viernes, 1 de septiembre de 2023

¿Qué fue antes, la gallina o el huevo?

            Supongo que cualquiera de nosotros ha empleado o al menos ha usado en algún momento esta expresión. Eso mismo me ha pasado a mí en distintos momentos, riendo siempre por la ocurrencia, hasta que hace poco el amigo que lo dijo me miró serio (supongo que preguntándose dónde estaría la gracia), a lo que le pregunté, “¿lo dices en serio?”

Y resultó que sí, que en verdad ni él ni el resto del grupo tenía la más remota idea de la respuesta. Sin embargo, aunque pueda sonar pretencioso, para mí ésta era más que evidente desde hacía varias décadas, supongo que por ser paleontóloga.

Así que hoy he decidido resolver esta cuestión a todos aquellos lectores que hayan terminado leyendo este texto y con esta pregunta sin responder a ciencia cierta, rondándoles por la cabeza.

Pues bien, para ir a la solución debemos ver la cuestión en sí, “¿qué fue antes, la gallina o el huevo?” y plantearnos a qué huevo se alude, en concreto.

Puede parecer simple, pero como dijo un sabio una vez:

El mundo está lleno de cosas obvias/ que nadie ve ni por casualidad.”

Y la respuesta es que hablamos de huevos de ave, de gallina concretamente. Esto es fundamental pues si se alude al huevo genérico, como tal, apareció desde los primeros animales en poblar la Tierra y los mares, allá por el Paleozoico (hace como poco, unos 292 millones de años), con el desarrollo de peces, anfibios, reptiles y ciertos insectos que se reproducían por primera vez en la historia de nuestro planeta, mediante huevos.


      Pero si nos centramos en las aves, en las últimas décadas los numerosos hallazgos paleontológicos han evidenciado que este tipo de animales evolucionaron a partir de un tipo de dinosaurio bípedo carnívoro: los Terópodos. Tal es así que actualmente son muchos los que consideran que las aves, descendientes directas de los dinosaurios, serían los “dinosaurios actuales” (realmente no es así exactamente porque también tuvieron que evolucionar en aspectos muy concretos, de modo que es tan incierta esta afirmación –realizada generalmente por personas que no son paleontólogos- como decir que nosotros, Homo sapiens sapiens actuales somos austrolophitecus andantes… pues no).

Regresando a los dinosaurios, simplificando muchísimo los conceptos podemos decir que este clado se divide en dos grandes grupos: los dinosaurios con cadera de reptil o Saurischia y los dinosaurios con cadera de ave o Ornithischia.


     Dentro de los dinosaurios con cadera de ave, encontramos grupos que eran casi todos ellos herbívoros (algunos de ellos, con curiosos dientes, aún son objeto de debate considerándose herbívoros o puntualmente carnívoros, pero eso es otra cuestión), como por ejemplo los Hadrosaurios o “Pico de Pato”;  los Thyreophora, que incluye a los animales acorazados que eran como tanques, además de llevar algunos una especie de maza por cola (ankylosaurios) y a los estegosaurios o dinosaurios con largas placas a lo largo de su espina dorsal; entre otros.

En España son muy abundantes los rastros de huellas fósiles (o icnitas) dejados por dinosaurios Ornitópodos  (“de pie de pato”) como los hadrosaurios o los iguanodones.

 

Por su parte, los dinosaurios carnívoros se incluyen dentro del grupo Carnosauria y poseen cadera de reptil.

Lo curioso de todo ésto es que aunque pudiera parecer lo contrario, hoy por hoy en Paleontología se sostiene que las aves evolucionaron de los Theropodos, un grupo de dinosaurios carnívoros con cadera… de tipo reptiliano. Todos ellos son bípedos y el famoso T.rex es quizá el más conocido de ellos.

Esto es así porque son cada día más abundantes los especímenes hallados en sedimentos que han podido preservar la impresión de muchas partes blandas, encontrándose que gran cantidad de los terópodos poseían sino una especie de “pelillos” similares a los de pollitos, en ocasiones eran verdaderas plumas.


      En las últimas décadas, como digo, se han ido encontrando ejemplares de dinosaurios que si bien no eran auténticos pájaros tal como hoy los conocemos, sí que en muchos casos eran ya planeadores (como en el caso de Yi qi, de China, que parece haber tenido una extraña combinación de “alas” como las de los reptiles voladores o Pterosaurios y los actuales murciélagos -que son mamíferos, no aves- y plumas al menos en su cola y parte del cuello). Otros géneros, como el Archaeopteryx, conocido desde que en 1861 se halló el primer ejemplar en Alemania, se cree que podrían dar grandes saltos pero no volar. En todos los casos tenían dientes y características muy similares a la de los dinosaurios carnívoros.

    Como se aprecia, son muchas las incógnitas que van surgiendo en relación con las aves y su evolución desde los dinosaurios puesto que a pesar de tener caderas como los dinosaurios Ornithischia, poseen un tipo de hueso en el pecho (una especie de tirachinas óseo llamado fúrcula) y plumas, entre otros elementos, que por el momento sólo se han detectado en los dinosaurios Saurischia.


     De hecho, hay ilustradores que se han atrevido a caracterizar al Tyranosaurio como un “enorme pollo” o representar al Velociraptor (la coestrella de la saga Jurassic Park/ Jurassic World) cubierto de plumas.

       Pero regresando a la cuestión que nos atañe, evolucionaran a partir de los dinosaurios que fueran, lo cierto es que todos ellos se reproducían mediante huevos. Por tanto, este aspecto fue heredado por las aves de sus ancestros dinosaurios.

       Así pues, la respuesta a la pregunta “¿qué fue antes, la gallina o el huevo?” es más que evidente: el huevo. Para cuando apareció la primera gallina en nuestro planeta sus ancestros llevaban décadas de miles de años reproduciéndose por huevos (el primer dinosaurio se cree que apareció hace unos 240 millones de años, mientras que el primer pájaro debió formarse hace unos 120 millones de años, en China, el Confuciusornis; el primer ave moderna aparecerá apenas hace un millón de años; las gallinas domésticas más antiguas de nuevo las encontramos en China, en sedimentos de hace unos 8.000 años de antigüedad).

 



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