jueves, 13 de marzo de 2014

Las estelas medievales de Noia y de la Demanda


     Como las relaciones que guarda el pueblo de Noia con el Camino de Santiago son bien conocidas, permítame el lector que me tome la libertad de saltar esta información (o postergarla a otra entrada) para centrarme en el conjunto de lápidas que abarcan desde el s. X d.C. al s. XIX d.C. y que se guardan y exponen en el interior de la iglesia coruñesa de Santa María de Noia (Galicia, España).

    Siguiendo la labor de distintos investigadores, agruparemos el conjunto de losas funerarias en dos grupos: 
a) lápidas profesionales o gremiales: tienen tallados objetos distintivos de la profesión que desarrolló el difunto en vida, viéndose anclas para los marineros, escuadras-compás para los constructores, cuchillos o hachas para carniceros, hachas para leñadores, etc. Son de las más antiguas del conjunto. Lógicamente, por su emplazamiento, las más abundantes son las de marineros. 
b) lápidas/sepulcros de hidalgos: algunas presentan formas antropomorfas. Son cronológicamente posteriores a las del grupo anterior.
    Al margen de este interesante conjunto fúnebre, cabe destacar también la Virgen-trono que, a imitación de las vírgenes negras-Isis egipcias, está tallada en el centro del tímpano de la iglesia. 
    Igualmente conviene reparar en la vidriera que muestra el triunfo del arcángel San Miguel sobre Satán, o lo que es lo mismo, de la religión católica sobre antiguas creencias paganas fuertemente arraigadas en la zona. ¿Se daba aquí culto a la muerte y al renacimiento, al ciclo de la vida? Esto es, ¿a la fertilidad de la Madre Tierra representada por una mujer que ha dado a luz a un hijo y cuyo color de piel es tan oscuro como las tierras ricas en humus y nutrientes, que es lo que vienen a significar las vírgenes negras medievales?. Eso parece, a juzgar por las imágenes que la iglesia católica ubicó en el edificio religioso. También en el hecho de que en este remoto lugar, los distintos gremios decidieran dar sepultura a sus miembros “olvidando” escribir el nombre de los fallecidos y su fecha de defunción. ¿Más datos? En el altar a la derecha, aparece representado el descendimiento de la cruz (muerte), mientras que a la izquierda está figurado el cielo con la Virgen, San José y Jesús sobre los condenados en el infierno (renacer). En lo alto, coronándolo todo, está Dios observando el continuo ciclo de nacer y morir. ¿Otro detalle más? No muy lejos de aquí se encuentra Finisterre, el fin de la tierra conocida hasta el siglo XV. Por cierto, la estructura de la iglesia recuerda el casco de un barco invertido....o de una concha de peregrino.

      Pero no es este el único lugar de nuestra geografía española con un conjunto de lápidas gremiales que manifiestan una preferencia de todos estos grupos, en gran medida esotéricos, por descansar en paz en ese enclave peculiar. No. Hay otras losas sepulcrales muy parecidas en el también ancestralmente sagrado enclave de la Sierra de la Demanda, cuna de numerosos mitos relacionados con familiares de Noé, de tesoros escondidos, de anacoretas visigodos que abandonaron sus fortunas para vivir una vida de asceta en cuevas de esta sierra, de damiselas en apuros salvadas de las garras de terribles monstruos reptilianos y hasta de los infantes de Lara, tan admirados en la Edad Media como el mismo Cid; por no hablar de leyendas brujeriles entroncadas con cultos matriarcales milenarios. 
      Pues bien, en la localidad de Palacios de la Sierra (Burgos, España) se han preservado unas 110 lápidas de entre 20 y 40 cm de altura que cubrían las sepulturas de los que se cree que pertenecieron a diversos gremios y cuyos nombres no se registraron en la losa, pero sí extraños caracteres y símbolos cuyo significado se desconoce. No lejos de allí se encuentra el eremitorio de Cueva San Andrés, el cenobio rupestre de La Cerca y la multitud de cementerios medievales rupestres, con sus tumbas excavadas en la roca aflorante, entre las que podrían citarse las necrópolis de Revenga, de Navas, de Bañuelos, de Hornillos, del Castillo, ..., destacando entre todas ellas la de Cuyacabras, en la localidad burgalesa de Quintanar de la Sierra. 
       Según los expertos, aquí se da la mayor concentración de tumbas medievales de Europa, muchas de ellas elaboradas en el siglo X y enclavadas en un paisaje fascinante.
        Se asciende a la necrópolis por una llanura en la que se cree que en su día estuvo el poblado, construido con material vegetal perecedero y del que apenas queda ya nada. Un promontorio rocoso destaca, con unos escalones tallados en la roca que llevaban a una ermita parcialmente rupestre y desaparecida hace bastante tiempo, en torno a la cual se dispusieron casi 200 tumbas antropomorfas, como se observa en las imágenes.    
      En la pared rocosa cercana, se tallaron toscamente otras 16 oquedades que en su día albergaron los cuerpos de personas de la comunidad. Sobra decir que en los alrededores de estos enclaves abundan las iglesias templarias y las representaciones de San Miguel Arcángel venciendo al demonio.

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