Atendiendo a
algunas peticiones en ese sentido y siguiendo en mi línea de rescatar del
olvido a españoles que lucharon y murieron por su país persiguiendo ideales más
elevados, y para intentar compensar un poco todo el tremendo olvido y la
tremenda confusión y engaños que países hostiles rociaron en nuestra historia.
Por eso y porque son muchos los españoles que siguen sosteniendo estos embustes
–conscientes o inconscientemente-, he seguido recabando las hazañas de estos
hombres olvidados del ayer. Como ya dije en la anterior entrega (ver aquí), me supone realizar una terrible elección para rememorarlos a mi blog, ¡Son
tantos!, pero demos tiempo al tiempo, ya se sabe que “el camino más largo comienza con un simple paso”. En la primera
entrada de esta recopilación comenzamos rememorando a aquellas personas que,
siguiendo la estela de las tres naves dirigidas por Cristóbal Colón hacia el
descubrimiento de un nuevo continente para los europeos, no dudaron en acudir a
explorar aquellas lejanas y nuevas tierras sorteando mil peligros y
contratiempos, verificando que la tierra descubierta por Colón no era una isla,
ni el continente de las especias, descubriendo después –y tras muchas
vicisitudes y bajas-, un paso por el Nuevo Mundo hacia las Indias. Continuaremos ese hilo.
Ante
tamaño descubrimiento y dada la enormidad del Nuevo Mundo fue necesaria
planificar la estructuras de control y gestión para evitar que eso fuera un
circo, puesto que Europa se encontraba endeudada con motivo de sus muchas guerras
y se contaban por millares la cantidad de personas de toda condición (y
nacionalidad) que deseaba hacerse con nuevas tierras y riquezas.
La Europa del siglo XVI retratada por pintores de la época y lugar. Izda:
la Noche de San Bartolomé (Francia). Centro: “El triunfo de la Muerte” (la
Peste negra), obra del pintor de Flandes Pieter Brueghel “el viejo”. Dcha:
detalle de la Inglaterra del siglo XVI. Las continuas luchas y la escasez de
sanidad y medicamentos dieron pie al desarrollo de numerosas epidemias que
diezmaron las poblaciones en muchas zonas europeas. Recuerda que si picas sobre las imágenes las verás más grandes.
Tras
el fracasado último viaje de Colón y después
de los viajes de Alonso de Ojeda, de
1499 y 1502, el primero junto a Juan de la Cosa y Américo Vespucio, en los que
se tuvo una dimensión del posible tamaño del Nuevo Mundo, los Reyes Católicos
rompieron los acuerdos con Colón e iniciaron, para controlar tamaño
descubrimiento, la difícil creación de la Casa de Contratación de Sevilla, ya
que tras la primera reunión en Toro con esa finalidad, murió la reina Isabel y
los enfrentamientos entre Fernando y Felipe el Hermoso paralizaron todo, hasta
la muerte de este último dos años después. Con la vuelta a la regencia de
Fernando, se volvió a convocarla, en 1507, en Burgos, para crearla y en la que
estuvo presente los cuatro grandes navegantes más reconocidos de aquella época:
Vicente Yáñez Pinzón, Juan Díaz de Solís, Juan de la Cosa y Américo Vespucio.
Se prendía que esta Institución se encargara de controlar, analizar y preparar
todos los viajes a América. Se conoce que durante ese tiempo un gran navegante
español, Vicente Yañez Pinzón,
realizó una expedición a las Antillas, antes de 1500. Llegó a Puerto Rico,
bordeó Cuba (demostrando que era una isla) y navegó hacia el sur, pasando
Yucatán, tocando Brasil (antes que su descubridor, el portugués Alvares Cabral),
y llegó hasta el cabo de San Agustín, regresando después a España.
Mientras
que Vicente Yáñez Pinzón (izda) llegó a Brasil antes que los portugueses,
Alonso de Ojeda (dcha) exploraba tierras de Venezuela.
La
primera expedición que organiza la Junta de Contratación, iba mandada por Solís y Pinzón, en la que también
estuvo el piloto Juan de Ledesma, que estuvo con Colón en su último viaje, y
Juan de la Cosa (gracias, al cual, en parte, se pudo hacer el primer viaje de
Cristóbal Colón). Parte en 1508 y el objetivo era tener una magnitud del Nuevo
Mundo, navegar la costa norte partiendo del cabo de Honduras, y ante la duda de
que esta tierra no fuera la tierra de las especias, buscar un paso hacia el país de la especias y
crear dos asentamientos, Veragua y Darién que gobernarían Diego de Nicuesa y
Alonso de Ojeda, respectivamente.
La
expedición tuvo que llegar a Costa Rica, costeando por Nicaragua hasta alcanzar
el Golfo Dulce -entre Honduras y Belice-, y luego por la costa oriental
yucateca hasta Cabo Catoche, llegaron hasta Tampico, volviendo a España sin
descubrir paso alguno. Sin embargo, estos navegantes acumularon un largo
historial de descubrimientos. Tras el descubrimiento en 1513 de Balboa del Mar
del Sur, el lepero Juan Díaz de Solís
fue enviado por el rey español, en 1515, para buscar un paso más allá de
Tampico, recorriendo en dos años las costas del Brasil, descubrió y penetró en
el estuario del Río de la Plata (llamado muchos años Río de Solís) y
tomó posesión para la corona española de las costas de Uruguay. Allí murió,
luchando contra los indios guaraníes.
El
onubense Juan Díaz de Solís –en la imagen central, fundando Buenos Aires,
capital de Argentina- fue muerto y su cuerpo comido por indios caníbales.
Por
su parte, el paleño Vicente Yañez Pinzón fue uno de los tres capitanes que
acompañaron a Colón en su primer viaje de descubrimiento. Era el capitán en la
carabela La Niña, mientras su hermano
Martín Alonso Pinzón dirigía la Pinta.
Ayudó a Colón a refrenar los motines antes del descubrimiento, no apoyó a su
hermano cuando amenazó con volver a España y recogió a Colón cuando encalló su
nao, siendo testigo de la llegada a Lisboa de Colón cuando una tormenta la
desvió de la ruta, llevándolo después a Palos. Tras la anulación por los Reyes
del monopolio firmado con Colón, preparó cuatro naves con la ayuda de Arias Pérez Pinzón y salió de Palos en
1499, con dos de los pilotos que habían
participado en el viaje del descubrimiento de Colón, Juan Quintero y Juan de Umbría,
que habían participado en el primer viaje. En enero de 1500 llegó a una bahía de Brasil
que la bautizó como Santa María de la Consolación (hoy San Agustín). Navegó por
la costa brasileña hasta llegar a las bocas del Amazonas, del Orinoco o río del
Mar Dulce, continuando hacia el sur de la península de Paria; después retornó a
la isla Española (llegó en julio de 1500), pasó por Lucayas donde recogió
cargamento y esclavos, llegando a España a finales de septiembre de 1500. Esta
singladura es muy discutida por los portugueses que afirman que nadie llegó
antes que Cabral a Brasil, que lo hizo en abril de 1500. Por este viaje, el rey
Fernando lo armó caballero en 1501 en la Alhambra (en la Torre de Comares) y lo
nombró gobernador de la costa que iba
desde la desembocadura del Orinoco hasta el Cabo de Santa María de la
Consolación, pero no pudo tomar posesión de su territorio, ni tampoco iniciar
una expedición que tenía preparada para colonizar Puerto Rico, ya que el rey lo
necesitaba en la Corte para participar en la Junta de Burgos de 1508.
En
el bello monasterio de La Rábida (Huelva, en territorio calatravo, de la orden de
Calatrava quiero decir, y con “virgen-trono” negra), se gestó finalmente el
viaje del descubrimiento de América y en su muros, los hermanos Pinzones y
otros muchos personajes quedaron por siempre inmortalizados por el pintor
Manuel Vázquez Díaz.
En
este mencionado viaje, Diego de Nicuesa desembarcó en la costa y se
dirigió a Veragua para tomar posesión de sus tierras y fundar la ciudad de San
Sebastián; por su parte, quedó en La Española, Alonso de Ojeda (gobernador de Darien, también llamada, Nueva
Castilla o Castilla del Oro). Allí se asoció con Martín Fernández de Inciso, para controlar tan amplio territorio.
Cada uno de ellos llevaban dos grandes
capitanes que tendrían un lugar notable en la historia. Con Ojeda iba Francisco Pizarro y con Inciso iba Vasco Núñez de Balboa, descubridor del
Océano Pacífico. La expedición se fraccionó absurdamente en dos partes. Salió
primero Ojeda, llevando como teniente de gobernador a Juan de la Cosa, penetrando y conquistando el territorio. Muy cerca
de la actual Cartagena de Indias tuvieron una nueva emboscada, muriendo en ella
Juan de la Cosa. El desastre español pudo haber sido mayor si no llega a acudir
en su ayuda Nicuesa. Los trasladó hasta su territorio, solicitando a Ojeda que
ayudara a mantener el enclave. Ojeda se negó señalando que partiría hacia La
Española en busca de refuerzos, después de esperar inútilmente la otra
expedición de Inciso. Cuando llegó a la Española, tuvo que refugiarse en un
convento para huir de la ira de Diego de Colón, el nuevo Virrey, donde murió.
En San Sebastián la situación era insoportable, la falta de provisiones y los
continuos ataques de los indios hicieron que se preparara una retirada en dos
barcos, uno al frente de Francisco
Pizarro y otro por Valenzuela.
Una tempestad hundió al segundo barco con toda su tripulación y el primero, al
frente de Pizarro, llegó al asentamiento de Cartagena de Indias. Esta vez
tuvieron más suerte porque al día siguiente llegaba la expedición de Fernández
de Inciso al frente de dos barcos, con víveres y 150 soldados. Uno de ellos lo
capitaneaba Núñez de Balboa.
Poco
a poco comienzan a reconocerse las extraordinarias proezas realizadas por los
españoles durante el siglo XVI.
Mientras
parte de los supervivientes anteriores volvían a La Española, entre los que iba
Nicuesa. Inciso unifica todas las fuerzas y capitaneados por Núñez de Balboa,
decide abrirse paso y volver a San Sebastián en Urabá, que lo encontraron
arrasado por los indígenas. No había una opinión unánime sobre reconstruir el
poblado, ya que el lugar era poco defendible y los indígenas, muy violentos. Se
estudiaron fórmulas, ganando la propuesta de Balboa que defendía levantar el
campamento en un lugar en alto a la orilla del golfo. Acertó con su propuesta
Balboa, ya que el lugar era óptimamente defendible y tras varias derrotas
indígenas se iniciaron acercamientos para llegar a acuerdos. Tras lograrlos, se
comenzaron a preparar expediciones dirigidas por Inciso y Balboa. En una de
ellas se fundó el segundo poblado en el continente americano Santa María la
Antigua, de la que se nombró alcalde a Balboa. Pero esta tarea no era tan fácil
entre españoles. Pronto surgieron problemas entre Inciso, más administrativo, y
Balboa, más soldado, alentado desde La Española por Nicuesa que se veía fuera
del reparto del pastel. Aunque Diego de Colón ratificó todos los cargos logrados
u otorgados a Balboa, la llegada del gobernador Pedrería cambió la suerte de
Balboa, que en su haber estuvo el descubrimiento del Mar del Sur (el Océano
Pacífico) en una expedición personal, sin ayuda, que llevaba 190 españoles, entre
los que iba Francisco de Pizarro, 810 indios y varios perros y que se abrió
paso entre la jungla, cruzando ríos y montañas, chocando manos con tribus
convencidas y enfrentándose a tribus enemigas, hasta que el día 24 de
septiembre de 1513, con 77 supervivientes y unos pocos perros, acampan a los
pies de una montaña que tras la batalla del poblado de Torecha, los
supervivientes indígenas les indicaron que desde ella se veía el mar. Al día siguiente
iniciaron la escalada. Les llevó casi todo el día escalar algo más de la mitad
de la montaña. Las fuerzas ya estaban al
límite. Mientras sus hombres descansaban, Balboa ascendió solo y así fue el
primero en verlo. Avisó al resto de su tropa y todos juntos rezaron de rodillas
un Te Deum mirando al mar. Al día
siguiente, formó tres grupos capitaneados por Juan de Escaray, Francisco
Pizarro y Alonso Martín y
avanzaron hacia el Mar. Antes de llegar tuvo que derrotar al Cacique Chiape. Fue Alonso Martin, en una
barca india varada, el primer europeo
que navegó por esa mar. Al día siguiente, con su espada en la diestra y el
Pendón de Castilla y una imagen de la virgen en la siniestra, tomó posesión de
ese océano para los reyes Fernando y Juana, y clavó en ella una cruz de madera
en reconocimiento.
Izda:
(horrorosa) estatua en honor a Juan de la Cosa en el Puerto de Santa María (Cádiz). Centro:
medalla acuñada en Costa Rica en honor de Diego de Nicuesa. Dcha: moneda de
Panamá con el rostro de Vasco Núñez de Balboa.
Esta
noticia se recibió con júbilo en la Corte Española, ya que confirmaba que era
un continente propio y por lo tanto, tendría que haber un paso, no dudando en
concederle el Título de Adelantado de esas tierras y Gobernador de los mares
del Sur a Balboa, su descubridor, quién sin embargo no los llegó a recibir. Un
avaricioso y resentido gobernador de Castilla del Oro, el segoviano Pedraria
Dávila, mandó con engaño llamarlo a su presencia y una vez lejos de su
ejército, mandó al capitán Francisco Pizarro
arrestarlo, ajusticiándolo a él y a tres capitanes que lo acompañaban, en
Acla, el enero de 1519, tras un “juicio” denigrante, injusto e infundado, en el
que el propio Pedraria le acusaba de conspirar contra el rey, y que al final le
acabó costando el puesto.
El
descubrimiento de Balboa alentó a muchas expediciones para buscar un paso entre
los dos océanos, como la mencionada de Díaz Solís y otras muchas que saliendo
desde las posesiones españolas barrieron un amplio abanico, como la de Juan Ponce de León, que descubrió La
Florida en 1512 tras someter Puerto Rico, o la de Francisco Hernández de Córdoba que, en 1517, navegó por el Yucatán
y tras avanzar por su interior, murió luchando con los indígenas.
Varias
son las estatuas erigidas en honor al “padre del mestizaje” en España y México,
representando a Gonzalo Guerrero y su familia indígena (centro). A la derecha,
encuentro entre Jerónimo de Aguilar y Hernando Cortés.
El
conocimiento del Yucatán, previo a la conquista de México por Cortés, se inició
con los náufragos españoles de varias
expediciones. Cuando en 1510 Balboa vence a
Diego de Nicuesa como gobernador de Santa María de Darién, obliga a éste
a volverse a La Española. En la travesía una tempestad hunde su barco y casi
toda la tripulación, en los escollos de las Víboras, cerca de Jamaica. Un
soldado, el capitán llamado Juan Valdivia,
logró salvarse en una barca con veinte españoles y tras una travesía terrible durante
la cual varios murieron, llegaron a la costa del Yucatán. El primer contacto
con los nativos fue muy violento. Valdivia y cuatro soldados más murieron en el
enfrentamiento y el resto huyeron por la espesa e interminable selva, donde el
peligro acecha. Uno de ellos, llamado Gonzalo
Guerrero, superó la prueba, vivió en
una tribu pacífica, aprendió su lengua y acabó de caudillo de Chatemal. Hubo
otro superviviente de la expedición de Hernández, el ecijano Jerónimo de Aguilar, que también vivió
con ellos, aprendiendo sus costumbres y lengua. Fue clave en la conquista de
los españoles.
Estas
noticias llegaban al territorio español junto con informaciones de tierras y
riquezas. En 1518 se montó una nueva expedición bien equipada, por el
gobernador Velázquez, capitaneada por Juan
de Grijalba. Llevaba cuatro barcos dirigidos por nombres ilustres en la
historia de las Américas, como Pedro de
Alvarado, Francisco Montejo, Alonso Dávila y Bernal Díaz del Castillo. Recorrieron la isla de Conzumel,
dirigiéndose después hacia el norte cruzando la desembocadura del río Grijalba
(ahora, Coatzacoalcos) y llegando hasta Boca del Río y una isla cercana que las
llamaron “de los Sacrificios” por observar restos de sacrificios de hombres y
mujeres realizados allí por los nativos (tan pacíficos, ellos). En San Juan de
Ulúa se encontraron con representantes de Moctezuma que les entregaron regalos
para que se fueran, ya que no se entendían (ni Moctezuma deseaba “competencia”
en su sanguinario imperio). La vuelta de la expedición y la siguiente de 1519
de Cristóbal de Olid, que salió en
su búsqueda, no obtuvieron éxito alguno, ya que por no lograr, no se había
conseguido ni encontrar un paso entre los dos océanos. También, en 1519, por
iniciativa del gobernador de Jamaica, se envió otra expedición al mando de Alonso Álvarez de Pineda, para explorar
la costa desde Florida al río Panuco. La violencia de los indígenas de la zona
impidió levantar allí cualquier asentamiento. Se repitieron algunas
expediciones más, pero todas acabaron en fracaso debido a la belicosidad de los
nativos.
Izda:
el fundador de San Francisco de Campeche (México), Francisco de Montejo hijo.
Centro: supuesto retrato de Bernal del Castillo. Dcha: retrato de Pedro de
Alvarado.
Sumando
estas informaciones a las que ya habían obtenidos Solís, Pinzón y Ortiz, pronto
se dedujo en la reunión de “sabios” de la corte, en Valladolid, que de existir
un paso entre mares, debería encontrarse más al sur.
En
medio de tales estudios y debates, llega a la Corte Española un portugués, posiblemente
de Oporto, llamado Fernäo de Magalhaes, que tras ser rechazada por el rey
portugués su iniciativa de enviar una expedición, por el otro lado, a Las
Molucas, ofreció sus servicios a España, ya que pensaba que las Molucas era
territorio español. Con apoyo del rico comerciante holandés, oriundo español,
Cristóbal de Haro, expone su plan al Cardenal Cisneros, ya que el rey estaba
ausente, y tras obtener el apoyo del obispo Fonseca, que tenía mucha mano en la
Casa de Contratación, se inicia la que sería la primera vuelta al mundo y el
descubrimiento del paso que llevará el nombre de este navegante (que también
morirá por los indios), El Estrecho de Magallanes. Pero esa ya es otra
historia.
Bella
imagen del Estrecho de Magallanes (señalado con una flecha roja), en el cono
sur de América.
Atrayente trabajo. Da una visión interesante de como se fueron estructurando los viajes hacia las indias. Nos aclaró el motivo del nacimiento de la Casa de Contratación de Sevilla. Nuestras felicitaciones.
ResponderEliminarGracias por sus palabras, Sr. De la Seca. De hecho, el Archivo de Indias que se localiza no muy lejos de la antigua Casa de Contratación, en Sevilla, guarda entre sus paredes verdaderas joyas que son cientos de documentos realizados por muchos de estos grandes exploradores, o misivas con órdenes que recibieron, así como cartas náuticas y mapas,…lo dicho, una auténtica joya. El mismo Quevedo comenta en uno de sus escritos cómo parte de las escalinatas de la catedral de Sevilla (recordemos, la más grande, tras San Pedro del Vaticano) se realizó con las piedras que las embarcaciones de las Indias usaban como lastre, y otros mencionan cómo los cañones sonaban en el Guadalquivir cuando estos buques entraban, río arriba desde Sanlúcar de Barrameda, hasta Sevilla. ¡Tuvo que haber sido algo digno de verse!. Saludos.
EliminarMe sorprendió su artículo. ¿Quiere decir que los Reyes Católicos desplazaron a Colón y crearon la Casa de Contratación para continuar con la exploración del Nuevo Mundo?. Saludos
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sr. Expósito. No exactamente, en mi libro “Diego de Riaño, el hijo de la viuda” detallo bien todo esto. La Casa de Contratación se creó más bien para poner orden entre los buques que desde el Imperio Español partían a las nuevas tierras descubiertas. Recuerde que entonces parte de Europa era “España” por así decirlo (pertenecía a la Corona de Castilla, de Isabel la Católica, o bien a la Corona de Aragón, de Fernando el Católico). Por entonces el continente europeo era presa de guerras, hambrunas y enfermedades, así que fueron legión la cantidad de europeos que se apresuraron a acudir a los puertos de Cádiz, Huelva y Sevilla para lograr hacerse un hueco en las naves que partían hacia América, con el fin de lograr obtener tierras y grandes riquezas. En este sentido podría decirse que la Casa de Contratación actuó como la primera Aduana del mundo, mirando por hacer de la manera más legal posible todo tipo de negocios y reclutamientos hacia las nuevas tierras. Con respecto a lo que dice de desplazar a Colón, cabe señalar que los últimos tres viajes del Gran Almirante fueron un poco fraudulentos, ya que hablaba de tierras y riquezas que sólo existían en su imaginación, lo que llevó a los Reyes Católicos a desplazarlo de su lugar prioritario y permitir que otros navegantes más avezados trajeran informaciones más certeras. Un saludo.
EliminarHe leido su trabajo y me parece muy explicativo, aunque no comparto que Pinzón llegara a Brasil antes que Cabral. Pinzón bordeó la costa brasileña pero no llegó a tocar tierra. En cambio Cabral llegó a penetrar en el interior de Brasil. Si amplia su bibliografica puede comprobarlo.
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sr. Gomes, pero comprenda que difiera de Vd., ya que es de sobra conocido que la llegada de Cabral a Brasil se debió a que una tormenta lo desvió cuando navegaba por el archipiélago de Las Azores en su camino hacia Cabo Verde. De hecho, si tocó tierra en Brasil, en Porto Seguro, fue solamente para recoger agua y víveres para continuar su viaje bordeando África. Sabe que no hay dudas de que Yañez Pinzón llegó antes a Brasil, llegó en Enero de 1500 a la costa norte, al cabo de Santa María de la Consolación, tres meses antes que Álvarez de Cabral, penetró en ella, fue el primer navegante europeo que exploró el río Amazonas, llegando hasta el Orinoco (al que denominó Marañón), en donde tuvo un sangriento enfrentamiento (en la boca de Pará) con los indígenas amazónicos y en el “interior del Brasil recogió tres mil libras de palos de Brasil” para compensar los gastos del viaje. De hecho el rey Fernando le otorgó el título de gobernador de las tierras que van desde el Cabo de Santa María de la Consolación hasta la desembocadura del Orinoco, en 1501, que mereció las múltiples protestas de los reyes portugueses por entender que ese territorio, aún sin descubrir, estaba en la parte portuguesa. Un saludo.
EliminarMe gustó su trabajo, aunque hay algun punto que no acabo de entender. Cuando señala que gracias a Juan de la Cosa pudo completar el almirante Colón su viaje a América, ¿quiere decir que Juan de la Cosa conocía mapas de América?.
ResponderEliminarGracias
Gracias por su comentario, Sr. Sintes. Cuando menciono que Juan de la Cosa propició que Cristóbal Colón realizara su primer viaje es porque una vez que al fin el navegante logró que los Reyes Católicos le escucharan y que una corona europea le facilitara todo lo necesario para materializar su empresa, Juan de la Cosa puso a su disposición una de sus naves, la Santa María (la nao, que no carabela sino de mayor envergadura, que acarreaba gran parte de los víveres y avituallamiento). Sin eso no se podría haber realizado materialmente el viaje del Descubrimiento. En ella fue el propio Juan, junto con otros diez hombres del norte (él era gallego, de ahí que a la Santa María se la conociera coloquialmente como “la Gallega”, de hecho la santa que le cedió su nombre era la patrona de Pontevedra). Con respecto a los mapas que comenta, cada día son más los rumores que señalan a la existencia de éstos debido a un náufrago onubense que curiosamente fue hospedado, donde falleció, en la casa de la familia política de Cristóbal Colón. Son varios los historiadores que creen que de los testimonios de este hombre, Colón sacó la seguridad y el conocimiento de la existencia de nuevas tierras siguiendo el ocaso del Sol, hacia el Oeste. Un saludo.
EliminarNo conocia los prolegómenos de la expedición de Balboa hasta descubrir el Mar del Sur, pensé que había sido menos violenta, aunque conocía perfectamente las dotes de mando de ese notable extremeño. Una pregunta Valeria, ¿tuvo algún motivo Pedraría para levantar tan grave acusación a Balboa?
ResponderEliminarGracias por sus palabras, Sr. Benítez. Lo que alegó Pedrarias Dávila era que Balboa quería crear un reino independiente del rey español a orillas del Mar del Sur, de hecho señalaba que la expedición de descubrimiento la había realizado “por su cuenta” y que ya en el Pacífico construyó tres barcos para navegar hacia Birú (Perú). No obstante, esto se contradice con que Balboa tomara posesión de ese mar en nombre de los reyes de España. Por otro lado, no está muy claro que Balboa pretendiera construir por su cuenta las naves, sólo que no le enviaban ningún tipo de ayuda para hacerlo. De hecho, cuando Balboa acudió a la llamada traicionera del gobernador, con un reducido grupo de sus gentes, fue porque Pizarro le había insinuado que Pedraría le iba a ofrecer ayuda para construir los barcos. Un saludo.
EliminarHa sido un artículo muy bien resumido y planificado, si bien debería haber hecho más hincapié en las expediciones al Yutacán, ya que de ellas salió la gesta de Cortés. Tampoco habla del viaje al Yutacán de Hernando. No obstante, nos ha parecido un trabajo interesante, como es habitual en usted.
ResponderEliminarGracias por sus palabras, Sr. De la Concha. Lo cierto es que de las hazañas de Hernán Cortés tenemos en el blog cuatro entradas y todo tipo de comentarios complementándolas, a las que añadir la de Pedro de Alvarado y alguna otra en la que se le menciona. De ahí que pensara, dado la limitación de espacio, conceder en esta ocasión más protagonismo a otros grandes hombres que están injustamente olvidados y que se embarcaron en arriesgados descubrimientos. Lo dicho, ¡son tantos!, que al mencionar a unos van apareciendo otros que bien merecerían también nuestra atención. Todo se andará, espero. Por otro lado debe tener en cuenta que, el no hablar de la expedición de Cortés al Yucatán fue debido a que no era propiamente una misión de reconocimiento o descubrimiento, sino de conquista. Saludos.
EliminarUna pregunta, Valeria, ¿los cuatro capitanes de barco que llevaba en su expedición Juan de Grijalba no fueron después capitanes con Hernán Cortés en la conquista de Mexico?
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sr. Sanz. Sólo tengo la certeza de que Alvarado y Díaz del Castillo sí fueron capitanes de Cortés. Ambos destacaron junto a Cristóbal de Olid o Gonzalo de Sandoval. Un saludo.
EliminarMe gustó su artículo. Es fantástico que rescate del olvido a gentes que dieron su vida por su país e hicieron grandes gestas. Quienes olvidan su historia no tienen buen futuro. Por ello le agradecemos su esfuerzo y su trabajo. Saludos.
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sr. Herrera. Es ese uno de mis objetivos, reconocer los méritos y las gestas que grandes hombres hicieron a lo largo de su trayectoria. Se lo merecen. La pena es que las editoriales españolas y nuestros libros de historia no piensen de igual manera. Un saludo.
EliminarHe leido su respuesta a Oswaldo y creo que no es correcta. Pienso que Pinzón sólo recorrió la costa brasileña, además que no respetó el pacto firmado entre los dos reinos cristianos. Pienso que fue Cabral el primer navegante que llegó tierra adentro en Brasil y que Pinzón sólo se dedicó a navergar recorriendo la costa brasileña. Es mi opinión basada en las enciclopedias portuguesas.
ResponderEliminarGracias por su comentario, Sr. Souza, pero entenderá que las fuentes en las que me apoyo son igualmente versadas en la materia. Las enciclopedias, por otro lado, suelen cometer el error de apoyar excesivamente las “versiones oficiales” de sus países. Le recuerdo que la enciclopedia británica durante muchos años obvió la mayor derrota naval sufrida en la historia y realizada por D. Blas de Lezo a la flota inglesa en Cartagena de Indias. Tampoco pareció recordar a D. Bernardo de Gálvez en sus hazañas en Norteamérica; es mejor acudir a crónicas de la época, cuando las hay. Un saludo.
EliminarUna afirmación suya que nos ha desconcertado, ¿el cartógrafo Juan de la Cosa no era cántabro?
ResponderEliminarGracias por sus palabras, Sr. Alcaide. Pues ahora que lo comenta, es cierto que la fotografía en la que aparezco (Quién es Valeria) con un mosaico en honor al cartógrafo me la hicieron en Santoña (Cantabria) y tras repasar mis anotaciones es verdad que nació en dicha localidad cántabra. Sin embargo, fíjese que siempre lo había considerado gallego, por aquello de “La Gallega”, la nao que cedió a tan magna empresa colombina. Con todo, que fuera cántabro no anula que la nao Santa María se llamara “la Gallega” y tomara su nombre de la patrona de Pontevedra, como respondí al Sr. Sintes. De igual forma, siempre considero al rey Rodrigo (el último rey Godo español), toledano, cuando realmente era andaluz. Fueron tantas las actuaciones y las vivencias, así como la movilidad, de aquellos hombres que a veces es fácil despistarse en dónde vinieron al mundo y dónde iniciaron sus andanzas. Un saludo.
EliminarMe ha deleitado su escrito aunque deja algunas preguntas en el aire. Una, ¿cree usted que Pizarro traicionó a Balboa?. Gracias
ResponderEliminarGracias por su comentario, Adela. La verdad es que pregunta sobre una cuestión que ha generado muchos debates pues mientras que para los más malpensados, Pizarro fue un traidor que aprovechó la ocasión para ganarse los favores de Pedrarias Dávila (político y en posición de poder) y así pasar él a la primera línea, aprovechándose de esta forma de los barcos construidos por Balboa para ir al Perú; para otros fue engañado igual que Balboa, para convencerle de ir a hablar con Pedrarias y lograr así los barcos que les permitieran seguir con sus expediciones. Supongo que nunca llegaremos a saber realmente qué pasó por la mente de Pizarro en ese episodio. Un saludo.
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