viernes, 21 de febrero de 2014

El ejército perdido de Cambises II

    525 a.C. Egipto. El rey persa Cambises II envía 50.000 hombres a anaiquilar el oasis de Siwa, hacer prisioneros (esclavos) y destruir el poderosos oráculo de Amón.
      Según relató el historiador Herodoto (Historias, libro III, 26), el temido ejército partió de Tebas y tras una travesía por el desierto, llegó al oasis de Siwa (se cree que es el actual de Kharga). 
   Tras lograr sus objetivos, volvieron al desierto rumbo a Tebas... y nunca más se supo de ellos. 

    Son muchos los que creen que una fatídica tormenta de arena acabó con ellos. Otros se decantan por la explicación de la desorientación en un desierto que les era ajeno, por el que vagaron hasta sucumbir a la sed y hambre, pereciendo. 
     ¿Dónde están esos 50.000 soldados persas y sus esclavos egipcios? es una pregunta recurrente a lo largo de los 25 siglos que han transcurrido desde que ocurrió el suceso. Sin embargo, el 21 de diciembre de 1996, una expedición italoegipcia dijo haber hallado algunos huesos y puntas de flecha hechas en bronce, de factura persa (aqueménidas) al SW del oasis de El Bahreim, en el desierto occidental egipcio. ¿Se refugió parte del ejército en ese desfiladero, huyendo de la tormenta de arena?. 

No lejos de la concentración de huesos humanos se encontraron restos de cerámicas datadas por termoluminiscencia hacia el 2.500 a.C., coincidiendo con el episodio que estamos analizando.

        Lo cierto es que a pesar de haber hallado restos persas de la dinastía de Cambises II, no parecen ser tan abundantes como serían de esperar de tratarse del buscado ejército en el que iban caballos, camellos, porteadores, esclavos, soldados y generales.
   Hará cerca de un año, parte de los integrantes de dicha expedición dijeron haber dado con un valle cubierto en su totalidad por huesos humanos, siguiendo las indicaciones de viajeros beduinos. E incluso han difundido un documental en una conocida cadena de divulgación. Se observan numerosos restos humanos dispersos por una zona más o menos amplia, aunque sorprende que no parecen ser muy numerosos. Los hermanos Castiglioni, directores del proyecto, tratan de justificarlo suponiendo que estos restos corresponden a parte del ejército que, sorprendido por la repentina tormenta de arena, trataron de refugiarse en covachas naturales o en el mismo lugar, con sus ropajes y tiendas, pereciendo. Otra parte de este ejército, posiblemente en alto número, lograrían alcanzar el oasis de Sitra sobreviviendo. Sin embargo, de ser cierta esta suposición ¿por qué sus numerosos testimonios no hubieran sido recogidos por ningún cronista de sus tiempo o incluso haber callado la pérdida de parte de este ejército que fue "vendida" por muchos enemigos de los persas como un castigo divino?.

   Por su parte, el jefe de arqueología egipcia, Zahi Hawass, ha cuestionado la veracidad del hallazgo al carecer la expedición de los permisos adecuados y en vista de la trayectoria profesional de los investigadores. Para Hawass, es posible que los restos humanos respondan a tristes episodios sucedidos durante las guerras mundiales o incluso la caravana formada por dos mil personas que, según Theodore Monod, fue tragada por el desierto en 1805. Y no han sido los únicos. No obstante, no ha podido evitar que nuevamente la ilusión de los entusiastas por los misterios de la historia hayan vuelto a dejar volar su imaginación en post de esos tesoros y misterios que continúan aguardándonos.

 A pesar de la espectacularidad de las imágenes, todo el rato es la misma sección fotografiada (donde se da la mayor acumulación de huesos, que a simple vista no llega a una veintena de cráneos). Por otro lado, los restos humanos parecen esar demasiado "nuevos" para haber pasado 2.500 años expuestos al sol, erosión de las arenas desérticas y a los fríos nocturnos.

Ante estas críticas, los investigadores implicados en el proyeco contraatacan argumentando que el lugar ha sido repetidamene expoliado por beduinos, sabiéndose de la venta de una bella espada encontrada en el lugar, a turistas norteamericanos. Por su parte, el equipo recogió puntas de flecha de tipología persa y algún bocado de caballo que parece ser similar a los representados por los persas en sus relieves pero precisamente por no contar con los permisos pertinentes, se limitaron a dar toda la información, coordenadas del lugar exacto, restos recogidos y testimonios de beduinos, a las autoridades egipcias que no se han dignado a responder al equipo multidisciplinar que está convencido de, por fin, haber dado carpetazo a uno de los enigmas de la arqueología desde hace más de 2.000 años.

2 comentarios:

  1. Leí algo por ahí de una expedición de buscadores de petroleo de una universidad egipcia en los 90 pero no se supo de ese asunto nada más porque no trajeron pruebas materiales como fotos o restos. En todo caso los barcos de la expedición Franklin fueron hallados una decada antes de su hallazgo oficial por un explorador que encontró un solitario mástil sobresaliendo del hielo e incluso le hizo una foto pero como no salió bien no se atrevió a contarlo para que no le tachasen de mentiroso. Al final decidió hablar y en menos de unas horas encontraron no uno si no dos barcos los que vinieron para comprobarlo (había aún trozos de madera y hierro en las playas). En resumen ésto no ha acabado.

    En cuanto al documental lo ví y las pruebas son bastante débiles de hecho salvo una foto de una flecha y unos trozos de huesos pequeños hallados en una explanada y en una cueva o repisa cercana (más bien un refugio con sombra cerca del campo) no se encontró nada aunque la busqueda fue bastante somera ni detectores de metales llevaron. El documental anda colgado en ruso por ahí yo lo vi en castellano en canal historia en la época en la que se dedicaban a la historia y no a la especulación y los ovnis nazis.

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    1. Gracias por su comentario (y por sus referencias, lo menos hace ya dos años, antes de que los aliens se apoderasen de los documentales, dice bien). Es que el asunto es delicado, especialmente por las condiciones que se dan en la zona (desierto, caravaneros,...). Resulta sorprendente pensar lo poco que quedará de "nosotros" unos 200 o 500 años después, no hablemos ya de varios milenios sometidos a continuos vientos, cambios drásticos de temperatura, etc.
      Sin ir más lejos hará cosa de un año visité las ruinas de Alarcos y estuve un buen rato charlando con las empleadas del sitio arqueológico, muy atentas y encantadoras. Les preguntaba dónde podría ver alguna armadura completa tanto del ejército almohade como del cristiano, considerando que allí ocurrió una de las grandes batallas de la historia de la Reconquista (previa a las Navas de Tolosa). Para mi sorpresa, apenas hay nada más que elementos dispersos, de hierro generalmente, pues se han unido la dejadez de las administraciones, el continuo expolio y la costumbre que hubo durante la Guerra Civil y postguerra de personas que iban por los pueblos comprando todo tipo de metales viejos para fundirlos y hacer nuevos objetos, así que ahí acabaron gran parte de los restos que los labradores encontraron en sus campos, de cualquier edad y condición, por unas pocas monedas. Eso sin contar con los relatos de varias personas que he ido conociendo y que me dicen haber visto cómo cascos, espadas árabes u otros objetos encontrados, de gran valor y belleza, terminaban en manos de personas que las vendían en el mercado negro de antigüedades, generalmente a extranjeros y ya nunca más se supo de tales piezas.
      Pensemos también, qué queda de la batalla del Guadalete, donde los árabes derrotaron al grueso del ejército godo. Por falta de datos y restos, no se sabe ni dónde ocurrió. Y así con las miles de batallas que se han ido sucediendo en el solar peninsular desde el 1000 a.C. hasta ahora. Una pena.

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