Ya
en una entrada anterior hablamos de la encantadora localidad soriana de
Calatañazor, al tratar el ejército perdido de Almanzor, cuando “el azote de
Dios” por fin encontró quién le frenara los pies (una coalición de ejércitos
cristianos de tres reinos) suponiendo así el principio del fin del Imperio
Musulmán en Occidente (ver aquí).
Pues
bien, en “la fortaleza del Azor” que da nombre a la villa y que actualmente
se encuentra derruida, habitó a partir del XVI el linaje de los Padilla,
señores de la localidad.
A este linaje perteneció la mismísima María de Padilla, esposa de Pedro I “el Cruel” de
Castilla y para la que el monarca adaptó los magníficos Reales Alcázares de
Sevilla para que fuesen su morada. Los hijos que María tuvo con el rey
castellano fueron reconocidos ante las Cortes de Sevilla (1362) como sus
herederos, estando casado entonces con Blanca de Borbón.
El linaje de los Padilla, naturales de la localidad burgalesa de Padilla de Yuso (actualmente renombrada como Coruña del Conde), se convirtieron en señores tanto de Padilla de Yuso como de la villa soriana de Calatañazor debido a sus méritos militares. No en vano, entre ellos encontramos a Juan de Padilla, Adelantado Mayor del Reino de Castilla. Para quienes desconozcan tales cargos medievales, se denominada “Adelantado” (derivado del árabe almuqaddam) al personaje al mando de las expediciones marítimas de tal reino, ostentando todas las competencias judiciales (legales) sobre las tierras que pudiera conquistar en tales expediciones. Por tanto se esperaba de ellos que realizaran las funciones de juristas, magistrados y máximo cargo militar tanto en las misiones (costeadas y organizadas por ellos) como en las tierras conquistadas en éstas. Dicho título fue otorgado a perpetuidad a sus herederos, suponemos que por los méritos logrados en sus campañas para el reino de Castilla, por el monarca Enrique IV de Castilla en el siglo XV.
Su hijo, Pedro
López de Padilla fue por tanto el primer Padilla que heredó el cargo por linaje,
gracias al favor del mencionado monarca. Y no debieron hacerlo nada mal ya que
el siguiente en sucesión, Martín de Padilla, nacido en la localidad de
Calatañazor, será el designado por el monarca Felipe II como capitán general de
las galeras de España en la mismísima Batalla de Lepanto (1568), donde las
tropas del Imperio Español, al mando de Juan de Austria (hermano reconocido de
Felipe II e igualmente reconocido por el emperador Carlos V y por tanto, nada
tuvo de bastardo como la Leyenda Negra
sostuvo continuamente), frenaron el avance turco en el Mediterráneo.
En la imagen, calle de
Calatañazor (Soria) y réplica de la Real
Galera en la que Juan de Austria comandó la flota cristiana
en la Batalla
de Lepanto.
Martín de
Padilla obtuvo el cargo de Adelantado Mayor de Castilla al casarse con su
sobrina, Luisa de Padilla y Manrique, hija de Juan de Padilla (hermano de su
marido), tras fallecer su padre en 1563 y heredar ella todos los títulos y posesiones.
Martín de
Padilla fue premiado por su labor en la batalla de Lepanto, en la que hundió al
menos 2 barcos turcos y capturó 4. De Padilla ya había servido antes a las
órdenes de don Juan de Austria, en la revuelta de los moriscos de las Alpujarras
(de la que hablamos aquí),
en 1569. Como nuevo reconocimiento de sus victorias militares, el emperador
Felipe II le concede el 29 de enero de 1587, el condado de Santa Gadea.
Igualmente fue notable su intervención como refuerzo de la flota comandada por
el hermano de Don Álvaro de Bazán, Alonso de Bazán, al mando de la escuadra de
Portugal fondeada en el puerto de Lisboa. En ese entonces, precisamente por la
intervención de Álvaro de Bazán, Portugal pertenecía al Imperio Español junto
con sus colonias. Había ocurrido unos meses antes el incidente de la Armada Invencible, que ni con
mucho fue el desastre que se ha pretendido gracias a la manipulación histórica
realizada por los ingleses de la que se ha hablado ampliamente en este blog.
Precisamente
porque los propios ingleses se creyeron sus mentiras, ese 1589, sir Richard
Drake se encontraba fondeado cerca del puerto de Lisboa donde había
desembarcado una amplia tropa de soldados para sublevar Portugal contra el
Imperio Español en la llamada Contraarmada o Invencible Inglesa, pero las
fuerzas portuguesas y españolas hábilmente dirigidas por Alonso de Bazán desde
la fortaleza de San Jorge, en Lisboa. Alonso no sólo resistió el envite inglés,
sino que comenzó a ganarles terreno, acorralándoles. Las continuas peticiones
de ayuda de John Norrys a Drake, fondeado no lejos de allí eran desoídas por el
pirata alegando que no encontraba condiciones favorables para entrar en
combate. Unos días después, el 11 de junio, llegaba a Lisboa la
escuadra conformada por 7 galeras (según unos, 9 según otros autores) y mil
soldados, comandadas por don Martín de Padilla, hundiendo 4 buques ingleses.
Fue el golpe definitivo. Drake levó anclas abandonando a su suerte a las tropas
inglesas, que fueron aniquiladas.
Árbol genealógico de
Martín de Padilla (se han obviado otros hijos de los matrimonios señalados) y
escudo de su linaje.
Tras esto,
nuevamente encontramos a don Martín en 1591 dirigiendo una flota, frente a las
costas de Almería, logrando derrotar a una escuadra angloholandesa y rompiendo su
formación, poniéndola en fuga y apresando (llevando al puerto almeriense) 20
naves holandesas y 3 inglesas.
Orgulloso de
la labor de don Martín de Padilla, el monarca le nombra en 1596 Capitán General
del mar Océano. Ese mismo año ocurrirá el saqueo de Cádiz por parte de los
ingleses, así que el emperador español le pone al frente, de las tropas
transportadas por la flota comandada por Juan del Águila, para invadir
Inglaterra (mientras la flota inglesa tratada de dar con la de las Indias en
las Islas Terceras), en venganza del saqueo de Cádiz. La envergadura de la
flota fue descomunal, llegando a superar las 175 embarcaciones, aunque el mal
tiempo dio al traste con la misión, optando por regresar a puerto español. Al
año siguiente repite la empresa, teniéndole a él al mando, con el objetivo de
desembarcar en la localidad de Falmouth y aunque el mal tiempo nuevamente hace
que regrese casi toda la flota, algunas naves anclaron en la costa inglesa,
desembarcando en el lugar asignado 400 soldados que pusieron en desbandada a
las tropas inglesas que encontraron y tras pasar dos días campando a sus anchas, decidieron embarcar y regresar nuevamente a la Península Ibérica.
Más tarde, cuando llegó la flota inglesa, sin haber logrado dar con la flota
española de Indias (volviendo, por tanto, con las manos vacías), muchos altos
cargos fueron juzgados por haber dejado Inglaterra a merced del Imperio
Español, siendo acusados varios de ellos de traidores.
Felipe II
fallecerá en 1598 y es precisamente don Martín de Padilla el encargado de
recoger en Génova (Italia) a la reina Margarita llevándola a la corte del
imperio Español.
En 1601 vuelve
a combatir (y vencer) a una flota de piratas holandesa, francesa y escocesa,
frente a las costas de Almería, hundiendo dos buques y llevando nuevamente a
remolque hasta el puerto almeriense al resto de la flota enemiga. Por todos sus
logros, el nuevo monarca Felipe III pone a su mando una flota de medio centenar
de grandes barcos para atacar a los ingleses (anglicanos) en Irlanda (católica)
que nuevamente es obligada a regresar a puerto a causa de las tempestades en el
Atlántico Norte (ya que siempre acudían a esas costas por similares fechas, en
distintos años, sin aprender de los errores, está visto).
Bella imagen de la
villa de Calatañazor (Soria). Bajo ella, imágenes del hallazgo de al menos 6
pecios de la flota de Martín de Padilla, en aguas gallegas, al regreso de la
campaña contra Inglaterra en 1596 y hundidos por la mala climatología (ver la
noticia aquí
y aquí).
Martín de
Padilla fallecerá pocos meses después, en el puerto de Santa María (Cádiz), en
1602, tras haber renunciado a su cargo, avergonzado por el fatal resultado de su
última campaña y según muchos a consecuencia de sus muchos remordimientos. Su viuda volverá a ingresar en el convento en el que
estaba y que debió abandonar al fallecer su padre. Sucederá a Martín de Padilla
su primogénito, Juan de Padilla Manrique que morirá en combate, en la
denominada jornada de la
Mahometa (Túnez, en 1606), sucediéndole su hermano Eugenio de
Padilla Manrique, que fallecerá con 19 años, en 1622 en Dueñas, sin dejar
sucesión. Todos los títulos y posesiones pasarán entonces al cuñado de éstos,
Cristóbal Gómez de Sandoval y Rojas (viudo desde 1611 de Mariana Manrique de
Padilla y Acuña, única hija de don Martín de Padilla).
Carta manuscrita de
Martín de Padilla firmando como Capitán General de las Galeras de España
(título recibido en 1585, del monarca).
Entre
los varios manuscritos suyos que han llegado hasta nosotros destaca
Una Orden General del 30 de mayo de 1586 en el que informa sobre los poderes de
los mandos de Galeras, así como de las “Instrucciones a la gente de mar y tierra”, que se
conserva en el Archivo Nacional de Madrid.
Me ha gustado el trabajo, un relato muy completo de la estirpe de los Padillas. También me ha gustado la explicación sobre el ataque de Drake a Lisboa, completa lo que señala en el artículo sobre ese pirata. Buen artículo.
ResponderEliminarMuchas gracias por sus palabras, Félix (¿Padilla?). Celebro que le haya gustado. La verdad es que fueron varios los militares de tan noble linaje, con numerosas hazañas en el mar, que engrandecieron el reino de Castilla. Desafortunadamente, otra vez, son muchas las lagunas existentes en los archivos y libros de nuestro país sobre estos grandes hombres así que decidí arrojar algo de luz sobre Don Martín de Padilla, comentando lo poco que se sabe de su carrera y éxitos militares. Un saludo.
ResponderEliminarNo conocía que Martín de Padilla fuera Capitán General en la Batalla de Lepanto, me queda la duda si tenía el mismo mando que Alvaro de Bazán o que D. Juan de Austria. Me gustó su trabajo.
ResponderEliminarBuenas noches Ana, tanto Martín de Padilla, como Álvaro de Bazán disponían de la misma graduación de Capitán General, sólo que mientras De Padilla dirigía la escuadra española, De Bazán capitaneaba la portuguesa, entre las diversas escuadras que compusieron la flota católica del Imperio Español. Sobre todas ellas mandaba Juan de Austria. Un saludo.
ResponderEliminarTras la lectura de su artículo, que me ha gustado, me surge una pregunta relacionada con los comuneros contra Carlos V y estando en desacuerdo con la serie de TVE "Carlos, rey y emperador". En ella se expone que los comuneros, cuyo jefe pienso que fue Juan de Padilla, se levantaron contra el rey por abandonar España e irse a Alemania ¿la verdad no era que se levantaron contra Carlos I en apoyo de su hermano Fernando que era menos obseso con Europa y miraba más hacia el Nuevo Mundo?. Buen y explicativo artículo.
ResponderEliminarBuenos días José Emilio, jeje me temo que has puesto el dedo en la llaga con la cuestión de los Comuneros y que tantos ríos de tinta ha generado. Particularmente, considero que el levantamiento fue usado por todos los inconformistas que protestando por diversas causas se encontraban bajo el ancho manto "comunero". Es cierto que protestaron porque Carlos I se fue de España y -aunque en la serie no lo muestran pero el hecho es que todos los hombres y mujeres que rodeaban al monarca hablaban otros idiomas salvo el español, vestían de modo diferente y celebraban costumbres, fiestas y bailes distintos de los del país que se suponía tenían que gobernar, algo que le parecía intolerable al pueblo- no querían ser gobernados desde otro país. Por otro lado, estaba Fernando, su hermano, que sí era plenamente español así que lo veían como un monarca más cercano que podría ser mejor rey que su hermano. Por otro lado, como se muestra en la serie, Carlos I comenzó a sangrar al pueblo con impuestos para pagar su apoyo como emperador así que muchos trabajadores que apenas tenían para cubrir sus necesidades antes, se alzaron en armas porque con los nuevos impuestos directamente se pasarían la vida trabajando de sol a sol para ver a sus hijos morir de hambre. También estaban los que consideraban que ambos hermanos sobraban cuando la verdadera reina debía ser Juana, ...hubo una situación muy extraña, con muchísimas variables y cada uno protestaba por su propia causa.
ResponderEliminarRespecto a la serie, ya dijeron en un inicio que habían tomado un 80 % de hechos históricos reales y un 20 % de libre interpretación así que no suelo verla con gran rigor histórico porque sería calentarse. Baste tomar el caso de Hernán Cortés donde nuevamente se cae en el papel del español ambicioso contra el buen indio confiado. Para empezar, Moctezuma no hablaba castellano así que nunca dialogaron él y Cortés directamente como muestra la serie sino con la Malinche (Doña Marina) como intérprete. Moctezuma no fue tomado como rehén por Cortés y sus hombres a punta de espada como se ha mostrado en la serie sino que Cortés supo embaucarlo con su labia mostrándole cómo el asociarse con los poderosos españoles le traería más beneficios a su pueblo que ir contra ellos, y Moctezuma aceptó gustoso. Los aztecas desconocían las armas de acero, los caballos y las armas de fuego de los españoles, llegando a verlos como centauros que escupían fuego que mataba, según textos de la época. A Moctezuma un espontáneo no le dió por detrás de la cabeza con una piedra sino que lo apedrearon públicamente los partidarios de matar a los extranjeros, cuando éste trataba de mostrar que los castellanos podían ser poderosos "socios" de gobierno, dejándole agonizar durante 4 días. La matanza cometida por Pedro de Alvarado y otros españoles durante unas celebraciones religiosas no fue porque los españoles de pronto tuvieran sed de sangre mientras los lugareños portaban florecillas y cantaban sino porque en dichos festejos se sacaban los corazones en vida de prisioneros de guerra y se dejaba su sangre chorrear escalones abajo de las pirámides, repitiendo exactamente lo mismo que ya habían hecho con algunos españoles capturados. Además los guerreros águila aztecas no veían con buenos ojos a los extranjeros así que tampoco niego que se dieran provocaciones, entraran dos de ellos a pelear y se unieran guerreros de ambas facciones yéndose de las manos el tema. Y esto es sólo una de las muchas incongruencias cometidas con el tema de Cortés, así que imaginemos las que encontraremos si miramos con lupa lo relativo a los Comuneros o a otras cuestiones políticas.Un saludo y, bueno, como ves el asunto daría para kilómetros de texto y consideraciones. Gracias por tus palabras.
Qué maravilloso blog. Gracias por hablar sobre mi familia Me gusta leer y aprender sobre ellos. Desciendo de Gutierre López de Padilla, Hijo de Pedro López de Padilla, Señor de Calatanazor y su esposa Leonor de Sarmiento. Gutierre se mudó a Jerez de la Frontera y su línea era la línea Padilla y Davila. Su bisnieto se mudó a México y muchos de nosotros somos descendientes con el nombre de Padilla.
ResponderEliminarGracias por sus palabras, Michelle, como soriana y como escritora de un libro sobre esa otra parte de la historia no relatada sobre la Armada Invencible y sus consecuencias (y sin embargo, mucho más cierta al estar basada en documentos de la época que no dejo de citar), no podía evitar hablar de los Padilla de Calatañazor (Soria). Un gran linaje, no hay duda. Sepa que otra Padilla, esta vez mujer y anterior a ellos unos doscientos años, también hizo historia: María de Padilla, a la que cito al inicio de la entrada, habitante de los maravillosos Reales Alcázares de Sevilla y señora de la villa de Huelva (que tan relacionada estaría con Colón y los viajes a América) desde que su "esposo" el rey de Castilla Pedro I se la dio como regalo de boda en 1352, hasta que ella murió en 1361 (este deseo real se hizo leer en la iglesia onubense de San Pedro al entonces alcalde de la villa Gil Martínez, respaldando así la "donación"). El debate sigue aún entre los historiadores pues no se deciden si considerarla una amante aprovechada o el primer matrimonio por amor en la realeza española (eso sí, celebrado en secreto). Es admirable que en México aún conserven el orgullo de pertenecer a tan digna estirpe. Celebro que le haya gustado la entrada y el blog. Un saludo.
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