La expedición científica de Malaspina fue sin
lugar a dudas la más importante de las expediciones científicas españolas del
s. XVIII (ver otras aquí).
Al frente de un gran marino, D. Alejandro de Malaspina, contó con la colaboración
de su compañero de armas D. José de Bustamante y Guerra. Planificada hasta lo
más mínimo, contó con notables marinos
auxiliares de gran prestigio en su especialidad científica, de forma que la
investigación que se realizara por los lugares visitados abarcase materias tan
importantes y diversas como la cartografía, astronomía, geografía,
geología, zoología, botánica, etnología, demografía y política.
Realizada 50 años
antes que la expedición de 1831 de Darwin, estudió más campos de conocimiento
que el científico inglés, incluso en los campos comunes lo hizo con más
profundidad. Para tener una ligera idea, cabe señalar que sólo el Tratado de Historia Natural ocupa 5 tomos
con 500 páginas cada uno en los que hay 40 mapas y dibujos. La diferencia con Charles
Darwin fue que, mientras él recogió la gloria a su vuelta a Inglaterra, debatiendo
y ensalzando sus descubrimientos en los foros y sociedades científicas
inglesas, Malaspina fue arrestado por Godoy a su vuelta a España, desterrado a
Italia y sus estudios secuestrados y ocultos. Otra historia típica española.
Itinerario seguido por Alejandro Malaspina
desde su partida de Cádiz hasta su regreso al mismo puerto, cubriendo unos 77.764.000 km
totales.
Don Alejandro
Malaspina nació el 5 de Noviembre de 1754 en Parma (otros señalan Mulazzo),
Italia, entonces parte del Gran Ducado español de Toscana. Su padre fue el
Marques Carlos Morelo y su tío el virrey de Sicilia. En 1774 ingresó en la 76º
promoción (53 alumnos) de guardiamarinas, grado que logró a final de año y que
le facilitó el ingreso en la
Orden de San Juan de Malta, evitando su incorporación a la Compañía de Guardias
Marinas de Cádiz. Fue destinado entonces a la fragata “Santa Teresa”, al mando
del capitán de fragata Vasco Morales, con el que intervino notablemente en el
norte de África, al mando de una lancha cañonera, acudiendo al auxilio de
Melilla asediada por piratas berberiscos, y en la retirada de las tropas de
Argel, por lo que fue ascendido a alférez de navío. Completó su formación
profesional navegando por el Atlántico, Índico y Mar de China.
En 1779, con empleo de teniente de fragata, participó con
el navío “San Julián”, a las órdenes de de D. Juan de Langara, en el glorioso
combate del Cabo de Santa María contra una fuerza inglesa tres veces superior
(11 navíos españoles y 2 fragatas frente a la flota inglesa de Rodney con 21 navíos
y 10 fragatas) por lo que fue ascendido a teniente de navío. En 1782 fue denunciado
por hereje, sin resultado, por la Inquisición. Participó
en el asedio fallido a Gibraltar en una batería flotante diseñada por d´Anson,
en la que tras un incendio salvó milagrosamente la vida. Al final de 1782
asciende al empleo de capitán de fragata y al frente de la fragata “Asunción”
realiza varios viajes por Asia y Oceanía. A su vuelta es nombrado teniente de la Compañía de Guardias
Marinas y se suma al grupo de oficiales que cursan estudios superiores en el
Real Observatorio.
Sendos retratos de
Alejandro Malaspina, a distintas edades.
En 1786, al
mando de la fragata “Astrea” circunnavega el mundo visitando varios puertos del
Atlántico meridional y diversas islas del Pacífico, cruzando el cabo de Hornos
americano y el de Buena Esperanza africano. A su vuelta goza de gran fama y prestigio en
la armada y, prueba de ello, es que se le perdona el descubierto de casi 4.140
pesos que presenta en la relación de gastos de la expedición y que justifica
verbalmente por la inversión realizada en una pirámide erigida en Manila como
homenaje al naturalista D. Antonio Pineda, fallecido en aquel puerto durante su
visita. En septiembre de 1788, solicita permiso a Carlos III para organizar una
expedición político-científica, en compañía de su compañero Bustamante para
estudiar las posesiones españolas americanas y asiáticas.
La llamada expedición Malaspina zarpó de Cádiz el 31 de julio de 1789.
Recorrió en dos corbetas, “Descubierta” y “Atrevida”, la costa africana hasta Liberia y cruzó el
Atlántico hasta Montevideo (20/09/89) continuando después hacia el sur.
Navegaban juntas, aunque en varios momentos se bifurcaron para duplicar
estudios; así mientras la “Atrevida” estudiaba las Islas Malvinas, la
“Descubierta” lo hacía por la entrada del Estrecho de Magallanes.
Bordearon juntas el Cabo de Hornos y
penetraron en el Pacífico. Recorriendo la costa americana llegaron a Valparaíso
el 17/03/1790, al Callao el 20 de junio la “Descubierta” y el 28 la “Atrevida”, ya que se habían vuelto a separar – mientras
la primera estudiaba la Isla
de San Félix, la otra exploraba Arica- y a Acapulco el 27/3/91 la “Atrevida” y
el 26/2/91 la “Descubierta”, tras una nueva bifurcación para estudiar por
separado Puerto Realejo y San Blas e Isla de Cocos. Esa localidad fue el punto
de partida para recorrer la costa americana hasta Alaska, cruzar el océano
hasta las Filipinas, Australia, Nueva Zelanda y retornar después al Callao el
23/07/1793 para deshacer el camino a Cádiz, donde llegaron el 21/09/1793.
Detalles de la expedición, en Oceanía y en Alaska.
Durante la expedición, Malaspina contó con
marinos y científicos notables como los cartógrafos D. Felipe Bauzá (solicitado
repetidas veces con negativa por los ingleses), Cevallos y Alcalá Galiano,
geógrafos ilustres como D. José de Espinosa y Tello, hidrógrafos como Gutiérrez
de la Concha,
notables naturalistas como los hermanos D. Arcadio y D. Antonio Pineda,
botánicos como D. Luis Née y D. Tadeo Haenke, médicos como D. Francisco Flores
y D. Pedro Mª González, pintores eventuales como Juan del Pozo, D. Juan Ravenet
o D. Tomás Suria.
También hubo dos goletas, “Sutil” y
“Mexicana”, construidas en San Blas, que al mando de los capitanes de fragata
D. Dionisio Alcalá-Galiano y D. Cayetano Valdés ayudaron en la investigación a
Malaspina. Esos sabios desarrollaron la programación establecida por Malaspina y
desarrollaron diferentes capítulos por materias.
El informe final contenía desde el Diario de
la expedición escrito por Malaspina y por Bustamante hasta el Diario de los
trabajos hidrográficos y astronómicos en los que participaron varios
colaboradores, el Tratado de trabajos botánico de Luis Née que llegó a separarse de la
expedición marítima en Talcahuano para cruzar los Andes hasta Mendoza y cruzar
la pampa hasta Montevideo recogiendo y estudiando especies botánicas,
recopilando más de 16.000 plantas. Contenía también trabajos naturalistas de
Tadeo Haenke, trabajos geológicos y zoológicos de Antonio Pineda, de Sanidad,
profilaxis y dietética, trabajos artísticos, de noticias político-económicas de
los virreinatos junto con varios diarios de aspectos variados y etnográficos
estudiados en la expedición. Con tan valiosos auxiliares no sorprende que
Malaspina presentara a la vuelta un compendio científico inigualable en los
campos de la cartografía (se hicieron mapas de las costas de Argentina,
Patagonia, islas Malvinas, Chile, Perú, Ecuador, costa noroeste de América,
Islas Marianas, Filipinas, Nueva Zelanda, Australia y archipiélago de Vavao),
astronomía, hidrografía, meteorología, de variación magnética, descripciones de
costas, trabajos de geología, zoología, botánica, etnología, arte,
música, demografía, lingüística y política, con mayor extensión y profundidad
que los estudios que presentó Darwin, tras su expedición de 1831, 50 años
después.
A
su vuelta, el 21 de septiembre de 1974, presentó un informe que denominó “Viaje
político-científico alrededor del mundo”, que incluía un informe político
confidencial sobre las instituciones coloniales españolas en el que afirmaba
que era favorable a que se otorgara una amplia autonomía a todas las colonias
españolas dentro de una confederación de estados hermanados por el comercio. Este
informe, junto con sus opiniones
tachadas de imprudentes (o ingenuas, ya que se inmiscuía en la política interior
de un régimen autoritario), hizo que
Godoy propusiera su arresto por el supuesto delito de atentar contra la
seguridad del estado, malogrando la publicación de los grandiosos resultados
científicos de la expedición, por lo que las múltiples informaciones
científicas quedaron secuestradas y custodiadas en los archivos de la Armada, aunque algunos
trabajos parciales fueron publicados por colaboradores que acompañaron a
Malaspina, como ocurriera con algunas cartas cartográficas publicadas hacia
1825 por José Espinosa, o algunos trabajos en zoología y botánica publicados en
1802 por Neé en los Anales de Ciencias
Naturales, o estudios de diferentes enfermedades publicado en 1805 por
Pedro Mª González como Tratado de las
enfermedades de la gente de mar. En distintos países tuvo eco la expedición
Malaspina. Algunos la ensalzaron, como Rusia (Anales del Almirantazgo de 1824,
1825 y 1827), otros, como Inglaterra y países aliados, la silenciaron.
Muy
desmoralizado, Malaspina participó en una conspiración para derribar a Godoy,
por lo que fue arrestado el 23 de noviembre de 1795 y, tras un discutido e
injusto juicio, fue condenado el 20 de abril de 1796 a 10 años de prisión en
el castillo de San Antón de La
Coruña, condena que aprovechó para escribir diferentes
ensayos sobre economía, literatura, arte y estética. En 1802, por intervención
de Napoleón, fue puesto en libertad y desterrado a Italia. Residió en
Pontremoli (a 10 km
de Mulazzo, lugar más que posible de su nacimiento) perteneciente al reino de
Etruria, en donde participó en política.
Marchó en 1804 a
Milán, capital de la república italiana primero y del reino napoleónico de
Italia después, donde fue nombrado miembro del Consejo de Estado. En 1806 fue
admitido en la
Sociedad Colombina en Florencia, reino de Etruria. Falleció
de un infarto en 1809 en Pontremoli.
Un gran trabajo en el que da a conocer, una vez más, la excelencia de un marino admirable. D. Alejandro Malaspina merece tener un público reconocimiento a su trabajo. De haberse dado a conocer en su día posiblemente muchas teorías que firmaron otros posteriores investigadores tendrían su nombre. Un trabajo excelente.
ResponderEliminarMe ha producido una enorme alegría su trabajo ya que completa los escasos conocimientos que tenía de ese militar científico y una terrible decepción al comprobar que formó parte de esa interminable fila de héroes desconocidos que los nefastos gobiernos del imperio enterraron en el olvido. Mientras en otros países, como el inglés, se glorifica hasta a los bandidos nosotros escupimos a nuestro héroes. Esto no cambiará nunca. Enhorabuena por su trabajo.
ResponderEliminarMe ha gustado tu trabajo, Valeria, pero me ha dejado una duda ¿Malaspina dio la vuelta al mundo?. Tenía entendido que aunque en su expedición se iba a hacer, al final no llegó a darla.
ResponderEliminarAdmirable trabajo el suyo, Valeria. Es un compendio de historia y didáctica, si bien me queda en falta que cuando habla de los especialistas que llevó en la expedición Malaspìna y Bustamante no señala a todos. Pienso que puede ser por falta de espacio y no de conocimiento del tema, que brillantemente desarrolla. Merecería la pena haber profundizado más de la forma que usted lo hace. Excelente corto trabajo.
ResponderEliminarMuchas gracias por todos los comentarios. Coincido con P. De la Concha y R. Serna que hemos sido pioneros en muchísimos logros y descubrimientos, pero que por culpa de una errónea política otros se apuntaron esas hazañas.
ResponderEliminarRespecto a la duda de Rosana, es cierto que el proyecto de la expedición de Malaspina era circundar el planeta, pero parece ser que "sacrificó" las costas africanas que ya se conocían en el Imperio Español, por las desconocidas del Pacífico Norte. No hay que olvidar que las expediciones científicas llevaban un objetivo complementario que era el controlar que en los territorios españoles no hubieran asentamientos extranjeros. Sin embargo, debo comentarte que años antes de su expedición, Malaspina sí dio la vuelta al mundo saliendo de Cádiz y cruzando el cabo de Buena Esperanza para ir al Cabo de Hornos, vía Filipinas y desde allí ir a Canarias, bordeando la costa atlántica africana regresando a Cádiz. Este viaje fue el preludio de su admirable expedición posterior.
Estoy de acuerdo con De Gracia que el espacio obliga a priorizar determinados asuntos. En este sentido, tengo que señalarle que si llego a mencionar a todos los colaboradores y científicos que participaron en la expedición me haría falta no un artículo, sino todo un volumen ya que como mínimo de Cádiz partieron 2 especialistas por área (1 por barco) a los que se fueron sumando otros ilustres en los puertos por los que pasaba la expedición. Estos, subían a bordo en un puerto para ser sustituidos por otros en alguna de las siguientes escalas. Desde las costas pacíficas peruanas, cuando eran 4 los barcos de la expedición, en varias de las áreas de conocimiento el número de investigadores se llegó a multiplicar por 6. Todo el compendio de trabajos realizados fueron recogidos por los que cito en el texto, ya que fueron los que lo dieron a conocer total o parcialmente. Un saludo.
Muy atractivo tu trabajo Valeria. La lectura, además de conocimiento de hechos que para una gran mayoría, entre la que me contaba, son desconocidos produce una admiración por gentes con casta y libres y una amarga tristeza por la respuesta que le dio su país. Lamentable. Mi más sincera enhorabuena. ¿habrá libro?
ResponderEliminarBuen trabajo, aunque limitado. No profundiza en los importantes trabajos en Nueva Zelanda, ni en Nueva Caledonia ni en las islas Salomón, ya que de ellos se podían deducir lo que 50 años después anunció a bombo y platillo Charles Darwin. No obstante me ha parecido muy interesante.
ResponderEliminarBuenos días, agradezco mucho vuestras palabras que suponen un nuevo impulso para ese libro que estoy gestando en el que sin duda tendré ocasión de profundizar en todas esas facetas que apunta Juan de Dios. Espero que tengáis paciencia, porque el trabajo es arduo. Un saludo.
ResponderEliminarConocía la expedición de Malaspina y pude acceder en A Coruña a parte de los tratados de zoología de los Pinedas y me sorprendió sobremanera el parecido de algunas deducciones de Darwin con estas primeras investigaciones realizadas medio siglo antes ¿tiene usted constancia de que se haya dado la posibilidad de que Darwin conociera los trabajos de la expedición española antes de su viaje?. Interesante trabajo
ResponderEliminarBuena pregunta. Aunque la amplia documentación de la expedición no llegó a hacerse totalmente pública en su momento (por la caída en desgracia que comenté) no es menos cierto que cada tiempo se enviaba a España el contenido de las nuevas investigaciones (para tener al tanto al monarca y altos cargos militares) y que eran de sumo interés al resto de las naciones. Por eso, ninguna corte europea estaba a salvo de "filtraciones" y copias de determinados documentos relevantes.
ResponderEliminarAhora, no es menos cierto que Charles Darwin, su abuelo Erasmus y George Cuvier entre otros muchos evolucionistas hicieron una gran labor, así que no seré yo quién eche una mota de barro a tal trabajo sin unas pruebas sólidas en la mano. Un plagio es lo más bajo que puede caer una persona que se dice científica, dejando de serlo y perdiendo toda su categoría moral e intelectual en el momento de cometer tan deshonesto delito. Por eso no seré yo quién acuse de semejante acto al gran Charles Darwin. No obstante, estoy tratando de dar con el paradero de la ingente cantidad de documentos de la expedición original. Creo que se encuentra parte en el Museo Naval de Madrid y otra parte en la casa del gran Álvaro de Bazán, en el Viso del Marqués. Conozco muy bien la obra de Darwin pues la compré y leí numerosas veces a lo largo de mi carrera por mera curiosidad, así que tengo especial interés en comparar ambos trabajos. Sólo entonces podré pronunciarme al respecto y decir hasta qué grado hay similitud. Por cierto que no está de más mencionar la "curiosidad" de que el propio Darwin (Charles) al final de su vida cuestionó tanto su teoría evolucionista que llegó a retractarse de ella. Con todo, debe mucho a su abuelo Erasmus y sobre todo, en mi opinión, a George Cuvier, el gran olvidado en el evolucionismo pero que ya propuso una evolución, selección de individuos por presiones del Medio y extinciones (obviando sus "diluvios" en cada extinción, pues él se basaba en los estratos de la cuenca de París, fluviales a veces, marinos otras) creo que Darwin debió mucho a este hombre (del que sí estaba al corriente de sus ideas y con el que llegó a cartearse) pero que ha pasado sin pena ni gloria a la historia. Me entristeció bastante el estado tan abandonado de su tumba, rota y con malas hierbas en el cementerio parisino. Para mi fue tan grande intelectualmente como Charles Darwin, pero era francés, tal vez por eso... (¿no digo yo que es envidiable la capacidad de dar bombo a sus patriotas que tienen estos británicos?).
Un trabajo muy bueno, Valeria, que desconocía en su profundidad. Me ha gustado su trabajo y me ha interesado otra expedición que señala en el otro artículo del Pacífico, la que habla del descubrimiento del antimeridiano. ¿Piensa usted en tratar en su blog ese tema y esa expedición?. La hemos analizado en el Gremio, pero nos faltan datos. Le animamos a tratar ese evento tan clave en nuestra historia, con su admirable claridad de ideas. Nuestra enhorabuena.
ResponderEliminarGracias Arístides, por su comentario. Sí tengo prevista una entrada sobre el antimeridiano por su importancia en los inicios del Imperio Español, tanto como la expedición de Magallanes o la de Colón. No obstante, le rogaría paciencia ya que hay otros temas antes, que me gustaría tratar. Un saludo.
ResponderEliminarMuy buen artículo y que se ajusta como anillo al dedo a lo que siempre fue España: tuvimos grandes hombres, que muchas de las veces fueron precursores a estudiosos o sabios de otros países; hombres visionarios, adelantados a su tiempo, cultos marinos o guerreros que van subiendo posiciones cuando pueden -como el citado Malaspina con reyes tan puntuales como Carlos III, que aún teniendo sus pequeñas limitaciones ojalá hubiera vivido 40 años más- pero que a la más mínima entra en juego la España cerrada del oscurantismo, de la iglesia y la aristocracia intolerante, para echar por tierra su trabajo, su carrera, y su reputación. Otros se dan cuenta de lo que España repudia -en este caso Napoleón y después Italia- y lo encumbra como merece hasta que se va. Décadas, siglos después, alguno de los nuestros, leyendo, recuperan su memoria (...)
ResponderEliminar¿Qué hubiera pasado de haberse publicado esos estudios de más de cuatro años, 50 antes que Darwin, sobre tantas y tan diversas materias?
¿Y si se hubiera hecho caso a las advertencias de la expedición de Malaspina y su -parece ser- fundamentada visión sobre las colonias, dandoles autonomía y capacidad de expandirse a plena capacidad mientras manteníamos unos privilegios bien merecidos de comercio y relaciones? ¿Qué nos hubieran proporcionado después, en vez de echarlo todo a perder?
Godoy, Fernando VII... parece que lo estoy viendo, al Malaspina, yéndose con la sombra de Carlos III aún vigente y con la esperanza de que al fin esto cambiaría, y volviendo para encontrar una Europa en revolución y una España, otra vez, oscura y cerrada, que tira sus estudios por la borda y lo mete en la cárcel, pensando:
"¿Pa que narices tuve que volver?
Buenas noches, Sr. Badía, gracias por su comentario. En verdad debo reconocer que parte de esas reflexiones las he compartido en algún momento, principalmente en lo relativo al trabajo de Charles Darwin, cuya idea por otra parte ya se encuentra en parte en la correspondencia que mantuvo con el injustamente ignorado y para mi gran anatomista y observador, el francés Georges Cuvier. Es sabido que todo el mundo miraba expectante los pasos de los españoles y de sus expedicieones, así que creo realmente muy probable que se interceptaran o copiaran parte de los trabajos que periódicamente mandaba la expedición Malaspina a España. Así pues, una pregunta que me ronda la cabeza es si Charles Darwin "se topó" con las especies de las Galápagos que le hicieron desarrollar su teoría o si bien "sabía a dónde iba" y lo que allí encontraría, por estas "filtraciones". La cuestión es, ¿podemos asegurar, con pruebas en la mano, que Darwin tuvo acceso a parte del material de la expedición de Malaspina?, ¿y fue antes de enunciar su teoría?. La respuesta, por el momento, es un rotundo no. Pero... algo que me ha sorprendido muchísimo en todo ésto es cómo uno puede pasarse toda su vida desarrollando una teoría, buscando pruebas que la corraboren, llevando la contraria a todo el mundo científico del momento...y retractarse de la idea hacia sus últimos años de vida. ¿Tan poca convicción tenía en ella...o es que acaso fue una teoría ajena y por ello no le compensó la fama que pudiera acarrearle de seguir sosteniéndola por más tiempo?. Esa ha sido siempre mi tremenda duda. Un saludo.
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