domingo, 2 de marzo de 2014

Creta y el Egipto faraónico

   La civilización de Creta fue una de las más tempranas del Mediterráneo en desarrollar un emporio basado en el comercio. Llegaron a manejar hasta tres escrituras distintas: lineal A, lineal B, usada luego por la cultura micénica, y una tercera, silábica, precursora de ambas. Dejaron bellos palacios como el preservado en Knossos (reconstruido en la imagen), famoso por haber albergado el laberinto donde Perseo dio muerte al Minotauro. Su rey, Minos, ha dado nombre a esta cultura: la minoica o cretense.

   Y contra todo pronóstico, comenzó su repentina decadencia como consecuencia del enorme tsunami generado por la explosión del volcán Santorini (en la isla de Thera) que para muchos historiadores y vulcanólogos pudo dar origen a la mítica desaparición de la Atlántida narrada por el filósofo griego Platón, quién vivió relativamente cerca de donde otrora se desarrolló la civilización cretense. 
   Que los cretenses y el Egipto faraónico tuvieron contactos comerciales es algo ya plenamente aceptado y corroborado por los hallazgos arqueológicos, principalmente en Avaris, capital de los faraones hicsos en su día (s. XVII a.C.). Precisamente en las excavaciones de este importante asentamiento se hallaron frescos similares a los que decoraban el palacio real de Cnossos, con sacerdotisas saltando toros bravos.
   Pero las similitudes no terminan ahí pues existe algo que ha captado mi atención y que me plantea la siguiente duda: ¿cómo es posible que los dirigentes de ambas culturas, cretense y egipcia, compartieran similares insignias? Y es que basta echar una ojeada a la terraza superior del palacio de Knossos para encontrar unas enormes astas de toro despuntando en el horizonte. Ahora detengámonos en una de las representaciones atribuidas a la más famosa faraona egipcia, Cleopatra VII. Veremos similar cornamenta sobre su cabeza. ¿Casualidad? No lo creo.
   Es cierto que esta reina vivió varios siglos después de la desaparición del imperio cretense, pero eso no es obstáculo para mi observación, ya que estas astas era un símbolo recurrente entre los faraones de Egipto y pueden observarse en representaciones de otras reinas más próximas en el tiempo a la cultura minoica, representadas con los atributos de la diosa Hathor: el disco solar entre las astas de un toro.

2 comentarios:

  1. Trabajo interesante que me ha proporcionado respuestas a dudas que tenía sobre el tema de la leyenda del Minotauro y sobre las inscripciones y figuras que se repiten en Creta y en Egipto. Mi enhorabuena a dicha duducción.
    Juan de Dios.

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  2. Me alegro de que te haya gustado. También me he planteado la similitud que existe entre estos mismos toros que aparecen también en abundancia en el palacio de Darío I en Persépolis, aunque cronológicamente son más modernos que los cretenses y egipcios. No obstante, son contemporáneos a los toros iberos que en posiciones muy similares se tallaron en monumentos funerarios también columnares y que se exponen en el museo arqueológico de Elche. Habrá que dejar este asunto en "temas pendientes"...

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