lunes, 30 de octubre de 2023

Diez lugares en los que pasar la noche de Halloween

Como he manifestado en otras ocasiones, mientras que la festividad hispana de la Fiesta de Difuntos y la siguiente de Todos los Santos –en verdad la Iglesia creó esta segunda festividad para recordar no sólo a los fallecidos que tienen aún seres vivos que los recuerden en el Día de Difuntos, sino también a todas esas personas que carecen de personas que pudieran acordarse en vida de ellos, de ahí la denominación “de Todos los Santos”- me gusta pues es un momento para acordarnos de los seres queridos que se han ido antes de nosotros (recordar los buenos momentos con ellos, anécdotas entrañables, llevarles flores a su tumba o incluso tener alguna conversación  con ellos sin duda reparadora para nuestras posibles heridas aún abiertas, a la vez que tomamos dulces típicos tan sabrosos como los “huesos de santo”), la fiesta anglosajona de Halloween la encuentro del todo repulsiva dado que el factor principal de esta celebración es la descomposición de la carne en sí misma (cuánto más desagradable sea el aspecto, tanto mejor).


Eso sin entrar en el concepto erróneo e inventado de que tal celebración existe tal cual desde tiempos de los celtas y se vestían de manera tan desagradable para espantar malos espíritus. Es una gran mentira y mezcla de conceptos. En primer lugar, nada queda escrito de los propios celtas sobre sus tradiciones sencillamente porque ellos no escribían, empleaban la tradición oral. En segundo lugar, la fiesta de Halloween como tal y en las fechas que se realiza simplemente suponía su Año Nuevo y por eso el recuerdo a todos aquellos que no seguían con ellos porque habían fallecido (en ese sentido la celebración hispana del Día de Difuntos es más fiel a la celebración celta de Halloween original que todo el show comercial que se atribuye ese mérito). En tercer lugar, la costumbre celta de disfrazarse de manera amenazadora para espantar a los malos espíritus se realizaba durante las cosechas –durante la siembra, la recolecta o en ambas ocasiones- y de nuevo, las celebraciones actuales que más se acercan a las originales celtas las encontramos en la Península Ibérica bien en los distintos carnavales, bien en festejos locales del norte de España donde suelen vestirse con elementos vegetales, máscaras, cencerros y otros objetos tratando de asustar a la población.

Dejando todo esto de lado, si lo que realmente busca la gente que celebra Halloween es un chute de adrenalina mediante una tarde-noche en la que pasar miedo, a continuación propondré 10 lugares en los que poder experimentar unas horas inolvidables. Si se desean conocer otros lugares “malditos” de todo el mundo, remito a la persona interesada a mi libro “Guía de lugares y objetos embrujados y malditos” (2022) con el fin de no repetir información ni alargarnos en demasía. Igualmente recomiendo escuchar la psicofonía que grabé en una trinchera granadina de la Guerra Civil, durante una visita al lugar, una tarde en la que no había nadie allí … o al menos que se viera, a juzgar por todo lo grabado (se encuentra al final de mi entrada Desde las trincheras, haciendo un símil con la frase “Desde el Infierno” con la que finalizó Jack el Destripador una de sus cartas autentificadas).  Comencemos: 

1 y 2. Belchite y Brunete

    son dos localidades que se han dejado tal cual quedaron tras la devastadora Guerra Civil para recordar a todos las consecuencias de una contienda bélica, en la que no hay ganadores pues todos pierden en una guerra. Aún son muchos los que relatan haber oído ruido de disparos, lamentos o de avionetas sobrevolándolos. Recomiendo acudir a estos lugares con respeto (allí han muerto personas y sufrido muchísima gente), dejándolo como se encontró (el vandalismo está fuera de lugar, así como las bromas de dudoso gusto o armar mucho alboroto) o incluso mejor (si encuentras basura dejada allí por algún incívico, no cuesta nada llevarlas con las nuestras a un contenedor de basura).

     Mientras que en Belchite (Zaragoza, Aragón) es posible ver los horrores de la guerra pues permanece tal cual quedó tras ser bombardeada en 1937 por avionetas del bando republicano, en Brunete la matanza por parte también del bando republicano fue de tal magnitud que se trató de reconstruir para ayudar a olvidar, aunque aún es posible observar algunas cicatrices de entonces (recomiendo, para más detalles, picar aquí).


 

3. Refugios antiaéreos de Alicante y Orihuela

     En el lado opuesto encontramos esta zona del levante español, último bastión del bando republicano, que fue intensamente bombardeado por la aviación franquista mientras aguardaban la llegada de barcos que les llevaran a América o a cualquier otro destino lejos de España. Cuando las tropas franquistas estaban a las puertas de Alicante y Cartagena, muchos fueron los que optaron por suicidarse a pie de playa. Muchos de los bastiones con búnkeres a lo largo de la costa levantina han ido demoliéndose con el fin de olvidar salvajadas que nunca debieron haber ocurrido (en ambos bandos). Algo igual sucedió con la carretera que salía de Málaga en dirección a Almería, donde la aviación italiana bombardeaba a la columna de ciudadanos republicanos que huían con sus familias y los pocos enseres que podían llevar encima, mientras buques franquistas los bombardeaban desde la costa; hoy apenas queda nada que recuerde tal vergonzosa acción y derramamiento de sangre civil en un episodio que ha pasado a denominarse “la desbandá de Málaga de 1937”.

 

4. Alrededores de la ciudad de Bailén

    En las llanuras que rodean a la población de Jaén se libró en 1808 uno de los episodios nacionales más dignos de tener en cuenta pues aquí fue el pueblo es que finalmente aunó fuerzas con el ejército español para derrotar y poner fin a la invasión francesa de España. Para ver los detalles de este suceso remito a una de mis entradas anteriores en este blog (aquí) donde se trató –y comentó, al final de la entrada- con atención.

     Como supondrán los amantes de las emociones fuertes, fueron muchos los que murieron en estos campos. Aún hoy se habla de apariciones, ruidos que trae el viento,…

 

5. El campo de los Quemados de Montsegur

     Al otro lado del Pirineo, en el prepirineo francés tuvo lugar la primera cruzada que el Vaticano alentó en la que cristianos tenían bula para matar a otros cristianos, concretamente cátaros o “puros” como se hacían llamar ellos mismos (también se les conoce como albigenses, por la ciudad francesa de Albi en la que también se cometió una matanza considerable). Localidad tras localidad fue cayendo, dejando para el recuerdo frases tan infames como la de “matadlos a todos, que Dios ya reconocerá a los suyos” con las que los dirigentes católicos ordenaban a sus tropas entrar en las poblaciones sospechosas de albergar cátaros con la orden de ante la duda, mejor matar. Dicha cruzada puede decirse que finalizó a los pies del castillo de Montségur, cuando tras un asedio a la fortaleza en la que se habían ido guareciendo cátaros de distintos lugares arrasados, terminaron entregándose. El 16 de marzo de 1244, más de 200 cátaros que se negaron a renegar de sus creencias fueron quemados vivos en distintas hogueras alzadas en esta llanura, poniendo así fin a la secta (al menos oficialmente, pues se sabe que algunos de ellos cruzaron los Pirineos y se refugiaron en el Maestrazgo valenciano, donde continuaron con sus creencias que se basaban en ser veganos, defender las creencias de tipo zoroástricas o gnósticas y criticar la opulencia de los dirigentes de la Iglesia católica frente a las enseñanzas de corte esenio de Jesucristo). Desde entonces, el lugar se conoce con el simbólico nombre de “Camp des Cremats” (tal cual reza en el lugar, en un cartel informativo, “des” francés, no “dels” en catalán) o “Campo de los Quemados”.

 

6. Capilla de los huesos, en Évora

      Ahora nos desplazaremos al otro país vecino de España, Portugal. Nuestro destino será concretamente a “la capela dos Ossos” que se localiza junto a la Igreja de São Francisco o Iglesia de San Francisco, en la población portuguesa de Évora. En el dintel de la puerta que da acceso a este osario se puede leer la siguiente inquietante sentencia: "Nos ossos que aquí estamos pelos vossos esperamos", que en español significa “Los huesos que aquí estamos, a los vuestros aguardamos”, muy en línea con el “memento mori” tan insistente en el culto católico durante el Renacimiento y siglos después.

        Según me contaron hace tiempo, esta capilla se alzó a raíz de los desastres que el destructivo terremoto de Lisboa ocasionó en distintas ciudades, entre ellas Évora; así que alguien tuvo la grata idea de recoger los restos óseos que habían quedado removidos en cementerios de la zona y, a falta de conocer sus identidades, apilarlos aquí en suelo sagrado de una forma que pudiera ser respetuosa.

      Pero si pudiera parecer una anécdota algo tétrica, informaré que no es un hecho puntual puesto que en realidad en el país lusitano se cuentan hasta siete capillas de este tipo, y todas ellas localizadas al sur del río Tajo: tres en el Alentejo y cuatro en el Algarve.

 

7. Las catacumbas de París

      En la línea de “las capelas dos Ossos” portuguesas, pero a mucha mayor escala encontramos las catacumbas de París que se han ido acrecentando con el aporte de distintos cementerios, como señalan sus correspondientes carteles de cada sección. En estas fechas además suelen realizar tours del terror especiales para Halloween (también el resto del año, pero no tan morbosos).

 

8. El hotel de los horrores, de Zaragoza

        Es el antiguo hotel “Corona de Aragón” (hoy forma parte de la cadena Meliá) y todo sucedió cuándo se declaró un funesto incendió el 12 de julio de 1979 que no tardó en propagarse por distintos lugares del edificio, alimentado por las alfombras, mantas, cortinas, toallas, maderas, y demás elementos propios del hotel.

       Como en otros hoteles con fama de embrujados, hay una habitación que unos evitan y otros solicitan ávidamente, donde se dice que es imposible descansar con tranquilidad debido a golpes en la puerta sin nadie al otro lado, un calor insoportable o sensación de ahogo, olor a quemado, y muchas otras experiencias que han relatado distintos huéspedes que han ocupado la estancia; es la habitación 510.

       El fatal incendio dejó 76 fallecidos, bien porque murieron asfixiados, quemados, o sobre todo porque decidieron saltar por las ventanas.

     Quizás entre todas las tragedias relatadas destaque el de una familia con una niña que se vio rodeada por las llamas. Temiendo morir carbonizados, se asomaron a la ventana principal y vieron, varias plantas más abajo, en la calle, a grupos de vecinos y bomberos sujetando lonas y otras telas con las que recoger a los que saltaban amortiguando su caída. Tras pensarlo decidieron poner a salvo a la niña, soltándola pero era tal el humo levantado que no fue posible ver a la pequeña desde abajo y su cuerpecito cayó en un lateral de la lona, golpeándose en parte en el suelo, muriendo. Unos diez o quince minutos después de la tragedia, los padres oyeron golpes en la puerta: eran un par de bomberos que habían logrado abrirse camino por los pasillos humeantes y llegar hasta ellos para salvarlos.

 

9. El cementerio inglés de Málaga

Que ya traté en otra de mis entradas del blog, así que si pican aquí irán a dicha entrada, con todo lujo de detalles de lo que ver… y lo que esperar.

Como señalo en uno de los comentarios de dicha entrada, hay en Málaga otro lugar que recomiendo visitar si se quiere estar en una atmósfera inquieta (mejor si se visita a solas y en silencio), pues a mí al menos me puso los pelos de gallina; se trata de la Cripta de los Condes de Buenavista, en la basílica de la patrona de la ciudad, Ntra. Sra. de la Victoria.

 

10. El valle de Güímar, en Tenerife, Islas Canarias

       Este lugar es digno de estar en los lugares paranormales de España por méritos propios, no porque se hayan dado masacres o accidentes mortales que han dejado una honda impresión en el lugar sino porque se dan una serie de hechos extraños de difícil explicación.

      En primer lugar, aquí se encuentran una serie de pirámides escalonadas que nadie sabe decir cuándo fueron realizadas o por quién ya que fueron cayendo en el olvido y cubriéndose de tierra y plantas hasta que un investigador noruego reparó en ellas, en el siglo XX, y aún siendo tomado por loco por muchas personas no cejó en su empeño por demostrar que esos “montones de piedras” eran verdaderamente pirámides (las primeras reportadas fuera de Egipto, Mesopotamia y Sudamérica).

       Pero es que además también en este valle se localiza la talla de virgen negra medieval, la Virgen de la Candelaria, que algunos pretender ver relacionada con los templarios (ver mi libro “El fenómeno de las vírgenes negras”).

       Por si todo esto no bastase, en Güímar se encuentra el célebre Barranco de Badajoz, un paraje en el que no es extraño ver manifestaciones energéticas sorprendentes como orbes o rayos de luz en noches despejadas y sin tormenta.


 

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