida. Este piloto realizó descubrimientos increíbles. Participó
en la expedición calamitosa de Francisco Hernández de Córdoba, de 1517, por
el Yucatán, con grandes sufrimientos debidos
a la falta de agua y a los sucesivos ataques de los indios. A pesar de ello, descubrió
las fuertes corrientes que arrastraban a los barcos hacia el este, las llamadas
“corrientes
del golfo”. Gracias a su descubrimiento, fueron mucho más fáciles los
viajes desde el Nuevo Mundo a Europa. Después
participó en varias expediciones. Fue tan reconocida su valía que Juan de
Grijalva lo llevó en su segundo viaje de reconocimiento de las costas mexicanas
como Piloto Mayor de su flota (1518). En 1519 acompañó a Hernán Cortés en su
tercer viaje desde Cuba a México, que finalizó con la conquista de este gran
país. Fue un hombre de su confianza, siendo su embajador en la corte de Madrid.
Al fundar Cortés la Villa Rica de la Vera Cruz (Veracruz) y crear el primer
Ayuntamiento fundado en el continente americano al margen del gobernador Diego
de Velázquez, se produjeron varios enfrentamientos que obligaron a intervenir a
Carlos I. En las sucesivas misivas que
se enviaron a España iba Alaminos como representante de Cortés, también en
parte por su destreza en el mar, ya que en ocasiones tuvo que despistar a naves
más rápidas, mandadas por el gobernador Velázquez para apresarlo.
Otra figura interesante es
la del segoviano de Cuéllar, Juan de
Grijalva, que intervino en la conquista de Cuba (1511) bajo la orden de su
tío Diego Velázquez de Cuéllar. Muy joven llegó a La Española en la expedición
del gobernador Pánfilo Narváez, desde donde partió, en 1511, a la conquista de
Cuba. Ascendido Velázquez a Gobernador de Cuba, fue enviado, tras la desastrosa
expedición de Hernández de Córdoba de 1517, al frente de otra expedición para
explorar toda la costa de la península del Yucatán, que confundió con una isla
y la llamó “Isla Rica”. En uno de los desembarcos mantuvo una sangrienta lucha,
venciendo a los indios Chapotón que años antes habían derrotado y diezmado al
ejército de Córdoba. Descubrió la actual Tabasco y su río, que lleva su nombre
(Grijalva). Desembarcó en la capital del Señorío de Tabcoos, en la ciudad maya
de Potonchan en donde realizó intercambio de regalos. Continuaron navegando
hacia el norte, llegando a la actual Veracruz y al río Panuco, frontera entre
México y EEUU. Trasladó la noticia de la existencia en aquellas tierras de
Moctezuma, un rico emperador azteca dueño de ciudades de oro. Famoso fue su
enfrentamiento durante la expedición con Pedro de Alvarado, por no cumplir sus
órdenes y explorar por libre; lo castigó enviándolo a Cuba y por estos cruces
del destino, este castigo provocó que Alvarado conociera a Cortés. En 1523
participa, a las órdenes de Francisco de Garay en otra expedición al Golfo de
México. Finalmente se unió al gobernador Pedrarias Dávila e inició con él la
conquista de Honduras y Nicaragua. Murió en 1527 en la lucha contra los indios
de Olancho (Honduras).
Retrato de Juan de Grijalva (izda). Detalle de “las corrientes del
Golfo” descubiertas por Antón de Alaminos (dcha).
Otro excepcional marino fue
el onubense Juan Bermúdez. Viajó con
Colón en su primer viaje al Nuevo Mundo, a la orden de Martín Alonso Pinzón en
la carabela “Pinta”, en el viaje del
descubrimiento. Su hermano Diego, de doce años, iba en la nao “Santa María”. También intervino en el segundo viaje de Colón
y en el tercero, como capitán de una de las carabelas de Colón. Después se
dedicó a transportar provisiones y personas desde España a América y viceversa.
Fue el marino que más navegó a América (11 viajes), con lo que logró tener un perfecto
conocimiento de las islas del Golfo de México, de las que hizo mapas y rutas. Las
denominó “islas garzas”, que era el nombre de su barco (La Garza), pero se les cambiaría más tarde tal denominación por el
suyo propio “Islas Bermudas” (o “islas de Bermúdez”), que descubrió en 1505.
En 1512 compró dos carabelas (Santa María
de la Antigua y Santa Cruz) en
Portugal y junto con los onubenses Juan Rodríguez Mafra y Juan Martín Pinzón
(hijo del navegante Martín Alonso Pinzón) montaron una “agencia de viajes” de
España a Cuba y La Española, la primera entre España y el Caribe (Cuba-La
Española).
En la localidad natal de los Pinzones, Palos de la Frontera (Huelva),
por diversas esquinas salta el recuerdo a las expediciones colombinas.
Otro excepcional marino fue Pedro de Miruelo. Con su carabela, en
1516, exploró y descubrió las islas de las Antillas mayores y las costas norte
del Golfo de México. En una expedición a Florida, una fuerte tormenta lo
arrastró a la actual Bahía de Pensacola, siendo el primero en explorar esas
tierras. Tuvo que volver a Cuba para reparar sus naves. Desde allí preparó una
nueva expedición a aquella zona, de la que no había trazado cartografía alguna.
Las fuertes tempestades le hicieron perderse y acabó enloqueciendo en ese
viaje.
Ya mirando hacia la punta
del cono sur americano hay que hablar del excelente marino onubense (Moguer, 1505)
Juan Ladrilleros. Fue el primer
navegante español que cruzó el estrecho de Magallanes en ambos sentidos, al
frente de dos naos. Tras completar los estudios de navegación, astrología y
cosmografía realizó después varios viajes en la Flota de las Indias. Tras una
docena de viajes al Nuevo Mundo logró el título de Piloto. En 1537 inició sus
exploraciones por Suramérica, siendo el primer navegante en calcular latitudes
al sur de Panamá. En 1539 participó en la expedición por el Pacífico de Pascual
de Andagoya, mandando cinco barcos. Exploró las costas de Colombia,
descubriendo la Bahía de la Cruz y fundando en 1540 la ciudad de Buenaventura. Un
año después acompañó a Perú al administrador Vaca de Castro, mandado por Carlos
I para poner fin a la guerra civil entre el Virrey Núñez de Vela y el rebelde
Gonzalo de Pizarro, participando en diversas batallas. El Virrey lo envió como
comisionado a Quito y después participó en la batalla final de Xaquixaguana
(1548) a favor de la Corona, bajo las órdenes de Pedro de la Gasca, batalla que
significó la victoria del virrey. Su destacada participación le valió la
Encomienda de Chuquiago (Perú), adonde se fue con su mujer, cansado de guerras.
Ya con una edad avanzada fue reclamado por el Virrey del Perú, Andrés Hurtado
de Mendoza, para llevar a su hijo, García Hurtado de Mendoza, como gobernador a
Chile. Éste le ordenó cartografiar el Estrecho de Magallanes, junto al cosmógrafo
Cortés de Ojeda, saliendo el 17 de noviembre de 1557, desde Puerto Valdivia, en
el Pacífico, al mando de tres bergantines. Demostró su pericia y sus
conocimientos de navegación al enfrentarse a las múltiples tormentas que se dan
en aquel lugar y que lo arrastraron por distintos puertos naturales. A uno de
ellos lo denominó “Última Esperanza”, donde posteriormente se fundó la ciudad
de Puerto Natales. Le llevó nueve meses cruzarlo hasta llegar a la entrada atlántica.
En la vuelta tardó cinco meses y tuvo que reprimir un motín que amenazaba la
expedición y su vida. En 1559 llegó a Puerto Concepción. En esta expedición
exploró toda la Patagonia chilena. Se retiró después a su encomienda y en ella completó la “Descripción de la costa del mar océano desde
el sur de Valdivia hasta el estrecho de Magallanes inclusive” que envió al
rey español, antes de morir ese mismo año.
El navegante cartaginés Juan Fernández continuó la obra de
Ladrillero. Aunque de joven actuó como infante en la guerra civil de Perú, después
se dedicó a su pasión, el mar. Sus primeros viajes los hizo desde Lima y desde
el norte de Chile hacia el sur. Pasó después al Pacífico y en 1584 realizó una
ruta más corta y segura que las hasta entonces conocidas entre El Callao (Perú)
y Valparaíso (Chile), alejada de la costa. Durante estos viajes fue
descubriendo grupos de islas a 400 km de Valparaíso que denominó “Más a
Tierra”, y que después cambiaron este nombre por el suyo, “Archipiélago Juan Fernández”. Son muchos los historiadores que
señalan a este navegante como el descubridor de Nueva Zelanda.
Y si finalmente añadimos al hecho de ser un marino, el
ser un militar de envergadura, no tendremos por menos que rescatar del olvido a
un prácticamente desconocido Francisco de
Luján. Debemos trasladarnos cerca del puerto de Veracruz en el año 1554.
Encontramos al pirata inglés John Hawkins acompañado por el sobrino de su
hermano, un veinteañero de nombre Francis Drake (aún sin el título de “sir”).
Debido a los destrozos causados por un fuerte temporal en aguas cubanas, los filibusteros
ingleses optaron por apresar dos desarmados mercantes españoles, entrando
ocultos tras ellos en el puerto. Cuando dos soldados portuarios se aproximaron,
fueron apresados exigiendo al gobernador la reparación de sus buques a cambio
de perdonar la vida de los dos soldados españoles. Además ganaban tiempo ya que
esperaban la inminente llegada de la Flota de Indias y la codicia era presa de
ellos. Parecía que la diosa fortuna los sonreía al ver llegar, antes de lo
esperado a trece barcos repletos de enseres, víveres y seguramente riquezas,
acompañada únicamente de un buque de guerra: a su mando, don Francisco de
Luján. La sorpresa fue grande, suponemos, al ver en el puerto los seis buques
de de guerra de la Marina inglesa, comandadas por el Minion y el Jesus of Lubeck.
Sin embargo, para sorpresa de Hawkins y
Drake, De Luján entró en el puerto con la Flota de Indias, atracaron y mientras
el buque de guerra descargaba lo innecesario o que pudiera molestar en sus
maniobras, De Luján iniciaba conversaciones con los ingleses, con el fin de
ganar tiempo. El hecho es que estaban en pleno pacto de paz acordado por sus
respectivos monarcas (Felipe II e Isabel I), si bien De Luján conocía los
varios asaltos que los ingleses habían efectuado a diversos puertos españoles
violando reiteradamente la tregua acordada. Así las cosas, cuando De Luján
percibió las intenciones de los ingleses, se apresuró a abrir fuego contra la
flota inglesa desde el único buque de guerra que disponía (frente a seis
ingleses, bien armados) mientras ordenaba a un batallón de tierra llegar a la
fortaleza del puerto, tomarla a los ingleses y desde allí descargar toda una
lluvia de cañonazos sobre la Royal Navy atracada en el puerto. El éxito fue
rotundo: 500 bajas inglesas y el apresamiento de tres buques enemigos
(hundiéndose finalmente dos), así como el abordaje de la nave almirante. De
Luján logró dar la vuelta a la situación de la que únicamente escaparon dos
naves, con Hawkins y Drake a bordo. Su audacia fue recompensada además, pues
fruto del año de pillaje inglés, las naves tomadas iban repletas de riquezas. La
batalla quedó consignada como la batalla de San Juan de Ulúa (el puerto en que
transcurrieron los hechos citados). Con todo, De Luján ha pasado al olvido a
pesar de su increíble hazaña que sin duda le hubiera reportado mejores
recuerdos en los libros de historia, de haber sido inglés. Pero como siempre
digo en estos asuntos, afortunadamente en la era de internet comienza a
desgarrarse ese tupido velo de desprecio absoluto que tanto ha rodeado a los asuntos
del Imperio Español. Desde aquí, mi contribución.
En el Pabellón de la Navegación (Sevilla) es posible encontrar la
mención de personajes destacados en cuestiones de la mar.
Muy interesante su artículo Valeria, trae a la actualidad algunos de nuestros navegantes que desconociamos. Nos ha sorprendido lo que señala de Alonso Sánchez, ¿es cierto que conoció América antes que Colón?. Será un buen debate. Nuestra enhorabuena.
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sr. Conrado. Cierto es que Alonso Sánchez llegó a América antes que Colón y posiblemente facilitara los datos de la ruta que hizo, pero eso no es suficiente mérito para asignarle un número para competir por el primer navegante que descubrió el Nuevo Mundo. A lo largo de la historia de la navegación han sido muchos los marinos que han sido arrastrados por tormentas a lugares remotos, pero eso no les otorga el mérito de descubridor. Ese mérito conlleva el que se haga un estudio y reconocimiento de la zona, y un mapa para poder repetir sin error el viaje, y eso no lo hizo Alonso Sánchez ni cualquier otro que en esas condiciones pudiera acabar en algún punto de las costas americanas. Colón fue el primero que lo hizo, con toda la infraestructura necesaria para no hacer de tal viaje un hecho aislado. Es la diferencia entre los supuestos vikingos de Vindland con un mapa que no aprueba ninguno de los análisis más serios (ni en tinta ni en referencias que aparecen), la artimaña inglesa de pretender adjudicarse su derecho a las nuevas tierras desarrollado durante el reinado de la despechada Isabel I de Inglaterra en su eterna cruzada personal contra el monarca inglés Felipe II que la rechazó, inventando la llegada de un príncipe galés que ningún rastro arqueológico ni evidencia escrita dejó de su supuesta llegada a América en el siglo XII y cuyas menciones más rigurosas (relatos galeses mencionando a dicho príncipe pero que nada dicen de América, simplemente que le gustaba el mar) son posteriores a 1492…todo un sinfín de inventiva al poder que apenas se sostiene, versus una empresa consolidada y que dio sus frutos desde entonces poniendo en contacto permanente ambos continentes, europeo y americano. Un saludo.
EliminarNos ha sorprendido con la nueva distribución que muestra en su artículo, introduciendo escuetamente los logros más significativos de navegantes que hicieron crecer el imperio. ¿Ese será la nueva estructura de los temas?. Desconocia la gesta de Juan Bermudez, no sabiamos que fue el navegante que más veces viajó al Nuevo Mundo. Hay tema para debatir. Interesante artículo.
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sr. De la Seca. Respondiendo a su cuestión, no en general. Quiero decir que seguiré alargándome, en la medida posible, en las gestas de grandes personajes, compartiendo datos curiosos de la historia pasada de grandes civilizaciones, así como comentando simbolismo que voy hallando a mi paso en cuadros, heráldica o iglesias. Pero hay referencias tan escasas e imprecisas de personajes que se han relegado injustamente al olvido que de vez en cuando sí dedicaré aunque sean unas líneas para recordarlos. Es el caso del bravo don Francisco de Luján del que poco más se sabe de él salvo la heroicidad de plantar cara con un solo buque real español a seis de la Royal Navy inglesa y derrotarlos estrepitosamente. Bien creo que se merecía aunque fueran diez minutos del tiempo de todos nosotros para rememorar su gesta. Lo mismo puede aplicarse a esos cientos de hombres (y mujeres, que alguna hayla) que aportaron su pequeño granito de arena para contribuir a la grandeza del Imperio Español.
EliminarCon respecto a lo que señala del navegante Juan Bermúdez, se considera que fue el que más veces viajó y volvió a España en términos globales. Sin duda hubo muchos navegantes que pisaron más veces el suelo continental americano, pero partiendo de islas o de puertos americanos. Buen debate.
Le agradecemos que haya rescatado del olvido a "nuestro vecino", el navegante Juan Fernández. Hace una ajustada descripción de sus hazañas. Un artículo muy sugestivo.
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sr. Barro, y me agrada que haya sido de su satisfacción la historia de este ilustre cartagenero. Un saludo.
EliminarHa sido un trabajo muy lindo. Desconocía a algunos marinos de los que señalan y entiendo que haya sintetizado mucho los logros de cada uno de ellos para que tengan cabida en la extensión del trabajo. Pero del militar Juan Fernández, que conocía en profundidad, me ha extrañado que no mencionara sus hazañas de ser el primer militar español que cartografió los lagos patagónicos, ¿no cree Valeria que esos estudios fueron importantes?, Saludos.
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sra. Gutiérrez, y paso a responder su pregunta. Por supuesto que estoy de acuerdo con Vd en que fue una gesta importante cartografiar, por primera vez, los lagos de la Patagonia. Una gesta admirable hecha en una tierra dura, estéril y difícil, y no le quepa duda que lo habría mencionado si se tratara del Juan Fernández al que me refería. La historia de navegación del Juan Fernández que señalo data de 1584 y nunca estuvo en el cono sur, solo navegó frente a las costas meridionales pacíficas de Perú y Chile. El capitán Juan Fernández que cartografió los lagos de la Patagonia data de 1620 y fue un gran explorador militar de tierra –no fue marino ni navegante- y en una de sus expediciones descubrió los lagos patagónicos argentinos. Es el problema de tener nombre y apellido tan común, que con frecuencia las referencias a diversos personajes se confunden en el de uno solo. Un saludo.
EliminarMe ha sorprendido lo que señala sobre que Rodrigo de Triana no iba en el viaje de descubrimiento de América por Cristobal Colón. ¿Ha sido un fallo de los libros de historia?, ¿ha comprobado usted esa afirmación?.
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sr. Carrión, y paso a responder su pregunta. No señalo que no fuera en el viaje algún Rodrigo de Triana, lo único que señalo es que ese nombre no estaba recogido en los documentos oficiales del viaje controlados por el Gran Almirante, como tantos otros que aunque aparecieran con su nombre completo en los documentos, funcionaban en la vida cotidiana de a bordo con su apodo o seudónimo. Cuando afirmo que posiblemente fue una treta del Gran Almirante para ganar unas buenas monedas fue porque a la hora de señalar en la corte el nombre-seudónimo de quién vio tierras americanas por primera vez, Colón obvió que ese nombre equivalía a Juan Rodrigo Bermejo, recogiendo el premio por ser él (Colón) el segundo que la vio y ser imposible encontrar desde la capital al tal Rodrigo de Triana. Razonablemente, los Reyes Católicos dieron entonces al “almirante de la mar océana” la suma de dinero ganada, para que éste buscara a ese marino y se la entregara, cosa que no ocurrió. Un saludo.
EliminarDespéjeme una duda, Valeria, ¿Francisco de Ulloa no recorrió el Estrello de Magallanes cinco años antes que Francisco de Luján?. De ser así, el primer navegante que lo recorrió en ambos sentido fue el primer Francisco, ¿cierto?. Gracias.
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sr. Benítez, y paso a responder su pregunta. Primero me imagino que quiso decir Juan Ladrillero en lugar de Francisco de Luján, ya que éste último no estuvo por el Estrecho de Magallanes (o al menos, no que se sepa). Aceptando ese supuesto, estaría de acuerdo que Francisco de Ulloa recorriera dicho paso cuatro (no cinco) años antes, en 1573, que Juan Ladrillero (lo inició en 1557) siempre que Ulloa lo recorriera completamente. Pero no ocurrió así, se quedó cerca de la salida atlántica. Las tormentas de aquel lugar no lo dejaron llegar (o al menos, así ha pasado a la historia). Por eso se acepta que fue Ladrillero el primero en hacerlo, ya que él si lo completó y lo fundamental, pudo demostrarlo. Con todo, no resta importancia al mérito de Francisco de Ulloa. Saludos.
Eliminar¿Cómo es posible que no fuera Rodrigo de Triana en la primera expedición de Colón?
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sr. Asensi. En la respuesta facilitada al Sr. Carrión está la suya. Un saludo.
Eliminar¿Fue Alonso Sanchez el marino que llego muy enfermo a las Alazores y murió en la casa de Colón cuando lo cuidaba? ¿Cree ud que le facilitó la información para que fuera a Anerica?
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sr. Rodríguez. Son muchos los datos que confirman su pregunta. Tras una vuelta horrible desde la futura “La Española” a España, lo que quedaba de la tripulación llegó a Las Azores y Alonso Sánchez fue atendido en la casa del suegro de Colón, donde murió días después. Muchos son los que creen que en el lecho de muerte dio a Cristóbal suficiente información como para animarlo en su expedición, pues sin duda como buen mercader Colón rápidamente habría comprendido que encontrar nuevas tierras podrían suponer beneficios económicos para su persona. Si me pregunta por mi opinión personal, es algo que veo muy plausible a la cabezonería que mostró Colón por la certeza de la existencia de dichas tierras tanto ante el rey portugués como ante los monarcas españoles. Un saludo.
EliminarUn artículo completo y ajustado, ¿en qué fecha descubrió Alamino las corrientes del Golfo de México?. Gracias
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sr. Espleu, y paso a responder su pregunta. Lo hizo en 1519, siendo el primero en utilizarla para su vuelta a España.
EliminarNo conocia a Pedro de Miruelo. ¿no fue este navegante en la primera expedición de Ponce de León a La Florida?
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sr. Díaz, y paso a responder su pregunta. Confunde Vd a Miruelo con Alamino que fue quién acompañó, como principal piloto, a Ponce de León en la expedición a La Florida. Es por eso que me animé a hacer esta recopilación de personajes relegados de la historia, ya a pesar de los numerosos personajes españoles conocidos que han pasado con justicia a la historia por sus hazañas, quedan en el tintero igual número -si no más- de personajes que también lograron realizar gestas dignas de recordarse. Así pues, engrosemos los libros de historia. Un saludo.
EliminarMe ha gustado el reducido acopio de gestas de los navegantes españoles, más olvidados, que señala. Ha sido un trabajo muy ajustado y zconcreto, aunque en algunos de ellos por su deseo de ajustar límites ha dejado sin mencionar los descubrimientos del navegante Juan Fernandez en su ruta hacia Nueva Zelanda o las otras gestas que hizo Francisco de Luján frente al pirata inglés a la altura de Las Azores. No obstante, no ha estado mal, colma las expectativas.
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sr. De la Concha, y debo mostrar mi disconformidad respecto a lo que señala sobre que me haya podido dejar grandes gestas de navegantes sin mencionar. Cita a dos navegantes, de Juan Fernández me reclama que debería comentar los descubrimientos que hizo en su camino hacia Nueva Zelanda, y lo hubiera hecho si hubiera tenido la certeza de tales descubrimientos, pues coincidirá conmigo en que muchos de ellos están asignados a diferentes navegantes españoles contemporáneos. De hecho, el mismo descubrimiento de Nueva Zelanda no está del todo claro, ya que hay muchos autores que señalan a Francisco de Hoces -el navegante europeo que fue el primero en avista el Cabo de Hornos- al que le correspondió ese honor, por ello no he querido arriesgarme a dar datos de los que no tengo un 100% de certeza.
EliminarSobre el segundo navegante que menciona, el almirante Francisco de Luján, sigo insistiendo en que lo que he señalado de la batalla de San Juan de Ulúa fue su gesta más brillante. Respecto a lo que dice de las victorias y enfrentamientos con piratas ingleses, tristemente formaba parte de su actuación cotidiana, ya que muchas veces le tocó la vigilancia de la Flota de las Indias desde Cuba a Cádiz, al frente de su carabela, y nunca perdió barco alguno de dicha flota. Espero que mi razonamiento de respuestas esté a la altura de sus exigencias. Saludos.
Acabo de volver de Londrés donde he visitado el Museo Naval y me ha sorprendido leer algunas publicaciones de la National que señala a un navegante ingles como el primero que descubrió las corrientes del Golfo, ni aparece el nombre de Antón de Alamino, ¿es eso correcto?
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sra. Helena, y conociendo la mentalidad de esos dirigentes ingleses no debe extrañarse que cualquier cosa importante lo hayan logrado en primer lugar ellos, seguro que fueron los primeros en dar la vuelta al mundo, los primeros en descubrir Estados Unidos, los primeros en llegar al Cabo de Hornos, los primeros en llegar al Sol y los primeros en descubrir el huevo frito, y así podríamos seguir: los primeros en escribir El Quijote, los triunfadores en la batalla de Lepanto, los primeros en descubrir el aceite de oliva, la horchata… ¡Ah!... Y por supuesto los primeros en descubrir las corrientes del Golfo como Vd ha leído. Cualquier cosa que crea de valor en cualquier libro anglófilo dirán que fueron ellos los primeros, para ello han tenido a favor la BBC, la National Geographic norteamericana, varios canales de Historia y Hollywood con sus mentiras. Pero eso es ya agua pasada, Internet lo desmontó y lo sigue desmontando, por lo que le aconsejo que, salvando el normal enfado ante tamañas mentiras, haga un esfuerzo y lo lea como un chiste y ríase por ello, porque la verdad es que con tantas estupideces que dicen y tantas tonterías que hacen al cabo del día hay que verlos como unos graciosos comediantes. Permítame remitirle a mi obra “La Armada Invencible. La Leyenda Negra” donde, como quién no quiere la cosa, adjunto fotografías de mapas, documentos, billetes, etc ingleses, en la propia Inglaterra que evidencian las mentiras a desmontar. Únicamente se requiere “saber mirar” y, dejando el corazón a un lado, aplicar la lógica llana a sus afirmaciones. De esa forma se topará, entre otras cosas, con la realidad del apelativo de “La Armada Invencible” que fue realizada por temor y admiración, no por ridiculizar como luego dijeron; verá el edicto u orden real de matar a quién admitiera bajas y desperfectos realizados por los españoles en filas inglesas; leerá en los diarios de a bordo de la flota inglesa las constantes órdenes del almirante de la flota pidiendo que se mantuvieran a distancia de los españoles o supondría la pérdida de Inglaterra (órdenes hasta en más de 3 veces desoídas por SIR Drake, sin que le supusiera la menor condena); … e incluso leerá que el mismo pirata, tras el episodio de la Invencible, arrasó Cádiz en unas fechas en las que hacía ya cinco meses que había muerto en el Caribe. En fin, que sus relatos de héroes ya no asustan a nadie y cada día les creen menos. También yo de pequeña gocé con las andanzas de Rodrigo de Vivar, pero no por ello me creía que Babieca era invencible ni los árabes, idiotas. Saludos.
EliminarMuy buena respuesta y un extraordinario análisis el que hace de la mentalidad inglesa. Que conste que me ha preocupado que lo dijera en serio porque tendría que dejar de tomar mi plato más admirado: los huevos fritos. Un gran saludo.
ResponderEliminarGracias por su respuesta, Valeria, me deja más tranquila y seguiré sus consejos al leer las noticias antiespañolas que frecuentemente encuentro cuando tengo que ir a Londres y, por supuesto, leeré su libro sobre La Armada Invencible. He leído también su respuesta al marino Juan y desearia animarla para que continue extrayendo del tintero grandes hombres que construyeron el mayor imperio mundial y lo dieron todo por su pais. Un saludo
ResponderEliminarMe podría decir como se puede llegar al Pabellón de la Navegación de Sevilla. Mañana acabo vacaciones repartidas entre Málaga y Sevilla y no he podido encontrar este Pabellón en la guía de museos sevillano. Gracias
ResponderEliminarHola Isabel, está en un lugar de cómodo aparcamiento, en la Isla de la Cartuja. Iba a indicarle cómo ir pero casi mejor le dejo la web donde no sólo encontrará las indicaciones de cómo llegar sino posibles transportes públicos que tomar si está en Sevilla (la dejarán allí), precios, exposiciones, etc. Es la siguiente:
Eliminarhttp://www.pabellondelanavegacion.com/web/centro-expositivo/informacion-general;jsessionid=93A1C047F1A13248987FAAEE8668F0F8
Yo disfruté bastante viendo la exposición del Titanic y la recreación del templo de Abu Simbel. Un saludo.